Chap. 1
(IorixKyo)
El rubio se contorsionaba gracioso en el escenario. Pegaba su pierna al tubo y se bajaba en el mismo, lamiendo con su lengua en frío metal al compás de la canción.
Kyo se removía en su asiento, Beni, en lugar de estar entrenando estaba nada más ni nada menos trabajando como todas esas noches. He allí su elasticidad, pensó el moreno mientras bebía un poco de su trago. Y el rubio seguía moviéndose cadenciosamente en el tubo, resbalando y subiendo por él.
Kusanagi no pudo reprimir una risita. No le resultaba sexy su amigo, sino más bien le estaba haciendo al payaso. Pero al mirar a su alrededor y percatarse de la cara de bobos que tenían todos los presentes, optó por suspirar hondo y meditar el por qué gustarles Beni. Digo, era guapo pero eso que hacía lo dejaba en ridículo.
Se levantó del asiento y se encaminó al camerino de su amigo, cuando fue jalado hacía el interior de la caseta telefónica que se encontraba allí. Esas manos y ese particular olor a quemado penetraron en sus entrañas, abrió los ojos, asombrado…
Sí, Yagami, imponente lo tenía del cuello de la camisa.
Y Kyo no tardó en reaccionar y darle una patada, al hacer tan fuerza, perdió el equilibrio y cayó fuera de la caseta, justo encima de unas mesas. Iori lo miraba perdido, ni siquiera detuvo la patada aún cuando la vio venir.
El castaño se incorporó enfurecido, arremetiendo en puñetazos contra el pelirrojo ¿es que acaso no podía tener ni una noche en paz? Y todos en el lugar se alarmaron, Beni ya había terminado su acto y quiso separarlos pero algo en los ojos de Yagami le advirtieron que no acercara.
Nunca tenía la mirada tan peligrosa como en ese momento.
Nunca.
Y desistió y prosiguió con sacar a todos del lugar, no podía permitir que alguien saliera herido, mucho más cuando ambos, Kyo e Iori, comenzaban a preparar sus llamas.
Ya habían salido todos y con una leve despedida y un suspiro forzado salió del lugar. Probablemente, por la mañana, saldría en el periódico “Líderes de los clanes más prestigiados incendian pub” Y sonrío ante tal pensamiento.
Dentro del lugar los ánimos no estaban precisamente calmados. Kyo invocó sus llamas y quemó tres mesas. Iori por su parte solo sonreía con gusto, le gustaban esas noches donde molestaba a Kusanagi.
Y es que, desde que se había vuelto de su propiedad por la última batalla que sostuvieron, las cosas se habían puesto aburridas. Kyo no dejaba que le pusiera un dedo encima, y eso que ambos ya habían pasado la noche juntos y no precisamente durmiendo.
El pelirrojo al recordar eso río desfachatado frente al enojado Kyo.
-¡De qué demonios te ríes Yagami-baka!- gritó enojado, lanzándole un puñetazo al rostro, que fue interceptado por los hábiles sentidos del Yagami. Agarró el brazo de Kyo con fuerza y lo dobló, provocándole un dolor agudo al Kusanagi.
-Me río por qué se me da la gana.- dijo el pelirrojo, soltando el brazo de Kyo para después rodear con sus brazos su cintura.- ¿Acaso no extrañas mis besos, Kusa-tonto?-
El castaño no podía siquiera moverse. Y no por que no podía sino por el simple cosquilleo que le provocaba esa persona.
-No, no extraño tus asquerosos besos…ni tu lengua, ni tus labios ni tu sucio toque…Nada…-
-Pues algo me dice que sí… ¿por qué no te sueltas?-
-No quiero pelear Yagami…solo por eso-
-¿Entonces por qué te has puesto tan agresivo?-
-Yo…- no contestó nada y desvió su rostro. No quería verse débil ante su necesidad física. Necesidad que solo Yagami provocaba.
-Oh mi estúpido Kyo…quiero pedirte algo.-
-¿Qué sería eso?- preguntó de inmediato el moreno.
Iori lo soltó y se sentó en una silla, dándole la vuelta, quedando el respaldo contra su pecho.
-Has salido sin mi permiso. Ni siquiera me avisaste, déjate que me tengas que pedir permiso…me preocupé ¿sabes?- continúo.- Y…te encuentro aquí, viendo a tu amiguito… ¿crees que no me encelé?-
El joven Kusanagi tragó saliva y empuñó sus manos.
-Baila para mí…- concluyó Yagami mientras advertía el enojo y la sorpresa que sus palabras causaron en el rostro del Kusanagi.
-¡Estás idiota! Ya es mucho que me hayas…- hizo una seña obscena con sus manos.- Y ahora vienes y me dices que te baile… ¡Ja! ¿Me has visto cara de puta acaso?-
-Entonces dirás que Nikaido-san también tiene cara de puta…-
-¡No! ¡No quise decir eso!- era un gran golpe bajo el que metiera a su amigo en esto.- Yo…Iori…- llamó con nerviosismo.- No puedes pedirme eso…he caído lo más bajo que pude al acostarme contigo yo…-
-Sí y caíste muy abajo…- susurró el pelirrojo, comenzando a pedir la paciencia.- Hazlo Kyo…por las buenas o me pararé y lo haré a las malas…-
El castaño sabía a que se refería con hacerlo “a las malas” y renuente, se acercó al pelirrojo y rozando sus labios con los de él, suplicó:
-No, Iori…no…puedo…-
-Solo un momento Kyo…solo dame el placer de verte bailar para mí…-
Besó súbitamente sus labios y lo apartó. El moreno con paso inseguro se dirigió al escenario y cuando subió, clavó su mirada en Iori.
Nada podría ser más vergonzoso que bailarle a él…