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Bendita Farsa por FictionLover

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Notas del capitulo:

Hello babys!!

Cap. 9 up! Ya era hora por cierto xD

Hoy tocaba actualizar "Amor en Custodia", pero saqué antes el cap. de este fic, así que lo subo de una vez para no hacerlos esperar ^^

Siempre y cuando quede alguien ahí queriendo leer continuación obvio ;'c

Ya estoy perdiendo las esperanzas, ya que veo leídas, pero casi nada de rws T-T ¿Así cómo sabré si lo estoy haciendo bien o no? No sé, quizás debería tirarme a un pozo xD

En fin...

Agradecimientos para:

+El_anonimo

+VegeKaka Fan

Ando bajoneada, aunque supongo que son las fechas e_e Diciembre me pone sad T-T

¡Comencemos!

CAPÍTULO 9: LIMANDO ASPEREZAS

Un par de meses transcurrieron, durante los cuales el noviazgo de Gokú y Vegeta fue de viento en popa. Era como si el tiempo nunca hubiese pasado, pues su conexión y complicidad de pareja seguían intactas. El peli-flama iba por su chico a la escuela siempre que podía, por lo general lléndose a disfrutar de su amor a algún parque donde pudiesen estar a solas. Kakarotto amaba cuando el mayor lo tomaba por sorpresa con algún beso furtivo o un abrazo por la espalda, sintiéndose verdaderamente feliz de haber recuperado su relación. Eran un par de tórtolos melosos y apasionados, lo que no quitaba que discutieran algunas veces únicamente por tonterías fáciles de solucionar. Ambos se complementaban a la perfección, lo cual hacía que sus días juntos acumularan cientos de momentos inolvidables.

Ese día en particular era viernes, los exámenes trimestrales habían terminado al fin y Gokú sólo quería irse a casa a dormir almenos un par de horas para recargar energías. Se la había pasado estudiando incansablemente durante toda la semana, durmiendo poco y nada, lo que ya empezaba a hacer estragos en su jovial carácter. Incluso le había respondido un par de veces de mala manera a Vegeta cuando hablaban por teléfono –él también estaba en época de exámenes–, algo que lo tenía bastante conflictuado emocionalmente. Odiaba pelear con su novio por tonterías, pero le era inevitable si se sentía tan agotado física y mentalmente.

Guardó a la rápida sus cosas dentro de la mochila y, colgándosela al hombro, salió del aula como alma que lleva el diablo. Ni siquiera se dignó a esperar a sus amigos, ya que a esas alturas estaba tan cansado que recostarse en su cama y desconectarse de todo se le hacía una idea casi celestial. Bajó las escaleras hacia el primer piso, su mirada fija en sus zapatos, contando sus pasos al caminar para mantenerse despierto. ¡Parecía un zombie! Estaba fatal.

Cruzó el patio principal y al llegar al portón de salida, su andar fue frenado por unos brazos enredándose alrededor de su cuerpo, tirando de él hasta dejarlo acoplado al de alguien más. Su nariz captó un perfume varonil, su piel reconoció el calor de la contraria, su corazón se aceleró al percibir una esencia corporal demasiado familiar embriagando sus sentidos deliciosamente. Acomodó la cabeza en el hombro ajeno, cerrando sus ojos en completa paz.

- Veg…- Susurró aletargado, apegándose a él por mera inercia, mientras una sonrisa por demás preciosa disparaba hacia arriba las comisuras de sus sonrosados labios.

- Shh…- Lo silenció él, depositando un casto beso en su frente y dedicándose a acariciar con mimo sus alborotados cabellos azabaches.- No digas nada y duerme, Kakarotto.

Éste dulcificó aún más la expresión, dejándose arrullar sin más por la acompasada y rítmica respiración de su novio. Notó como era alzado en brazos, seguramente Vegeta quería acomodarlo mejor, seguido del constante movimiento típico de una caminata tranquila. Y lo último que escuchó fue la portezuela de un automóvil abriéndose, antes de caer profundamente dormido.

* * *

Despertó en penumbras, recostado sobre una superficie blanda, sumamente cómoda. El aroma característico de su novio se coló en sus fosas nasales, haciéndolo reconocer enseguida el lugar donde se encontraba. Estaba en el cuarto de Vegeta, ya era de noche y éste yacía recostado de costado a su lado, durmiendo plácidamente también.

Sonrió travieso y se acercó a él, besándolo en los labios con bastante ternura. No pasó mucho para que dicho beso fuera correspondido, volviéndose profundo y apasionado en segundos. Cuando menos lo vio venir Gokú ya estaba sobre su novio, siendo invadido por sensaciones sumamente placenteras al ser su piel acariciada por ese par de expertas manos que sabían exactamente cómo y dónde tocarlo para llevarlo en camino directo a la locura.

Pero cuando ya llegaban a ese punto en que sus prendas superiores no les cubrían los torsos y sus respiraciones se habían convertido en erráticos resuellos de suspiros apasionados, el ambiente se rompió de pronto al ser la puerta golpeada incesantemente una y otra vez.

- ¡Qué!- Gritó Vegeta más que harto, gruñendo por lo bajo al ser interrumpido de aquella manera tan brusca.

- ¡Papá dice que bajen a cenar, par de tórtolos!- Exclamó la aniñada voz de Tarble desde el pasillo.- ¡Y ya dejen de hacer sus cochinadas! ¡Parecen conejos en época de celo!

Gokú no pudo evitar cubrirse la cara de pura vergüenza, mientras Vegeta resoplaba exasperado e inhalaba hondo seguramente para no perder la paciencia con su hermano.

- ¡Ya vamos, niño entrometido!- Le avisó, levantándose para ponerse la polera.

- ¡Hey! ¿A quién llamas niño? ¡Ya tengo dieciséis, por si no te acuerdas!- Le discutió él, enfadado igual que pequeño de cinco años.- ¡Ya no pueden engañarme fácilmente como lo hacían antes! ¿Hasta cuándo pensaban que me creería ese cuento de “estamos atendiendo asuntos de grandes”? ¡Daj!- le dio un último golpe a la puerta a modo de juego, alejándose de allí entre divertidas carcajadas bastante audibles.

La pareja dentro de la habitación también rió, sintiéndose horriblemente avergonzados.

- Ese crío.- Gruñó Vegeta, caminando hacia la puerta.- Raditz ha logrado pervertirlo.

- ¿Tú crees?- Inquirió Kakarotto, siguiéndolo a la salida con una suave sonrisa iluminando sus bonitas facciones.- Yo pensaba que entre ellos todavía no…

- ¡Más vale que no!- Interrumpió Saiyan, poniendo ojos asesinos.- Si lo toca, ¡se muere!

- Ah, claro.- Gokú alzó una ceja, chistando la lengua en actitud juguetona.- Raditz debe morir si se sobrepasa con tarble…- Puso un dedo en su barbilla, entrecerrando los ojos con mirada intensa.- Igual como moriste tú cuando me quitaste la virginidad a los catorce, ¿no? Vaya, suena bastante lógico, Vegeta.

Las mejillas del peli-flama se tiñeron ligeramente de rubor, lo que trató de disimular desviando el rostro hacia el lado contrario, fingiéndose ofendido ante lo dicho por su novio.

- ¡No es lo mismo!- se defendió, cerrando la puerta.- Tú no eres mi hermano, Tarble sí.

- Amo tu lógica, Veg.- se rió Son, alzando los hombros.- Mejor dejémoslo por la paz.

- Mejor.- Concordó él, robándole un beso fugaz a sus labios, lo cual coloreó sus mejillas.

Abrazados bajaron la escalera, escuchando la amena plática que venía desde la cocina.

* * *

 La cena transcurrió tranquila, entre charlas agradables y deliciosa comida.

El señor Saiyan, aunque en un principio se había mostrado renuente al noviazgo de su hijo mayor con Gokú Son, actualmente lo tenía bastante asumido ya, haciéndosele normal el ver al chico de cabellos alborotados frecuentando su casa casi a diario. Después de todo él no era quién para decidir en el corazón de su primogénito, por mucho que le doliera en el ego que su vínculo con los Brief por medio del matrimonio entre Vegeta y Bulma ya no fuera opción. Le constaba que Kakarotto era un buen chico, se notaba lo mucho que quería al peli-flama menor, algo que al padre de familia le producía una sensación de tranquilidad bastante agradable y cálida. Si sus hijos eran felices, él también lo sería, por mucho que a veces no estuviera de acuerdo con las decisiones que tomaban.

Tarble por su parte, pese a sentir todavía cierto recelo muy en el fondo, había decidido aceptar a Gokú como su cuñado una vez más. Luego de una seria charla entre ellos, donde el pequeño lo había amenazado con sufrir el infierno en la Tierra si se atrevía a lastimar a su hermano de nuevo, a lo que éste le había jurado por su vida que de ahora en adelante se dedicaría sólo a amarlo como se merecía, sus asperezas se habían limado bastante. Ya compartían espacios sin discutir, pasaban tiempo juntos jugando algún videojuego o viendo alguna película, conversaban durante los recesos en la escuela e incluso habían veces en que salían al centro comercial sólo para pasar el rato. Tal como al principio, cuando ambos no eran más que un par de críos de trece y catorce años, en esos días que Vegeta y Kakarotto recién iniciaban su relación, podría decirse que estaban recuperando su amistad.

En ese instante se encontraban los tres en la sala de estar, viendo una película de acción en el enorme plasma que yacía en frente. Raditz acababa de llamar a Tarble diciéndole que iría a visitarlo un rato, ya que llevaban días sin verse y ambos querían algo de tiempo juntos.

Y por mucho que a Vegeta no le hiciera gracia que el don Juan de su mejor amigo hubiese logrado conquistar el inocente e inexperto corazón de su hermanito, no le quedaba más que aceptar su relación, aunque por supuesto siempre procurando recordarle de la mejor manera al mayor de los Son que ni de broma se atreviera a cruzar los límites con él, porque de hacerlo podía ir despidiéndose de su masculinidad.

- Eres un celoso, Veg.- Lo regañó Kakarotto, frunciendo el ceño al ver como su chico le lanzaba puñales de hielo con la mirada a su hermano, sólo porque había saludado a Tarble con un beso.- ¡Son novios! ¡Qué esperas que hagan?- Bufó, cruzándose de brazos.-

Pero Vegeta, en vez de responderle, se limitó a asaltar sus labios con un beso ardiente y desenfrenado, colando la lengua ávidamente en su boca, ante lo cual Gokú gimió extasiado y se dejó llevar, correspondiendo el contacto con toda la pasión del mundo.

Sin saber que, desde el sofá, Raditz gruñía por lo bajo y miraba a su amigo con reproche.

* * *

Al día siguiente, ambas parejas acordaron reunirse en Fantasyland, en una especie de doble cita para pasar el rato gozando de las atracciones y del espíritu festivo que emanaba de allí.

En el estacionamiento del lugar, Vegeta y Kakarotto disfrutaban de un momento a solas. Con la espalda pegada contra una de las portezuelas del auto, Gokú era acorralado de manera excitante por el atlético cuerpo de su novio, mientras sus labios eran acariciados por unos contrarios en un beso por demás apasionado. Las manos del peli-flama yacían debajo de la polera azul que vestía el menor, paseándose con descaro por toda piel a la que tuvieran acceso, mientras se frotaba contra él de modo que una fricción maravillosa se diera entre sus entrepiernas aún por sobre la ropa. Son enredaba los dedos de su derecha entre los sedosos cabellos del mayor, mientras que la izquierda se dedicaba a colarse bajo su camisa con la única intención de avivar el fuego que consumía a los dos.

Sus respiraciones estaban  agitadas, mientras un ascendiente rubor les coloreaba las mejillas. Sin embargo, cuando sentían que el control escapaba a un rincón muy oscuro dentro de sus mentes, un conocido sonido les sobresaltó, devolviéndolos  de golpe y porrazo a la realidad.

- Hey, par de exhibicionistas, dejen a un lado su escena porno y entren de una vez, que Tarble y yo llevamos más de media hora esperándolos.- Raditz, a través del auricular, sonó entre divertido y hastiado.

- ¿¿Escena porno?- Vegeta, intrigado, miró hacia la entrada del parque de diversiones, en ningún momento poniendo distancia entre su pareja y él.- ¿Acaso nos estás viendo?

- No, pero conociéndolos…- Al otro lado de la línea, varias voces se oían hablando a la vez, junto a la burlona risa de quien llamaba.- No es difícil imaginar en lo que están.

- Imbécil.- Rió a su vez el peli-flama, al tiempo que Gokú se separaba de él y lo arrastraba de la mano hacia el cúmulo de gente que se aglomeraba para ingresar al lugar.- Ya estamos entrando, ¿dónde están ustedes?

- En el puesto de comida más cercano, justo frente a la entrada.- Indicó el Son mayor.

- Vale, nos vemos allá.- Concluyó Saiyan, cortando la llamada. Luego, mirando al hermoso chico de rebelde cabellera azabache que caminaba junto a él, agregó.- Nuestros hermanos nos esperan en el puesto de comida más cercano.

- Déjame adivinar… ¿A Raditz se le antojó una porción gigante de papas fritas?- Kakarotto, risueño, le devolvió la mirada, mientras cruzaban la puerta y evadían con algo de dificultad a un grupito de pre púberes demasiado emocionados como para ingresar al recinto civilizadamente.

- Es bastante probable.- Concordó Vegeta, sonriendo burlón.

Segundos después llegaron al mencionado stand de comida rápida, reparando enseguida en la presencia de sus amigos, quienes yacían sentados en la mesa más cercana y visible.

- ¡Al fin!- Exclamó de manera teatral el joven de cabellos largos, recibiendo un golpe en el brazo a mano abierta por parte de su amigo.- ¡Hey! ¿Me sometes a esperarte y encima me golpeas?

- Deja el drama, en serio.- Sugirió Vegeta, sentándose en la silla libre frente a él, al tiempo que Gokú se ubicaba justo a su lado, quedando así los cuatro mirándose de frente.

- ¿A qué hora tenemos los pases a la montaña rusa?- Tras unos segundos Raditz preguntó, pasando un brazo por los hombros de Tarble, mientras le dirigía a su mejor amigo una mirada inquisitiva.

- A las seis y treinta.- Indicó éste, tras extraer de su bolsillo los boletos y chequearlos.- Pero será mejor estar ahí cinco minutos antes, porque si no llegamos a tiempo y perdemos nuestros lugares, tendremos que hacer una hora y media de fila y eso me despertará instintos homicidas con cualquier idiota que se me cruce en el camino.

- Falta una hora…- Razonó el peli-largo, pensativo.- No nos matará comer algo, muero de hambre.

 - ¿Hablas en serio?- Vegeta lo miró incrédulo, alzando una ceja.- Quieres comer antes de subirnos a la Caída Infernal? ¡Estás loco! ¡Puede que eso sí nos mate!

- Ah, Veg, no seas dramático. Entiende que, lo que no te mata, te fortalece.- Bromeó Raditz, poniéndose en pie y golpeándole la espalda de forma amistosa.- ¡Vamos!

- De acuerdo.- Se resignó el peli-flama, imitándole y dirigiéndose junto a él a ordenar, regresándole el golpe entre risas.

- Y me dice crío a mí.- Comentó Tarble, viendo con expresión ceñuda a su hermano.

- Déjalos, no tuvieron infancia.- Añadió Gokú, dedicándole una divertida sonrisa.

Éste asintió, correspondiendo el gesto. Comenzaron a conversar de trivialidades, entre las que estaba un rumor que desde hace días circulaba en la escuela acerca de Trunks, el mejor amigo del Saiyan menor, y un chico llamado Goten que era de nuevo ingreso. Se decía que los habían visto bastante juntos y acaramelados en las gradas de la mini cancha donde entrenaba el equipo de Basquetball –donde por cierto el mismísimo Kakarotto era capitán y jugador estrella–, pero aún nada había sido confirmado por ellos.

- Trunks no me ha dicho nada, pero lleva días ignorando mis llamadas.- Narró Tarble, claramente consternado.- Si de verdad sale con él, al menos debería dignarse a contármelo. Se supone que soy su mejor amigo, ¿no?

- Dale tiempo.- Sugirió Son, apartándose a un lado el flequillo.- Tal vez le da vergüenza.

- Tal vez…- Concordó el menor de los dos, suspirando con pesadez.

Su charla continuó, amena y agradable, hasta que Vegeta y Raditz regresaron a la mesa.

- Nuestro pedido es el número seis.- Informó el azabache de cabello largo, volviendo a sentarse junto a su dulce novio.- Nos llamarán cuando la orden esté lista.

- Genial.- Aceptó su hermano, sacando una pequeña cámara fotográfica del bolsillo frontal de su chaqueta y encendiéndola para así enfocar el lente hacia ellos.- Sonrían.

Raditz pasó su brazo izquierdo sobre los hombros de Tarble, atrayéndolo hacia él y poniendo en su expresión un gesto de galán nato, mientras su novio dibujaba en sus labios una sonrisa suave, dejándose abrazar por el mayor en un gesto demasiado tierno.

- Lindos.- Comentó Gokú, viendo en la mini pantalla del aparato la imagen ya guardada.

- Ahora ustedes.- Pidió el son Mayor, quitándole la cámara a su hermano para tomarle una foto junto a su mejor amigo.- Miren hacia acá, par de exhibicionistas.

Vegeta sonrió de lado, levantándose e incorporando a Kakarotto también. Le pasó el brazo izquierdo por la cintura, girándolo de modo que quedaran frente a frente. Con su derecha le alzó la barbilla, uniendo sus labios en un beso bastante adorable de ver.

Y Raditz se encargó de retratar aquella escena para la posteridad.

* * *

Veinte minutos después, los cuatro se hallaban caminando por las inmediaciones del enorme parque de diversiones, saludando en su camino a varios conocidos que, como ellos, también estaban allí con la intención de pasar un rato agradable entre amigos.

Ubicada en un sitio estratégico del recinto, la imponente montaña rusa, principal atracción del parque, era perfectamente visible, la tétrica voz que la promocionaba desafiándote de forma escalofriante a subir, en contraste con los gritos de quienes ya lo habían hecho, un cúmulo de jóvenes ansiosos aglomerándose en fila para ingresar.

El cuarteto de amigos se detuvo justo en frente del gigantezco juego mecánico, observando entusiasmados como el tren se deslizaba por las vías a toda marcha, en aquel enorme circuito de rieles enlazados entre sí de manera precisa, dando vueltas en ángulos donde el cuerpo no parecía más que un inerte objeto rendido a la gravedad. Anuncios tales como “La Caída Infernal es un juego de alta velocidad”, “No apto para personas sensibles” o “Cuando entres, no podrás salir”, aunados a las poco alentadoras frases y siniestras risas que la voz temática no paraba de decir, provocaban que los muchos jóvenes aglomerados en fila para subir se sintieran todavía más emocionados y expectantes.

Minutos después, y haciendo uso de los pases exclusivos que el peli-flama había conseguido, los cuatro abordaron la montaña rusa, junto a otros chicos que no paraban de gritar extasiados. Se ubicaron en el primer vagón, Vegeta y Gokú en el primer asiento, Raditz y Tarble justo detrás. Luego de ser asegurados como era debido, el juego dio comienzo, el largo tren ascendiendo lentamente por las vías metálicas. Hasta que el camino cuesta arriba se terminó, haciendo que cayeran a toda velocidad en descenso por el alto circuito, gritando eufóricos con la adrenalina a niveles insospechados.

 Sin duda aquel día sería inolvidable para ellos, pues la habían pasado espectacular.

Notas finales:

Espero les halla gustado el cap. criaturitas bellas ^^

Si no le encuentran ni pies ni cabeza, culpen a mi cerebro que anda funcionando al 10% últimamente e_e y si se preguntan por qué, es simple: exámenes finales >:v

Como sea, me iré a seguir escribiendo el cap. 3 de "Amor en Custodia" ^^

Necesito todo el drama y el angst del mundísimo para dar la talla con ese fic xD

Espero leernos pronto por aquí, porque a veces pierdo el hilo de la trama y es horrible :(

Si tienen algo que decirme (bueno, malo, feo, horrible ¡Con respeto por fa!) díganlo en un rw, créanme que alimentarán mi inspiración y harán que mi cerebro reviva ^^

¡Que tengan felices fiestas!

¡Adiew!


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