Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stony Stories por Wind Girl

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tony

Me senté en la silla, mirando al frente mientras las personas que me rodeaban no dejaban de hablar y dar vueltas por la sala. Aprovechaban el momento antes de que la reunión comenzará y el rey de Wakanda diera su discurso.
Romanoff estaba socializando, decía que era mejor hacer amigos con los que ahora nos iban a controlar. Eso a mí me importaba poco, no se me daba bien socializar y tampoco tenía interés, esto tan solo lo hacía porqué yo causé muchas muertes en Sokovia y no quería volver a cargar con ese peso más. Además me vendría bien para poder estar más pendiente de Peter.
Steve decía que le dejara más espacio y confiara en él, pero no me gustaba en absoluto el saber que cualquier ladrón pudiera herirle. Tan solo acepté porque sé que Steve tiene razón, si le prohibimos todo lo hará a nuestras espaldas y prefiero saber cuándo sale a las calles, y de paso ayudarle con un traje que sepa que está bien equipado. Tan solo esperaba no tener que arrepentirme de esto.
Romanoff volvió a su asiento junto a mí y tocó mi brazo al verme distraído.
- Deberías estas conociendo a estas personas, Tony. Después de todo vamos a tener que lamer muchas botas para que confíen en nosotros.
- No le lameré nada a nadie. Firmo porque es lo correcto, no porque quiera su confianza -respondí.
- Está bien -hizo un gesto de rendición.
Un hombre se paró junto a nosotros y extendió la mano hacía mí.
- Un gusto tenerle aquí señor Stark. Gracias por aceptar estos acuerdos.
Miré su mano sin moverme para tomarla y luego aparté la mirada.
- Para mí no es un gusto, pero es lo que se debe hacer.
Vi como Romanoff rodo los ojos con mis palabras y se levantó para ponerse frente al hombre.
- Discúlpele, no tiene un buen día -le dijo, alejándole de nuestros asientos.
- Veo que no está muy cómodo aquí -escuché a mi espalda.
Miré sobre mi hombro y topé con un hombre de piel oscura.
- La verdad es que no.
- Entonces es todo un logro que esté aquí -dijo una voz diferente.
Me giré completamente y pude ver frente a mí al rey de Wakanda.
Me levanté como muestra de respeto, aunque no fuera lo que quería hacer, Steve siempre me inculcaba ser más correcto con los demás.
- De hecho, sí. Este lugar no es precisamente donde quisiera estar ahora.
- ¿Y dónde quisieras estar, señor Stark?
- En alguna isla de la polinesia francesa con mi marido, eso sería perfecto.
Me imaginé a Steve golpeándome mentalmente si estuviera aquí por haber dicho tal cosa a un rey. Pero no me arrepentía, eso es realmente lo que quería hacer después de todo lo que habíamos pasado.
- Eso suena bien -respondió con una sonrisa.
- Hablando de su marido, ¿no va a venir el Capitán Rogers? -Preguntó su compañero.
- Desgraciadamente no, él no está conforme con los acuerdos.
- Es una lástima -volvió a responder el rey, poniendo una mano sobre el hombro de su acompañante-. Quiero presentarte a mi hijo T'Challa.
Hice un asentimiento de cabeza y el respondió de la misma manera.
- Me alegro de que este aquí, Stark, muchas gracias -dijo para finalizar, antes de dirigirse al frente de la sala con su hijo.
Me dejé caer en la silla y rodé los ojos asqueado de tener que soportar a todas estas personas.
Odiaba todos los protocolos que implicarán ser cortés y sonreír por doquier. Era realmente agotador guardarme tantas cosas que quisiera decir en voz alta. Ni 8 años con Steve intentando corregirme lo ha logrado, tan solo ha conseguido que me controle en ocasiones y tan solo por me recuerda una y mil veces que me comporte.
Di un suspiro involuntario al pensar tanto en Steve y tapé me rostro para que nadie viera que tenía ganas de llorar.
Toda esta situación sé que terminaría por estallar, Steve lo sabe y, aunque me de rabia admitirlo, casi nunca se equivoca. Sin embargo la peor parte no era lo que nos pasara, sino el cómo afectaría esto a Peter. Ni siquiera habíamos tenido el valor de explicarle exactamente en qué consistía esto antes de irnos. El imprevisto de la muerte de Peggy nos impidió tener un momento para hablar detenidamente con él, así que acordamos explicárselo calmadamente a la vuelta.
Romanoff volvió a mi lado al ver que todos se sentaban finalmente en su lugar. Tomé aire miré al frente al ver subir al rey de Wakanda.
Comenzó su discurso hablando del peligro que corren las personas con las peleas que causamos y como eso terminó matando a sus ciudadanos en Lagos. Rápidamente enlazó eso con la creación de los acuerdos de Sokovia y por qué eran tan importantes.
Realmente no estaba prestando mucha atención a sus palabras porque tanta palabrería me agotaba, pero Natasha no paraba de codearme para que estuviera atento.
- ¿Acaso Steve te ha pagado para que me vigiles? -Dije rodando los ojos al quinto codazo.
- No, se le llama tener educación, Tony -susurró.
Abrí la boca para replicar, pero un movimiento brusco de del hijo del rey de Wakanda atrajo mi atención.
- ¡Al suelo! -Gritó, corriendo hacía su padre.
Pasé un brazo sobre Natasha como acto reflejo, mientras nos agachábamos justo un segundo antes de que todos los cristales saltaran por el aire y la onda de la explosión hiciera retumbar todo el edificio.
Los escombros cayeron sobre nosotros y los gritos y sollozos comenzaron.
- ¿Estás bien? -Le pregunté.
Romanoff respondió con un asentimiento y miró sobre la mesa para ver que sucedía.
Saqué mis gafas de sol mientras observaba a mí alrededor y me las puse.
- ¿Friday que ha ocurrido? ¿Está despejado? -Dije, viendo como en mis cristales se veía como escaneaba la zona.
- Todo despejado, señor -afirmó, terminando el escáner y señalándome la zona de la explosión-. Ahí fue colocada.
- ¿Cuál es el radio de impacto?
Me levanté entre la polvareda y Friday me enseñó el círculo afectado.
- ¿Cómo son los daños? -Preguntó, Romanoff.
- Grandes -dije con un suspiro.
Me di la vuelta y vi a las personas intentando comprender que sucedía. Todos parecían conmocionados.
Me acerqué a unos hombres que habían cerca y les ayude a ponerse en pie, comprobando que estuvieran bien. Seis personas de seguridad enteraron corriendo, quedando atónitos ante la imagen frente a ellos. Sin embargo a pesar de la horrible imagen parecía que todos estaban bien. Todos pudimos resguardarnos a tiempo gracias al grito de advertencia del príncipe de Wakanda, ya que él era el más cercano a la explosión.
Me giré instintivamente con ese pensamiento y quedé petrificado al verle abrazado al cuerpo de su padre, el cual parecía no dar respuesta.

•••

- ¿Por qué has tardado tanto en contéstame? Estaba a punto de entrar en pánico -me recriminó, Steve, con una mezcla enfado y miedo en su voz.
- Los médicos querían ver el estado de todos, no he tenido momento, mi amor -respondí-. Perdona por dejarte en vilo.
- ¿Médicos? ¿Estás bien? -Preguntó alarmado.
- Sí, estoy perfectamente, Steve, no te preocupes, ve a casa, por favor. Yo cogeré el jet en unas horas y nos vemos por la mañana -dije, tratando de convencerle.
La preocupación por mí no era lo único que podía hacerle venir.
En cuanto la noticia del atentado ha saltado a los medios ha sido con una imagen de del Soldado de Invierno en primera plana por ser el causante de la explosión. Sé que Steve llevaba mucho tiempo buscándole y ahora que tenía la primera pista de él sabía que no querría desaprovecharla.
- Claro, cariño.
Noté enseguida por su tono que tan solo lo decía para que no continuara insistiendo y apreté los dientes con fuerza, aguantando la rabia porque me mintiera.
Las ambulancias pasaron rápidamente haciendo sonar las sirenas y pude escuchar como el sonido también estaba al otro lado del teléfono.
- Steve... No empeores esto, ve a casa -dije en tono de advertencia-. Él ya no es quién conocías.
Escuché un suspiro pesado.
- Te amo, Tony. No olvides eso nunca.
Colgó.
Apreté el teléfono con rabia e impotencia. Tuve que respirar profundamente para contenerme.
Miré a mí alrededor, sabiendo que cerca debía estar Steve, pero no logré verle. Esto se iba a poner mucho peor de lo que imaginaba. Después de Peggy, Bucky era otra de las personas más importantes para Steve y desde que descubrió que estaba vivo no ha dejado de investigar su paradero. Por eso estoy seguro de que será capaz de cometer una locura por encontrarle.
Volví a marcar el número de Steve, pero justo cuando iba a dar a llamar me arrebataron el teléfono de la mano.
Alcé la mirada y Romanoff negó con la cabeza.
- No te humilles más, sabes que no cambiara de opinión.
- Devuélvemelo -inquirí-. Ya sé cómo es Steve y precisamente por eso quiero intentar disuadirle de ese camino.
- No se va a detenerse -dijo devolviéndome el teléfono.
- Lo sé, pero sería un mal marido si no tratará de ayudarle.
Finalmente le di a llamar pero saltó directamente el buzón de voz. Maldije en voz baja y miré mal a Natasha. Si no me hubiera parado quizá aún no lo habría apagado.
- Gracias -le dije con sarcasmo.
Pasé por su lado asqueado y fui hacía los agentes de la CIA que debían escoltarnos devuelta al hotel.
No me agradaba la idea de quedarme de brazos cruzados, pero desgraciadamente no podía hacer nada al respecto.

•••

- Me dijisteis que me explicaríais que pasaba, papá... -se quejó, Peter-. ¡He tenido que verlo en las noticias! Luego me llamas a mí irresponsable.
- Cuidado con lo que dices Peter, soy tu padre -cerré los ojos un segundo tomando aire-. Hijo, solo te pido que entiendas que esto es algo muy delicado y no queremos que quedes en medio de todo porque somos nosotros quienes tenemos que arreglarlo.
- Pero debías contarme que papá y tú estabais escogiendo bandos diferentes -dijo con voz decaída.
- No es fácil, Pete, todo lo que está pasando es complicado. Pero prometo que en cuanto todo esto acabe tomaremos unas vacaciones los 3.
- No me importan las vacaciones, solo quiero que estéis bien -susurró.
- Lo estaremos, hijo, no te preocupes -di un suspiro, esperando que no tuviera que tragarme esas palabras después-. Vuelve a clase, más tarde te llamo.
- Está bien -dijo con pesadez-. Llamaré a papá antes.
- No te molestes, hijo, tiene el teléfono apagado.
- ¿Apagado? ¿Por qué? ¿Qué esta pasado, papá? -Preguntó apresuradamente.
Pasé la mano por mi rostro sin tener una respuesta para eso.
¿Cómo podía decirle que Steve iba a buscar a un fugitivo y empeorar todo? No puedo preocupar tanto a Peter.
- ¿Papá? ¿Vais a separaros?
- No, claro que no, Pete, no digas eso. Lo arreglaremos, no te preocupes.
La puerta de mi habitación se abrió de golpe y Romanoff entró apresuradamente. Fui a quejarme pero ella habló primero.
- Han detenido a Steve.
- ¿Qué?
Mi alma cayó a los pies, sintiendo una fuerte presión en el pecho que me dejo sin aliento por unos segundos.
- La CIA quiere que vayamos.
La miré, todavía procesando el hecho de que el caos se hacía más grande.
- Dame un segundo -dije señalando el teléfono.
Natasha asintió y salió de la habitación.
Tome aire antes de volver a ponerme el teléfono en el oído.
- ¡Papá! -Gritó, Peter.
- Hijo, tengo que dejarte, más tarde te llamo pero ahora debo irme.
- Papá, no. ¿Qué está pasando?
No respondí y colgué.
Guardé el teléfono en el bolsillo, me puse la chaqueta del traje y fui directamente con Romanoff.
Nos subieron a un helicóptero para llevarnos hasta Berlín y nuestra acompañante era nada menos que la sobrina de Peggy. Fue quién nos informó de todo lo que había ocurrido en Bucarest.
Steve fue a buscar a Barnes y eso le llevó a una persecución policial, en la que también implicó a Wilson. Sin embargo lo más sorprendente era que también estuvo T'Challa, el príncipe de Wakanda... ¿O ahora rey?
Aunque eso ya lo esperaba de ellos no creía que les detendrían y menos que Rhodey tendría que hacerlo. Todo se nos estaba saliendo de las manos y parecía no haber manera de pararlo. Empezaba a creer que Steve tenía razón cuando decía que todo esto iba a estallar... Pero creí que serían los acuerdos lo que lo harían y no esta catástrofe.

•••

Finalmente llegamos a Berlín, a la sede de la CIA antiterrorista, y allí nos atendió Everett Ross. Nos comunicó de que los arrestados estaban a punto de llegar y que esperaban nuestra colaboración para controlar esta situación y no volviera a ocurrir.
- ¿Cree que podrá contener a Rogers, señor Stark? Al fin y al cabo es su marido, ¿no?
Sentí en su tono que había algún tipo de insinuación a nuestra relación.
Aún después de años de haber dicho al mundo que estábamos juntos todavía para muchos era difícil admitir que quienes dirigíamos el equipo que protegía la Tierra era una pareja gay. Así que este tipo de situaciones las habíamos tenido miles de veces.
- Lo es, pero no soy su dueño para tener que controlarle.
- Quizá debería empezar hacerlo si no quiere tener a su pareja en la cárcel.
Contuve una respuesta para no empeorar la situación, pero no me gustaban sus amenazas. Aunque también me daba rabia que en cierta manera tuviera razón.
Ross miró la pared llena de pantallas que trasmitían el seguimiento de los furgones de la CIA hasta su llegada a aquí. Ver todo ese blindaje sabiendo que quien estaba dentro era Steve me pareció excesivo. No estaba de acuerdo con lo que había hecho, es más me irritaba pensar que se haya arriesgado de esa manera por Barnes, pero Steve no era ningún delincuente. Él salvó el mundo en su época y lo sigue salvando ahora, no creo que esto sea una forma de agradecérselo. Sin embargo eso les importaba poco ahora.
Nos contaron todas las posibilidades que tenían para arreglar esta situación lo mejor posible y me alegró saber que estaban dispuestos a darles otra oportunidad a Steve y Sam, no podía decir lo mismo para Barnes. No me importaría lo que le pasara a Bucky si no fuera porque sé que Steve se opondrá a que le castiguen de algún modo.
- ¿No habría alguna posibilidad de ser más indulgentes con Barnes? -Pregunté después de todas las explicaciones.
- Wakanda reclama a Barnes para juzgarle allí por la muerte de su rey -respondió-, pero, cómo el arresto se ha hecho por nosotros, actualmente está bajo nuestras leyes.
- ¿Y eso que significa? -Preguntó, Natasha.
- Significa que vamos a evaluarle psicológicamente y descubrir que le hizo Hydra antes de juzgarle.
Asentí, bastante aliviado de que no fuera algo peor por lo que Steve pudiera cometer más locuras.
La sobrina de Carter entró apresuradamente y se acercó a Ross para decirle algo en el oído.
- Ya están aquí -anunció, Ross, girando hacía la puerta- Vengan.
Romanoff enseguida les siguió, pero yo me quedé paralizado unos segundos, tratando de saber cómo reaccionar cuando viera a Steve. Estaba cabreado y a la vez le necesitaba, no sabía que camino escoger.
Finalmente fui tras ellos y pude ver a lo lejos como llegaban Steve, Sam y T'Challa. Esperé a que Ross se presentará y les informará de la situación antes de acercarme completamente.
Respiré profundamente y puse mi cara más sería para mantener la distancia y que Steve notara lo molesto que estaba, luego le abrazaría, pero quiero que primero vea lo que están provocando sus decisiones.
A medida que se iban acercando Steve fue ensanchando su sonrisa al verme, aun así yo me mantuve firme.
- Esto es a lo que me refería con empeorar las cosas -dije, en cuanto estuvo a mi lado, comenzando a caminar con él.
- Yo también te he echado de menos -dijo con ironía al sentir mi ataque-. Me alegro de que estés bien.
- No lo estoy, Steve. Sabes que podrían haberte hecho algo más que solo arrestarte -le miré de reojo.
- Él está vivo y es lo que importa.
Rodeé lo ojos.
Parecía importarle muy poco lo que pudiera pasarle y como repercutiera eso en nosotros. Tan solo podía pensar en Barnes y eso cada vez me irritaba más.
- Habrá consecuencias, Steve, el Secretario Ross quiere juzgaros por esto.
- Aceptaré las consecuencias de lo que he hecho, no tengo problema -dijo con suma tranquilidad.
Su actitud tan pasiva me pinchaba cada vez más justo donde me irritaba, hice uso de todo mi autocontrol para no hacer una escena.
Asentí hacía él y seguí el camino tras Romanoff, tratando de alejarme de él. Necesitaba relajarme si pretendía hacerle firmar.
- No van a devolverme el escudo, ¿verdad? -Preguntó, Steve.
- Técnicamente son del gobierno, y las alas también -respondió, Natasha, antes de entrar en una de las oficinas.
- Cuánta frialdad -murmuró, Sam.
- Dar gracias a que Rumania no firmó los acuerdos o sería la cárcel lo que debería preocuparos -les respondí, entrando tras Natasha, después de hacer una mirada rápida a Steve.
Temía enfrentarme a esto, pero no tenía otra salida que convencer a Steve. No quería que esto terminará peor de lo que ya estaba y necesitaba saber que él iba a estar bien.
- ¿Stark, podrá convencerle? -Preguntó, Ross.
- ¿Qué probabilidades hay si no lo has conseguido ya? -Añadió, Romanoff.
- No lo sé, haré todo lo que pueda -dije con un suspiro.
Natasha me dio un apretón en el hombro para darme ánimos y tomé aire para relajar la mente. Tenía que centrarme ahora únicamente en conseguir que firmara, luego ya discutiríamos lo de Barnes.
- Tengo algo -susurré dando un pequeño golpe sobre el bolsillo de mi traje.
Esperaba que esto sirviera de incentivo para ayúdale a firmar.
Salí y fui directamente a la oficina donde tenían a Steve.
- Hey, ¿quieres ver algo genial? -Le pregunté sacando el estuche del bolsillo, al atravesar la puerta.
- Se han acabado los ataques. ¿Ya estás más tranquilo? -Dijo con una sonrisa al volverse hacía mí.
- Encontré algo de mi padre -respondí, ignorando su pregunta-, me parece muy apropiadas.
Steve se sentó y dejé mi chaqueta sobre la silla, mirándole por unos segundos a sus ojos, los que lograban hacerme perder.
Abrí el estuche para enseñar las dos plumas y lo deje sobre la mesa.
- Roosevelt firmó la ley de préstamo y arriendo en 1941. Prestando ayuda a sus aliados cuando más lo necesitaban.
- Otros dirían que nos acercó más a la guerra.
- Si no fuera por ella no estarías aquí -respondí casi como un acto reflejo.
Le miré y en mi mente atacaron tantos sentimientos por él, deseando alejarnos de esto y tan solo estar juntos.
Di un suspiro y me senté frente a él.
- Solo quiero arreglar las cosas. Quiero volver a casa, ver a Peter y decirle que todo está bien y no debe preocuparse -dije mirándole a los ojos.
Steve dio un suspiro.
- ¿Has hablado con él?
- Sí, sabe todo lo que está pasando y está preocupado por ti.
Bajó la mirada tragando saliva mientras negaba con la cabeza para sí mismo.
- Quería llamarle pero me han quitado el teléfono.
- Podrías haberlo hecho antes...
- ¿Para qué? ¿Para decirle: hijo, voy a desafiar las leyes, no te preocupes?
- Pues no haberlo hecho -dije seco.
- ¿Para que mataran a Bucky? No.
- No iban a matarle.
- Tenían la orden de matar si ofrecía resistencia, Tony, no iba a permitir eso -paso una mano por su rostro, igual de cansado que yo-. No quise empeorar las cosas.
- Lo sé, eres demasiado educado para eso -respondí.
- Si veo que algo va a ir mal no puedo ignorarlo. A veces quisiera que así fuera.
- No, no quieres -dije sabiendo que no era así.
- No, no quiero -respondió sonriéndome-. A veces...
- A veces quiero pegarte en tus perfecta dentadura -le interrumpí antes de que dijera algo que me irritara más-. No quiero que te alejes, te necesitamos, Steve. Aún estamos a tiempos de arreglar las cosas, pero tienes que firmar -insistí.
Steve miró las plumas y sacó una de su estuche. La quedó viendo mientras se levantaba y daba una vuelta, pensativo.
- También podríamos conseguir que Barnes termine en un centro psiquiátrico estadounidense y no una cárcel de Wakanda -añadí, sabiendo que esto podía ser algo clave.
- No digo que sea imposible -dijo al fin-, pero necesitaría garantías.
- Claro -dije apresuradamente-. Cuando calmemos a los medios modificaremos esos documentos, y pediré vuestra reincorporación y la de Wanda.
- ¿Wanda? ¿Qué le pasa?
- Nada, esta confinada en el complejo, Visión le hace compañía.
- ¡Oh, por favor, Tony! -Exclamó incrédulo antes mis palabras-. Siempre que creo que empezabas a ver las cosas correctamente...
- Tiene cuarenta 40 hectárea con piscina y sala de cine. Hay peores formas donde proteger a la gente -me defendí.
- ¿Proteger? ¿Así es como lo ves? ¿Esto es protección? -Inquirió saber-. Es confinamiento, Tony
- No es una ciudadana americana y no le dan el visado a las armas de destrucción masiva.
- Vamos, Tony... ¡Es una niña!
- ¡Dame un respiro! Hago lo que tengo que hacer para no crear algo peor -respondí, sintiéndome ahogado.
- Sigue diciéndote eso -dijo devolviéndome la pluma.
Pude ver en su expresión que estaba realmente enfadado y yo me sentía completamente acorralado.
Comencé a notar como me faltaba el aire cada vez más al ver que había fallado estrepitosamente en mi intento de convencerle. Por un segundo pensaba que lo iba a lograr, pero todo se ha venido abajo y ahora solo tenía una última baza para tratar de hacerle entrar en razón.
- ¿Y qué hay de Peter? ¿No vas a pensar en él?
- Ya pienso en él, Tony. Precisamente es en él en quién más pienso -dijo en tono defensivo-. No quiero que nadie sepa quién es, no quiero que lo utilicen como un arma para su beneficio. Una cosa es lo que él desea hacer y otra muy distinta lo que los gobiernos le manden hacer -negó con la cabeza-. Me niego a que pase por eso.
- Nadie tiene porque saber de él.
- ¿Cuánto tiempo crees que pase hasta que "Spider-Man" entre en su radar, Tony? -Preguntó-. No quiero que nadie presione a nuestro hijo, es demasiado joven para entender que significa todo esto.
- Podremos hablarlo también con tiempo.
Hizo una risa sarcástica.
- No te das cuenta que da igual si es ahora o después, sería un peón del gobierno -negó-. Haz lo que quieras Tony, pero no metas a Peter en esto.
Nada más finalizar la frase salió por la puerta, dejando el tema por cerrado.
Respiré profundamente, tratando de retomar el aire después de tanta tensión. Me sentía mentalmente agotado después de todo el caos que continuaba agrandándose. Parecía no tener freno. No quería pensar en cómo podría acabar todo si esto no paraba pronto.

•••

Miré de reojo hacía Steve a través de las paredes de cristal de la oficina y vi que él estaba fijo en mí. Por un segundo tuve miedo a que me descubriera mirándole y eso pudiera empeorar algo, pero me pareció tan estúpido que alcé la mirada a la suya. La repentina tensión en Steve se hizo notable, y a pesar de lo mal que estaba todo sentía la necesidad de abrazarle, o aunque fuera tener unas palabras de cariño con él, no quería que todo esto nos distanciara más.
Me acerqué despacio a la puerta y le vi dar un suspiro antes de acercarse.
- ¿Qué ocurre? -Preguntó un poco cortante.
- Nada, solo quería acercarme. No sé si recuerdas pero estamos casados -respondí levantando mi mano izquierda para enseñar mi anillo.
- Lo que está pasando no cambia lo que siento por ti, si es eso lo que te preocupa -dijo con más calma y una pequeña sonrisa.
- Eso espero.
Cerró el paso que nos separaba y tomó mi rostro para besarme.
Sus labios me acariciaron tan suavemente que sentí como mi corazón se saltó un latido al dejarme sin aliento. Tanta tensión me había hecho necesitar esto desesperadamente y no puede evitar aferrarme a él. Sujeté su rostro para alargar el beso y pude sentir su sonrisa sobre mis labios.
Bajó sus manos acariciando mi espalda hasta mi cintura y luego me miró a los ojos.
- ¿Y tú sigues sintiendo lo mismo?
Fingí pensármelo y rodó los ojos riendo.
Le acerqué tirando del cuello de su chaqueta y le di un pequeño beso.
- Nada cambia.
Steve asintió con una sonrisa, besando una última vez mis labios antes de centrar la atención en la pantalla en la que ahora apreciar Barnes. Se volvió rápidamente para ver mejor que sucedía en su celda y toda mi relajación se fue nuevamente.
Me alejé de la oficina, esta vez más para contener mis celos y no provocar una discusión más cuando los acuerdos y Barnes ya nos tenían al límite. Sé que no debería dudar de Steve porque jamás me ha dado razones para hacerlo, pero era superior a mí. Ya me pasó en su momento con Peggy, aun sabiendo que tenía 90 años no pude sacar los celos de mi cabeza.
Aunque en cierto modo a mí también me preocupada el estado de Barnes ya que el que él estuviera bien iba a influir mucho en el estado de ánimo de Steve, y ahora convenía que estuviera tranquilo. Así que, yo también me centré en la pantalla para ver a Barnes.
La CIA iba hacerle una rápida evaluación psicológica para comenzar a hacerse una idea de cuánto de Hydra continúa en su cabeza.
Traté de no pensar para no alterarme más y tan solo deje entrar en mi mente lo que acababa de decirme Steve. Me ama y yo le amaba, igual que el primer día. Eso era lo único que me importaba de verdad, eso me daba fuerzas y más después de ver que a pesar de la discusión que habíamos tenido, hemos podido tener aunque fueran 30 segundos de amor y hacer como si nada pasara. Eso era lo más gratificante del mundo, nuestro amor siempre ha podido sobrevivir gracias a esos pequeños momentos que nos conectan, y esperaba que continuara siendo así.
De la nada todo se apagó y quedé viendo a mí alrededor por unos segundos. Todos corrían y trataban de averiguar que ocurría. Mi vista fue directamente a la oficina y logré ver el cómo Steve y Sam habían salido corriendo.
Maldije por lo bajo porque sabía que estaba empeorando la situación todavía más.
- ¿Friday puedes buscarme el origen del apagón?
Antes de poder obtener respuesta todos ya estaban corriendo para evacuar a los civiles y había que parar la fuga de Barnes.
- Por favor dime que has traído un traje -dijo, Romanoff, mientras íbamos hacia las escaleras.
- Claro, un elegante Tom Ford de 3 piezas y dos botones -dije con sarcasmo-. Soy personal no combatiente.
- Seguidme -nos guio Carter, escaleras abajo.
Bajamos dos plantas lo más deprisa que pudimos y ya pudimos escuchar que había una pelea cerca.
- ¿Puedes distraerle mientras atacamos por detrás? -Me preguntó al llegar abajo y miraba desde la esquina de la pared.
- Sí -afirmé.
- Atento a mi señal -me ordenó, haciendo un gesto a Romanoff para que le siguiera en la otra dirección.
Asomé la cabeza por la esquina de la pared para ver a Barnes peleando contra varios guardias, y me escondí tras un pilar para acercarme lo más posible sin ser visto.
Esto con el traje podría hacerlo con los ojos cerrados, pero así no podía hacer mucho. Por suerte siempre llevo un as en la manga.
Presione sobre mi reloj y se formó un guante sobre mi mano. Tan solo era un prototipo, pero esperaba que fuera lo suficiente para lograr distraerle.
- En posición -me avisó, Romanoff.
Esta era la señal.
Miré una última vez y luego salí de tras el pilar y disparé con el repulsor
Dio un paso atrás y centró la atención en mí. Le vi levantar el arma y provoque un destello con el repulsor para darme tiempo a llegar a él. Se repuso rápidamente, a tiempo para tratar de volver a apuntarme. Instintivamente golpeé su brazo para impedir que lo levantara, pero él era mucho más fuerte y logró apartarme y finalmente apuntarme con la pistola. Como acto reflejo puse mi mano frente al cañón y otra mano sobre él para tratar de arrebatársela.
Entonces sentí el tiro golpear el guante y le miré atónito, incrédulo de que de verdad tratara de matarme cuando hacía apenas 10 minutos parecía tranquilo en su celda.
Barnes retiró la pistola, pero gracias a mi sujeción sobre el cañón se desmontó y así impidió que volviera a disparar. Tomé esa ventaja y golpeé su cara, sin embargo él era más veloz y me la devolvió con más fuerza dándome en el ojo y golpeando mi pecho para lanzarme lejos contra el suelo.
Carter apareció tras él, comenzó a pelear con él, y enseguida Natasha hizo lo mismo.
Me aparté arrastras de ahí y me apoyé en la pared, respirando agitando por la adrenalina y miedo. No sé cómo había conseguido enfrentar esto, ahora estaba notando lo asustado que estaba con esta situación. Barnes no era un enemigo cualquiera, era un asesino adiestrado para cualquier tipo de lucha e inconveniente. Había sobrevivido a 70 años de misiones para Hydra así que dudaba que esto fuera a ser inconveniente para él.
Tapé mi rostro con mis manos, tratando de calmar mi respiración, pero mi mente en vez de relajarse ahora se preguntaba dónde estaría Steve. Estoy seguro de que había ido a por Barnes, pero si él no estaba aquí y Barnes si eso no podía significar nada bueno.
Sabía que Steve también sabía defenderse perfectamente. Si por algo había logrado desarmar la pistola de Barnes y golpearle había sido precisamente por Steve me había hecho entrenar lucha básica en defensa personal, entre ello había el desarmar a un oponente. En aquel momento me pareció estúpido porque dije que siempre tendría mi traje, así que esperaba que no se regodeara por haber tenido razón. Aunque, su amigo me había golpeado, así que estábamos en paz.
La verdad no esperaba que así sería la forma en que conocería al mejor amigo de Steve. Me había contado mucho de él desde antes de saber que estaba vivo. En aquél entonces sentía pena por él, especialmente por el cómo Steve decía que él era y dio su vida para poder ganar la guerra. Sin embargo desde que supo que estaba vivo comencé a sentir irritación con solo la mención de su nombre, y así es como descubrí que estaba celoso de Barnes. Steve le admiraba completamente, y por culpa de Hydra se obsesionó completamente en él y en encontrar su paradero. Aquello detonó mis celos y a Steve le costó mucho calmarme, pero siempre lo lograba. Pero ahora... Ahora no había nada para poder frenar el hecho de que había vuelto arriesgar todo por su gran amigo Bucky.

Steve

Los labios de Tony me atraparon con más ganas y no pude evitar sonreír. Ni siquiera en una situación como esta podía evitar que me cautivara con su amor.
- ¿Y tú sigues sintiendo lo mismo? -Pregunté en un murmullo.
Tony hizo que se lo pensaba y puse los ojos en blanco riendo. Sabía bien como ser un idiota, pero un idiota encantador.
Agarró el cuello de mi chaqueta y tiró de ella para besarme suavemente.
- Nada cambia -dijo junto a mis labios.
Sonreí con ganas, sintiéndome realmente aliviado.
Asentí acercando nuevamente mis labios a los suyos una vez más.
Me alegraba ver que podíamos reponernos tan rápido y dejar por un momento todo fuera para amarnos. Eso es lo que siempre nos había mantenido unidos hasta ahora, aunque todavía tenía miedo de que el tema volviera a salir y de nuevo fuéramos a peor. Sé que lo más fácil sería ceder, pero no quería traicionar mis principios y lo que creía justo. Quizá haya cruzado la línea por ello, sin embargo no me arrepiento porque de lo contrario probablemente Bucky estaría ahora muerto y, puede que me dejara llevar demasiado por el recuerdo de quién fue él, pero creía en lo que había dicho de que él no había provocado el atentado.
En las pantallas apareció Bucky y centré rápidamente mi atención en él. Lo que pudiera pasar ahora podría dar respuestas para saber qué había sucedido con él y también en porque querían culparle.
Para mi mala suerte en esta oficina se había omitido el audio, pero me centré en las pantallas que podía ver a través de los cristales para ver las reacciones si eran positivas o negativas.
Pude ver a Tony fuera y me giré instintivamente hacia donde él había estado para cerciorarme de algo obvio. Me maldije por haber apartado la atención de él y romper el buen momento que estábamos teniendo. Ya no podía revertirlo y martirizarme ahora por ello no traería nada. Más adelante le pagaría con creces por todo lo que estaba pasando.
De repente el audio apareció y me giré al ver la sombra de alguien. Sharon había dado al audio y le agradecí con un asentimiento, volviendo rápidamente a la pantalla ahora que podía escuchar.
- ¿Sabe dónde está, James? -Fue lo primero que escuché
El psicólogo trataba de hablar con él, insistiéndole, pero Bucky parecía negado a dar una respuesta.
- Si no habla conmigo no podré ayudarle, James -continuó insistiendo.
- Me llamo Bucky -dijo, finalmente.
Con esas palabras se abrió una gran esperanza en mí. Bucky acababa de reconocer cual era el apodo por el que le gustaba que le llamaran. Nunca le gusto James e incluso le irritaba si se insistía en llamarle así, lo sabía de primera mano. Por eso el que se refiriera a sí mismo como Bucky era un gran paso, ya que cuando descubrí que estaba vivo se negó a reconocer ese nombre. Lo que no comprendía era porque no me lo había dicho en Bucarest y me hubiera dejado ayudarle. Muchas de mis recuerdos le podían ayudar a él a recordar.
Tantas cosas no tenían sentido en torno todo lo que estaba pasando, especialmente en porque acusan a Bucky, cuando ha estado por años escondido y si no fuera por lo que ocurrió en Viena jamás podría haber dado con él. ¿Quién querría incriminarle?
Me volví hacía Sharon y Sam.
- ¿Por qué las Fuerzas Conjuntas publicaron las fotografías del atentado? -Le pregunté a Sharon.
- ¿Hacer correr la voz, involucrar a tantos testigos como sea posible? -Respondió.
- Claro, es una buena manera de sacar a alguien de su escondite. Detonar una bomba, sacar una fotografía y tienes a siete millones de personas buscando al Soldado de Invierno -dije al ver la obviedad.
- ¿Dices que alguien le incriminó para encontrarlo? -Preguntó.
- Steve y yo buscamos al tipo por dos años y no encontramos nada -añadió, Sam.
- No pusimos una bomba en la ONU -dije con ironía-. Eso llama la atención.
- Sí, pero no garantiza que quién lo incriminó le atrape. Garantiza que nosotros lo hagamos -dijo, Sharon, unos segundos antes de comprender.
Ambos miramos a la vez a la pantalla, al psicólogo.
- Sí... -murmuré.
Él era el único posible. Tenía la oportunidad de hablar directamente con Bucky. El para qué era toda una incógnita.
En un segundo todas las luces se fueron y miré a mi alrededor extrañado, pero al ver como todos parecían alterados sabía que era lo que pensábamos.
Mire a Sharon y enseguida supo que iba a pedir.
- Subnivel 5, ala este.
Miré un segundo a Tony sabiendo que estaba empeorando todo más, pero no podía ignorar lo que estaba pasando. Estaba cansado de todas las injusticias por las que ha tenido que pasar Bucky desde el día en el que cayó de aquél tren. Quizá no pude salvarle entonces, pero pensaba hacer todo lo posible por hacerlo ahora.
Miré hacia Sam y no tuve que decir nada para que supiera que debíamos hacer.
Ambos salimos corriendo directos a las escaleras y bajamos lo más de prisa que pudimos. Miramos por los pasillos hasta dar con un camino de guardias inconscientes en el suelo. Seguimos los cuerpos, atentos a cualquier movimiento que pudiera haber.
- Ayuda... -se escuchó procedente de la celda.
En cuanto me acerqué un poco pude ver que era el supuesto psicólogo.
- Levántate -dije, agarrándole de la chaqueta para levantarle. Le pegué contra la pared con rabia y le miré sin despegar la vista de él-. ¿Quién eres y que quieres?
Pareció dudar un segundo, pero enseguida me miró y respondió:
- Ver caer un imperio.
Tras de mi comenzó una pelea, haciéndome perderla atención sobre él, y sujete al psicólogo mientras vi como Bucky lanzaba a Sam por los aires.
Iba a ir nuevamente a por Sam y fui hacía él, esquivando su puño y devolviéndoselo directamente en la cara. Se repuso rápidamente y me dio una patada en el estómago, lanzándome fuera de la celda.
Me puse en pie ágilmente mientras bloqueaba otro de sus golpes. Una y otra vez me hacía esquivar sin darme el suficiente tiempo para devolvérselo. Estaba logrando hacerme recular hasta darme contra la puerta del ascensor. Su puño vino directo a mí y me aparté justo a tiempo para que diera contra la puerta metálica. Volvió a intentarlo y atrapé su puño con mis manos. En ese instante de dos segundos vi en la mirada de Bucky que nuevamente parecía lejos de ser él. Algo le había hecho el psicólogo.
Bucky reculó el brazo para coger impulso al ver que no podía con mi agarre y dio con fuerza con todo mi cuerpo contra la puerta, provocando que cediera y cayera por el hueco del ascensor.
En la caída me golpe contra los engranajes y sujeciones, clavándomelos en la espalda y costado.
- Joder... -gruñí, sintiéndome mareado.
Me levanté lentamente, estirando mi cuerpo para recuperarme de los golpes.
Miré hacia arriba y me saqué la chaqueta, ya que iba a estorbarme demasiado y necesitaba salir de aquí antes de que Bucky causara algo mayor o le mataran.
Comencé a trepar, ayudándome de la cadena, mientas rezaba porque Tony y Bucky no se toparan. Me asustaba pensar que algo le pasara. Él no era del todo hábil sin su traje, aunque esperaba que mis entrenamientos le sirvieran lo suficiente dado el caso de necesitarlo.
Llegué finalmente y en cuanto salí corrí hacia arriba. Quisiera pensar que no era algo tan grave, pero los gritos lejanos me decían lo contrario.
Como encontrara a ese psicólogo nuevamente iba a pagar por esto. Si había conseguido controlar a Bucky probablemente quiera utilizarlo para su beneficio. Para derrocar ese imperio que mencionó. Sé de buena mano que Bucky como Soldado de Invierno sería capaz de hacerlo. No podía dejar que eso pasara bajo ningún concepto.
Estaba a tan solo un piso de la planta baja y vi por el hueco de la escalera el brazo metálico de Bucky subir varios pisos más arriba. Subí los más rápido que pude 6 plantas y fui a parar al helipuerto.
Nada más abrir la puerta no tuve tiempo de pensar y seguí mi impulso al ver a Bucky despegar el helicóptero. Si lograba irse de aquí podía ser que no volviera a verle jamás, o peor aún, si le volvía a ver quizá sería encarcelado o muerto.
Corrí hasta el helicóptero y salte para agarrarme al patín de aterrizaje, bajándolo con todas mis fuerzas. Me llevó deslizándome por el suelo hasta el borde. Mi último intento era sujetarme en las barras del borde para pararle. Dejé que me sacara hasta la verja de seguridad y me agarré a la barra con todas mis fuerzas, tirando del helicóptero que se negaba a ceder. Sabía que no tenía la suficiente fuerza para retenerle mucho tiempo, pero no pensaba rendirme. No cuando por fin podría recuperar a Bucky.
Sentí como si mis brazos fueran a salirse de mi cuerpo, pero en vez de aflojar tire con más fuerza, acercando muy despacio el helicóptero. En un segundo dejó de tirar y enseguida vi que se venía sobre mí. Salté sobre el helipuerto, rodando para esquivar el helicóptero al chocar contra el suelo. Alcé la cabeza para ver la escena, pero me agaché nuevamente como acto reflejo al ver precipitarse hacía mí la cola del helicóptero.
Respiré hondo cuando al fin todo se quedó quieto y me levanté despacio, mirando la cabina. Pude distinguir a Bucky justo un segundo antes de que su brazo atravesara el cristal y agarrara mi cuello con fuerza. Le miré, tratando de encontrar en él al Bucky que conocía, pero no había nada. Su mirada era completamente fría.
El helicóptero comenzó a moverse, tambaleándose hasta deslizarse hasta el borde, llevándome a consigo. Apoyé mis manos en él, tratando de evitar la caída, pero fue en vano.
Al caer al agua al fin el agarré de mi cuello se soltó. Pude subir a respirar un segundo, mientras veía al helicóptero hundirse. Bucky no salía y tuve un deja vu. Un deja vu a la inversa de aquél día al caer del helicarrier de Insight.
Me sumergí sin pensarlo y abrí la puerta del helicóptero. Saqué a Bucky y empuje su cuerpo hacía la arriba y me impulse en el fondo para ascender más deprisa.
Quizá me haya vuelto muy loco con esto, y este arriesgando mucho, pero una de las pocas personas por las que daría todo era Bucky. Él siempre había estado en todo momento para mí, ni siquiera me dejo solo cuando tras la muerte de mi madre quise encerrarme en mi mismo. Simplemente no me dejo, no dejo que me viniera abajo solo. Y ahora que él necesitaba no caer más bajo estaría yo para ayudarle a subir, a ser quién era, porque sé que aún sigue ahí dentro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).