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Todo por culpa de una carta por BlackRose

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Notas del capitulo: Después de tanto tiempo sin escribir inicio este fic, mi primer fic de FMA lean y opinen

Todo por culpa de una carta

 

Llovía con fuerza inusual en ciudad central, las pisadas apresuradas de cierto joven hacían saltar el agua lodosa de los charcos en la calle. Llevaba el pelo largo y dorado anudado en una trenza, también llevaba un gran sobre marrón sostenido contra su pecho.
 
Mientras tanto, en el cuartel de la ciudad un atractivo hombre de cabellos y ojos negros que vestía de uniforme azul se balanceaba suavemente sentado en una silla con una pierna cruzada sobre la otra, relamiéndose los suaves labios con aire pensativo.
 
- Ya he vuelto –la voz sonaba algo ronca cuando su dueño se alzaba de pie con la ropa goteando en el recibidor.
 
- ¡Hermano! –respondió una voz infantil atrapada en una enorme armadura metálica-. Bienvenido a casa, la cena está...
 
- Ahh –bostezó teatralmente el rubio cortando las palabras de su hermano-. Me ducharé e iré directamente a la cama. ¡Hasta mañana, Al!
 
El rubio caminó por el pasillo rechinándole las botas mojadas dejando a la armadura poseedora el alma de su hermano en el recibidor mirándolo con gesto preocupado, mientras que Edward se despedía con la mano dándole la espalda.
 
- Hasta mañana Ed...
 
Se duchó rápidamente pesando tal vez en demasiadas cosas para alguien de su edad, le dolía la cabeza, ni tan siquiera sabía donde estaba. Se ponía el pijama de forma automática. Se sentía así desde que le dieron unos días libres y Alphonse quiso quedarse en ciudad central esos días.
 
Al estaba enamorado de su mecánica de automail desde que eran niños y siempre ardía en deseos de volver a verla en su ciudad natal, Rizembul, pero esta vez no quería ir y supuso que algo había ocurrido entre ellos así que consintió, pero nunca hubiera imaginado lo que ocurriría por culpa de haberse quedado en la ciudad.

  
Era el primer día que llevaba en la ciudad y tuvo que pasar por el cuartel para que el coronel le firmará los papeles que confirmaban sus vacaciones, llevaba también un carta de su hermano que le había dado para Winry, llegó, habló un rato con la teniente Hawkeye mientras esperaba que el coronel lo recibiese.
 
- Buenos días –decía el coronel mientras miraba unos papeles con aire interesado que resultó ser un comic impreso.
 
- Vengo a que me firme unos papeles.
 
- Ah, hola Elric no te había visto –salió una vena hinchada en la cabeza del rubio mientras miraba al moreno manteniendo la compostura.
 
El rubio dejó los papeles sobre la mesa de Mustang y éste se pusó a leerlos con fingido interés, vió un sobre blanco entre ellos y lo escondió sin que el rubio se percatase siquiera de lo que hacía.
- Así que te tomas unas vacaciones ¿eh, Fullmetal? –el rubio lo miró y asintió levemente-. A lo mejor así consigues crecer un poco porque...
 
Edward enrojeció de la furía y comenzó a gritar una serie de frases sin sentido como por ejemplo: “¿quién es tan pequeño que si se le cruza en el camino una hormiga se podría tropezar?”. Roy aprovechó el momento para darle el sobre marrón con los papeles firmados y echarlo del despacho.
 
Una vez solo en el despacho se dirigió a la mesa y siguió leyendo el cómic, miraba disimuladamente el cajón en el que había escondido la carta hasta que la curiosidad le venció y abrió la carta y se puso a leerla.
 
Estimada Winry:
 
Hace mucho tiempo que no te escribo, lamento que sea en estas circunstancias, pero no quiero ser injusto con ninguno de nosotros. Ambos apreciamos mucho a mi hermano, sobretodo tú, y me parece conveniente decírtelo.
 
Edward lleva unos días actuando muy raro, me preocupa, está distraido y cansado, apenas come y si le pregunto algo se calla y sale de la habitación sonriendo diciendo que no me preocupe.
 
Por las noches habla en sueños, gime y grita constantemente un nombre, creo no se da cuenta porque nunca me ha dicho nada acerca de sus sueños, no para de repetir que me devolverá a mi cuerpo pero yo no quiero sea a costa de su vida.
 
Está enamorado, eso lo sé, me lo dice el instinto pero el problema está en que no sé quien, si no lo sé no puedo ayudarle, pero estoy casi seguro de que es Roy Mustang, el coronel es muy atractivo y Ed siempre habla de él, no habla nunca de nadie más. Procuraré que no vayamos en estas vacaciones a Rizembul hasta que todo quede aclarado.
 
Te quiere con locura:
 
Alphonse Elric.
 
Al leer esto Roy enrojeció no se sabe si fue por la ira o por la vergüenza. Tomó la carta y la cerró en otro sobre, lacrándola de nuevo anotando la dirección imitando la letra del hermano menor de Ed con precisión y dejó el sobre en su mesa, como si hubiera caido allí por accidente.

  
Al rato comenzó a llover, Ed buscó la carta por todos los bolsillos, en el abrigo, en la ropa, dentro de las botas (XD yo también escondo cosas por ahí) pero fue inútil, no la logró encontrar en ninguna parte.
 
Pensó un rato en donde había estado, fue a la cafetería donde le habían servido una taza de chocolate, buscó en el parque por el que solía transitar a la vuelta para casa, miró en todos los rincones de las calles pero no la encontró.
 
Así que, decidió ir al cuartel:
 
- Hola teniente –decía saludando a la teniente Hawkeye.
 
- Edward Elric, de vacaciones y de nuevo por aquí, ¿no te cansas nunca? –contestó la rubia sonriendo levemente.
 
- ¿No habrás visto una carta metida en un sobre blanco? Creo que la he perdido –respondía el rubio bajando la mirada.
 
- Yo no la he visto, pero a lo mejor el coronel sabe algo, como te fuiste tan deprisa puede que se te cayera.
 
- Ahora mismo voy –Edward se veía feliz en ese momento, sus ojos dorados relucieron con un brillo dorado.
 
- Yo me voy ya –la teniente estaba recogiendo una pesada maleta-. Nos veremos después de tus vacaciones, pásalo bien.
 
El rubio decidió seguir su camino hacía el despacho del taisa (coronel), abrió la puerta sin hacer ruido, esperando que el coronel no estuviera por allí y que se hubiera ido ya a su habitación. Miró un segundo por la ventana, la lluvia arreciaba y el cielo ya se había oscurecido.
 
La puerta se abrió y Edward se volvió para ver a Roy Mustang mirándole desde el otro lado de la habitación. El rubio se tensó y miró al moreno visiblemente aterrado. El coronel vestía con su uniforme normal, pero algo en él había cambiado notablemente, sus ojos brillaban y su cuerpo irradiaba la belleza de un animal salvaje.
 
Si Roy era el depredador, Edward parecía una presa asustada, el rubio retrocedió pero su cuerpo topó pronto con una pared. El moreno avanzaba lentamente, acechante, con pasos decididos, tomó al rubio de los hombros y el joven tembló.
 
- Yo... yo venía por... –balbuceaba intentado buscar una salida que parecía inexistente.
 
- ¿Esto? –respondió el taisa balanceando la susodicha carta frente a los ojos sorprendidos del rubio- lo suponía...
 
El moreno tomó a Edward de los hombros y lo atrajo hacia sí con fuerza, le tomó del mentón y lo besó lentamente, el rubio enrojeció y tardó un poco en asimilar la situación, pero cuando la lengua del coronel pidió permiso para entrar en su boca cedió, correspondió al beso.
 
Iba cobrando instensidad a cada segundo que pasaba, los leves toques entre sus bocas eran ya desenfrenados, las manos de Edward se movían contra su voluntad explorando el cuerpo del moreno con velocidad creciente, las manos de Roy correspodían a todo aquel jugueteo gustosamente.
 
Desabrochó los botones de la chaqueta y luego los de la camisa, tocaba el pecho del moreno con delicadez y deseo, besaba cada centímetro de su blanca piel el moreno hizo lo mismo con Edward pero, de pronto, al sentir la mano de Roy bajar hasta sus pantalones forcejeando para desabrocharlos, Ed se separó del taisa.
 
Su mirada estaba vidriosa, lucía confuso, como si acabara de despertar de un hechizo, se apartó bruscamente, recogió sus cosas apresuradamente y salió corriendo todo lo que daban de sí sus piernas. No dejo de correr a pesar de que oyó a Roy susurrar antes de que cerrara la puerta de su despacho “te amo”.
 
 

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