Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Steve

Miré a Tony tirado en el suelo y puse las manos en mi cintura, respirando agitado.
- Arriba -le ordené.
Tony puso una mueca y se sentó con pesadez.
- No sé por qué he accedido a esto... -refunfuñó.
- Porqué necesitas recuperar la forma antes de volver -extendí la mano hacia él, la agarró a mala gana y le ayudé a levantar-. Ya sabes que tengo la orden de Fury de no dejarte ir a ninguna misión hasta que yo apruebe tú recuperación.
- Bla, bla, bla...
- ¡Tony! -le reprendí-. Deja de tomarte todo a juego, es tú vida y la del resto del equipo la que corre riesgos si uno no está al 100%.
- Está bien, está bien... -dijo nada más para que callara-. Pero no es justo acostarme contigo y no conseguir nada a cambio.
Le miré fijamente, apretando los dientes para retener las ganas de responder de mala manera. Sé que estaba bromeando pero realmente me había molestado. Referirse a eso como un juego o un chantaje me hacía sentir utilizado, como todas las chicas que han pasado por su cama, a pesar de saber que no era el caso. A veces me preguntaba si Tony pensaba antes de decir las cosas, porqué llegaba a herir con sus palabras.
- No te preocupes, no volverá a pasar a partir de ahora -dije rotundo.
- ¿Qué? ¡Era una broma! -se quejó-. ¿Cómo después de tres meses juntos aún me tomas en serio?
- ¿Cómo después de tres meses no has aprendido que no me gustan esas bromas? -Respondí-. Siento que te encanta retarme, Tony, ver hasta donde aguanto.
- No es para tanto, Rogers.
- ¿Cómo te sentirías si yo bromeara con que te utilizo para algún fin? ¿Si te pusiera a la altura de chicas con quien me hubiera acostado por placer?
Dio un gran suspiro pesado dando un paso hacia mí.
- ¿Así que es eso? Estás celoso -dijo de repente con más calma.
- No es eso... Bueno, solo en parte -admití-. Pero lo que me molesta de verdad es que parece que se ha perdido el valor del amor, lo que hacer el amor significa. En mis tiempos esto era muy diferente, se respetaba ese aspecto de la pareja... Ahora se bromea y juega con ello.
Tony ladeó la cabeza haciendo una pequeña sonrisa. Acarició mi mejilla y se alzó en puntas para darme un beso pequeño en los labios.
- A veces olvido que eres un anciano -sonrió.
Resoplé.
Era completamente imposible hablar seriamente con él. Me irritaba hasta el punto de frustrarme y necesitar golpear algo.
- Definitivamente no puedo contigo, Tony -dejé caer mis brazos en gesto de rendición.
- ¡Oh, vamos! Lo he dicho en modo cariñoso, Steve. No te puedes molestar por todo -me miró a los ojos y su expresión cambió, dándose cuenta de que realmente estaba muy enfadado-. No he querido meterte en el mismo saco que las chicas de mi pasado, sabes muy bien que esto es diferente...
- ¿Por qué es una relación homosexual? -le corté.
- No. Porqué es una relación -respondió-. Yo no era de relaciones y lo sabes.
- ¿Y Pepper?
- Con ella era distinto, cuidó de mí cuando nadie más lo hizo.
- ¿Entonces por qué la dejaste?
- Fue mutuo. Ella apenas soportaba la presión que le causaba en todo momento y yo no me sentía capaz de mantenerme a su lado sin dañarla... -suspiró, encogiéndose de hombros.
Pasé una mano por mi rostro, sin saber que pensar.
Sé que Tony nunca ha querido hacer daño a nadie, pero algunas veces lo hace inconscientemente. No quiso hacer daño a Pepper, pero nuestra relación llegó afectarle a ella también al seguir sintiendo algo por Tony. A penas y se dirigen la palabra ahora, nada más que para cosas de Industrias Stark. Yo no quiero acabar así con Tony, pero su carácter siempre me pone a prueba. Sé que no lo hace queriendo y que me ama, solo que a veces es difícil y me hace dudar de cuanto creo cuando saca su coraza de sarcasmos y bromas.
- Steve, tú eres más de lo que ella fue -continuó-. Has cuidado de mí preocupándote cada mañana en curar y ver la evolución de la herida de mi pecho, cerciorándote de que comía bien, quitas mis pesadillas cada noche con tus abrazos. Eres capaz de soportar la locura que soy y tratas de mantener la calma aunque quieras matarme como ahora. No te das por vencido conmigo... -me miró a los ojos, dejando ver un atisbo de miedo en ellos-. Aunque sé que siempre hay un límite y me aterra llegar a él.
Quería continuar con mi enfado, pero su mirada me llegó directa al corazón, queriendo hacerle sentir mejor y que no tuviera miedo.
- Podría hacer esto todo el día -dije, cerrando el espacio entre nosotros y rodeándole con mis brazos-. Pero no bromees con acostarnos, eso me hace sentir uno más...
Me abrazó con fuerza, aferrándose a mi pecho.
- Lo siento mucho -apoyó la barbilla sobre mis pectorales para mirarme-. Tú no eres como nadie que haya conocido, Steve, no tienes por qué estar celoso de nadie -me dio un beso y formó una sonrisa en su rostro-. Deberías dejar de dar tantas vueltas a eso, pareces una mujer.
Resoplé rodando los ojos. Definitivamente no tenía remedio. En un solo comentario podía tirar a la basura todas las cosas buenas que decía.
- Eres imposible, Tony -dije negando.
- ¿Lo siento? -me sujetó con fuerza para que no pudiera separarme.
- Parece que te encanta disculparte...
- Contigo me disculparía hasta de rodillas si es necesario. Solo por ti me humillaría a eso.
Finalmente logró que me saliera una sonrisa. Era un completo caos a veces, pero amaba cuando conseguía arreglarlo con sus cursilerías. La felicidad que me hacía sentir compensaba todas y cada una de sus bromas.
- No es necesario que te humilles, sé que, igual que encuentras las palabras para molestarme, las encuentras para hacerme feliz.
- Igualmente, lo siento -sonrió dándome un beso más-. Y también siento esto...
Metió una pierna entre las mías y me dio un golpe detrás de la rodilla para desestabilizarme, haciéndome caer al suelo.
Entrecerré los ojos mirándole desde el suelo, ocultando muy mal mi sonrisa. Me levanté rápidamente y di dos pasos hacia atrás.
- Eso es jugar sucio, Stark.
- Tú no habías dado el alto, así que en teoría seguíamos en medio de la lucha, Rogers -me guiñó el ojo.
Tan solo cuando le convenía tomaba mis palabras al pie de la letra si era para su beneficio.
- Está bien, entonces vamos 12 a 1 -le hice un gesto con la mano para que atacara.
Dio un pasó hacía mí, levantando un brazo para protegerse.
- Se supone que debes atacar no defenderte -rodé los ojos.
Tony aprovecho mi queja para darme con el puño en el pecho varias veces. Le deje darme varios toques y luego paré su puño. Giré mi cuerpo en un movimiento rápido para pasar su brazo por mi hombro, dejándole a mi espalda, y tiré de su brazo para lanzarle hacía delante ayudándome con el cuerpo para llevar su peso y cayera con el mayor cuidado posible.
Tony gruñó desde el suelo y me miró con rabia al ver una sonrisa en mi cara.
- 13 a 1.
- No te regodees... -refunfuñó.
Hizo una mueca moviendo su espalda, aun tirando en el suelo y sin la menor intención de levantarse.
- Ganas tú, ¿de acuerdo? Ahora déjame ir a dormir, siento que mi cama está llamándome.
Puse un pie a cada lado de los suyos y me agaché sobre él. Coloqué mis manos junto a su cabeza, dejando mi cuerpo suspendido sobre el suyo.
- Y yo que tenía pensado recompensarte por hacer todo el entrenamiento completo... -sonreí, sabiendo que entendería que ahora su broma del chantaje se había vuelto contra él-. Pero, sí, ya puedes ir a dormir.
Flexioné mis brazos para bajar sobre su cuerpo y besar sus labios.
- Yo iré a darme una ducha antes.
- Juegas muy sucio, Rogers -dijo pasando sus brazos tras mi cuello-. Creo que me uniré a esa ducha -sonrió, devolviéndome el beso.
Reí apartándome para ponerme en pie.
- Eso ya lo veremos -alcé una ceja dándome la vuelta para salir del gimnasio.
Al salir por la puerta me topé de frente con Natasha y mi corazón se aceleró por la sorpresa.
- Justo venía buscándote, Cap -dijo parándose frente a mí-. Fury nos quiere mañana en Washington DC para una reunión.
- Oh, está... Está bien... -respondí con un leve tartamudeó.
Escuché los pasos apresurados de Tony y me giré para advertirle, pero su grito llego antes de salir por la puerta.
- ¡Ni se te ocurra ducharte solo, Steve! -Gritó saliendo del gimnasio. Se paralizó y su boca se abrió al ver a Romanoff-. Oh, mierda.
Mi cara comenzó a calentarse por la vergüenza mientras me giraba despacio a ver la reacción de Nat.
Sus ojos parecían desorbitados, mirando de Tony a mí y de vuelta a Tony. Parecía haber entrado en un estado de conmoción mientras asimilaba las palabras de Tony.
- Tú acabas de... -murmuró bajo, tratando de volver a centrar su mente-. Con... Con él...
Oh Dios, así no era como debía enterarse... Mucho menos con esa frase llena de insinuaciones sexuales. ¿Podía ser más vergonzoso?
Pero prefería ver el lado bueno, significaba que debíamos escondernos de menos personas.
Natasha finalmente volvió en sí, mirándonos perpleja.
- ¿Es una broma de las tuyas, Stark?
- No -dije sin pensar, en apenas un susurró.
- Sí -casi gritó, por encima de mi voz.
Miré a Tony en el acto. No sé cómo pretendía ocultar lo que acababa de decir, era demasiado comprometedor. Sabía que aun decía que no estaba listo para contarlo, pero no era como si fuera a saberlo todo el mundo. Después de más de 3 meses creo que era momento de abrirnos, aunque fuera solo con Barton y Romanoff para poder relajarnos en la torre.
Natasha colocó las manos en su cintura mirando a Tony con una ceja alzada. Era evidente que no le creía. Me miró a mí de la misma manera y me quedé bloqueado.
Quisiera decirle a Nat la verdad, pero no podía hacerlo si Tony no estaba bien con ello. Antes que nada era Tony.
- ¿En serio no vais a decir nada a esto?
- Era una broma -dijo Tony, con un temblor en la voz.
- Claro, y yo nací ayer.
- Que alta estas para ser tan joven -bromeó, Tony, con una mueca extraña que debería haber sido una sonrisa.
Romanoff le hizo una mirada con la que podría haberle acuchillado. Pasó la vista de Tony a mí.
- ¿Rogers?
Miré a Tony para que no me mirará directamente. Él me miró igual y apretó los dientes ante la inquisidora mirada de Romanoff.
- No tengo nada contra los gays, chicos -aclaró, Nat-. Solo que me parece bastante increíble escuchar eso de Tony cuando hace casi dos años trató de coquetear conmigo.
Mi vista fue rápidamente a Natasha que miraba a Tony con una sonrisa pedante.
Cada vez que salía el pasado de Tony a la luz volvía a sentir ese pinchazo en el pecho que me recordaba la gran lista de mujeres con las que cargaba. Me tenía que repetir mentalmente una y otra vez que eso fue antes de mí para no hacer salir mis celos, pero la actitud de Natasha no me estaba ayudando a ello. Sé que solo actuaba así para presionar a Tony a decir la verdad, pero realmente me sentía más presionado yo.
Tony me miró y dio un suspiro pesado negando mientras se presionaba el puente de la nariz.
- Está bien -dijo finalmente-. No, no era una broma. Me gusta Steve y estamos juntos. ¿Contenta?
- La verdad mucho -sonrió, mirando de uno a otro-. Aunque se me haga extraño me alegra que al fin haya alguien que te controle.
- No me controla -rodó los ojos.
- Pues yo diría que sí, ahora entiendo que hayas estado tan relajado últimamente.
-Lo que digas... -dijo con sarcasmo.
Nat ladeó la cabeza mirándome.
- Estás muy callado, ¿tan malo es que sepa de esto? -nos señaló.
Negué sin decir nada.
Realmente no sabía que decir y temía que saliera lo que no debía. Desde las palabras de Nat no podía dejar de imaginar a Tony babeando por ella. No era un secreto que Romanoff ha seducido a decenas de hombres sin esforzarse, e imaginar al antiguo Tony cerca de ella con un término sexual implicado no era fácil de borrar de mi mente, a pesar de que lo estaba intentando con todas mis fuerzas. No me gustaba ser así, no creía que fuera ese tipo de persona, tan celoso de cualquier minucia, pero me aterraba pensar que Tony se cansara de mí y sus gustos anteriores volvieran. Aunque supiera que él era muy distinto ahora me costaba sacar de mi cabeza lo que una vez fue. Esta relación me estaba volviendo completamente inseguro, y eso me asustaba, pero mientras estuviera a mi lado lucharía por hacer funcionar esto.
- ¿Steve? -Tony me miró con preocupación poniendo una mano sobre mi pecho-. ¿Estás bien?
- Sí -dije en apenas un susurro-. Nat, te pedimos discreción, al menos hasta que estemos listos para decirlo.
- Por supuesto -sonrió más ampliamente mirando la mano de Tony en mi pecho-. Sois adorables.
- Gracias, Nat -asentí hacia ella-. Nos vemos mañana.
- Por supuesto. Descansar, o no -nos guiño un ojo antes de girar sobre si misma e irse.
Sentí el calor en mis mejillas con sus últimas palabras.
- ¿Estás bien? -Volvió a preguntar al quedarnos a solas-. Pareces aturdido.
- Estoy bien, Tony -respondí con más sequedad de la debida.
Le di una mirada rápida antes de volver a ponerme en camino a la habitación, dejando atrás a Tony.
Si me sentía aturdido. En un momento habían pasado demasiadas cosas para procesarlas con claridad. Dos ataques de celos en un apenas 10 minutos y que Natasha nos descubriera. Sé que Tony no tiene la culpa, pero mi cerebro estaba trabajando demasiado rápido para comprender todos los sentimientos nuevos que aparecían como para controlar mi mal estar.
Al entrar a la habitación deje abierto a sabiendas de que Tony llegaría en breve tras de mí. Me quité la camiseta sudada y la lancé al cesto antes de entrar al baño. Encendí la ducha para calentar el agua mientras me quitaba el resto de la ropa.
Enseguida escuché la puerta de la habitación cerrarse y Tony se paró en la puerta del baño.
- No estás bien. ¿Qué pasa? -Preguntó apoyándose en el marco de la puerta-. ¿Qué he dicho o hecho?
- Nada, Tony. No eres tú -murmuré evitando mirarle directamente, avergonzado de ser tan celoso.
- ¿Vas a dejarme?
- ¿Qué? -Exclamé por la sorpresa-. ¿Por qué haría tal cosa?
¿Qué le había hecho llegar a esa loca conclusión?
- No sé, estás raro y... -dio un pequeño suspiro-, y eso es lo que solía decir yo. "No eres tú, soy yo", esas cosas que se dicen para deshacerte de alguien.
- Yo no sé de eso, Tony -negué con la cabeza-. De verdad que no es por ti -dije, tratando de finalizar el tema entrando en la ducha.
Tony se quitó la ropa rápidamente y entró detrás de mí, abrazándome por la espalda.
- Entonces cuéntame.
No sé por qué pero sus palabras me sacaron una pequeña sonrisa. Estas eran las cosas que me hacían saber que todo estaba en mi cabeza. Tony era una persona nueva y no dejaba de demostrármelo.
- Celos -susurré.
Tony me hizo girar para mirarme y pude ver su expresión de confusión.
- Creía que había quedado todo claro.
- Por Romanoff -aclaré.
Suspiró pesadamente y puso sus manos sobre mis mejillas.
- Eso fue hace años, Steve, aun no sabía que prefería esto. He dejado de verla de ese modo, créeme.
- Lo sé, te creo, Tony, confío plenamente en ti -dije, cerrando los ojos cuando me acarició con el pulgar-. Por eso digo que soy yo. No sabía que podía llegar a sentir tantos celos por culpa de que mi cabeza me traicione.
- Te amo por encima de todo, Steve, lo que fui no es lo que soy -murmuró, haciéndome sonreí enormemente-. Tú me haces mejor, tanto que nunca he sentido ganas de huir.
- ¿Te he dicho ya que amo cuando te pones cursi? -dije envolviéndole con mis brazos.
- Una de las muchas cosas que has cambiado en mí -susurró acercándose a mis labios, dándome un pequeño beso-. Igual que esto...
Bajó sus besos por mi cuello, rascando mi piel con su perilla. Cerré mis ojos alzando la barbilla para dejarle mejor acceso. Aceptó la invitación que le hice, besando y mordiendo todas las partes de mi cuello. Colocó sus manos en mi cintura y comenzó a descender sus besos por mi pecho mientras miraba en todo momento mi reacción.
Me tensé cuando llego a la parte baja de mi estómago al darme cuenta de que no iba a parar.
- Tony...
Se separó unos centímetros, aun dejándome sentir su aliento sobre mi piel.
- Déjame intentarlo -susurró, entrecerrando los ojos por el agua que caía sobre su rostro.
Dudé por unos segundos pero finalmente asentí. Nunca habíamos hecho esto, así que me ponía realmente nervioso. Sé que era bastante estúpido dado que nos habíamos acostado ya varias veces, solo que cada novedad era extraña y me costaba asimilarlo. Aunque hasta ahora no había nada que no me hubiera gustado de lo que habíamos hecho, y sinceramente, lo disfrutaba de maneras que no se pueden ni expresar.
Tony continuó el camino hasta llegar al vello púbico y respiró profundamente antes de tomar mi miembro en su mano. Lo agarró firmemente subiendo y bajando, provocando que mi respiración comenzara a agitarse. Su mirada encontró la mía y le vi dudar por unos segundos. Quise decirle que no era necesario pero no me dio tiempo a decir la primera palabra cuando él ya había metido la punta en su boca. Jadeé en respuesta tensando todos los músculos de mi cuerpo. Su lengua rodeó todo el glande y sentí una agradable corriente recorrer toda mi columna endureciéndome cada vez más.
Se separó, sin dejar de mover su mano, y pude ver como batallaba para continuar.
- Tony, basta -dije agarrándole del brazo para levantarle.
Se deshizo de mi agarré y volvió a introducir mi erección en su boca, esta vez tratando de meter lo máximo posible.
Apoye las manos en la pared a cada lado cuando la ola de placer me sacudió. Movió su cabeza delante atrás varías hasta que hizo una arcada. La sacó y continuó jugando con su lengua en la punta, enloqueciéndome cada vez más.
Aparté sus manos y esta vez use más fuerza para que no se zafara de mi agarré, levantándole por sus brazos. Le acorrale en la pared y comencé a besarle con desesperación. Su juego me había hecho necesitarle a cantidades desorbitadas. Odiaba tanto como amaba el que supiera como hacerme caer.
Hizo un gemido en mi boca y sentí su gran sonrisa mientras rodeaba mi cuello con sus brazos, profundizando el beso.
- Date la vuelta -murmuré sin deshacer el beso.
Amplió su sonrisa, mordisqueando mi labio, e hizo lo que le pedí.
Deslice la mano por su espalda, acariciando su piel a mí paso hasta llegar a su trasero. Con una de mis piernas empuje la suya para abrirlas y tener mejor acceso para mi mano. Busqué su entrada e introduje un dedo sin pensarlo mientras dejaba besos sobre su hombro.
- Me encanta la decisión con la que lo haces -dijo agitado-. Es tan excitante.
Me sonrojé al darme cuenta que tenía razón, estaba actuando sin pensar y eso me hacía ver más perverso y desesperado. Me hubiera ofendido si no fuera por la mirada de deseo de Tony al mirarme directamente a los ojos. Parecía suplicar por nuestro contacto.
Saqué mi dedo y le acaricié la entrada con la punta de mi erección. Tony levanto más sus caderas para mayor contacto, dejando salir un leve gemido.
- Espera un segundo aquí, no te muevas ni un milímetro -le susurré, besando su hombro.
Salí de la ducha casi corriendo, dejando un rastro de agua en el camino, y fui a mi mesita para sacar el lubricante. Antes de volver a la ducha me eché bien en todo mi miembro y entré nuevamente, viendo la desesperación de Tony.
Me pegué a su espalda, abrazándole y acariciando su torso mientras dejaba un rio de besos por su hombro y cuello. Se apoyó contra mi pecho, recostando su cabeza en mi hombro, buscando mi boca. Terminé dejándome llevar completamente y bajé mi mano hasta la erección que comenzaba a despertar. Acaricié lentamente sin dejar de besarle, absorbiendo los leves gemidos que salían de su garganta. Metió la mano entre nuestros cuerpo y él mismo me guió a su interior. Sonreí con su desesperación y no le privé de lo que quería. Me separé lo justo para poder internarme mejor dentro de él y apoyó ambas manos contra la pared, inclinándose para ofrecerme mejor acceso.
Moví lentamente mi cintura, notando lo apretado que se sentía al no haberle ayudado a dilatar completamente, sin embargo parecía que no le estaba siendo difícil. Era agradable saber lo rápido que su cuerpo se estaba adaptando. Enseguida entraba perfectamente y le sujete de las caderas para moverme más rápido. Cada roce incrementaba la excitación y nos hacía jadear casi a la vez. Me enloquecía escuchar sus gemidos, haciéndome necesitar más.
Pasé mi mano por su espalda, acariciando su piel para disparar las sensaciones. La conduje despacio hasta uno de sus hombros y me sujete con fuerza a él para mover su cuerpo más bruscamente contra el mío.
- Oh joder, sí... -gimió fuerte, queriéndose aferrar a la pared.
Nuestros cuerpos rebotaban cada vez más fuerte, salpicando en cada choque. Dejé salir todos los pensamiento negativos de la última hora y me centré en demostrar que nos pertenecíamos el uno al otro.
Ralentice un poco, inclinándome lo suficiente para llegar e él y giró la cabeza, arqueando la espalda, para unir nuestros labios. Su lengua se abrió paso en mi boca, provocándome un espasmo por el placer de cada caricia de nuestros cuerpos. Busqué con mi mano su miembro y después de unas suaves caricias incremente los movimientos, acompasándolos con los de mi cintura.
Tony dio un gran gemido cayendo contra la pared nuevamente. Sus piernas temblaban del esfuerzo y le sujete con fuerza. Él tomó el relevo para masturbarse y me centré en hacerle llegar al orgasmo.
Coloqué una mano en su hombro para empujar su cuerpo contra el mío, haciéndonos chocar con fuerza y adentrándome completamente en su interior.
- ¡Joder, Steve! -gritó mirándome sobre su hombro.
Por un segundo creí que le había hecho daño pero cuando vi su mirada y el cómo mordía su labio con fuerza supe que no era así.
Me paré en seco y giré su cuerpo sin darle tiempo a replicar. Le levanté con un brazo rodeando su cintura, y coloqué su pierna alrededor de mi cintura.
- Necesito besarte -susurré agitado.
Sonrió y mordió mi labio, rodeando mi cuello con sus brazos para sujetarse. Le apoyé contra la pared para así poder ayudarme con una mano a entrar nuevamente en él. Tony hizo un ronroneo tirando de mi labio con los dientes.
Volví a embestir, esta vez más despacio pero con más fuerza. Rápidamente me besó para retener su gemido y saboreé su boca con gusto. Todos sus jadeos incrementaban la excitación de nuestro roce y me aferré con más fuerza a su cuerpo, moviéndolo al ritmo del mío. Sus manos se clavaron a mi espalda cuando gruñó mi nombre junto a mis labios al llegar al orgasmo. Perdí el control de mí y me interné con brusquedad una última vez viniéndome finalmente.
- Oh, Tony... -jadeé, apoyando mi frente en la suya.
Apoyé una mano en la pared, agitado por el esfuerzo y el peso de Tony.
- Respira, mi amor -murmuró agitado, besando mi mejilla.
Le miré al escuchar cómo me había llamado. Una cálida sensación apareció en mi pecho y cualquier celo que pudiera quedar desapareció. En seguida vi en la cara de Tony que acababa de darse cuenta también de sus palabras.
- Ahora ya no lo puedes retirar -me adelanté a su respuesta-. Y tú eres mi amor.
No siempre estaba contento con las cursilerías, pero esta vez respondió con una sonrisa, encantando con mis palabras.
Le bajé despacio, dejando mi brazo a su alrededor al ver que todavía temblaban su piernas. Él agarró el jabón y esponja y la pasó por mi pecho, limpiando restos de su semen. Dejé que me lavara mientras disfrutaba dándole besos hasta que tocó mi turno.
No demoramos mucho más y le llevé hasta la cama, sin poder separar mis manos de él, ni él de mí.
Tony se acomodó a mi lado, apoyando la cabeza en mi pecho, como tanto le gustaba. Le abracé y besé su frente.
- Si vas hacerme eso siempre que tengas celos voy a celarte mucho -bromeó en un susurró.
- No tientes a mi paciencia, Tony -respondí, apoyando mi mejilla en su frente-. Mañana tengo una reunión de Shield, sabes que no me gusta irme sin darte amor -susurré.
Alzó la mirada asintiendo con un suspiro. No me gustaba ver su mirada llena de preocupación, pero siempre era así cuando me iba. No le gustaba no estar ahí para poder intervenir.
- Estaré bien, es solo una reunión.
- Eso dijiste hace dos semanas y mira esta cicatriz... -dijo acariciando sobre la cicatriz de un disparo en mi costado-. Si no fuera por tu metabolismo acelerado aun sería una herida.
- Deja de pensar así, Tony, no va a pasar todas las veces porque pasara una vez.
Se aferró más a mi cuerpo y besó sobre mi pecho. Acaricie su mejilla, llevando su rostro hasta el mío para dejar un suave beso en sus labios.
- Voy a estar bien, lo prometo.
Asintió, tomando mi mano y poniéndola sobre sus labios mientras cerraba los ojos.
Algunas veces era como ver a un niño pequeño asustado. Realmente me sorprendía tanto lo diferente que era conmigo, nunca hubiera pensado que era tan frágil. Pero me gustaba saber que estando juntos se sentía mejor y yo también. Me hace pensar en que yo era lo que él necesitaba para mantenerse cuerdo y sentar la cabeza, y él era lo que yo necesitaba para conocerme mejor y encontrar algo que de verdad me atara a la nueva vida.

Tony

Entreabrí los ojos al sentir el sol entrar por la ventana y lo primero que vi fue el rostro de Steve durmiendo tranquilamente.
Amanecer entre sus brazos era tan maravilloso, me sentía tan relajado y protegido. En casi todo el mes no había tenido ninguna pesadilla y todo se debía a él. No sé cómo he podido vivir antes de conocerle, siento que si ahora me faltara enloquecería completamente.
Su preocupación me hacía sentir seguro, y sus caricias y besos me hacían sentir que no estaba solo. Lo más increíble era que hacer el amor me hacía estar relajado, me quitaba cualquier tensión o preocupación. Ahora mismo, después de lo de anoche, ni siquiera me importaba que Romanoff supiera que estábamos juntos. Sin embargo en el momento en el que pasó lo odie muchísimo, no quería ser el hazmerreír. Por eso Steve era milagroso por hacerme cambiar de opinión con tanta facilidad. Era maravilloso sentirme tan relajado.
Di pequeños besos en sus labios, y enseguida hizo un gemido, adormecido. Me devolvió un beso sin abrir los ojos y me apretó entre sus brazos, provocando que se dibujara una sonrisa en mi rostro. ¿Cómo un acto tan pequeño podía hacerme sentir tan feliz? Aun me era extraño el sentirme tan bien todos los días. En los últimos años había ido de un caos a otro mayor, y ahora con Steve parecía que había encontrado un tiempo muerto para sentirme vivo.
- Buenos días -susurré-. ¿Cómo has dormido?
- Perfectamente -sonrió, abriendo los ojos- ¿Y tú?
- Contigo aquí más que perfecto -dije en un ronroneo, metiendo mi pierna entre las suyas, rozando con mi rodilla en sus partes delicadas.
- Tony... -me advirtió, pasando una pierna por encima de las mías para detener el roce-. ¿No fue suficiente anoche? ¿Acaso lo hice mal?
- No, para nada, todo lo contrario, por eso quiero repetir -volví hacer el ronroneo, mordiendo su labio inferior.
- Podrían escucharnos -dijo, tratando de disuadirme.
Chasqueé la lengua. Tenía razón, todos debían estar despertando y después de lo de Romanoff ayer lo último que quería era llamar más la atención de todos. Pero es que realmente anoche llegó a otro nivel. Esa mezcla desenfrenada con caricias y besos me hizo enloquecer completamente. Creo que al terminar ni recordaba cual era mi nombre. Pero lo mejor sin duda fue el cómo Steve se dejó llevar, no tener que insistirle o guiarle me hacía saber que realmente estaba cómodo con el sexo y era algo que me tranquilizaba muchísimo.
- ¿Cuándo debes irte? -Pregunté, sin ganas de salir de la cama.
Miró el reloj y dio un suspiro acariciando mi espalda.
- Ya debería de estar levantándome, pero te doy 5 minutos -sonrió.
- ¿Tú quedándote en la cama más tiempo del debido? ¿Quién eres y que has hecho con mi novio? Devuélvemelo -bromeé, manteniendo una cara sería.
Le salió una fuerte carcajada y sonreí. Cuando tomaba a bien mis bromas realmente me hacía sentir muchas esperanzas en nosotros. En poco más de 3 meses habíamos avanzado mucho y una de las cosas era el cómo Steve toleraba mis sarcasmos. No era siempre, anoche quedó bastante claro, pero si lo suficiente como para hacerle reír, e incluso que bromeara él también.
- Si quiere que te lo devuelva me levanto ya -respondió, aun riendo.
- ¡No! Así está bien -reí, abrazándome más a él-, me quedo contigo antes de que salga mi novio en modo Capitán y huya a sus misiones.
Su mirada cambio completamente y supe que las risas habían terminando.
- Yo no huyo, solo hago mi trabajo.
-Lo sé, no era eso a lo que me refería, Steve. Solo que no estaría de más pedirle unas vacaciones a Fury de vez en cuando.
- Solo llevo un mes en Shield, Tony -su voz se volvió cada vez más firme-. Y prefiero hacer esto a estar de brazos cruzados esperando a que podamos estar todos para que los Vengadores vuelvan. Barton se la pasa escapándose, Banner prefiere el laboratorio a ser Hulk y tú todavía no estas al 100%, por no mencionar que Thor no da señales de vida desde hace meses...
- Ya, ya... -dije, tratando de que no comenzara de buena mañana con sus charlas y discursos-. Ve a prepararte, pero no me des sermones tan temprano.
Steve rodó los ojos y se destapo para sentarse en la cama.
Hice una mueca cuando mi cabeza cayó en la almohada, dejando de tener su cuerpo junto al mío. Miré su espalda, marcada por cada uno de sus músculos que parecían gritarme que los acariciara. Alargué la mano y la pasé por uno de sus costados, interrumpiéndole cuando se ponía el bóxer. Me miró de reojo por encima de su hombro y pude notar que retenía una sonrisa.
- No te molestes, no quiero que te vayas estando así -murmuré.
Se levantó para terminar de subir el bóxer y luego se inclinó para besar mis labios.
- Estamos bien, mi amor -susurró antes de volver a besarme.
Una enorme sonrisa se dibujó en mi cara con sus palabras "mi amor". Nunca pensé que algo tan cursi me haría sentir tan feliz. Definitivamente esto era estar enamorado y sé que nunca lo había sentido antes de verdad, o no a esta magnitud. Esto debe ser lo que llaman "verdadero amor", ese sentimiento tan fuerte, que por primera vez hace que todas esas malditas canciones cursis de la radio cobren sentido.
Se fue al baño y yo me abracé a la cama, ocupando todo el espacio posible. Me sentía cansado del entrenamiento de ayer, más esa increíble ducha que aún me hacía sentir agujetas en las piernas y temblaban solo del recuerdo.
Sentí una nalgada y di un respingo, dándome la vuelta para ver a Steve a los pies de la cama.
- Arriba, Stark.
Puse los ojos en blanco e hice mi mayor esfuerzo para obedecer.

•••

Me senté en el quinjet y le puse las coordenadas del Triskelion para el piloto automático. Natasha sabría hacerlo perfectamente, pero me quedaba más tranquilo dejándolo listo yo mismo.
- ¿Me avisaras si surge algo? -Pregunté al ver la sombra de Steve moverse por el quinjet.
- ¿Cuando no lo he hecho? -Respondió, masajeando mis hombros.
Giré con el asiento y me puse en pie para rodear su cuello con mis brazos.
- Ten cuidado, y no lo digo por los malos, sabes lo que opino de Shield.
Asintió dándome un beso.
Sabía de primera mano que él tampoco confiaba al 100% en ellos. Puede que un poco más en Fury y Hill, pero no con lo que la agencia en si era. Me alegraba de ello porque sabía que eso le hacía estar alerta en todo momento.
- Oh, sois tan tiernos -dijo la voz de Natasha, detrás de Steve.
Aparté inmediatamente las manos de Steve y miré sobre su hombro para ver la sonrisa divertida de Romanoff.
- No os pongáis muy melosos, en 10 minutos nos vamos, Cap.
- Lo sé - le respondió, tomando mi mano para sacarme del quinjet-. Espero estar aquí antes de la noche, pero si no prometo avisarte antes para que no te alarmes -acarició mi mejilla-. Nada de desvelarte y quedarte deambulando por la torre de noche, tienes que dormir.
- Está bien, Capitán -dije en tono pesado, poniéndome de puntillas para besar sus labios-, pero entonces dormiré en tú cama.
- Perfecto -me dedicó una sonrisa y junto sus labios con los míos.
- Tortolos viene Barton -dijo, Nat, desde la rampa del quinjet.
Steve dio un paso atrás y miró sobre mi cabeza.
- ¿Vienes finalmente con nosotros? -Preguntó, Steve.
- No, quiero un par de semanas de relax. Precisamente venía para pedir que se lo digáis a Fury.
- Dalo por hecho -respondió, Romanoff.
Clint le guiñó el ojo y luego dio media vuelta por donde había venido.
Steve puso una mano en mi cintura, volviendo atraerme a él.
- Hasta que vuelva entrena un poco, haz los mismo ejercicios de ayer -me dio un beso rápido-. Completos -inquirió con una ceja alzada.
- ¡Ewww! -Exclamó la voz de Barton.
Mierda.
Steve se tensó y giro la cara avergonzado. Definitivamente no era nuestro día. Después de escondernos 3 meses en menos de 24 horas todos se han enterado. Lo peor es que Barton no iba a dejarlo pasar como Romanoff...
- Que asco... ¿A que ha venido eso? -Preguntó, arrugando la nariz.
Steve me miró de reojo, sin atreverse a levantar completamente la mirada.
- Vete, vais a llegar tarde -le susurré.
La reacción que tuvo anoche con Romanoff ya dejo claro que no se sentía cómodo con esta presión, y aunque no me gustara la idea de lidiar solo con las bromas de Clint, prefería eso a que Steve se sintiera cohibido por ello.
- No quiero dejarte solo en esto -murmuró muy bajo.
- Dejar de cuchichear como niñas -respondió, Barton.
Entrecerré los ojos mirándole de reojo.
- ¡Steve! -Gritó, Natasha-. ¡Vamos o llegaremos tarde!
- No es nada, Clint -dijo finalmente, Steve.
No sé cómo pretendía ser convincente cuando no apartaba la mano de mi cintura. Aunque realmente me gustaba, sabía que de alguna manera trataba de protegerme a mí, e incluso luchaba contra su incomodidad y vergüenza ante la situación solo para que no tuviera que hacerlo yo.
- ¡Rogers! -Volvió a llamarle Natasha.
- Ves, Steve -le insistí
Natasha salió del quinjet y apuntó a Steve con el dedo.
- Sube de una vez o te dejo aquí.
- Un segundo, Nat -le pidió.
Romanoff miró en la dirección en la que miraba Steve, viendo a Clint y enseguida entendió que sucedía.
- ¿Es eso? -Preguntó casi incrédula. Miró a Barton y nos señaló a Steve y a mí-. Este par están saliendo, yo me enteré anoche -la miramos boquiabiertos-. Sois muy tierno, pero hay trabajo y me da igual vuestros problemas de pareja hasta que vuelva.
- ¡No vuelvas hacer eso! -Exclamó con firmeza, Steve-. No vuelvas a meterte en cosas que no te conciernen.
El repentino enfado de Steve me cogió por sorpresa y mis ojos se ampliaron. Nunca le había visto tan enfadado, y eso que conmigo se ha enfadado miles de veces.
- Cálmate, Steve -le dije, poniendo una mano sobre su brazo.
- Si llego a saber no pregunto -respondió asombrado, Barton.
Steve me miró y dio un suspiro profundo.
- Lo siento... -susurró, repentinamente más calmado-. Solo no quiero que nadie decida sobre nuestra relación -miró de reojo a Nat.
Ella pareció darse por aludida y entró al quinjet nuevamente.
- Ve, no llegues tarde por esto -dije, besando su mejilla, dándome igual por primera vez que otros pudieran vernos-. Yo me encargo de hablar con Clint.
- ¿Seguro?
Asentí.
Besó mis labios una última vez y subió al quinjet. Retrocedí varios pasos para que despegarán, poniéndome junto a Clint.
- Al final ni le he dicho a Nat que me avise de la resolución de la reunión... -murmuró, mientras veíamos como salían del hangar-. Aunque, ¿cómo poder pensar después de tal shock? -me miró, ocultando la diversión tras su rostro serio.
Giré sobre mis talones y caminé de regreso al laboratorio. Barton me siguió de cerca todo el camino y se sentó sobre la mesa de Banner al llegar.
- ¿Qué le has hecho para que este de mal humor? -Le preguntó Bruce a Barton.
- No estoy de mal humor.
- Pero no estas de buen humor como hace 20 minutos.
No se equivocaba, pero son las consecuencias de tener que lidiar con un grupo de superhéroes cotillas y que quien te contenta se tenga que ir.
- Porque Barton ya lo sabe.
Bruce dejó lo que estaba haciendo y miró a Clint y después a mí.
- ¿Se lo has dicho?
- No, nos ha visto y Romanoff se lo ha confirmado -dije, rodando lo ojos.
- ¿Romanoff lo sabe?
- Ah... Sí, nos descubrió anoche.
- Después de tanto y en día os descubren... Irónico -comentó-. Supongo que os habíais confiado demasiado.
Banner volvió nuevamente a prestar atención en lo que fuera que estuviera trabajando.
- ¿Entonces soy el último en enterarme? -Preguntó ladeando la cabeza-. ¿Cuánto tiempo hace?
- ¿Eso te importa?
- La verdad es que sí, hasta hace 10 minutos te creía un mujeriego, me gustaría saber cuánto tiempo me he tragado esa mentira.
- Poco más de tres meses -dije en un murmullo, casi sin querer decírselo.
- ¿Tres meses? -Dijo, bajando de la mesa-. ¿Y ya habéis...? Ya sabes.
- Eso no te incumbe.
- O sea que sí -se le dibujo una sonrisa-. ¿Y quién da y quien recibe? No espera -alzó una mano para que no respondiera-. Estoy seguro de que Steve no se dejaría tocar, por lo tanto... Te va a partir en dos.
- ¿Tan mala vida sexual tienes que te interesa la mía?
Pasé por su lado, apartándole para salir del laboratorio. Se me habían quitado todas las ganas de trabajar, mi cabeza en un momento se ha vuelto un hervidero.
Fui directo a la habitación de Steve y me senté en la cama, tratando de no pensar en nada. Agarré su almohada y sentí como su aroma salía desprendido de ella, lo cual me hizo sonreír. Si no fuera porque él merecía completamente la pena realmente hubiera huido de esta relación ante una situación así. Sentir tanta presión siempre me hacía correr, pero en esta ocasión quería ser fuerte, me sentía más fuerte, porqué Steve merecía cada lucha interior que tenía conmigo mismo. Aunque me aterraba pensar en si con solo Romanoff y Barton era así, ¿qué pasaría si el mundo se enterara? Tan solo de imaginarlo crecía una gran presión en mi pecho que me ahogaba.
Supongo que ahora es cuando viene la peor parte para nosotros. Va a ser un gran reto como pareja el vernos con la presión de los que hablan a nuestro alrededor. Solo espero que Steve lo soporte, si él me da fuerzas creo que seré capaz de aguantar.

•••

- Señor, el quinjet del Capitán acaba de aterrizar en la torre -me comunicó, Jarvis
- Gracias, Jarvis.
Coloqué el último imán en el guante de Steve, uniéndolo a los demás y conectándolo al receptor. Cogí su escudo, comprobando que sus imanes estuvieron bien sujetos, y presioné el botón del guante, haciendo que este saliera disparado a unirse con el escudo.
- Listo -sonreí al finalizar la mejora para Steve.
Dejé todo sobre la mesa y salí rápidamente de la habitación para ir a recibirle.
Antes de llegar al hangar me encontré con Steve y Natasha en el pasillo. En cuanto me vio sonrió y caminó más rápido hasta mí. Sin darme tiempo a decir una palabra besó mis labios y me sonrojé por la sorpresa de que lo hiciera con Romanoff delante.
- Esto es lo más extrañamente tierno que he visto nunca, demasiado azúcar para mí -dijo, Nat, pasando por nuestro lado-. Mejor os dejo solos.
- Gracias -le dijo, Steve, antes de que se marchara. Me miró y volvió a sonreír-. Me alegra que no se haya alargado la reunión.
- ¿Entonces todo bien?
- Para nosotros sí -tomó mi mano y caminó conmigo-. Pero hay un par de agentes con problemas en una misión, por el momento se seguirán encargando ellos, pero querían saber si como último recurso Romanoff y yo nos uniríamos.
- ¿Y lo harás?
- Si llega a ser necesario sí.
Siempre queriendo salvar a todo el mundo.
Le sonreí como respuesta dándole un apretón suave en su mano.
Enteramos en la sala donde estaban los demás y Barton nos miró con una sonrisa torcida. Esa expresión no podía traer nada bueno. Solté la mano de Steve como acto reflejo y fui directo a acostarme en la chaise longue, ignorando completamente la presencia del resto.
- ¿Entonces va en serio lo vuestro? -Preguntó Barton a Steve.
- Va completamente en serio -respondió firme.
- ¿Debo tener cuidado con que no me acoséis ahora?
- No te ofendas, Barton, pero no eres mi tipo -dijo acercándose donde yo estaba.
Ladeé la cabeza viéndole y encogí las piernas para dejarle espacio. Sonrió sin decir nada y se sentó.
- Le gustan enanos y culones -le contestó, Romanoff, dando un sorbo a su café-. Tienes lo enano, pero careces de lo otro.
Alcé una ceja mirando en su dirección. No sabía cómo tomarme eso. ¿Era alago u ofensa?
- No tiene que ver con el físico -dijo, Steve, rodando lo ojos.
Rápidamente le miré a él, pasando un pie por sus piernas.
- ¿Con que tiene que ver? -Pregunté con curiosidad.
Habíamos hablado en varias ocasiones sobre lo que nos gustaba del otro, pero no sabía que era lo que me convertía en "su tipo".
- ¿De verdad quieres que responda eso aquí? -miró a los demás sentados en la habitación.
Realmente no me gustaba hablar de estas cosas, solo alguna vez con Banner, y era porqué él si sabía ser discreto, pero Barton y Romanoff carecían de eso. Aunque viendo como estaba actuando ante nuestra relación quizá que sepan las razones les haría verlo de otra manera y nos hiciera sentir menos presionados.
- En vista de sus comportamientos infantiles, sí, por lo menos que quede claro -asentí.
- De acuerdo -murmuró, poniendo mis piernas en su regazo-. Tiene que ver la personalidad. Es extraño con nosotros, pero quizá no sea tan descabellado lo que decía Bruce sobre que los polos opuestos se atraen. Eres muy diferente a mí en muchos aspectos y creo que eso me gusta porque me haces ver las cosas desde otra perspectiva que yo no tengo -sus palabras me sacaron una sonrisa y me incorporé para verle mejor-. Y creo que en el fondo siempre supe que había algo más bajo esa máscara de egocentrismo y sarcasmos.
Pude ver su mirada el amor y cariño con el que decía cada palabra. Eso hizo crecer una inmensa calidez en mi pecho que incluso dolió por su gran intensidad.
Pasé mi mano por su cuello hasta su nuca y le atraje a mí para besarle. No me importaba que nos vieran o que dijeran, el querer hacerle saber lo feliz que me hacía era mayor que mi vergüenza.
- Oh Dios, no necesitaba ver eso... -dijo con asco, Barton.
- Pues empieza a acostumbrarte -murmuré antes de volver a besar a Steve.
- Vamos, Clint, no seas así -respondió Natasha-, por fin alguien controla el mal humor de Tony y le hace ver incluso tierno.
- Yo no quiero verle tierno, prefiero seguir viéndole como un Ewok con culo peludo.
- Cierra la boca, Barton -le amenacé.
- Tony no tiene el culo peludo -dijo, Steve, como si nada.
Me sonrojé en el acto. Lo último que esperaba era que hiciera comentarios de este tipo frente a todos.
- ¿Si sabes eso quiere decir que si se lo ves mucho? ¿Eres el activo entonces?
La cara de Steve se tornó roja completamente, tanto que pensé que estallaría de la vergüenza.
- Deja ese tema, Barton -me puse en pie, cabreado-. ¿No puedes ver un beso pero quieres saber sobre si tenemos sexo?
- Es mera curiosidad, no es que quiera verlo, Stark -se encogió de hombros-. Solo es extraño imaginaros en ese término, en especial a Steve, le imaginaba virgen.
- Yo también -concordó, Romanoff.
- La verdad es que yo también -coincidió, Banner.
- Pues no es de...
- ¿Y cuál es el problema de que fuera virgen? Todos lo hemos sido en algún momento -me interrumpió, Steve, poniéndose en pie junto a mí-. Estoy orgulloso de que fuera con Tony y nada de lo que digáis podrá hacerme pensar diferente.
Estaba completamente rojo y se notaba lo tenso que estaba, aguantando la vergüenza e incomodidad del momento para poder plantar cara. Aunque eso no le duro mucho, enseguida salido rápidamente por la puerta, huyendo de la situación.
- ¿Contentos? -Pregunté mirándoles, en especial a Barton.
- Lo siento, Tony -se disculpó, Bruce.
- Solo era broma, no pensaba que lo tomaríais tan en serio -Barton dio un suspiro-. Lo siento.
- Todavía estamos adaptándonos a lo homosexual y ese tipo de bromas nos incomodan -aclaré.
- No sabía eso, de nuevo, lo siento.
Asentí sin decir nada.
- No lo tomes a mal, Tony, nosotros os aceptáremos completamente, nada de lo que digamos será para hacerlos daño -sonrió, Natasha, dándome una palmadas en el hombro-. Yo creo que hacéis incluso una bonita pareja.
- ¿Sí? -Pregunté un poco incrédulo.
- Sí, es un poco extraño imaginaros en un principio, pero cuando estabais ahí sentados era muy bonito veros.
- Sí, Tony, tenéis nuestro completo apoyo -añadió, Banner.
Sonreí con sus palabras, aunque sintiéndome mal porque Steve no las hubiera escuchado también.
- Gracias, chicos -les sonreí, sintiéndome más tranquilo-. Iré a ver cómo está Steve.
- Dile que lo sentimos -dijo, Barton, antes de que saliera de la sala.
Finalmente lo peor había pasado, todos los sabían y probablemente lo de hoy seguirá por un tiempo hasta que finalmente todos nos adaptemos. Lo único bueno era ya no tener que escondernos y seguir fingiendo que solo tenemos una amistad. Por fin se han acabado esos momentos en los que al ver una película nos sentamos uno al lado del otro y nos cogemos de la mano disimuladamente hasta que alguien nos mira y nos soltamos rápidamente, o esos besos que nos robamos en la cocina por la mañana hasta que escuchamos que alguien viene.
Es irónico, tanto tiempo no queriendo decirlo y ahora realmente me alegraba de que al fin todos nos hubieran descubierto.
Llamé a la puerta de Steve antes de entrar. Miré confundido la habitación al ver que no estaba ahí.
- ¿Jarvis donde está Steve?
- El Capitán está en la azotea, señor.
Di media vuelta y fui directo al ascensor.
Definitivamente a Steve le había afectado más que a mí y eso me preocupaba. Creía que el llevaba mejor que yo la relación y ahora ya no se sí sea así.
Cuando el ascensor se abrió pude ver directamente a Steve a través de la puerta abierta de la azotea. Salí, yendo despacio hasta donde estaba sentando en la cornisa. Enseguida supe que me escuchó cuando su espalda se tensó.
Me senté a su lado y puse mi mano sobre su pierna.
- ¿Estás bien?
Me miró dando un asentimiento, colocando su mano sobre la mía.
- No es verdad, cuando estás tan callado es porque algo pasa.
- Ya me conoces bien -murmuró con una pequeña sonrisa.
- Esa es mi meta -respondí.
- Siento haberte dejado solo ahí abajo -dio un suspiro-, solo que no esperaba sentirme tan intimidado por lo que ellos pudieran decir.
- Eso es lo mismo que temía yo -entrelacé nuestros dedos y le di un apretón-, pero no todo es malo, Romanoff dice que hacemos buena pareja.
- Eso me ha dicho a mí también antes.
- ¿Qué te ha dicho?
- Me dijo que Clint y ella habían bromeado con esto, aunque no imaginaba que realmente pudiera ser verdad. Pero que si habían llegado a bromear es porque realmente hacíamos buena pareja.
- Me gusta saber que nos ven así, porque tenía miedo de que pudieran rechazar nuestra relación, pero creo que va a ser fácil. Quitando las bromas de Barton, claro -hice una suave risa-. Estaremos bien.
Asintió apoyando la cabeza sobre mi hombro, mirando al horizonte de la ciudad de Nueva York.
Era una vista realmente preciosa, se veía la fina línea anaranjada del final del atardecer escondiéndose sobre todos los edificios. Me gustaba estar disfrutando de esta vista junto a Steve. Ahora entendía esas películas cursis en las que veían un paisaje y con eso parecía que todo era más romántico.
- ¿Qué es un Ewok? -Preguntó repentinamente.
Y se rompió la magia.
Solté una gran carcajada y me miró confundido pero con una sonrisa en su rostro.
- Ya viste Star Wars, ¿cómo no lo recuerdas? -rodó los ojos y reí-. ¿Recuerdas cuándo van a la Luna de Endor?
- ¿Intentas hacerme sentir estúpido? No recuerdo los nombres de esas cosas.
Reí con su expresión molesta.
Saqué mi teléfono del bolsillo y busqué rápidamente una foto para enseñarle.
- Esto es un Ewok.
- Oh, esos ositos -me miró de arriba abajo e hizo una sonrisa-. Sí, podrías ser uno de esos, eres pequeño y tierno.
- Cállate -reí golpeando su brazo.
Pasó su brazo a mí alrededor y me atrajo a él, besando mi mejilla.
- Estaremos bien -sonrió completamente.
Esta vez sí llego la sonrisa a sus ojos y se la devolví de la misma manera.
Definitivamente si estaremos bien. Va a ser una nueva etapa para nuestra relación, pero no creo que vaya a ser mala, quizá sea la más positiva de las que hemos pasado ya que ahora tendremos una gran libertad para ser nosotros, y no pienso contenerme, quiero poder sacarme la vergüenza frente a esto y demostrarle a Steve que estoy en esto hasta el final. Ahora que sé que él también se siente cohibido con todo esto quiero darle un empuje y ayudarle también, como él ha hecho conmigo antes. Nos ayudaremos mutuamente.
Nunca antes había estado tan convencido de que esto puede salir bien, puede que esta vez sí sea una relación definitiva, o al menos así espero que sea. Ya no me asusta pensar eso si va a ser con Steve a mi lado. Él era el soporte de mi vida, el pilar que me hacía no caer de nuevo. Por eso no me quedaba duda de que quería esto sobre todas las cosas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).