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Inhyeong por nyyu

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—Gran elección— dijo el otro chico en el lugar — Es difícil que lo escojan — reflexionó, hablando más para sí mismo.

 

—¿Por qué?— Jeonghan preguntó.

 

—Bueno— pensó por unos segundos su respuesta — es algo que él mismo tiene que decirte en su momento — y le sonrió —si es que realmente lo quieres—.

 

El otro chico miró alternadamente entre el muñeco y el vendedor. Había visto al muñeco anteriormente y desde el primer momento que lo vio le había llamado la atención, claro que lo quería, pero también le estaba surgiendo la duda del por que su dueño anterior lo dejó; siendo este un muñeco tan hermoso, por lo que no pudo evitar preguntar, lo que provocó una sonrisa agria en el chico de cabellos negros—¿Crees que sería bueno decirte el por qué lo dejaron? Eso haría que tal vez no quieras llevártelo. Si decides llevártelo es por que lo que ves te gusta, pero también  debes saber que puedes regresarlo—.

 

En cuanto Jeonghan hubo aceptado, el vendedor entró de nuevo en la vitrina para extraer de ella el muñeco pedido, lo llevo al sillón de estilo victoriano y lo recargó allí.

 

—¿Cuánto cuesta?— preguntó tímidamente el chico.

 

Jun elevó el rostro y lo miró por unos segundos en silencio — Vale una vida — dijo seriamente, luego suspiro y su voz se volvió tan tranquila y suave  — pero su verdadero valor es el tiempo. Antes de que pienses si serás capaz de pagarlo, toma una llave por favor — y señaló a la vitrina que le llegaba hasta la cintura, abriendo la parte superior de esta para que Jeonghan tuviera acceso a todas las llaves en su interior.

 

El chico las observó con más detenimiento. Una tenía un pequeño gato al centro de color negro, otra era parecida pero el gato era blanco y las orejas eran más puntiagudas; la siguiente era más detallada con un juego de arcos trilobulados en la parte superior, otras se veían pesadas; más que nada toscas, pero una entre todas ellas llamó su atención; era pequeña, con pequeñas piedritas incrustadas en ella, de un azul pálido y estaba recostada sobre una almohadilla de terciopelo negro. Acercó su mano y tomó con cuidado la llave para después extendérsela a Jun, quien alejó sus manos al instante — Debes hacerlo tú — dijo y lo condujo a donde se encontraba el muñeco, con cuidado lo levantó y lo recostó sobre su hombro, alzando la playera para que Jeonghan pudiera ver la ranura a la altura del corazón que el muñeco guardaba. Con un poco de miedo el chico introdujo la pequeña llave en la ranura, dándose cuenta de que encajaba a la perfección — Adelante — dijo Jun — si lo quieres, debes darle vuelta a la llave — Jeonghan observó la llave y dio media vuelta a esta en sentido de las manecillas del reloj y cuando dejo de moverla, pareciera que el tiempo se hubiera detenido con ella. El muñeco movió los párpados; mostrando unos ojos color café preciosos. Jeonghan lo miró por un par de minutos que por un momento se volvieron una eternidad; el muñeco frente a él era precioso, nunca había visto a alguien tan hermoso. Sus ojos eran tan expresivos, tan inocentes; simplemente no podía apartar la vista.

 

El muñeco parpadeo repetidas veces hasta que logró adecuarse a la iluminación del lugar, observó todo lo que había a su alrededor hasta que sus ojos se posaron sobre un chico frente a él, de tez blanca, cabello cafe-rojizo claro y bonitos ojos; lo miró por unos segundos antes de regalarle una sonrisa — Han venido por mí — dijo, volteando ahora a ver al chico de cabello negro, quien en respuesta solo asintió y le obsequió una bonita sonrisa.

 

—Aquí tienes— dijo Jun, entregándole a Jeonghan unos papeles — si tienes problemas con el, ahí viene el nombre y teléfono de sus parientes cercanos, al igual que amigos. Su nombre es Joshua, lo que le gusta o casi todo lo que le gusta viene también en esos papeles; la forma en la que debes llamarlo es algo que él te dirá. Su edad también viene especificada allí. Y como te he dicho, si decides regresarlo, estamos a tu servicio las 24 horas, los 7 días de la semana. Si llega a tener fallas, entre todos los papeles también se adjunta un manual de cómo poder repararlo, si ninguna de las opciones allí especificadas funciona, de la misma manera puedes venir aquí y veremos que podemos hacer por ti. También si es que estás dispuesto, nos gustaría que fueras actualizando su información, la página web viene en la parte inferior de los papeles  — dijo, poniendo su dedo sobre los papeles y le sonrió, dando prácticamente por terminada la conversación.

 

________

 

Jun miró como los dos chicos atravesaban la puerta, haciendo sonar la campanilla de nuevo. Joshua regresó su mirada para despedirse del chico de cabello negro, haciendo que la llave colgando en su cuello brillará por la luz del sol que le iluminaba en ese momento.

 

Jeonghan caminó junto a Joshua de regreso a su departamento, de vez en cuando no podía evitar voltear a verlo de reojo, el muñeco que había adquirido era hermoso aún no entendía el por qué su dueño anterior había decidido regresarlo.

 

Caminaron por la acera hasta llegar a una parada de camión, donde más gente ya esperaba. Jeonghan tomó del antebrazo al muñeco y lo puso a su lado; en sentido de protección.

 

El trayecto a casa fue callado, Joshua pensó que su nueva pareja no era una persona de muchas palabras y estaba muy entretenido con el paisaje fuera de la ventana; no es que fuera un paisaje nuevo, era el mismo de la ciudad que te saluda todos los días; pero ese era el nuevo camino a su nueva casa; a la que esperaba que por fin se convirtiera en su hogar.

 

Joshua realmente no podía recordar cuantas veces había sido escogido, ni cuantas veces había escogido él; pero esperaba que esta vez fuera la última, el chico a su lado era guapo, lo había cuidado de camino al departamento y además el departamento era justamente como siempre imagino que sería, si algún día tuviera una casa.

 

Con cautela se adentro en el lugar, no era muy grande; un departamento de paredes blancas, de tres habitaciones; en la de la derecha estaba la cocina, de colores plateados; se podía ver a simple vista las puertas de las estanterías, un refrigerador, una mesada y las hornillas, cubiertas con una tapa de plástico para evitar que se ensuciaran, eso suponiendo que el chico a su lado cocinara, claro.  Luego en la parte del centro se encontraba la sala, compuesta por tres sillones formando un medio rectángulo, frente a una televisión plana; teniendo a su lado un mueble lleno de películas y una pequeña mesa al centro. Y por último a su izquierda se veían dos puertas, una supuso era la habitación y la otra debía ser el baño.

 

—La puerta de color blanco es mi habitación y la beige, es el baño— dijo el chico a su lado, rectificando lo que él ya suponía. — ¿Me pregunto, si tienes hambre o algo por el estilo?— preguntó el chico de ojos bonitos, paseando su mano por la parte posterior de su cuello en sentido de nerviosismo.

 

Joshua volteó con esa mirada inocente — Un poco a … yo , creo que sería correcto si conozco tu nombre — dijo, seguido de una sonrisa, de esas que él siempre solía dar, le eran naturales.

 

—¡Jeonghan!— dijo apresuradamente el otro — perdóname, se me ha olvidado decírtelo y tu eres Joshua ¿Cierto? — a eso Joshua solo asintió, como lo haría un niño pequeño ante una pregunta obvia —¿Entonces? ¿Quieres comer algo? —

 

—¿Tu cocinas? — preguntó en respuesta a Jeonghan — Por que la verdad si tengo hambre—.

 

Jeonghan le dedicó una pequeña sonrisa y se dirigió a la cocina, no era muy diestro en eso de cocinar, pero medio sabía hacerlo ¿de qué otra forma hubiera sobrevivido solo?


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