Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Bendita Farsa por FictionLover

[Reviews - 60]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hello Babys!!

Uf, tardé dos semanas en traerles el final de la historia, lo siento. Acá en Chile están pasando cosas horribles, todo es un caos desastroso y eso no me permitió subir el cap. la semana pasada como tenía pensado hacer. Pero aquí me tienen ya, tarde... pero seguro ^^

Espero no traumar a nadie con este final, porque es todo menos feliz uvu... pero estaba pensado para ser así, aunque duela u.u...

Aún queda el epílogo, así que no sufran todavía mis criaturitas hermosas ^^

Gracias a...

+RuthLulú

+Son Gokou Kakarotto

+Emmyllie

Por sus rws ^^ se siente muy lindo que hallan personitas que se tomen un momento de sus vidas para comentar qué les pareció el cap. uwu

Comencemos!!

CAPÍTULO 13: LO QUE FUE

Gokú era el blanco de todas las miradas.

Ahí, arrinconado en la pared, abrazándose a sí mismo en un vano intento de contener los temblores de su cuerpo a causa del llanto. La gente murmuraba, lo señalaba, le veía con reprobación e incluso uno que otro se atrevía a insultarlo. Todos allí habían presenciado el quiebre de su relación, del cual él era tachado como el único responsable.

- ¡¿Qué tanto miran ustedes?!- Raditz salió en su defensa, poniéndose delante suyo para ocultarlo de ojos acusadores.- ¡No tienen nada más que hacer aquí, así que váyanse si no quieren buscarse problemas conmigo!

Sin dejar de cuchichear entre sí, el grupo de casuales espectadores de la reciente escena se dispersó, prefiriendo ahorrarse conflictos innecesarios para dedicarse a pasarla bien, razón por la que estaban allí en primera instancia.

Fue entonces que el Son mayor se giró hacia su hermano y sin contemplación alguna lo agarró del brazo para tirar con fuerza de él, arrastrándolo hacia la salida sin dignarse a emitir ni la más mísera palabra. Kakarotto tan sólo se dejó llevar como un peso inerte, sintiéndose lo suficientemente despreciable para siquiera atreverse a oponer resistencia. Notaba el pecho apretado, el estómago revuelto, el cuerpo entumecido y la mente hecha un caos. Seguía sin procesar que su vida, hasta hace unos minutos tan perfecta, había dado un giro infernal, por culpa de un maldito impulso de inmadurez.

Llegaron hasta el hall principal, por lo que Raditz soltó al menor, quien sólo atinó a permanecer quieto en su lugar, sin parar de llorar en silencio. Ni un alma circulaba por allí a esas horas, ya que todos, o estaban aún en la fiesta, o ya se habían ido a sus casas.

- ¿Piensas quedarte así, Kakarotto? ¿Te vas a hundir en tu miseria sin hacer ni el intento de arreglar las cosas?- Replicó el mayor, viéndolo con reproche.- ¿Dejarás que Vegeta simplemente se vaya? ¿Ni siquiera te dignarás a darle una miserable explicación?

Gokú levantó el rostro, sus ojos brillantes por las gruesas lágrimas que resbalaban por sus mejillas. Su expresión reflejaba dolor puro, dándole un aire miserable y deprimente.

- ¿De qué serviría que hiciera eso?- Inquirió con la voz quebrada, mirando desconsolado hacia delante.- ¿Cambiará en algo las cosas el que yo…?

- ¡Vegeta se merece que le expliques por qué mierda lo engañaste, Kakarotto!- Lo interrumpió en un grito, llendo hasta él para sacudirlo con frustración.- ¿Cómo crees que se está sintiendo en este momento? ¡Fue humillado en público por el imbécil de tu ex novio! ¿No crees que como mínimo se merece aunque sea una excusa de tu parte?- Lo soltó, bufando exasperado.- Tú y ese idiota arruinaron el día más importante de su vida académica… pisotearon su orgullo, su autoestima, su dignidad como persona… ¿Has pensado cómo estarías tú si hubiese sido él quien te engañó? ¿No esperarías que se dignara a darte al menos una explicación, sin importar qué tan absurda o patética fuera?

No hizo falta más incentivo, pues su hermano corrió en dirección al estacionamiento, deseando que su amado peli-flama aún se encontrase allí. Se humillaría, se rebajaría, suplicaría de ser necesario, todo con tal de obtener aunque fuera un amague de perdón.

Raditz lo observó perderse a lo lejos, botando el aire en un sonoro y desolado suspiro. Sabía que en cuanto esos dos estuvieran de frente, nada volvería a salir bien. Porque conocía a Vegeta y sabía que, por más que amara a Kakarotto con cada átomo de su ser, sería incapaz de perdonarle su traición.

* * *

Era casi media noche.

La luna se asomaba apenas por entre las nubes grises que cubrían el cielo, dándole al ambiente un aire sombrío que coincidía asquerosamente bien con sus sentimientos. Comenzaba a hacer frío, pero esto parecía darle igual a Vegeta, quien sentado frente al volante del coche, observaba a través del parabrisas con expresión vacía. No había sido capaz de encender el motor para salir de ahí, pues su despedazado corazón aún tenía la esperanza de que Kakarotto apareciera en escena, quizás trayendo consigo alguna explicación lo suficientemente buena para que volvieran sus ganas de seguir viviendo.

No había razón para que todo terminara así, no tenían por qué haber llegado a ese punto sin retorno, nada justificaba que Gokú le hubiera hecho algo tan ruin.

Pero lo hizo… Una vocecita perversa, oculta en lo más recóndito de su subconsciente, se regocijaba con morbo en su ascendente dolor.

Trazó un rápido esquema mental de su futuro, meneando la cabeza en negación ante el fatalista curso de sus pensamientos. Pero era lógico, no había más salida. El término de su relación era una muerte anunciada, porque Vegeta podía ser lo suficientemente maduro para hacerle frente con entereza a la situación, sin embargo era incapaz de pensar siquiera en tolerar una bajeza de ese nivel.

Porque no era sólo la humillación pública lo que despedazaba su orgullo, sino el hecho de que Kakarotto no halló mejor partido para engañarlo que su ex. Y eso, por más que se esforzara, era algo que jamás podría perdonarle.

Su castillo de arena, que apenas iba en reconstrucción, no soportó otro embate del mar.

Entonces sucedió.

Vio su silueta a lo lejos, corriendo en su dirección. Su corazón dio un respingo, su mente gritó en rechazo. Vegeta inspiró hondo, apretando el volante entre sus dedos. Quiso huír, olvidarse de todo, presionar suprimir y que Kakarotto se borrase de su vida. Pero en cambio se quedó ahí, estoico, esperando la llegada de aquel a quien aún amaba, que en retribución pisoteó sus sentimientos hasta convertirlos en polvo dentro de su pecho.

Bajó la ventanilla, justo cuando un agitado Gokú gritaba con desesperación su nombre. Volvió a menear la cabeza en negación, aunque esta vez fuese para sacudirse del cerebro las ideas innecesarias. Reunió valor y finalmente bajó del auto, enfrentando el frío al exterior y la arrepentida y cristalizada mirada de su futuro ex novio.

Quedaron frente a frente, pero ninguno de los dos habló. El único sonido que rompía el silencio, era el repicar constante de la luz intermitente encendida. Vegeta estaba cruzado de brazos, contemplando al menor fijamente, reflejando en su rostro una frialdad que abrumaba y machacaba las escasas esperanzas que éste se esforzaba en conservar.

- Veg…

- ¿Por qué, Kakarotto?- El sólo pensar en ello le producía arcadas, por lo que hizo un sobre esfuerzo por no soltar todo el vómito berbal anegando su estómago y corazón.

- Veg, por favor… no es necesario…- Gokú sollozaba, sus hombros se sacudían y su voz sonaba ahogada, entrecortada, rota.

Tal como Vegeta se sentía en ese instante. Ahogado en rabia, en decepción, en tristeza. Todo lo vivido, todo lo prometido, todo lo construido… en un nímio segundo se destruyó.

Los ojos del Son menor reflejaban congoja, dolor, arrepentimiento, odio hacia sí mismo. El brillo de su mirada era intenso, pero no por la vida emanando de sus pupilas, sino por la tremenda angustia que de ellas brotaba como lágrimas gruesas e interminables.

En un intento desesperado extendió sus brazos hacia su novio, buscando atraparlo entre ellos y atraerlo hacia su calor, añorando transmitirle de ese modo la pureza del amor que sentía por él. No obstante Vegeta retrocedió, evadiendo su contacto, mientras hacía una mueca y sus ojos disparaban dagas de hielo en su dirección.

- ¿Por qué, Kakarotto?- Repitió, remarcando con acidez cada sílaba.

Gokú se sobresaltó ante la frialdad en sus palabras, tanto su corazón como su mente negándose a aceptar ese brutal rechazo. Trató de nuevo y se acercó al mayor, quien permanecía estoico apoyado contra la portezuela del coche, de brazos cruzados y expresión imperturbable, el cual no dudó ni un segundo en apartarlo deliveradamente.

Y aquello le dolió, lo rompió, lo hirió de tal forma, que se paralizó en su sitio con el rostro desencajado en una mueca desconsolada. El rechazo de Vegeta fue un golpe bajo, directo y duro, que le dio justo en el pecho, en el punto exacto donde latía su corazón.

- Yo…- No podía responderle, no quería hacerlo. Si le decía la verdad, sabía que Vegeta se desmoronaría en mil pedazos. Kakarotto se sentía incapaz de lidiar con tanta mierda junta, mierda que él mismo había atraído con sus decisiones inmaduras y egoístas.

- Sólo dímelo, Kakarotto. Quiero saber por qué lo hiciste.- Era consciente de que probablemente la respuesta terminaría de destrozarlo, pero todo en él exigía entender las razones que llevaron al menor a traicionarlo de tan imperdonable manera.

Lo único que pedía era un motivo, una mísera explicación a los actos insidiosos de su pareja. Un indicio, una excusa, lo que fuera que lo ayudase a entender en qué diablos había fallado. Lo mataba pensar que Kakarotto se entregó a otros brazos, porque él ya no lo satisfacía, porque su relación se había vuelto todo menos agradable. ¿Qué hizo mal? ¿Acaso no le demostró lo suficiente cuánto lo amaba? Se sentía tan miserable…

- Porque Broly nunca dejó de gustarme, nunca dejé de pensar en nuestra química cuando estábamos juntos. De pronto empecé a extrañarlo y el imaginar que tú pudieras engañarme con Raditz, fue lo que me orilló a dejarme dominar por mis impulsos más estúpidos. Pero sólo pasó una vez, fue un error, te juro que ni siquiera lo disfruté.

Mentira, recordaba a la perfección que sí lo había disfrutado y mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir. Su propia voz, pidiendo por más en medio de extasiados gemidos de placer, no dejaba de rebotar como un eco acusador entre sus pensamientos.

Vegeta percibió como un hueco se instalaba al centro de su estómago, mientras las palabras del Son menor se reproducían una y otra vez en su mente. Apretó los dientes y empuñó los dedos, tensando tanto la mandíbula que sus huesos dolieron. Entornó la mirada, desviando el rostro al lado contrario, el sabor amargo de la vilis subiéndole por la garganta a causa del asco que comprimió su sistema desde lo más hondo.

- Entonces, ¿por qué te empeñaste tanto en volver conmigo?- Masculló, tan bajo que Gokú por poco no lo escucha.- Si tanto te gusta ese imbécil, no debiste hacerme perder el tiempo jugando a quererme.

Son resintió demasiado sus palabras, clavándoseles dentro como filosas puñaladas.

 - No digas eso, Veg. Yo te amo…

Éste soltó una carcajada mordaz, descruzando los brazos tras bufar sonoramente.

- Vaya que sí me amas, Kakarotto.- Ironizó, dándole la espalda.- Me amas tanto, que te revolcaste con ese idiota para demostrarme cuánto.

- ¡Sentía unos celos horribles, Vegeta! ¡Tú te la pasabas con Raditz, últimamente casi ni nos veíamos! ¡Todo parecía ser más importante para ti que yo! Pensé que…- Avanzó hacia él, su llanto mezclándose con la rabia que le ahogaba la voz.- ¡Lo siento, lo siento mucho! ¡Te juro que Broly no significa nada para mí! Eres tú a quien amo… ¡Te amo con todo mi jodido ser! Por favor…

- ¡Sentías celos, Kakarotto? ¡Te tengo noticias!- Inhaló una gran bocanada de aire, girándose a mirarlo con los ojos anegados en lágrimas de impotencia.- ¡Lo único que deseaba todos los malditos días era poder estar contigo! ¡Hacía mi mayor esfuerzo por adelantar exámenes para dedicarte más tiempo! ¡Y Raditz es mi mejor amigo! ¡Es tu hermano, grandísimo estúpido! ¡Jamás habría siquiera considerado engañarte, mucho menos con él! ¡Entiéndelo de una jodida vez!

Se observaron a los ojos; los dos enojados, confundidos, heridos. Su amor resquebrajándose, perdiendo su fuerza.

Vegeta recobró el control, inhalando y exhalando varias veces. Pero Gokú, por otra parte, seguía siendo un manojo de angustia y nervios.

- No quiero seguir contigo.- Su declaración fue firme, fría, no daba pie a dudas.

- No… eso no… por favor, Vegeta…- La voz del menor salió suplicante, se sentía morir.

- Hay cosas que puedo perdonar, incluso tolerar.- Musitó entre dientes, vislumbrando en su mente la imagen del Son menor debajo de Broly, gimiendo de placer, haciendo que la ira volviera a desatarse dentro suyo.- Pero lo que hiciste, Kakarotto, es algo con lo que no podré lidiar nunca. Siempre has sido celoso, pero intenté repeler de todas las formas posibles tus malditas inseguridades, demostrándote con acciones lo importante que eras para mí. Toleré una y otra vez tus berrinches, tus desplantes, tus ataques de celos infundados. Pero esto…- Suspiró, parpadeando para librarse del molesto ardor en sus ojos.- Esto no lo dejaré pasar. ¿Qué harías tú si fuera al revés? ¿Si yo me hubiera acostado con alguien más sólo porque me ganaron los celos?

Gokú lo meditó, llegando a una rápida conclusión. Con toda probabilidad se le hubiera ido encima, exigiéndole mil explicaciones, odiándolo con todo el alma y vociferando mil palabras altisonantes por minuto. Hubiera sacado a relucir más que nunca sus peores impulsos, Le gritaría tantas cosas hirientes como le fuera posible, se soltaría a llorar destrozado y de seguro hubiera terminado exigiéndole a Vegeta que se largase de su vida para siempre, no sin antes recalcarle el asco que le hacía sentir. Definitivamente no actuaría mejor que el peli-flama, quien le estaba dando una gran lección de humildad al reaccionar frente a su infidelidad con semejante calma y auto control.

Su silencio fue la única respuesta que obtuvo Saiyan, justa y precisa, dándole la razón.

- Lo imaginé.- Masculló por lo bajo, sintiendo como su corazón se rompía cada vez más.

- Pero… pero, Vegeta… yo te amo… ya te dije que m-me arrepiento…

- Lo sé, Kakarotto. Sé que te arrepientes, lo sé muy bien. Pero yo no puedo con esto, ¿entiendes? No sé cómo mirarte, cómo tratarte, cómo hablarte sin echarte en cara lo que hiciste. Porque no sólo me faltaste el respeto a mí, sino que a ti también y eso es caer demasiado bajo.

El corazón de Gokú se quebró, bajo el peso implacable de las palabras del mayor. Las piezas de su mundo se desperdigaron a sus pies, su felicidad explotó en mil pedazos justo frente a su cara, su amor por Vegeta cayendo fulminado a un abismo a causa de sus malas decisiones.

Todo estaba terminando, se estaba rompiendo, destruyendo frente a sus ojos, sin que él pudiera hacer nada para evitarlo.

El peli-flama abrió la puerta del conductor, colándose dentro del coche sin ceremonias.

- ¡Espera, Vegeta! ¿A dónde vas?

El de cabellera alborotada lo agarró del brazo, aferrándose a él con desesperación. Las lágrimas se desbordaban en sus ojos de nuevo, mientras no sabía qué hacer para retener a su lado al amor de su vida.

No obstante el mayor se zafó bruscamente de su agarre, empujándolo deliveradamente lejos de él para poder cerrar la portezuela y así poner en marcha el auto.

- ¡No, no, no! ¡Por favor! Vegeta, no te vayas, intentémoslo de nuevo. ¡Lo haré bien esta vez, te lo juro!

- Kakarotto, basta.

El motor ronroneó, mientras las luces frontales del veículo se encendían, iluminando el rostro desolado del menor.

- ¡No, por favor! ¡Yo te amo, te amo! ¡Vegeta, no me hagas esto, por favor!- Suplicó, quebrándose, humillándose, denigrándose a sí mismo frente a él.- ¡No me dejes! ¡Perdóname! ¡Juro que jamás quise hacerte daño! Vegeta… por favor… no te vayas…

No podía con aquello, no podía dejarlo ir así sin más. Amaba con toda su alma a aquel orgulloso chico, lo amaba más que a nada, más que a nadie en el mundo. No podía hacerle eso, no podía dejarlo tan cruelmente. No después de tantas promesas, no después de tantas vivencias, no después de amarse con la locura con que se amaban. Debía ser una pesadilla, no más que una horrible y perversa pesadilla. Y rogaba con todas las fuerzas de su corazón, que pronto despertara en medio de su habitación, abrazado al perfecto y exquisito cuerpo de su amado peli-flama.

- Me iré a New York de nuevo, me ofrecieron una beca allá y es hora de ver por mi futuro. Espero seas feliz, que algún día logres amar sin que te gane la inseguridad o los celos. De verdad deseo que nunca tengas que pasar por algo así, Kakarotto. Hasta nunca.

El coche se puso en marcha, Saiyan ni siquiera dignándose a darle una última mirada.

- ¡Vegeta!

Y con la noche como única testigo, esa relación que fue retomada como una mera farsa, se quebró irremediablemente por segunda y última vez, apuñalando sin piedad dos corazones, mientras el amor que los unía se hundía en el más profundo abismo de dolor.

Notas finales:

No me linchen!! Aunque me lo merezca xD

Queda un epílogo y el final alternativo, así que esto todavía no se acaba ;)

Gracias de antemano por leer ^^

Y no olviden que un rw es igual a un golpe de inspiración para la autora :3

Nos leemos el jueves 31 con el epílogo ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).