~ Capítulo 5: Perseverancia. ~
Tardó tiempo en llegar a su nuevo hogar. Bajó del caballo, se sorprendió en ver un castillo tan hermoso y un jardín con todo tipo de especies aunque estás no crecieran en la fecha. Un gran portón y muros que parecen ser firmes ante posibles ataques. Hasta el momento su mayordomo no lo ha defraudado en nada. Caminó con dirección a la gran construcción, al entrar se llevó la gran sorpresa de verla más grande. Los muebles de un material tan fino que ni el mismo Rey tiene, alfombras de colores oscuros que resaltan el lugar, maravillado de un gran trabajo. Caminó hacia una de las puertas, al abrirla puro ver el jardín trasero que es de varias hectáreas y diferentes tipos de plantas y flores, a pesar de no ser sus épocas se ven ahí como decoración. Cerró las puertas y exploró el castillo por completo, varias habitaciones, baños, salas de diversión, entre mucho más en su recinto y hogar.
Al terminar la revisión se dirigió hacia sabe que es el despacho, entrando se sentó en la silla que le pertenece. Se encontró tranquilamente hasta que enfrente de él apareció su mayordomo, con tanta seriedad, le esta dando a entender que no noticias buenas. Claude comentó los planes y órdenes de su majestad de Inglaterra. Ciel no se sorprendió en nada, esperó un reto de parte del Ángel desde hace mucho tiempo y es su oportunidad de demostrar que no va doblegarse tan fácil. Desabotonándose la camisa y mostrar el contrato que se encuentra entre su ombligo la puso y dio ordenes precisas.
— ¡Me protegerás a cualquier costo! —Elevó la voz— ¡Nadie debe de salir con vida!
—Yes, my lord. —Se arrodilló y sus ojos brillaron de su tono rozado— Necesitaré un poco de ayuda, señorito. —Sonríe— Pero ya estoy preparado para el ataque que ocurrida en cuestión de horas.
—Quiero conocer a los nuevos aliados. —Dijo serio— No desconfió de una traición, pero…no quiero que sean personas corrientes. Espero no sea un ejercito sino alguien fuerte e invencible.
—Si insiste. —las únicas palabras dichas.
En cuestión de segundos tuvo a los nuevos aliados presente ante él, saliendo de entre las sombras de la habitación. Sorprendió al príncipe quien no se percató de la presencia de los nuevos sirvientes a su disposición. Claude presentó a los cuatro nuevos ayudante, aclaró que al igual que él son demonios poderosos y no pidieron nada a cambio. Ciel se quedó satisfecho con los nuevos, esbozó una sonrisa y una risa se hizo presente. La felicidad del ex conde se puedo notar porque sabe que su plan va al pie de la letra. Desde mucho tiempo antes planeó todo y va logrando que una pieza de su ajedrez se mueva.
El demonio miró por la ventana del despacho y pudo ver movimiento entre los jardines. No había duda que mientras presentó a los nuevos, los asesinos penetraron el muro de alguna forma. Puntos extras para el enemigo, pero no le cuadra que los descubrieran tan rápido y le hace pensar que Sebastian siguió a su amo sin que nadie se diera cuenta. Debe de tener cuidado o descubrirán los planes del él y su amo. Acercándose a su oído le susurró la situación que corren en esos momentos.
De inmediato da las órdenes a los demonios. Ellos al escuchar lo dicho salieron con tranquilidad los nuevos y el mayordomo cerró las cortinas para después pedir que espere a su nuevo acompañante con quien puede hablar o platicas en ese mes que no puede salir ni si quiera a dar un respiro al jardín. Unos pocos segundos después entró aquel hombre de cabellera plateada, ojos dorados, serpientes que salen entre sus ropas y en su piel escamas. Ciel no juzgó y ni se sorprendió, si algo aprendió en su tiempo de madurez es en dar un prejuicio antes de la personas, las apariencias engañan y a veces hasta las personas que son monstruos ante la sociedad llegan a ser las mejores personas de confianza a diferencia de aquellas que son el lado perfecto de una sociedad ideal que sólo muestran una cara de falsedad. El ex conde muestra su seriedad y decide conocer a su acompañante.
—Buenas tardes. —Saludó educadamente— ¿Cuál es tu nombre? —Hizo la pregunta.
—Mi nombre es Snake. —lo único que respondió.
—Me doy cuenta que no eres comunicativo. No me importa que no me hagas plática, pero quiero decirte que sólo necesito compañía en mi estadía. —Sigue mirando al hombre— Mi mayordomo estará ocupado por este mes y no podrá hacerme la compañía necesaria.
—Lo entiendo. — habló con simples palabras Snake.
—Bien. —Dijo Ciel— Mi nombre es Marius Valois, el príncipe de Francia.
Lo único que dijeron, el mayordomo se retiró a deshacerse de las alimañas que rodean el palacio de su amo. Snake y Ciel se quedan sin hablar ni nada, el príncipe hace sus deberes de siempre como practicar instrumentos, leer, revisar algunos detalles de su reino e entretenerse en cualquier cosa. Durante el día pudo escuchar disparos en los alrededor de su palacio. Sabe que aquellos hombres deben estar muriendo de la peor manera y sin poder hacer nada. Esbozó una sonrisa. Los enemigos caían y los gritos de auxilio son música para sus oídos. Quiere reírse de su derrota de Ash, pero…conoce lo que se dice “Quien ríe al último ríe mejor”. Lo hará al tener la victoria asegurada, por todo el mes sólo verá cayendo a los asesinos.
Cuando la noche cayó seguían escuchando balazos afuera del castillo. Tardó tiempo cuando cesaron y sólo escuchar el ruido de las hermosas melodías de los grillos. Unos minutos después entró el mayordomo quien comentó los hechos y quien dijo que no hay rastro de alimañas. Fue todo por el día. Se dirigió hacia sus aposentos y pidió que a su acompañante lo acomodaran en una de las habitaciones de servicio. Claude obedeció, al seguir las órdenes comenzó una rutina de vigilancia toda la noche. Algo en su interior le dice que el enemigo regresará con más hombres.
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Transcurren los días y casi llega la fecha límite de la supervivencia del príncipe de Francia. Ash no tuvo información de los asesinos que deberían de asesinar al príncipe Valois. Cuando se desesperó al no tener alguna noticia mandó a su perro guardián que averigüe de los hombres quien contrató. Alois junto con su mayordomo supieron de mucha información que lo hicieron ir con su majestad y decirle que el plan falló. Aunque recibió un castigo por haber contratado a unos inútiles. Le dio otra oportunidad, pero no quería ningún fallo. Lo siguiente no fueron noticias de agrado para los ingleses. El príncipe sigue su vida normal como si nadie lo estuviera atacando. La ira fue enorme que pidió a todos los hombres de su reino acabar con el francés, dando una exquisita recompensa por su cabeza.
El pueblo al enterarse de las órdenes no hubo dudas. Varios hombres se unieron y acabar con el príncipe. No sólo lo hacen por recibir una jugosa recompensa sino por ver destrozada el reino quien fue el responsable del incendio de hace diez años atrás y la muerte de su amada reina. La fecha se daría un día antes de que regrese a sus tierras después de fracasar la paz con Inglaterra. Ya saben la manera de matarlo sin fallar y es incendiar el castillo completo. Se organizaron entre todos, acabaran con la molestia de su Rey.
La fecha se hizo presente y entre la oscuridad se esconden los hombres que asesinaran al joven príncipe. Por esa vez, Sebastian acompaña a los hombres para averiguar la extraña desaparición de los asesinos de antes. Al ver que los movimientos del castillo cesaron comenzaron el plan del incendio accidental. Terminaron con todo, teniéndola rodeada de lo suficientes artículos que se incendiaran y prendieron fuego. Poco a poco se iba incendiando todo el lugar. Escucharon gritos en el interior y dieron por hecho que la vida acabo. Marchándose del lugar con una victoria y sonrisa satisfactoria. Llegaron al castillo dieron por hecho la muerte del príncipe de Francia. Ash celebró el momento y ordenó festividad al amanecer. En el fondo sintió felicidad porque se deshizo de un enemigo fuerte que invaría sus tierras.
Cuando los primeros rayos del sol salieron se rumoró la noticia de la muerte del príncipe de Francia. Muchos mitos se dieron, pero hay alegría entre el reino por su muerte y la fiesta no se hizo esperar. Por todo el resto del día había un canto de la gente y en el palacio Ash celebra junto a la corte y sus fieles súbditos de categoría. Familias importantes en el castillo bailan y alegría que no se mostraba en años regresó. Sin embargo, en el anochecer, cuando iba finalizar todo, las puertas se abrieron y vieron entrar a quien menos se esperaban. Marius Valois con vida y sus sirvientes sin ningún rasguño.
—Buenas noches. —Saludó Ciel— Una disculpa si interrumpo su celebración, pero el mes se cumplió y es hora de marcharme a mis tierras. —dijo serio.
—Usted no…estaba…muerto—habló Alois sorprendido.
—No sé de que me habla. Estuve en una casa por el tiempo.
— ¡Quiere decir que no…! —Habló un súbdito— ¡No se hallaba en el castillo!
Asintió. —Yo estuve en otra parte. Sé lo ocurrido con mi castillo. No sé preocupen ya no volveré a Inglaterra. —Hace una leve reverencia— Permiso.
Estuvo por marcharse, pero…
— ¡Aguarde! —lo detuvo el Rey. Embozo una sonrisa por ver la perseverancia e inteligencia del príncipe. Le excita la forma de estrategia— No tengo otra alternativa. —Se levanta de su trono y habla fuerte ante la corte y súbditos— ¡Hablaremos sobre la paz entre nuestro Reinos!
— ¿Por qué cambio repentino? —Sabe la respuesta, pero necesita ver humillados a los presentes.
— No sé. —Muestra una sonrisa— Quiero tenerlo cerca y sin separarse de mi lado. —se relamió los labios.
Phantomhive entendió con las palabras dobles intenciones y no exactamente de querer una simple paz. El deseo de sus ojos y la lujuria lo invade. Nadie más se da cuenta, sólo muy pocos comprendieron palabras dobles.
Claude le hervía la sangre.
Sebastián comprende el deseo de Ash.