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Corazón por Almaschmetterling

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Notas del capitulo:

Para la persona mas hermosa <3 

Kuroko no basuke y sus personajes son de tadatoshi fujimaki y yo solo los uso para webadas :v

Quizás estaba volviéndose algo paranoico al estar en ese estado que le daba la impresión de que su esposo no le prestaba la suficiente atención con él en esas semanas.

Se acomodó en la cama, ya no se podía consigo mismo en esa situación, le dijeron que esta vez a diferencia de las otras seria delicado, que tenía que tener cuidado de no realizar movimientos demasiado bruscos y aun así  no quería despegarse de su pareja menos que nunca, de su esposo del cual llevaban años de casados.

Sin embargo hoy su esposo Seijūrō partiría a una competencia de Shoji muy importante en el centro de Kyoto puesto que allí asistirían importantes hombres de negocios con los cuales hacia tratados  en su empresa multimillonaria, así que  realmente aunque él lo quisiera su esposo no estaría para quedarse a su lado.

Miro hacia la ventana; tal como había pronosticado el tiempo, se pondría a llover muy pronto y ya leves gotitas aparecían en la ventana como dándole el saludo. Miro el patio inmenso le gustaría estar afuera disfrutando el frescor de las pequeñas gotas, le gustaba un poco la lluvia, era refrescante y le recordaba momentos cálidos con su amado, sus abrazos tomando chocolate caliente y riendo de cosas tan sencillas, pero que muchos no reirían, puesto que el pelirrojo tenía un humor especial y poco comprendido, pero a Furi si le hacía reír.

Era injusto estar así tan solo. Era muy triste que se sintiera tan abandonado…

Sei no me ignores.


No me hagas sentir de esta manera.

Tal vez a estas alturas era solo una carga para el pelirrojo, era horrible pensar de esa manera, pero realmente la indiferencia de este le estaba matando lentamente, puede que estuviese muy ocupado, pero no seguir ser de esta manera sin ni siquiera le dé un gesto de cariño. Sentía que todo se estaba consumiendo lentamente, apagando como si la vela de aquella llama estuviera con apenas un poco de cera para sobrevivir.

Tal vez él era simplemente una persona egoísta al quererlo a su lado todo el tiempo. Siempre se consideró que era demasiado para aquel pelirrojo, este tan hábil y el tan inútil, solo era un simple perdedor.

Negó con la cabeza mientras se iba quedando dormido al escuchar la lluvia golpeando en las ventanas con más fuerza

 

 


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Su marido llego tarde con algo de lluvia en su ropaje puesto que no había parado de llover en todo el día, se cambió de ropa al entrar a la habitación matrimonial y Kōki lo llamo casi desesperado para verlo nuevamente, feliz de que por fin llegase a casa, quería al menos escuchar su voz y ver su hermoso rostro.

Entonces lo que más había temido escuchar en toda su vida salió de los labios de aquella persona, rompiéndole el corazón en mil pedazos, sentía que le costaba respirar incluso en aquel momento sosteniéndose  para no decaer.

—Kōki, ya no te amo—Su voz sonó como siempre, sincera y sin tapujos pero con un toque frio esta vez.

Eran palabras tan simples, pero dolían tanto como una puñalada en el corazón con ácido, se sentía sangrar internamente, no había nadie quien pudiera parar aquel enorme dolor, aquel terrible vacío que se formaba en su pecho. Sus ojos se llenaron  de lágrimas.

—Yo lo sabía, digo, era evidente que no podía ser otra cosa desde que has estado muy frio conmigo últimamente, Seijūrō  ¿Amas a otra persona?


Este negó rotundamente.

—No. Solo se acabó el amor, pensé que lo nuestro duraría más, pero creo que  ambos debemos tomar rumbos separados Kōki.

— ¡Pero yo aún te amo a ti! ¡Te sigo amando!

Seijūrō  no hizo ningún gesto cuando el castaño lo abrazó fuertemente contra sí, simplemente lo aparto y eso fue lo que más le dolio, lo indiferente que parecía ante él. Furihata se hizo a un lado, derrumbándose  de dolor, cayéndose en el piso sin importarle nada, no quería nada más en este mundo, tal vez solo desaparecer de una buena vez.

Era demasiado dolor para ser soportado, demasiado para no caer y sentirse desfallecer como un ave herida ¿Por qué no podía tener a su lado a la persona a la que más quería? ¿A la que por fin pudo amar?

Y así el dolor traspaso más allá de él mismo.

 

 



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La lluvia parecía más salvaje y fuerte que nunca a esas alturas, como su estado de ánimo. Estaba muy furioso, demasiado. Nadie tenía la culpa de lo que había pasado, pero aún así estaba impotente de no hacer nada en ese instante. Dio un puñetazo a la pared casi dejando la huella de su puño como prueba de su indignación e impotencia de aquel momento doloroso.

En ese momento entra aquel joven por la puerta del hospital como enloquecido, con la cara descompuesta, su cabello completamente mojado al igual que el largo abrigo color crema que llevaba en ese instante  y con evidentes ojeras, su piel se veía más pálida que nunca.

— ¡¿Dónde está Kōki!? —El recién llegado se dirigió al padre de este último  que estaba esperando en la enfermería casi remeciéndolo. — ¡¿ESTA BIEN VERDAD?!

—Está en el pabellón 13, pero no me han dado noticias hasta el momento.

—Tiene que estar bien—Se jalo el cabello como queriéndoselo arrancar de cuajo. Su mirada parecía perdida —Kōki debe estar bien, yo no puedo vivir si él se muere.

El hombre mayor le  dio una suave palmada tratando de calmarlo.

—Lo estará Seijūrō. Mi hijo y mi nieto estarán bien. Deberías irte a dormir, acabas de llegar se nota que no has dormido nada.

—No puedo dormir, Kōki me necesita más que nadie, yo lo necesito. Donaría toda mi carne y toda  mi sangre solo para que el viviera. —Se tapó el rostro con una mano—No debí dejarlo solo ni un instante, pero me sentía tan culpable de que estuviese así,  embarazándolo después de poco tiempo de haber tenido otro hijo.  Soy lo peor.

El padre de Furi negó firmemente acercándose al pelirrojo.

—Escúchame, él te ama mucho, tanto como tú a él. No puedes permitirte morir por él y el tampoco  soportaría que hicieras algo así.

A Akashi le temblaba el labio, no sabía si de frio o de frustración, solo quería estar con su esposo y darle todo el amor que tenía reservado para él, lo necesitaba demasiado.

Te necesito a mi lado Kōki.

Seijūrō  nunca en todos los momentos que tuvo en su vida había derramado tantas lágrimas como en ese instante, más cuando luego le dijeron que no había ninguna esperanza para su amado.

¿Podía el dolor ser tanto? ¿Por qué dolía de esta manera tan horrible?

Su corazón se rompía en mil pedazos, no quería estar sin su amado. No podría estar sin Kōki, él vivía solo por Kōki.

 

 



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No supo cuánto durmió, pero cuando los abrió Akashi estaba tomando sus manos  se las acariciaba amorosamente  besándoselas con infinito amor ¿Estaba soñando aún?

— ¿Sei?—Llamó con voz algo ronca, con algo de miedo de que lo que tenía a sus ojos fuese solo una ilusión, le dolía mucho el cuerpo y aún tenía la sensación del corazón destrozado

—Todo está bien ahora Kōki. —Su voz fue suave y dulce—Nuestro pequeño está bien.

Seijūrō beso  la mejilla de su pareja quien se sintió un poco extraño. No quería ilusionarse, no quería dejarse llevar por lo que sentía en ese instante, su corazón se había dañado tanto.

¿Y si todo lo que vivía en ese momento era solo una ilusión?

—No llores más Kōki, todo estará bien. —Akashi  le abrazó suave sentándose en la cama —Descansa en cama mi ángel.

En ese momento Furi lo abraza fuerte de manera impulsiva tomando por sorpresa a este.

— ¡No! ¡No quiero descansar! ¡No quiero despertar en un mundo en que tu no me quieras!—Humedeció las ropas ajenas aferrándose a Akashi, sintiendo una sensación que no quería sentir.

No quería despertar. No quería estar sin la persona que amaba.

Pero algo lo llamaba, debía de ir…aunque esa sensación de descubrir algo horrible le doliera.

Él te ama
, nunca ha dejado de amarte.

 

 



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Un llanto de un pequeño le hizo abrir los ojos lentamente ¿Cuánto tiempo había pasado? Se sentía agotado al máximo, miro al pequeño bebé que estaba en los brazos de su pareja que se lo estaba acercando a él.

—Mira Kōki, es igual a ti, tiene el color de tus ojos. —Seijūrō sonreía al ver como Furi había despertado al fin— ¿No es lo más adorable que hayas visto? No me canso de verlo.

Furi sonrió, cansado pero animado. Había dormido solo una hora desde que nació su hijo pero había soñado todo eso tan vívidamente como una terrible pesadilla. Realmente no quería que algo así ocurriese nunca.

—Tiene la forma de tus ojos y su cabello es algo rojo como el tuyo, se parece más a ti Sei…

—Yo digo que es hermoso como tú—Le entrego al niño cuando este hizo un gesto para poder cargarlo, dándole de paso un beso en la frente de Furihata. El bebé se calmó de inmediato en brazos de Furi— ¿Sabes Kōki? Esta mañana soñé algo horrible, que estabas en el hospital por emergencia y yo no podía hacer nada por salvarte…—Apoyo ligero la cabeza en la cama al lado de Kōki—Si te pasara algo así no podría vivir feliz, renunciaría a todo. Yo no puedo estar sin ti.

—Pues ahora yo tuve una pesadilla donde no me amabas más…

—Eso no pasará nunca—Le  besó  sorpresivamente haciendo que el castaño se sonrojase ante la acción tan repentina de su marido. —Si ese yo de mi sueño te dijo eso, pues ese no era yo.

—Sei… ¿De verdad nunca seré un estorbo en tu vida?

—Escúchate a ti mismo Kōki ¿Alguna vez te he dicho algo similar?—Le tomo el rostro para mirarle a los ojos directamente haciendo estremecer a Furi con aquellos ojos tan rojos, con aquella mirada de fuego que siempre le gusto a Kōki.

—Nunca Sei. —Beso a Seijūrō quien recibió gustoso el beso, con el bebé dormitando tranquilamente entre ambos.

Se separaron después solo para ver a la pequeña criatura que dormía en los brazos de Kōki.

— ¿Qué nombre deberíamos ponerle? —Acomodo más sus brazos para que el bebé durmiese tranquilamente, mientras su esposo acariciaba con un dedo las adorables mejillas de su pequeño hijo con mucha ternura. El hijo de ambos realmente era la mejor muestra de su amor. 

—Kōu (降雨) ya que nació un día de lluvia—Miro a Kōki y le sonrió ampliamente— ¿Te gusta?

Este asiente muy feliz besando a su pareja, saliendo del hospital pocos días después con el pequeño Kōu, sus padres emocionados, tanto Masaomi como el padre de Kōki felices de ver al pequeño bebé  con sus ojos expresivos y similares a los de Seijūrō.

 



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Kōki estaba tranquilo, los años pasaban felizmente mientras veía a sus niños crecer, la pesadilla solo había sido eso, nada más que una pesadilla horrible. Seijūrō jamás le había abandonado ni parecía intenciones de hacerlo. Sin embargo ¿De quién era aquella voz de la otra vez que había escuchado?

“Él te sigue queriendo”

A veces piensa que fue Kōu, pues siempre procura que Seijūrō y el estén juntos cuando tienen una discusión. Parece una tontería, pero a veces hay cosas que ni siquiera el más listo puede comprender.

— ¿Pasa algo Kōki? —Seijūrō se puso arriba de él viéndole fijamente—Pareces abstraído ¿Pasa algo? Si te sientes aburrido puedo tomar una semana libre y salir de viaje al país que queramos y hacer el amor durante todo el viaje para que lo único que haya en ti sea una sonrisa.

El castaño sonrió con la propuesta abrazándose a su esposo con los brazos y las piernas.

—Suena bien…Aprovechemos que los niños no están y hazme tuyo ahora.

No tuvo que decir más pues ya se estaban besando y acariciando con amor, con pasión, el fuego de su cariño no se apagaba nunca, ambos aprendían cada día a enamorarse del otro. Pronto entre besos y roces lujuriosos las prendas se les hicieron incomodas  a cada uno y se las quitaron con habilidad y casi fiereza.

 Kōki puso a Seijūrō sentado y se puso a lamer el miembro ajeno como si fuera una paleta dulce moviendo su lengua con destreza a lo largo de este que iba agarrando dureza mientras que con otra mano preparaba su agujero metiendo sus dedos hasta pronto tocar el área que quería para estar listo y ponerse en cuatro finalmente mostrando su agujero descaradamente a su pareja  a quien su pene palpitó deseoso sobre todo al recibir aquella mirada de Kōki queriendo sentirlo adentro ya de una vez.

 Desesperado por sentirle ya  Seijūrō tomo su pene presionando sobre el ano ajeno y empujando hacia adentro suavemente hasta tenerlo completamente en su interior, sintiendo esa calidez que tanto necesitaba del cuerpo de su esposo, al cual embistió primero con suave movimiento hasta convertirlo en un acto un poco más rápido y sin dudar ni un solo segundo, Kōki gemía sin contenerse y jadeaba  moviéndose inspirado por el placer que le provocaban, al igual que su esposo quien pronto lo giro para  verlo a la cara y luego sosteniéndolo de las piernas firmemente lo apoyo fuerte contra la pared sin dejarle mucha libertad de movimiento al castaño  quien aun así, movió entusiasmado su trasero y cuando los gemidos no se lo impedían, buscaba besos de su amado pelirrojo. Los corazones de ambos estaban agitados  y la respiración se les hacía dificultosa en cada movimiento donde ambos se sienten parte del otro hasta que el pelirrojo no puede más y  eyacula metiendo hasta el tope su miembro así teniendo a Kōki sentado en este, quien se viene a su vez al sentir el esperma caliente dentro de sí sintiendo las piernas temblorosas mientras algunas gotas de semen caen al piso.

Después de un rato se besan y vuelven a hacer el amor una vez más hasta el día siguiente donde ambos se besaron en la cama cansados, agitados después de tanta acción y por primera vez en mucho tiempo dejando que el tiempo pasara tranquilamente.

—Sei ¿Te acuerdas cuando recién supimos que  estaba esperando a Kōu? —Se acomodó en la cama apoyándose en el pecho ajeno  y demostrándole una cálida sonrisa.

—Cómo olvidarlo, estaba muy feliz, pero luego me preocupé cuando el medico dijo que sería más difícil por haber quedado en ese estado casi de inmediato después de tener a Masaki.  Fue un poco inquietante el proceso, no quería separarme de ti a pesar de que a veces me gritabas que me fuera cuando te enfadabas por los cambios de humor.

—Si…estaba insoportable. —Rio leve sin ganas de reír en realidad, una risa nerviosa y tímida que ocultaba sus temores profundos—Aunque en el fondo tenía mucho miedo de todo y de que te aburrieras de mí.

Seijūrō lo tomo de las nalgas y lo subió encima de él.

— ¿Cuántas veces debo hacerte mío para que no pienses así?

Su pareja se relamió con un poco de coquetería.

—Por mi házmelo cuanto quieras Sei, siempre te desearé, te amo.  Y no soportaría no tenerte conmigo, sería como si me arrancaran el corazón del pecho, sería la peor tortura y moriría.

Tomando la mano de Kōki, Seijūrō se la beso con infinito amor a su marido.

—Si tú murieras yo moriría contigo, puesto que mi corazón y mi alma te pertenecen. Mi vida ya no tendría el mismo sentido sin ti, pues eres la luz en ella.

Ambos se abrazaron, con necesidad, intentando creer que no era un sueño, que esa era su realidad. Puesto que si no era real esto que vivían sus corazones se rompería, puesto que ahora estaban tan conectados, tan unidos el uno al otro que de dos corazones hacían uno.

Se separaron apenas para conectar sus miradas que transmitían un fuerte sentimiento entre ambos, un sentimiento que crecía más con el paso de los años y no parecía apagarse.

—Te amo —Dijeron al unísono y luego rieron.

Definitivamente sus mentes y corazones estaban conectados a una profundidad que ninguna persona entendería. 

Notas finales:

See you c: 


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