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Primer contacto por Hally362

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Notas del fanfic:

D: Los personajes, la trama original y toda la gloria que conlleva esta serie pertenecen a Konomi Takeshi-sama

Notas del capitulo: Con todo mi cariño, devoción e infinito agradecimiento, para Aniki.
Trás 14 tracks de un cd que me recuerda mucho a ti, surgió esto.
Tocó dos veces el timbre y esperó que abrieran.

 

Casi inmediatamente la puerta se abrió y una madre joven se asomó con expresión curiosa. Tomado a su mano estaba un pequeño niño castaño, al parecer su hijo, con una expresión de tristeza.

 

-Mizuki Hajime. Un placer, señora Fuji- Hizo una reverencia y la ya nombrada sonrió, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.
-Bienvenido, Mizuki-kun-

 

Una vez adentro, contempló la hermosa y amplia casa, a un estilo occidental difícil de ver en las familias de una trascendencia tal como la de los Fuji.

 

-Esto…- Comenzó la mujer algo apurada al ver la hora. Su marido se acomodaba la corbata en el espejo cercano- Nos tenemos que ir ya. Mizuki-kun, ya le he explicado las reglas por teléfono: Nada de dulces antes de dormir, ue se cepillen los dientes, que no se metan al gimnasio personal que esta en la planta alta, que se aseen, no se abren las ventanas por la noche porque podrían enfermarse, las pijamas ya están sobre sus camas, de preferencia que no cenen comida picante por mucho que insistan, que Yuuta se acueste antes de las 10:30 PM, Syuusuke tiene algo de insomnio así que está bien si se queda despierto más tarde, si puedes dale un té o algo que le ayude y…-
-Cariño, ya vámonos- Apremió el hombre, de traje y bastante alto, que ya estaba en la puerta dispuesto a salir – Seguro Mizuki-kun es un joven inteligente y sabrá que hacer para tenerlos bajo control-
-Pero…- La madre de casa bajó la mirada, para encontrarse con el menor de la casa y su castaña mirada con una luz extraña suplicándole que se quedase. Suspiró como sólo una madre podría hacerlo y soltó la manita de su hijo- Pórtate bien, Yuuta-chan. – Volvió su mirada a Mizuki- Te los encargo mucho, Mizuki-kun. Syuusuke está en su habitación, segundo piso segunda puerta de derecha a izquierda.- Se agachó a darle un beso al pequeño y luego salió tras su esposo.

 

Se escuchó la puerta cerrarse. Yuuta tembló y, cuando volteó, tenía al chico de cabello negro y rizado acuclillado a su lado. Le acarició la cabeza con suavidad y sonrió. El menor devolvió la sonrisa con timidez.

 

-Te llamas Yuuta, ¿Verdad?-
-S-si…Mucho…Mucho gusto, Mizuki-san- Bajó la cabeza.

 

Era un lindo niño. Muy tímido y excesivamente sobreprotegido por su madre, pero buen niño, según se veía.

 

-Hajime, puedes decirme Hajime si quieres ¿Me llevas con tu hermano?-

 

El castaño se asomó por sobre el hombro del de ojos lilas y señaló con un gesto de cabeza las escaleras tras el mayor.
Allí, sentado en el quinto escalón, estaba un niño mayor que Yuuta, mirando atentamente a Hajime.
Y, a pesar de ser tan pequeño, algo en el analizador, pesado e indescriptible azul de sus ojos se le antojaba intimidante.

 

- ¿Mizuki Hajime?- Preguntó mirando al pequeño, a su hermanito menor, con una mirada más dulce y fingiendo que el de cabello negro no existía.

 

Este asintió, sonriendo a su hermano mayor.

 

-¿Va a ser el que nos va a cuidar?-
Lo que Mizuki tenía claro es que no le caía nada bien.
-No hables como si no estuviese aquí- Habló sin pensar.

 

El azul intenso se volvió a incrustar en él.
Estaban todos muy tensos, el ambiente lo delataba.


-Syuu-chan- Llamó el menor con preocupación- Mamá lo ha llamado, quiere decir que Hajime-san no es malo…-
-… ¿Hajime?- Se levantó. Yuuta no era así, Yuuta no se tomaba confianzas con tanta facilidad. Lo miró interrogante. Este sólo contestó balbuceando un lo siento que, de no haber vivido tanto tiempo con él, Syuusuke no habría comprendido. –No importa. Me vuelvo a mi habitación- Sonrió con amabilidad a su nervioso hermanito y subió cada escalón con un paso firme que casi anunciaba lo posesivo que era.
-Es que no le gustan los extraños- Susurró después de unos segundos de escalofriante silencio.

 

Y, Syuusuke, que escuchaba desde lo más alto de las escaleras, no puedo agregar lo que pensaba.

 

*Me gustan los extraños, me gusta conocer gente nueva, pero los que te tocan, esos si no me gustan.*

 

Con un mohín ofendido, Mizuki acepto que era una especie de disculpa del hermanito para el agravio del mayor.

 

-Que más da…- Se concentró nuevamente en el castañito, despeinándole un poco. –Oye, ¿Qué te pasó aquí?- Cuestionó al notar la cicatriz en la frente de Fuji. Recorrió la herida con la punta del dedo índice, con cuidado, casi como si temiera que aún doliera.
-Me corté- El ceño fruncido del mayor le invitó a completar la tan simple respuesta- Un día Syuu y yo fuimos al parque…Unos niños mayores que nosotros nos empezaron a molestar, mi hermano fue a decirle a nuestra hermana mayor…mientras no estaba me empujaron. Me lastimé con el borde de uno de los juegos que estaban cerca.-

 

*Desde que salí del consultorio del doctor para que me revisaran la herida Syuu y yo no nos hemos separado* No supo porqué, pero aunque era la verdad, no lo dijo.

 

-Ah-
-Eh…- Le ponía nervioso que Mizuki no dejara de recorrer la cicatriz, le daba escalofríos.

 

Afortunadamente, Fuji mayor decidió que ya era tiempo suficiente y llamó a su hermano, anunciándole que su película favorita estaba siendo transmitida.

 

Un “voy” salió de los labios del castañito que técnicamente salió corriendo y jalando al de cabello negro para que fuese con él.
El rictus de calma del de ojos azules se desvaneció al tener a Mizuki en SU habitación con SU hermano tomándolo de la mano.

 

-¿Vas a ver la película con nosotros?-

 

Una vez más, Hajime se sentía retado por el tono de voz y los gestos corporales que presentaba el segundogénito de la familia.

 

-Si Yuuta-chan quiere, lo haré-

 

A Syuusuke le molestó que se creyera lo suficiente como para tomarse confianza con un pequeño que ni siquiera lo miraba por estar metido en su película favorita.

 

-Quédate, Mizuki- Pidió el más pequeño, aunque lo hacía sin prestar ni la más mínima aplicación a lo que le rodeaba.

 

En fin, se sentaron a los píes de la cama, quedando así:
Syuusuke-Yuuta-Hajime.
En cierto momento, Fuji no supo cuando, Mi…como se llamara, había mirado a Yuuta, percatándose de algo muy interesante.
Tomando con delicadeza la barbilla del niño, le volvió la cabeza hacia él y se acercó.
Mucho. Demasiado para el gusto del hermano menor.

 

-¿Tus ojos cambian de color?- Le preguntó a un muy, muy sonrojado niño.
-Sip…- Respondió sonriendo nervioso.
-Que bonito-

 

¡Ya! ¡Listo! ¡Era más de lo que podía aguantar!
Estaba a punto de alejar a la cosa morada (Sus ojos eran lilas, y al parecer le encantaba combinar porque su suéter era morado con unas ENORMES rosas color pastel) de su hermanito cuando se escuchó el timbre.
Como era su obligación, Mizuki se levantó a abrir, aunque había estado bastante cómodo con el castaño tan cerca de él.
Cuando volvió, Yuuta estaba ya dormido (Eran las 10: 06 PM) en la cama de Syuusuke, quien lo estaba arropando con ternura.
Era una lástima que el sueño le venciera…Sin embargo, así también se veía muy mono.
Fuji, notando la presencia de ese tan desagradable ser, se indicó que salieran de la habitación para “no hacer ruido”.

 

Por su parte, el de ojos azules no tenía pensado hablar con Mizukosa *Aún* Y eso hizo, no le habló en toda la noche.

 

Hasta que llegaron sus padres.
Durante todo ese tiempo (Dos o tres horas) si Hajime sentía que Syuusuke lo que quería era apuñalarlo, no estaba tan lejos de la verdad.

 

-Bien, amor- Le habló su madre a Fuji con una sonrisa cansada-  Te dejo para que te despidas de Mizuki-kun que al parecer te ha caído muy bien-
-Si, mamá- Con una sonrisa, se dirigió a la entrada, donde esperaba un Mizuki alucinando porque la madre no se había dado cuenta que esa sonrisa no era precisamente de un angelito. –Mizuki-san- Comenzó una vez que estuvieron frente a frente- Toda mi vida he intentado que personas como usted no se acerquen a mi precioso hermanito, que al parecer es demasiado inocente como para darse cuenta de las intenciones mal sanas que se tienen para con él- Hajime arrugó el entrecejo ante el vocabulario tan correcto del menor. No por nada su madre se había encargado de hacerle saber al de cabello negro que, para su edad, Syuu era todo un genio –Y sinceramente espero que no nos vuelva a cuidar. Ya sabe, creo que se le hará la vida más fácil si deja de meterse con personas que ya tienen dueño- La suave sonrisita le heló la sangre- Bien, siendo claros: Yuuta es MÍO y no voy a permitir que un niñero pedófilo mal vestido lo toque de nuevo.-

 

 

 La escena siguiente fue un Mizuki en estado de shock con la puerta estampada en la cara.

 


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