La semana había sido agotadora. El ciclo estaba en su recta final y las noches sin dormir le estaban pasando factura. Llegó a su apartamento y nada más entrar a la sala se dejó caer en el sofá de forma pesada. Se sentía tan cansado que sus ojos se negaban a abrirse. En su mente pasaba el pensamiento de comer algo antes de dormir, pero su cuerpo no parecía estar de acuerdo pues sentía su mente apagarse poco a poco. El sonido de su móvil le despertó. Al encender la pantalla se sorprendió al notar la hora. Había dormido en el sofá por más de 4 horas, siendo pasadas la 1 de la madrugada ya. Abrió el mensaje y sonrió al leerlo.
Sé que te has quedado dormido nada más llegar. Asegúrate de comer algo cuando te levantes.
Era simple y corto, pero no pudo evitar emocionarse. Conocía al remitente de ese mensaje y aunque se negase a aceptarlo ante este, le hacía ilusión saber que todavía se preocupaba por él. A pesar de su actitud huraña y reacia a su toque el moreno no parecía rendirse pronto y aquello le hacía feliz. La verdad es que le costaba mucho sincerarse ante el mayor. Simplemente tenía miedo a salir lastimado otra vez y por ello alejaba a aquel que le había hecho daño en un comienzo, pero también era el único que lograría hacerle feliz. Lo sabía. Sabía muy bien que el mayor era el único que le traería la felicidad que tanto ansiaba, pero también podía romperle y estaba demasiado asustado de que aquello pasara. Porque quien te hace fuerte también es a su vez tu mayor debilidad.
Sacudió la cabeza, despejando esos pensamientos de su mente, se levantó del sofá y caminó a la cocina. En su refrigerador no había gran cosa, pero decidió que algo simple estaría bien. 10 minutos después comió un sándwich y caminó hacia su habitación para volver a dormir.
Pasó una semana de aquello y las cosas se relajaron en el trabajo. Suspiró aliviado al observar la hora en su reloj. Por fin lograría llegar a su casa a una hora decente. A ese pensamiento le siguió el de soledad pues esa persona que siempre insiste en ir con él tenía una reunión y no lo haría. Caminó hacia la estación, hundido en sus pensamientos hasta que chocó con alguien. Inevitablemente perdió el equilibrio y acabó en el suelo.
-¡Lo siento mucho! Iba distraído y…. ¿Ritsu-san?- oyó que le llamaban y enseguida reconoció esa voz.
-Misaki… tranquilo yo también tenía la cabeza en otra parte.- dijo con una sonrisa en el rostro. A pesar de trabajar en la misma editorial no lograban verse nunca.
-¿Ya volvías a casa?- cuestionó el castaño menor.
-Si…. Por fin terminamos el ciclo y las cosas están más tranquilas. ¿Vas de camino a casa tu también?- le preguntó al levantarse y comenzar a caminar juntos.
-Si…. Pero Usagi-san no estará y no tengo muchas ganas de volver….- murmuró con voz triste.
Lo entendía. Sabía de la relación que el reconocido escritor, Usami Akihiko,y su querido amigo, Takahashi Misaki, mantenían. Incluso sentía algo de envidia al verlos tan felices juntos. Cierto que no conocía toda la historia, pero aún así se notaba de lejos lo mucho que se querían esos dos.
-¿Llegará tarde a casa?- cuestionó con curiosidad.
-No…. Está fuera del país promocionando su nuevo libro.- dijo el menor haciendo un puchero.
-Realmente no te gusta estar apartado de él.- comentó soltando una risita.
-Eso es….bueno es cierto…. Pero no es culpa mía. Usagi-san siempre dice que me necesita, no se separa de mi casi ni para ir al baño, me abraza de repente incluso cuando estoy cocinando y sabe que me molesta….. por eso cuando se va unos días no puedo evitar extrañarlo….- respondió lo que parecían ser quejas, pero en realidad casi parecía fardar.
-Nada de eso me suena mal a mi…. Creo que tu novio es un hombre maravilloso Misaki y es normal echar de menos a alguien al que se quiere tanto y con el que pasas tanto tiempo.- habló con nostalgia en la voz.
-Ritsu-san…. ¿por qué no vamos a algún sitio a cenar y pasar el rato?- propuso el menor. Había notado el tono de voz del mayor y sabía que había algo que su amigo necesitaba contar a alguien.
Este asintió y admitió para si que no quería estar solo en ese momento. Por alguna razón ese día necesitaba demasiado a su molesto jefe, pero no era capaz de decirlo en voz alta.
Llegaron a un pequeño restaurante cuyo piso de abajo era una discoteca. Se sentaron en una mesa en la esquina del local para así poder hablar más tranquilamente.
-¿Te preocupa algo?- se animó a preguntar el menor.
-Yo…. ¿qué te hace pensar eso?- evadió la pregunta con otra.
-Pues…. Noté que hoy no pareces muy animado….más bien melancólico.- respondió sinceramente.
-Eso es…. Tal vez tengas razón…. Hoy es… un día difícil para mi la verdad.- dijo mirando a la gente pasar.
-¿Pasa algo importante hoy?- cuestionó con voz dulce.
-Pues...hoy hace diez años que tuve la mayor desilusión amorosa del mundo.- respondió con voz queda.
-Eso… ¿durante la secundaria?
-Así es…. En ese entonces estaba enamorado de un sempai y pensé que era correspondido. En un día como hoy, en su casa le pregunté lo que sentía por mí, pero solo se rió. Yo me fui de allí destrozado y me marché a estudiar al extranjero sin hablarlo con él.- contó mirando ausentemente por la ventana.
-Eso… debió ser horrible.- susurró el menor mirándole con tristeza.
-Si…bueno ahora sé que solo fue un malentendido, pero durante los últimos diez años pensé que se había burlado de mi y me cerré a intentar tener otra relación con alguien.- dijo mirando a su amigo.
-Espera…. ¿ahora lo sabes? ¿Volviste a verle?- preguntó sorprendido.
-Si… bueno fue de casualidad y yo no le reconocí en un principio pues no solo su apariencia había cambiando sino que su apellido también…
-¿Quién es? ¿Le conozco?- preguntó curioso.
-Pues…. Es Takano-san.- susurró con voz queda.
-Takano….¿Takano Masamune? ¿El editor en jefe de Emerald? ¿Ese Takano?- cuestionó sorprendido a más no poder. El mayor solo asintió avergonzado.- ¿Cómo...? ¿Cómo reaccionó él? ¿Sabe que salisteis en el pasado?
-Si… fue él el que me reconoció primero. Discutimos y aclaramos el malentendido, pero entonces…
-¿Entonces?- le instó a continuar.
-Me dijo que seguía enamorado de mi y que haría que volviese a decirle que le amo.- susurró con las mejillas sonrojadas a más no poder.
-¿En serio? Vaya… eso es impresionante…. ¿Y como te sientes respecto a eso?- preguntó preocupado y curioso a la vez.
-Yo… no lo sé… cuando me enteré que había tenido una relación con Yokozawa-san me sentí horrible… tuvimos muchas discusiones y a pesar de mi reticencia a que se volviese a acercar a mí… él no ha renunciado. Es más no deja de decirme que me ama y que no piensa dejarme ir otra vez…- su rostro cada vez parecía más un semáforo.
-¿Y eso te pone feliz? ¿Nervioso? ¿Confundido?
-Un poco de todo… mi corazón late deprisa cuando me susurra al oído, me abraza o tan solo me acaricia la cabeza, pero… aunque su toque sea confortable siempre recuerdo lo que pasó y….
-Te asustas.- finalizó por él.
-Si… no puedo evitar pensar que volverá a pasar lo mismo y siempre termino alejándole.- murmura con voz afligida.
-El caso es que no es que no estés enamorado de él. Solo estás asustado de que te hagan daño y por eso eres incapaz de decirle lo que sientes…- comentó pensativo y comprensivo a la vez.
-¿Cómo sabes tanto?- preguntó mirándole sorprendido.
-¿Nunca te conté cómo conocí a Usagi-san verdad?- el contrario negó con la cabeza.- Verás… bueno mi hermano es su mejor amigo desde hace más de 10 años y le pidió ayuda para que yo pudiera entrar a la universidad que quería…. Para no hacerlo largo…. Usagi-san llevaba esos diez años enamorado de mi hermano, pero este nunca se dio cuenta, anunció que se casaría y se marchó a Osaka con su mujer. Yo me quedé con Usagi-san pues había logrado entrar a la universidad, entre sus manoseos y constantes celos me di cuenta que él me gustaba, pero pensé que solo me veía como sustituto de mi hermano así que no me animaba a decírselo… peleas con su hermano, que también se interesó en mi, la aparición de su padre a quien no le gusta que su hijo esté conmigo, su prima que por alguna razón también está muy apegada a mí, Aikawa-san con sus constantes miradas de fujoshi encantada, Isaka-san usándome para manipular a Usagi-san y mi hermano sin enterarse de nada de esto. También sumémosle a Ijuin-sensei, al cual amo por su manga, que se me confesó abiertamente delante de Usagi-san y desde entonces no se tragan. Todo este caos desde que tenía 18 años, hace 4 años ya.- contó de carrerilla y casi quedándose sin aire.
-Wow… eso debió ser duro. Pero al final le dijiste como te sentías ¿no?- dijo después de procesar todo lo dicho por el menor.
-Si… fue difícil porque pensaba que sería una molestia en su vida, pero… a pesar de estar asustado, me di cuenta que no quiero alejarme de su lado. Si seguía con él sin ser sincero sobre lo que siento solo le haría sufrir y no es algo que quiero. Todavía me cuesta decírselo, pero intento expresárselo tanto como puedo… y se que le hace feliz el que yo considere tanto lo que él siente y quiere.- explicó sinceramente con una linda sonrisa en el rostro.
-Ya veo… ¿dices que tengo que tomar el riesgo?- preguntó después de un prolongado silencio.
-Así es… el miedo estará ahí porque nadie quiere ser lastimado, pero… sino lo intentas se muy bien que el arrepentimiento será mucho mayor… porque habrás perdido a la persona que te acepta incondicionalmente, con lo bueno y malo de ti. Creo que encontrar a alguien así es muy difícil… y eso lo entendí al conocer a Usagi-san.- murmuró tímidamente. Sus mejillas estaban rojas por confesar todo aquello delante del mayor. Este sonrió con cariño y suspiró aliviado.
-Tal vez… hable con él cuando vuelva a casa…- susurró también sonrojándose. El contrario le miró y sonrió contento por haber podido ayudar a su amigo. La verdad es que no pudo evitar verse a si mismo hace un par de años cuando las inseguridades eran tan fuertes que no veía posible un futuro feliz junto a su conejo pervertido. Cierto que ahora seguía sintiéndose inseguro algunas veces, como ese día cuando el peliplateado estaba fuera durante unos días, pero luego su querido novio le mostraba lo mucho que le quería y en sus brazos todo se veía mucho más prometedor.
Hablaron durante un rato más hasta que el castaño menor borró su sonrisa y una mueca de preocupación inundó su rostro.
-¿Pasa algo Misaki?- preguntó su amigo y él solo negó con la cabeza nervioso. “¿Qué hacía ahí Ijuin-sensei?”fue lo que se preguntó a si mismo el menor al ver a su mangaka favorito, pero el peor rival de su novio, sentado en la barra hablando tranquilamente con un moreno que tardó unos segundos en reconocer.
-¿Ese es Takano-san verdad?- cuestionó el castaño mayor mirando en la misma dirección que su pequeño amigo.
-Lo viste ¿eh?- dijo nervioso. No sabía lo que pasaba, pero ver al castaño mayor junto a la persona más importante para su amigo no le gustaba para nada.
-Si… la verdad es que no pensé que se interesaría en alguien tan pronto… soy un idiota.- murmuró dolido.
-Vamos… dijiste que él no iba a darse por vencido contigo así que… no creo que haya nada de ese tema entre ellos.- aseguró e intentó animarle el menor.
-Supongo… pero no sería raro que se hubiese cansado de mi y mis rechazos…- dijo con voz queda y dolida.
-Mira… si algo tiene Takano-san que se le parezca a Usagi-san es en su testarudez en cuanto a sus sentimientos. Puedo decir casi con completa seguridad que ambos se parecen en ese aspecto. Seguro que se sienten solos y no dejan que nadie se les acerque de verdad, pero cuando se enamoran de alguien lo hacen sincera y completamente. A pesar de que puedan salir lastimados no se rinden ante nadie ni nada.- le aseguró con convicción.
-Hmp… yo también pensé que se parecían cuando los conocí a ambos.- habló divertido el mayor.
-Supongo que no querrás quedarte a ver que hacen, pero tampoco querrás ir a casa a pensar en tonterías así que… ¿por qué no vamos al piso de abajo a beber y bailar un rato?- invitó el menor y el contrario solo asintió sin notar que unos ojos almendra se habían posado en su persona.
Sin más ambos pagaron por su cena y caminaron hacia el sótano del lugar. La música estridente se hizo notar nada más pasar por la puerta junto a una multitud de gente bailando y sudando. Con dificultad lograron llegar hasta la barra y pidieron algo sencillo pues ninguno de los dos tenía mucha resistencia al alcohol y no querían hacer una escena por la cual se arrepentirían el resto de sus vidas. Con copas en mano comenzaron a hablar entre ellos, con dificultad por la fuerte música, pero algo lograban entender.
Fue un par de horas más tarde cuando sucedió algo que de seguro avergonzaría a ambos de sobremanera al día siguiente. Ya llevaban alguna que otra copa de más cuando el castaño mayor volvió a ver a su amor de la adolescencia, aka su jefe actual y también vecino, el cual seguía en compañía del atractivo mangaka. Sintió un cúmulo de sensaciones aglomerarse en su estómago, la más fuerte de ellas la reconoció como celos. Quiso ignorarlo, pero algo dentro suyo se lo impedía, como es el caso de su propia conciencia la que le regañaba por ser tan poco sincero consigo mismo y con el mayor. Sacudió la cabeza intentando borrar los pensamientos actuales que le inundaban y caminó hacia los baños del lugar. Allí se encontró con su amigo castaño hablando por teléfono con lo que supuso era su novio, aunque se equivocó.
-Le echo de menos…- dijo el menor en un susurro.
-Entiendo… pero solo serán un par de días más ¿no?- preguntó la voz al otro lado del aparato.
-No lo entiendes nii-chan… no puedo dormir sino es con él a mi lado.- rebatió el menor haciendo un puchero. El otro castaño se sorprendió al igual que el hermano del joven.
-Misaki… ¿de qué estás hablando?- se escuchó la voz alterada del contrario.
-¡Pues que llevo saliendo con Usagi-san desde hace unos años y por su culpa me acostumbre a su calor mientras duermo por lo cual ahora me cuesta mucho dormir cuando ese idiota se larga de viaje. Se que es por trabajo, pero sigue sin gustarme en lo más mínimo!- gritó el menor al teléfono mientras lloraba.
-¡¿A ver… me estás diciendo que sales con mi mejor amigo y que encima ha pasado bastante tiempo desde entonces?!- exclamó anonadado el de gafas.
-¡No me grites!- gritó a su vez el menor.
-¡No estoy-! ¡¿Pero como es posible que-?! ¡¿Qué demonios ha pasado entre ustedes?!- cuestionó confundido y exaltado.
-Disculpe… soy un amigo de Misaki. Siento todo esto es solo que bebió de más. No haga caso de nada ¿si? Lo llevaré a casa en este instante.- aseguró el castaño mayor cuando le arrebató el móvil al contrario.
-¡Devuélveme mi teléfono! ¡No he acabado de hablar con él!- demandó intentando recuperarlo, pero seguía siendo más bajo que el contrario por lo que no era nada fácil conseguirlo.
-¡Ni hablar! ¡Estás borracho y mañana te arrepentirás de lo que hiciste!- rebatió y sin darse cuenta presionó el botón de finalizar llamada.
El contrario se enojó y le arrebató el teléfono para volver a marcar un número.
-¿Ahora a quién llamas?- preguntó preocupado y nervioso.
-A Usagi-san y no pienso dejar que lo impidas.- señaló a la vez que sacaba la lengua de modo infantil.
-Misaki… te arrepentirás luego así que dame ese teléfono…- le instó suavemente, pero este le ignoró por completo. Presionó el botón de llamada, pero del otro lado no respondieron. Enojado a más no poder dejó un mensaje bastante vergonzoso a su parecer.
-¡Estúpido Usagi-san!¿Por qué no respondes? Justo cuando llamo para decirte lo mucho que te hecho de menos vas y no respondes. ¿Eres idiota? Además ¿por qué tardas tanto en volver? ¡Odio que me dejes solo tanto tiempo estúpido pervertido! ¡Así que date prisa y vuelve a casa!- gritó y sollozó a la vez, para colgar de inmediato nada más terminar de decir aquellas palabras.
-Vaya… creo que debería llevar a Misaki-kun a su casa.- propuso una voz que ambos castaños reconocieron al instante.
-Ijuin-sensei… no hace falta. Yo mismo le llevaré.- respondió fríamente a la vez que volteaba en dirección a la persona en cuestión.
-Vamos… no es como si fuese a hacerle algo malo ¿verdad Misaki-kun?- preguntó al menor de todos los presentes, pero este no respondió al estar demasiado alcoholizado como para comprender la situación en la cual se había visto envuelto.
-Yo no estaría tan seguro de eso.- comentó otra voz profunda. Los ojos de Misaki brillaron al reconocer a la persona a la cual tenía tantas ganas de ver.
-¡Usagi-san!- gritó al tiempo en que saltaba a abrazarle. El peliblanco se encontraba entre estupefacto y encantado ante aquella espontánea muestra pública de afecto.
-Ya volví Misaki… volvamos a casa.- le susurró al oído a la vez en que afianzaba su agarre en la cintura ajena.
-¡Hai!- accedió el contrario sin intentar soltarse. Sin decir nada más ambos se marcharon del lugar, aunque el de ojos color amatista le envió una mirada fulminante al otro autor el cual solo chistó con la lengua molesto, pues le habían arruinado la oportunidad. Había esperado mucho hasta ver que el menor estuviera lo suficientemente alcoholizado como para no rechazarle, pero justo tenía que volver su estúpida pareja.
Enojado y sin decir nada más se marchó dejando al de ojos verdes solo en el pasillo. Este, después de suspirar cansado, volvió hacia la barra y no pudo evitar preguntarse si el moreno también se habría ido, pues no se encontraba con el autor anteriormente. Dirigió su mirada hacia el lugar donde lo había visto con anterioridad y frunció el ceño al observarle rodeado de tres mujeres que, en su opinión, no eran lo suficientemente atractivas como para merecer una mirada siquiera del contrario. Pero al parecer este se encontraba muy a gusto charlando con ellas, o al menos a su parecer así era. Sintiendo como la bilis le subía por la garganta decidió que no le vendría mal beber un poco más para calmar esas ansias de asesinar que llevaba encima. Copa tras copa, sintió que no surtía el efecto deseado pues cada vez le enojaba más la actitud del mayor al otro lado de la pista de baile. Probablemente fue el alcohol el que le hizo actuar, pero sacó su teléfono móvil y le envió un simple mensaje a este.
“Eres un idiota.”
Breve y conciso. Notó como este cogía su teléfono leyéndolo para luego voltear a verle con una ceja alzada. A continuación sintió el aparato en su mano vibrar.
“¿Y eso por qué Ritsu? ¿Te molesta que hable con ellas?”
Fue la respuesta que recibió y él estuvo tentado a responder con un “claro que si idiota”, pero se contuvo a tiempo. Sin responder al mensaje se levantó de su asiento, pagó por sus consumiciones, notando que las de su amigo ya habían sido pagadas, probablemente por la pareja de este, y después de susurrarle algo al barman se marchó de allí.
Llegó a su apartamento veinte minutos después y en la seguridad de su hogar volvió a leer el mensaje del mayor. Con decisión y todavía algo borracho decidió contestar.
“Si, me molesta. Porque no me gusta que coqueteen contigo cuando ya me tienes a mí.”
No fue consciente de lo que había escrito más lo envió sin repasarlo si quiera. No queriendo lidiar con el mayor en ese momento decidió ponerse a rebuscar cosas en su armario. Por algún motivo sentía que había algo que tenía que encontrar costara lo que costara. Buscó en el armario y cajones y fue diez minutos después que encontró lo que buscaba. Era una caja de tamaño mediano donde solía guardar cosas. Durante los últimos diez años si necesitaba guardar algo que le recordara a su sempai siempre lo hacía en ese sitio. Allí había tanto fotos como objetos, pero fue una hoja de papel su principal objetivo. La sacó y desdobló dejando ver un seguido de lineas escritas junto a algunos rayones. Aquella era una canción que escribió hace algunos años cuando se encontraba deprimido y necesitaba al mayor a su lado. Fue una mala época en la cual todo le hacía pensar en él. Sin pensar en nada más comenzó a cantarla justo como la recordaba con el mismo sentimiento y emoción que en aquel entonces.
(Canción- On my own de Nightcore)
There’s gotta be another way out
I’ve been stuck in a cage with my doubt
I’ve tried forever getting out on my own.
But every time I do this my way
I get caught in the lies of the enemy
I lay my troubles down
I’m ready for you now.
Bring me out
Come and find me in the dark now
Every day by myself I’m breaking down
I don’t wanna fight alone anymore
Bring me out
From the prison of my own pride
My God
I need a hope I can’t deny
In the end I’m realizing I was never meant to fight on my own
Every little thing that I’ve known is every thing I need to let go
You’re so much bigger than the world I’ve made
So I surrender my soul
I’m reaching out for your hope
I lay my weapons down
I’m ready for you now.
Bring me out
Come and find me in the dark now
Every day by myself I’m breaking down
I don’t wanna fight alone anymore
Bring me out
From the prison of my own pride
My God
I need a hope I can’t deny
In the end I’m realizing I was never meant to fight on my own
I don’t wanna be incomplete
I remember what you said to me
I don’t have to fight alone
Bring me out
Come and find me in the dark now
Every day by myself I’m breaking down
I don’t wanna fight alone anymore
Bring me out
From the prison of my own pride
My God
I need a hope I can’t deny
In the end I’m realizing I was never meant to fight on my own
Cuando acabó sintió unos cálidos brazos rodearle entero. Sorprendido volteó y se encontró con los ojos miel que tanto adoraba ver, pero que nunca admitió en voz alta.
-¿Qu-qué haces aquí?- cuestionó desconcertado a más no poder. Sintió sus mejillas húmedas y recién comprendió que había estado llorado a la vez que cantaba.
-Ritsu… te amo.- fue lo único que salió de la boca ajena. El castaño no pudo decir nada y simplemente se dejó abrazar por el contrario.
Probablemente cuando despertase a la mañana siguiente volvería a ser el ojijade testarudo y nada sincero, pero por ahora sería caprichoso y aceptaría la calidez que desprendía el cuerpo contrario y las dulces palabras que esos labios le susurraban. Lo único que no sabía es que con la letra de aquella canción había hecho que el mayor comprendiera del todo sus sentimientos y tuviera la convicción más férrea que nunca, de no dejarle ir nunca más.
FIN