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Amores Extraños por yanelizacuario

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Notas del capitulo:

Bueno aquí esta el primer capitulo, en realidad no se cuantos van a ser, el tiempo y la inspiración lo diran. 

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ya modificado el primer capitulo, besos a todas!!!!!!!!!!!!!

Se levantó abruptamente de las gradas de su templo al recordar la cita que había estado esperando por semanas, miró la hora. “Demonios, ya es muy tarde, se enojará conmigo lo sé”, y es que ya tenía 20 minutos de retraso debía apresurarse.

Se había quedado esperando en la gradas que el reloj marcara la hora para partir pero se quedó mirando la luna con tanta devoción, recordando todos los detalles de su amado que perdió la noción del tiempo, siguió su corrida maldiciendo las miles de escaleras que le tocaban por recorrer, se reprimió a si mismo mientras salía del templo de Sagitario, “Esto me pasa por estar pensando en él todo el tiempo, ahora me preguntará el motivo de mi retraso y yo no tendré respuesta a eso, no podría decirle que por estar pensando precisamente en él he perdido la noción del tiempo”, suspiró, últimamente le pasaba muy a menudo que por estar pensando en él se retrasaba a los entrenamientos, a las cenas con Saori y hasta para ir a verlo.

Iba tan concentrado en sus pensamientos que sin darse cuenta llegó a su destino, y cuando se disponía a entrar se apareció Camus, con los brazos cruzados y una expresión de total molestia

-Al fin te dignas a aparecer, creía que tendría que ir yo solo hasta el templo principal- tenía los brazos cruzados a la altura del pecho y un mohín encantador que denotaba su enojo con el guardián de la octava casa.

-¿Hasta el templo principal?, pero si esta muy cerca, yo debería quejarme tengo que venir desde Escorpión- se paró frente a acuario y le sonrió pícaro.

-Bueno, ¿al menos me dirás el motivo por el cual llegas 20 minutos tarde Escorpión?- volteó la cara y le pregunto aquello aún con la molestia resaltada en el tono de voz

-Pues mi reloj se descompuso y cuando me di cuenta ya era demasiado tarde- era una excusa un tanto tonta pero fue lo primero que se le vino a la mente. Camus le volvió a dirigir la molesta mirada.

-Como sea, mejor nos vamos ya todos están esperándonos-

-¿Todos?-

-Pues si, todos los demás caballeros de oro ya han pasado por aquí-

-No me di cuenta cuando pasaron por Escorpión-

-Vaya que eres un buen guardián-

-Solo estaba un poco distraído, ¿Vamos?-

-Claro- Camus se adelantó y Milo se quedó pasmado por un momento viendo como se marchaba, le encantaba la caída tan natural del cabello de Camus sumado a ese altivo andar. Puso cara de bobo y se entretuvo tanto viéndolo caminar que se quedo parado en la entrada de Acuario mientras Camus se desaparecía poco a poco.

-Hoy si que estas extraño, ¿subimos o no?- la voz del onceavo guardián lo saco de su ensueño y se sobresalto al ver la cara cada vez más molesta de Camus

-Lo siento, es solo que me distraje, discúlpame no volverá a pasar- dijo Escorpión algo avergonzado

-Bien, entonces apresúrate porque Athena y los demás deben estar esperándonos- Milo asintió y ahora si se pusieron en marcha.



Llegaron frente al templo de su diosa y entraron sigilosos, tratando de no llamar la atención pero cuando estuvieron dentro vieron que todos estaban sentados esperándolos solo a ellos para comenzar.

-Te dije que te apuraras- le dijo Camus a Milo al oído, este se estremeció un poco al sentir el calido aliento.

-Lo siento- dijo débilmente mientras se dirigía a la mesa y se sentaba junto a Shaka.

-Has tardado mucho, te vi un poco deprimido cuando salí de tu templo, ¿te pasa algo malo?- la reencarnación de buda le lanzó la pregunta una vez que el Escorpión estuvo a su lado.

-No, nada es solo que estaba un poco distraído y no me di cuenta de la hora-

-Y dime ¿Quién era el motivo de tu distracción?-Milo observo un poco desconcertado al santo de Virgo pero no dijo nada.

-Antes de comenzar debo informarles algo-la voz de Athena los hizo callarse –Por motivos de negocios debo viajar a Japón este fin de semana por lo que llevaré un guardia conformada por 4 caballeros dorados, ¿alguien se ofrece?-

Todos los caballeros dorados se ofrecieron sin pensarlo.

-En ese caso será Shion quien los escoja- el Patriarca asintió y escogió rápidamente a la guardia de Athena

-Shaka, Milo, Camus y Saga- los cuatro caballeros asintieron y Athena volvió a hablar

-Bien, partiremos el viernes por la noche, pueden comenzar a cenar- todos tomaron sus respectivos cubiertos y empezaron a comer. Pero el santo de la virgen aún estaba intrigado por la expresión tan taciturna del caballero de Escorpión así que insistió en el tema.

-¿Y bien Milo?- el peliazul solo miró a su compañero con la duda pintada en el rostro. Una casi imperceptible sonrisa se dibujo en los labios del rubio.

-¿No me dirás quien era el motivo de tu distracción?- un sonrojo surco su rostro pero solo se limitó a dar una pequeña excusa.

-Solo estaba pensando en cosas sin importancia, no hay un motivo específico para mi distracción- no dijo nada más, pero el Escorpión notó como Shaka miraba de reojo a Camus.

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-Será divertido, tu y yo en un viaje a Japón, ¿no crees?- la cena había transcurrido tranquila por lo demás y ahora se dirigían todos de regreso a sus casas, Milo acompañaba a Camus por supuesto.

-No solo vamos tu y yo también irán Shaka y Saga, además de los caballeros de bronce, inseparables de Athena- el onceavo caballero caminaba con su habitual porte orgulloso, una expresión de seriedad en el rostro.

-Pero ella va por negocios y de seguro nos da algún día libre, nos podríamos divertir mucho-

-Vamos a proteger a nuestra diosa no a divertirnos-

-No seas aguafiestas, de vez en cuando hay que divertirse-

-Como sea, yo iré a cumplir una misión así que si quieres divertirte tendrás que hacerlo tu solo-

-¿Me dejarás andar solo por Japón?, apenas conozco- puso su mejor cara de perrito triste y se acercó a Camus.

-Yo tampoco conozco- por su parte el aludido se limitó a mirar esa carita divertido y siguió su camino.

-Si nos perdemos sería los dos juntos, vamos Camus ya verás que cuando lleguemos querrás divertirte conmigo- se puso frente al onceavo guardián con una gran sonrisa en la cara.

-Seguro, llegamos a Acuario- había quedado de espaldas a la entrada del onceavo templo y solo se volteó para contemplarlo un momento.

-Eso puedo verlo-

-En ese caso buenas noches- Camus pasó a su lado como si nada y se detuvo al percatarse de algo, porque el escorpión no solo no había contestado a su despedida sino que todavía estaba con la vista fija en la entrada al templo, sin moverse.

-¿Te sucede algo malo?- Milo pareció caer de su nube y sus mejillas empezaron a tornarse rojas. Esto sorprendió mucho al aguador por lo que se acercó a él.

-¿Milo?- se puso muy cerca del sonrojado rostro del Escorpión y este retrocedió al sentirlo, cosa que provocó que su rostro se tornara aún más rojo.

-No me pasa nada es solo….- Milo se apartó un poco de aquel hermoso rostro y se empezaba a mostrar cada vez más nerviosos, por alguna extraña razón sus pies se habían quedado pegados al suelo y sus extremidades inferiores no respondían a sus mandatos, no podía salir huyendo de ahí.

-¿Solo que?- Camus se acercó aún más, sus rostros estaban separados solo por unos centímetros. Milo al percibir esto dejó que sus sentidos lo abandonaron por completo, levantó las manos y tomó el angelical rostro con ternura, cosa que provocó un sonrojo en el otro, y poco a poco acercó su rostro al del aguador hasta que sus labios se tocaron.

Milo esperó a que el otro correspondiera pero no obtuvo nada, así que se separó rápidamente percatándose de la gravedad de aquella situación, intentó disculparse y decirle que solo se había dejado llevar porque aún no estaba listo para declararle sus sentimientos a ese ángel de hielo, a ese hermoso ser que era dueño de su corazón, a ese que le había robado el corazón, a ese que tenía los ojos fuertemente cerrados y no se movía.

-Yo… solo…- no sabía que decir, “solo quería probar que tan bien sabían tus labios jejeje” si decía esa estupidez seguramente Camus lo congelaría y luego lo pondría como advertencia en la entrada de su templo, se separó con cuidado del rostro del aguador y se disponía a retirarse cuando sintió una mano aferrándose a la suya.

Camus lo miraba con ternura, algo nunca antes presenciado por el griego, y sin apartar la mirada y sin decir más lo acercó de nuevo para lanzarse sobre sus labios, llevando los brazos al cuello del peliazul, enredando sus largos dedos en la larga cabellera y dejando que este se aferrara a su cintura.
El Escorpión había tardado solo unos instantes en asimilar la situación y dejarse llevar por la sensación que le provocaba esa dulce boca sobre la suya, esa lengua calida entrelazándose con la suya y esas manos acariciando su cabello tan tiernamente.

Se separaron nuevamente y Milo contemplo a su amado, con las mejillas sonrojadas, los ojos cerrados y una gran sonrisa en los labios.

-Camus, yo…-el griego parpadeo-¿sonríes?- Camus abrió los ojos y amplio la sonrisa
-Que observador eres-Milo se sonrojo.
-Es solo que nunca antes te había visto sonreír, no de esa manera en que lo haces ahora-
-No todos los días te sientes la persona más feliz del mundo- Milo le miro extrañado, se dio cuenta que aún estaban abrazados, el tenía los brazos en la cintura de Acuario y este por su parte abrazaba el cuello del Escorpión, sin embargo no soltó el abrazo.
-¿Y tu te sientes la persona más feliz del mundo ahora?- Camus asintió.
-¿Por qué?-
-Eres un tonto Milo, ¿Qué acaso no te das cuentas?-
-De lo que me doy cuenta es que acabo de besar a la persona que más quiero en este mundo- bajo la mirada, aún con las mejillas sonrojadas.
-Pues parece que compartimos el pensamiento, así como el sentimiento- ahora si los ojos de Milo se abrieron en sorpresa, ¿Acaso Camus le acaba de decir que también lo amaba?
-Repite eso-
-Te amo- Milo abrió los ojos a más no poder y se quedo estupefacto al oír aquellas palabras salir de aquel que era el dueño de sus pensamientos y de su corazón. Quiso decir algo pero su lengua se trababa y lo único que consiguió fue balbucear.

-Pues… yo…tu…este-

-Shhh, solo escúchame- un dedo de Camus había sido colocado sobre sus labios.

-Hace mucho tiempo que tengo guardado este secreto dentro de mi corazón y no me atrevía a decirte porque pensaba que tus sentimientos hacía mi eran meramente los de un amigo. Pero estás últimas semanas que te he visto tan distraído pensé que estabas enamorado de alguien más así que me decidí a decirte todo pero no podía, debo admitir que tu me pones muy nervioso- Camus suspiró-Y ahora que me has dado ese beso pues… creo que era el momento adecuado para confesarte mi amor-

-Camus, yo también te amo, con todo el corazón y el pensamiento, si he estado distraído las últimas semanas era porque tu provocas sentimientos en mi difíciles de describir y que me hacen tan solo un tonto enamorado- Camus tomó la cara del escorpión entre sus manos.

-Eres la persona más encantadora que he conocido, nunca te alejes de mi Milo-

-Nunca lo haré mi amor- volvieron a juntar sus labios, dando todo y entregando todo, demostrando todo el amor que se profesaban. Cuando terminaron con aquella muestra de amor Camus tomó de la mano a su adorado escorpión.

-Escorpión está muy lejos y la noche está muy fría- una sonrisa pícara se formo en su rostro

-¿Y que propones?- Milo se percató de esa muestra de lujuria en la cara de su amado.

-Pues, podrías quedarte en Acuario- Escorpión puso cara de estar analizando la propuesta.

-Creo que sería una buena idea- ambos sonrieron y se adentraron al onceavo templo tomados de la mano.

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Sintió frío, no en extremo, pero si había un frío bastante conocido que lo invadía, sus labios se curvaron en una sonrisa recordando los acontecimientos de la noche anterior y la razón por la que seguramente sentía frío. Estaba en el onceavo templo con Camus.

Abrió los ojos y su sonrisa aumento todavía más al observar el angelical rostro de su amado tan cerca del suyo, todavía estaban abrazados, podía sentir la calida piel desnuda del aguador sobre la suya, no pudo contenerse más y le dio un tierno beso en los labios para que despertara.

El aguador correspondió el gesto para luego desperezarse y darle los buenos días a su amado.


-Buenos días- dijo Camus al tiempo que abría los ojos completamente y bostezaba.

-Buenos días, ¿tuviste un sueño placentero?-

-Con compañía como la que tuve era inevitable tener un sueño placentero- Milo esbozó una tierna sonrisa y le dio un beso en la comisura de los labios a su hermoso ángel de hielo.

-Lo mejor será levantarnos, tenemos que entrenar y hay que empacar todo para el viaje a Japón que será en muy pocos días- dijo Camus al tiempo que se levantaba.

-No me apetece entrenar hoy ¿Qué crees que pase si nos escapamos del entrenamiento y damos un paseo por el pueblo?-

-Pues, el patriarca se enfadará y nos colgarán antes de que podamos siquiera poner un pie en el avión que nos llevará con Athena a Japón-

-Vamos, podemos inventar una excusa- Milo se incorporó y se quedo pensativo por un momento.

-Seguro nos dan permiso si decimos que necesitamos algunas cosas para el viaje-

-Solo serán unos días no creo que necesitemos comprar algo para ir a Japón-

-Pero es solo una excusa no seas aguafiestas, yo se que tu quieres- Milo se levantó rápidamente al ver que Camus intentaba salir de la habitación, lo atrapó de la cintura y no lo dejo continuar su marcha hacia la puerta.

-Si accedo debes prometer que te comportarás- dijo Camus tratando de zafarse

-Lo juro, ¿De qué me crees capaz?-

-No lo sé, solo compórtate- Milo al fin soltó a Camus quien esta vez se dirigió al baño.

-Tomaré una ducha y después vamos a ver al patriarca-

-Mientras tanto yo iré a Escorpión, tengo que cambiarme de ropa y alimentar a mis escorpiones- dijo Milo en tono un tanto infantil.

-¿Escorpiones?-

-Si tengo 5, te gustaran cuando los conozcan-

-Seguro-Camus no quiso comentar nada más acerca de las lindas mascotas de Milo, aunque estaba decidido a nunca conocerlos.

-Nos vemos luego, subiré cuando este listo y así podremos ir juntos-

-Como quieras- Camus se metió a la ducha rápidamente y Milo empezó su descenso.



Milo no podía estar más feliz, su semblante era de felicidad pura, caminaba sin desprender de su mente los recuerdos de lo acontecido la noche anterior, la confesión de Camus y luego el beso y que decir que su entrega a la hora que estuvieron en la habitación.

-Bueno días Milo- el Escorpión salió de sus cavilaciones y vio al poseedor de aquella voz.

-Bueno días, Shura- el guardián del décimo templo lo miraba con curiosidad

-Veo que no dormiste en tu casa, ¿con quien pasaste la noche, con Afrodita?- aunque el español tenía entendido que ambos caballeros habían terminado con su relación hace algunos meses no pudo evitar el pensar que Milo estuviese en Piscis.

-No, en realidad fue con Camus- Shura se mostró muy interesado ante la confesión del Escorpión y caminó hasta él quedando separados apenas por un palmo.

-¿Y qué hacías con Acuario?-

-Me parece que eso no es de tu incumbencia. Ahora si me disculpas tengo que ir a Escorpión, que pases un feliz día- dicho esto se dio la vuelta y siguió su descenso.

-Con que pasaste la noche con Camus, veremos que piensas de él cuando yo vaya a verlo- Shura calculó que Milo tardaría bastante en ir a Escorpión y si no el tenía a la persona perfecta para que distrajese a Milo mientras el iba a visitar al aguador.
Notas finales: no olviden lor reviews.

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