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Lovers at Midnight [Remake] por carina_mew12

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Ch II. Memories, Part 2

En la tarde del siguiente día, Atem se encontraba en la biblioteca del palacio tomando sus clases particulares sin prestarles atención siquiera, seguía muy intrigado con lo sucedido la noche anterior. Se preguntaba por qué Bakura había le besó de la nada y huyó antes de exigirla una explicación; en eso estaba cuando oyó que alguien le llamaba.

- mi señor, ¿me está poniendo atención?- le preguntó Mahado

- lo siento- dijo en un hilo de voz y le sonrió falsamente; lo que hizo que su mentor lo mirara con extrañeza

- hoy en particular está inusualmente callado y tranquilo, ¿le sucede algo su alteza?

- no, no es nada. Mahado, ¿puedo irme a mi habitación? Quiero descansar un poco

- ¿a caso su alteza se siente mal? Tal vez debería ver a Isis

- no es nada importante; estoy cansado, es todo... ¿Puedo irme ya?- Mahado asintió con la cabeza y miró cómo Atem salía del lugar.

*******************

Al entrar el joven príncipe a su habitación, la aseguró por dentro para no ser molestado y se dirigió hacia el balcón, donde recargó sus brazos sobre el barandal y apoyó su cabeza sobre los mismos. La curiosidad lo invadía, estaba demasiado confundido, ¿Por qué un ladrón se atrevería a besarlo? ¿Por qué Bakura tuvo que ser su primer beso? Pronto la noche cayó sobre Egipto; Atem seguía en el balcón, observando atentamente la noche, como tratando de ver aquello que no podía. Se sentía extraño, cada vez que recordaba el momento en el que Bakura le había besado un leve escalofrío lo recorría y su corazón latía más intensamente; no sabía por qué sentía todo eso, pero estaba seguro de una cosa, quería ver al ladrón otra vez.

Su mente comenzó a perderse de nuevo en la noche anterior, y justo cuando la luna se encontraba en lo más alto, el ladrón apareció de repente frente a él, justo del otro lado del balcón, sosteniéndose con el barandal. Fue tanta la impresión del tricolor que cayó al suelo y le miró amedrentado.

- ¿qué sucede su alteza? ¿A caso lo asusté?- le habló con sorna mientras se sentaba en el barandal, escudriñándole con la mirada. Sus ojos bajaron hasta el faldellín de Atem, ya que éste tenía sus piernas abiertas y dejaba ver lo que había debajo de la prenda. Al darse cuenta, el príncipe cerró sus piernas y se puso de cuclillas sobre las mismas, mirando al peliblanco con evidente odio- esa mirada tuya no me gusta...- dijo molesto el ladrón sin quitarle los ojos de encima

- ¿por qué regresaste?- preguntó desafiante Atem cuando se puso de pie, con sus ojos aún cargados de rabia. Bakura se rió levemente y se bajó del barandal de un salto, parándose frente al príncipe

- porque te atreviste a burlarte de mí. Nadie que se atreva a desafiarme puede irse sin recibir un castigo adecuado- de improviso, sacó una daga de entre sus ropas y rasgó con ella parte del ropaje que el tricolor poseía. Éste retrocedió hasta la puerta y la abrió, pero el ladrón lo apresó con sus fuertes brazos por la espalda, mientras que con su pie volvía a cerrarla- ¿Qué sucede su alteza? No pensará dejar a su invitado solo, ¿Cierto?- lamió la mejilla del menor, quien se estremeció al sentir la húmeda lengua del peliblanco recorriendo su rostro

- suéltame- ordenó en murmullo Atem, tratándose de librar del agarre del mayor

- ¡Ja! Lo dices como si de verdad pensaras que te voy a obedecer- su mano se coló por la hendidura que tenía lo ropa del tricolor, acariciando su pecho. El menor aprovechó y con su codo le propinó un golpe al ladrón en el estómago, logrando así que lo soltase. Se dirigió hacia el balcón, buscando ayuda en los soldados que se encontraban abajo- pequeño bastardo...- dijo Bakura mientras lanzaba su daga al tobillo del tricolor, quien al sentir el dolor causado por la herida se dejó caer en el suelo. Al intentar levantarse con la ayuda del barandal, Bakura lo ató con el cordel dorado que usaba como cinturón, impidiéndole que huyera, y de paso, que se quedara quieto

- ¡¡Suéltame!!- volvió a decir mientras forcejeaba para deshacer sus ataduras

- ya es tiempo de que su alteza se arrodille ante mí- Bakura desenvainó su espada y con ésta despojó al pequeño príncipe de sus ropas- te lo he dicho, nadie se burla de mí sin recibir su castigo- se puso a un lado de él y se quitó el faldellín, dejando al descubierto su miembro, logrando que Atem se sonrojase- ¡¡Trágatelo!!- le ordenó el ladrón, mas el joven príncipe desvió su mirada, con una mueca de repugnancia en su rostro.

Bakura tomó su virilidad y obligó al tricolor a que se la metiera en la boca, halándolo de sus cabellos para que entrara y saliera de su cavidad. Atem recibió su miembro hasta donde su boca se lo permitió, no tardó mucho para que se dejara llevar por el momento y pronto el peliblanco no tuvo que usar tanta fuerza para que el menor le hiciera sexo oral. Inconcientemente, el tricolor aumentó el ritmo, deseando que el ladrón se liberara en su boca. Bakura apretó más los cabellos del príncipe cuando sintió que estaba a punto de venirse en su boca, dejó escapar leves gemidos de placer que fueron silenciados al colocar su mano libre sobre su boca; cuando por fin se corrió en la cavidad del otro, soltó su cabellera para poder ver mejor su expresión.

Atem tragó un poco del semen y el restó dejó que escapara de sus labios y resbalara por su rostro y cuello. Al sentir esa tibia sustancia recorrer su desnudo cuerpo no pudo evitar que su cuerpo comenzara a despertar; apretó sus piernas tratando de ocultar su erección, pero Bakura pudo percatarse de esto y se burló internamente de él al verlo así de indefenso; con su rostro coloreado en carmín y su mirada vidriosa. No era suficiente, deseaba humillarlo más. Liberó su miembro de los labios del tricolor y se puso de rodillas tras él, acariciando sus piernas con lujuria para luego ir ascendiendo hasta su torso

- no me toques...- profirió Atem al sentir las manos del ladrón sobre su cuerpo, y aunque no lo deseaba, esto comenzó a excitarlo

- si me pides disculpas amablemente, tal vez pueda considerar tu castigo- le susurró al oído- ¡¡Ruégame que te perdone!!- habló con un tono más fuerte, rozando su hombría en la entrada del tricolor

- nunca...- respondió dificultosamente, el calor que sentía en ese momento no le dejaba ni articular palabra

El peliblanco se enfadó con su respuesta; lo tomó de las caderas y lo penetró de una sola vez y sin preparación alguna, lo que hizo que Atem llorara del dolor, mordiendo sus labios para no gritar, mientras que la sangre fluía en su interior y bajaba por sus piernas hasta el suelo. El ladrón comenzó a embestirlo sin sutileza alguna, causando más dolor en el príncipe; las lágrimas se hicieron más abundantes, pero aún se negaba a pedir auxilio, ya que por alguna razón, estaba disfrutando el momento. Pronto lo comprendió, se había enamorado del que ahora lo hacía sufrir, pero no le importó y se entregó a su apetito carnal, se dejó llevar por lo que le decía su corazón y su cuerpo en ese instante; y a pesar de que estaba sufriendo como nunca en su vida, se alegraba de que fuera Bakura el que le arrebatara su virginidad.

- ahh... eres tan estrecho. Seguramente eras virgen...- siguió burlándose de él, esa sonrisa sádica en su rostro era de total placer ante el hecho de verlo sufrir, al verlo rebajado a un simple juguete

- ¡¡Cállate!!- dijo el tricolor tratando de contener su llanto

- ¿No vas a pedir ayuda a tus estúpidos soldados? Me fascinaría ver sus rostros cuando descubran que su amado príncipe...

- ¡¡Te dije que te callaras!!- gritó el menor, interrumpiendo sus palabras- no voy... a darte esa satisfacción- esta vez logró que Bakura ardiera en furia, no permitiría que ese niño siguiera mofándose de su persona; lo embistió con más violencia.

El vaivén se hizo más veloz, desgarrando el interior del tricolor en cada movimiento, y en uno de sus tantos intentos por soltarse, Atem logró romper las cuerdas que lo sujetaban al barandal, pero haciendo unas heridas en sus muñecas de donde comenzó a fluir el líquido carmesí. Bakura tomó una de sus manos para evitar que intentase huir, sin embargo eso no ocurrió, ya que el menor apretó fuertemente la mano del ladrón para poder soportar el dolor. Puso la otra mano sobre la suya y la estrujó más fuerte, dejando al peliblanco sorprendido por su acción. El color rojizo en las mejillas de Atem se hizo más intenso, mientras cerraba sus ojos fuertemente y apretaba aún más la mano del ladrón, tratando de acostumbrarse al ritmo del peliblanco. Bakura bajó su mano libre hasta el miembro del joven príncipe, apretándolo con fuerza.

- vamos... quiero oírte gritar...- trató de convencerlo apretando más su hombría- dilo... grita que me detenga...

- no...-respondió entrecortadamente Atem, intentando suprimir sus jadeos de placer y de dolor. El peliblanco sintió que el odio se apoderaba de él nuevamente e hizo las embestidas más profundas al mismo tiempo de que empezaba a masturbar al menor con su mano. Sus cuerpos perlaban en sudor y sus respiraciones estaban más que agitadas, estaban a punto de llegar al límite.

Atem seguía haciendo un enorme esfuerzo para no gritar, aunque las lágrimas de sus ojos no paraban; no le importaba cuánto dolor le causaba el peliblanco en ese momento, sólo quería él se quedara un poco más. Ya no podía negarlo, lo deseaba demasiado... pero lo que más quería era que Bakura permaneciese a su lado.

El menor ya no pudo contener sus gemidos de placer, y algunos de ellos escaparon de sus labios. Momentos después, Bakura se dejó venir dentro del menor, mezclando su semen con la sangre; no tardó mucho para que el tricolor también se liberara en las manos del peliblanco, pero éste lo siguió embistiendo y masturbando hasta que logró la liberación de ambos una vez más. Exhausto, el ladrón se sentó sobre el suelo y recargó sus manos sobre el mismo, dejando al tricolor aún sujeto del barandal. Éste se viró para mirarlo y se acomodó entre sus piernas, e inesperadamente se recostó sobre su pecho, tratando de recuperar el aliento, hasta que el sueño lo venció.

Continued...


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