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Is Dahut por illySpooky

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Grell quería evitar a toda costa estar con el gerente, sin embargo, después de un llamado con respecto a su desempeño, había sido enviado a vigilar al demonio con el que había convivido antes, vería de nuevo a Sebastian, y estaba bastante emocionado por eso, pero desgraciadamente no iba solo, pues con él se encontraba Ronald, que a pesar de ser una compañía agradable, no entendía muy bien la atracción que sentía hacia el demonio, y para variar el único hombre al que quería evitar. William, había asistido no por petición o por que quisiera estar ahí. Realmente no soportaba al demonio y no sabía por qué, pero había desarrollado un desagrado especial directamente hacía él, quizás eran celos, o simple molestia, pero de algo estaba seguro, no quería tenerlo cerca. 




-Llegamos... -mencionó el menor de los tres mientras se estiraba tranquilamente, mirando desde su posición a los otros dos shinigamis, ambos estaban evitando mirarse, Grell era bastante obvio y descarado al demostrar que se sentía incómodo junto al gerente, y a pesar de que William era más discreto, aquello era algo que no había podido ocultar. - ¿Todo bien? - 




-Oh sí, de maravilla ¿No es obvio? - Dijo el pelirrojo con bastante sarcasmo, prácticamente gritando lo último. 




-Por favor, Grell ¿Quieres hacer un poco más de ruido? Estoy seguro de que tu novio no te ha escuchado aún. - Mencionó el gerente mientras seguía mirando la mansión detenidamente, esperando alguna señal de vida en el lugar. 




- ¿Por qué siempre me tengo que quedar en medio de sus discusiones?... - Susurro el menor, mientras se sentaba en el suelo, cruzándose de brazos, mirando también el lugar. - ¿Qué estamos esperando a que pase? - 




-Esperaremos, si el demonio sigue aquí y el niño continua con vida... Notificaremos y seguiremos de cerca sus movimientos, pero si el niño no está, debemos... evitar que haga otro contrato. 




-¡Ah! ¡Ahí esta! ¡¡Mi guapo Sebas-chan!! - Grito emocionado el pelirrojo al ver al demonio salir con una maleta en manos. 




El gerente miró a su compañero, molesto por el ruido que hacía golpeo su cabeza con su guadaña, haciendo que se quejara de inmediato, cubriendo su cabeza por el golpe, volteando a verle molesto, queriendo retarlo. 




-¿Quieres callarte?... No veo al niño. - Mencionó el mayor antes de acomodarse las gafas, suspirando profundamente. - Vamos... no sabemos a dónde vaya, tenemos que seguirlo... - Ronald, avisa que el mayordomo ha salido sin el niño, y que lo seguiremos hasta ver a dónde llega, si intenta hacer un contrato, encontraremos el modo de detenerlo...- 




-Pero... Yo quería ver cómo trabaja, Spears senpai... - Se quejó el más joven mientras se ponía de pie. 




-No hay tiempo, no serás útil en caso de la pelea, Grell tiene más experiencia que tú y no tengo tiempo de enseñarte... Vete, ya. 




Fue lo último que le mencionó el gerente al chico antes de salir corriendo con el pelirrojo, siguiendo al mayordomo, durante el camino ninguno de los dos mencionó nada, ni siquiera voltearon a verse, el ambiente era tenso, y era más que incómodo para ambos, y justo cuando pensaron que no podía empeorar, tuvieron que detenerse en unos árboles, ocultándose pues el mayordomo había entrado a una mansión y para ese punto no sabían si iba a realizar otro contrato o a terminar algún pendiente, pero por el momento no debían interferir hasta que el sello se activara, por lo que tuvieron que esperar unos momentos fuera del lugar, solos y en el silencio. Los segundos se convirtieron en minutos y estos parecían horas para ambos, sin embargo, no eran más que solo unos pocos instantes hasta que una gota de agua cayó en los lentes del más bajo, lo que hizo que levantara el rostro, mirando como comenzaba a llover. 




-Debemos movernos, está lloviendo. 




-No... - Mencionó el gerente. - Sólo hay una salida y si intenta escapar tendrá que ser por esa puerta o por uno de esos ventanales, esta posición es la correcta, no debemos movernos de aquí. 




-Vamos a enférmanos si nos quedamos aquí. 




-Bien, entonces puedes irte si quieres, no me interesa. - Después de aquel comentario el pelirrojo se cruzó de brazos, algo molesto por la situación, intentando ignorar la lluvia, sin embargo, para ese momento era más que obvio que tenía frio. -Grell... - Mencionó el gerente sin quitar la vista de la puerta. 




-¿Qué? ¿Ya salió? - se abrazó intentando calmar su frio, acercándose al más alto para ver la puerta, sin embargo, no vio nada, estaba algo extrañado, hasta que sintió una calidez indescriptible sobre sus hombros y espalda. El gerente le estaba colocando su saco, para que no sintiera frio, mientras mantenía la vista en el lugar. -¿Por qué?... - susurro confundido. 




-Si te resfrías seguramente pedirás una semana de incapacidad...- Mencionó el mayor mientras se acomodaba la corbata y la camisa blanca que llevaba puesta. 




-Pero... ¿Y si tú te enfermas? 




-Yo no falto... -  




Esas fueron las últimas palabras que cruzaron al menos por unos momentos, pues ambos volvieron a dirigir la vista al lugar, la lluvia estaba comenzando a detenerse, a pesar de eso, el pelirrojo se reusaba a soltar el saco del mayor, esto no parecía molestarle, al contrario, por lo que incluso después de que la lluvia se detuviera, ninguno dijo nada al respecto. 




Grell estaba ya un poco más relajado mientras se aferraba a la prenda ajena, a pesar de la lluvia, podía sentir el aroma característico del más alto en su ropa, ese suave aroma a colonia que tanto le caracterizaba, pero por sobre todo el suave aroma de su piel, era inconfundible, él lo conocía a la perfección, había estado tanto tiempo con él que no se le hizo extraño el percibir el aroma en su ropa. De un momento a otro un cosquilleo recorrió su espalda, era suave pero inconfundible, estaba recordando, recordaba cómo se desnudaban mutuamente después de un largo día de trabajo, recordaba los besos en secreto que se daban en la oficina, en los pasillos y a veces fuera de las instalaciones, era excitante, por lo que tuvo que voltear a verle. La lluvia le había despeinado, algunas gotas caían aún de las puntas de su cabello, y unas pocas recorrían su rostro, se veía tan atractivo así, pero en ese momento lo recordó también, el cómo habían terminado, como habían peleado y como de un "Te quiero" pasaron a un "Lárgate" tan abruptamente, era doloroso recordarlo, pero necesario, pues solo así el pelirrojo regreso la vista a la mansión, mirando como el mayordomo salía con el Conde en brazos. 




-¡Es Sebas-chan! Rápido, tenemos que ir por él... - Dijo el pelirrojo desesperado, intentando calmar entonces sus pensamientos. 




-¡Grell! - El mayor detuvo al pelirrojo, sosteniéndole de los hombros, haciendo que el contrario diera algunos pasos atrás, recargándose así en el pecho mojado del más alto. - Mira... - El gerente señalo de nueva cuenta la mansión de la que había salido el mayordomo. Mirando entonces al otro demonio parado en la puerta. - No estaba solo... - 




-Vaya... - Se había sonrojado bastante al estar en esa posición, sin embargo, no se separó de él, quedándose entonces en aquella posición mientras veía al otro demonio, era alto, muy blanco y sin duda bastante atractivo, pero tenía algo más, un escalofrió recorrió la espina dorsal del pelirrojo, mientras seguía mirando al chico de ojos amarillos que seguía con la mirada a Sebastian. -Él... No se ve muy agradable que digamos. 




-Esto no me gusta... - Susurró el gerente mientras seguía con la vista puesta en el demonio, notando entonces que no estaba solo, como mínimo había cuatro demonios más en aquella mansión, para ese momento ya podía sentirlos, estaban todos dentro, y miraban por los ventanales al otro mayordomo alejarse con el Conde. -Si llegan a vernos, van a matarnos... - susurró mientras soltaba al menor. -Debes retirarnos, son demasiados. 




-Wiru... -Susurro algo asustado por la situación mientras retrocedía junto con el más alto, hasta que después de unos momentos estuvieron lo suficientemente lejos como para que ambos se alejaran corriendo de la escena, hasta llegar a un lugar seguro, algo agitados. -¿Quiénes eran esos demonios?. 




-No lo sé, pero eran demasiados, aunque lo hubiéramos intentado, quizás solo hubiéramos podido matar a uno o dos de ellos... -  




-Entonces ¿Qué vamos a hacer? 




-Volveremos a la sede, hare en informe y esperare información para saber cómo actuar. 




-Estás jugando... ¿Verdad?  




-¿A qué te refieres? 




-Vas a hacer exactamente lo que te digan esos ancianos, de nuevo. 




-Ese es mi trabajo... Tengo que cumplirlo. 




-Bueno... No podemos quedarnos de brazos cruzados, si Sebastian esta con Ciel, entonces quizás pueda hacer algo. 




-Le tienes demasiada fe a ese demonio, no sabes si esta de nuestro lado. 




-Por lo menos está del mío... - Dijo algo molesto mientras se cruzaba de brazos. 




-Mira, Grell, no tengo tiempo para estos juegos, pero no creo que sea buena idea que vayas con el demonio, aunque te ayudara, ellos lo superan en número y no sabes que es lo que quieren, debemos estar preparados. 




-Tú haz lo que quieras, al parecer siempre lo haces. - Después de mencionar aquello se quitó el saco y lo dejó caer al suelo. - Será mejor que vayas a hacer tu estúpido reporte, a ver si eso te ayuda... 




-Grell... Por favor. - Suspiró pesadamente mientras con la diestra peinaba sus cabellos hacia atrás, pensando en qué podía hacer, sin embargo, después de unos momentos decidió regresar a la sede para realizar su informe. 




-Spears! ¡Me alegra verlo de vuelta! - Mencionó Ronald al verle entrar de nuevo- ¿Ustedes pudieron derrotar al demonio? - 




-Haré mi informe y podrás leerlo después... Por ahora, creo que es todo, Ronald - Mencionó algo harto por la situación, no quería lidiar con nadie, simplemente quería alejarse de todos, sin embargo, al abrir la puerta de su oficina, miró al castaño en la silla, que asustado por su entrada tan repentina se puso de pie, mirándole detenidamente, se veía nervioso. - Humphries. - Cerró la puerta detrás suyo, mientras se acercaba al castaño. 




-Yo, sé que tal vez no debería estar aquí, pero usted dijo que... - Los labios de Alan fueron callados nuevamente por los del más alto que se había aproximado a tomarle de la cadera, para que no se alejara de él mientras le besaba de un modo lento y suave. 




El beso se hizo lento, suave, sus labios jugaban entre sí lentamente, mientras se abrazaban de un modo lento y erótico. El mayor estaba mojado, por lo que al castaño le dio algo de frio estar con él tan pegados, a lo que tuvo que alejarse levemente. 




-Su... Su ropa, esta fría, Senpai.. - susurró algo apenado, mientras intentaba a toda costa evitar verle a los ojos. 




-Lo siento... - Después de aquellas palabras el más alto se quitó la corbata y la camisa mojada, para después abalanzarse contra el menor, empujándole contra el escritorio para besarle de un modo casi desesperado, sin embargo, su mente estaba en otro lado, pues ahora solo podía recordar a Grell, desnudo sobre ese escritorio en el que ahora estaba sentando a Alan para hacer el beso más profundo, sus besos, sus caricias, su cuerpo sudando de bajo suyo, moviéndose ansiosamente para obtener un orgasmo, ahora estaba pasando, pero no con la persona correcta. El menor estaba temblando, y para cuando el gerente se acomodó entre sus piernas para hacer el beso más profundo, pudo sentir que también ya estaba duro, seguramente era virgen, entonces ¿Por qué seguía? Eso no estaba bien, no podía desvirginar a Alan así, pensando en alguien más, y peor aún no podía hacerlo si ni siquiera sentía nada por él, sin embargo, algo le hacía seguir, algo que hacía quitarle la ropa poco a poco, algo le hacía presionar su miembro duro contra el pequeño cuerpo del castaño. Gracias a cualquier entidad poderosa en el universo, aquello fue interrumpido por un golpe en la puerta, pues alguien llamaba a esta. 




-Wiru... - Se escucho del otro lado de la puerta. -Te ayudaré a hacer el informe y eso es todo... - Mencionó el pelirrojo antes de entre abrir la puerta para entrar. 

Notas finales:

No tengo mucho que decir, mas que agradecer a mi novia por ayudarme a inspirarme para escribir este hermoso capitulo


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