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Siguiente, por favor. por Alixia

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Notas del capitulo:

¡Me apoyarias mucho dejandome un comentario! Incluso criticas constructivas para así ir mejorando día a día.

Escribí algunas canciones sobre él.

La universidad parecía un sueño y una pesadilla a la vez; Estudiar la carrera de compositor era algo complejo para quien no tenía conocimientos básicos ni las energías para quedarse desvelado por temporadas enteras, la creatividad también era algo fundamental para aprobar el año pero se podía cubrir y simplemente reutilizar algunas cosas para agregar nuevas melodías de complemento para crear algo nuevo.

Fue en su primer año de universidad que experimentó un corazón roto con 19 años; Y, es que, está bien, enamorarse de alguien con fama de jugador y cruel era estúpido, no lo negaba pero con él siempre se había comportado tierno para ganar su atención todos los días, no era algo toxico, en realidad era alguien compresivo y en momentos difíciles se había quedado a su lado en silencio y simplemente abrazándolo. Sabía que algo estaba mal pero no quería admitirlo, incluso llegando a pelear con sus mejores amigos para defender a alguien que no valía la pena y que lo tenía hechizado con mentiras dulces que amaba oír y creer como un idiota. Uno de los tantos idiotas del cuaderno oscuro que tenía el mayor anotado con una equis, aquel que descubrió por simple casualidad. Y algo en su pecho se contrae al recordarlo.

-¿Estás jugando conmigo?

Enfadado es decir poco, estaba furioso. Quizás por eso le lanzó el cuaderno en la cara con odio, escupiendo cada palabra con desprecio.

-ChanYeol, mira, puedo explicarlo, lo juro.- Pero no quería oírlo. Y no lo hizo.

Lo primero que hizo después de marcharse fue correr a los brazos de sus mejores amigos, abrazándolos con fuerza y suplicando perdón por su ceguera, claro que lo regañaron pero se quedaron con él para darle alivio y algunas cuantas risas entre sus llantos y maldiciones, maldiciéndose por ser siempre tan ingenuo, la ira contra el mismo y no contra quien le hizo todo el daño por la traición que fue creciendo con el tiempo.

-¿Acaso tengo un cartel en mi frente de ‘‘Hey, soy un imbécil, enamórame y hazme llorar’’?-

LuHan miró con preocupación la escena, dándole un toque en las costillas con su codo a JongDae que acariciaba el cabello pelirrojo a pesar de que estaba horrible por no bañarse en días enteros y haber faltado a clases, causando preocupación en sus compañeros y profesores debido a que es inevitable no notar la falta de un gigante sonriente y brillante en las aulas con su voz grave y su torpeza encantadora.

-Claro que sí, yo te lo pegue cuando éramos niños.- Y era verdad. JongDae ya le había pegado un cartel en la frente cuando tenían cinco años y habían peleado por un juguete. –Solo que ahora está en tu piel de forma invisible.-

Okey, quizás, muy posiblemente, no se había recuperado tan pronto y solo tal vez había bloqueado el número de KyungSoo después de que le llamará cincuenta veces al día, dejándole millones de mensajes de voz y por redes sociales, pidiendo que hablaran. Simplemente no quería verlo, estaba siendo inmaduro, pero poco le importaba mientras se centraba en estudiar, componiendo melodías tristes con letras llenas de arrepentimiento y odio hacia una sola persona, como si ese individuo fuese el causante de todo su mal cuando no le había dado la oportunidad de defenderse; El rencor se convirtió en su fuente de inspiración por algunas semanas hasta que la tristeza y desolación llegó a él de golpe, abofeteándolo al quedarse viendo a los ojos un KyungSoo que pareciera estar bien y sonriente mientras recibía declaraciones, de alguna forma sus piernas lo habían llevado hasta donde estaba la carrera del pelinegro, de alguna forma sentía que lo extrañaba y era ridículo, quería ir hasta él y suplicarle saber por qué había jugado con él así cuando pensó que era diferente al resto pero se sentía incapaz mientras sus manos se hacían puños y con la mirada perdida se daba media vuelta para alejarse una vez que la capucha de su abrigo le cubría, evitando que las personas fijaran su atención en él.

No iba a fingir estar bien.

Por la noche tenía insomnio y las canciones surgían de él como si fuesen el pan de cada día, claro que sus profesores estaban encantados por su talento de transmitir sentimientos, pero esos sentimientos lo estaban destruyendo y solo podía deshacerse de ellos de aquella forma. Escribiendo letras dedicadas a él.

Dicen que el duelo es difícil; Se preguntó millones de veces si hubiese sido mejor llorar desconsolado y fingir que el pálido había muerto, como dándole un entierro, un cierre, algo que lo ayudara a mejorar con los días. Pero también dicen que la persona no muere si mantienes los recuerdos frescos, y eso era lo que hacía, su mente lo mantenía vivo entre pensamientos y sueños que solo lo deprimían. Encerrarse no lo hacía sentir mejor pero era lo único que podía hacer. Dejó de frecuentar lugares donde se lo podía encontrar y comer en la azotea era su meditación, un ritual importante para mantener la paz, claro que sus amigos iban con él y de vez en cuando rompían el silencio y lo hacían reír como una foca.

-¿Cómo te sientes?

Siempre se lo preguntaba su hermana mayor apoyada en el marco de la puerta de su cuarto.

-Me siento mejor.- admitiría en un susurro con la mirada en el techo. –Pero lo extraño. -

Ella siempre lo miraba con tristeza y le sonreía antes de marcharse al trabajo.

‘‘Si amas algo, déjalo ir. Eso es una mierda’’ pensó él antes de bufar con fastidio y rodar los ojos  pateando una piedra con molestia. Hacía frío y llovía pero igual se encontraba paseando como si nada por las calles, detestando a las personas que paseaban en pareja de forma acaramelada y que le recordaban su desgracia. Por primera vez recordó a Baekhyun después de años, con él todo había sido apresurado por lo que se convirtió en una pesadillo luego de haber sido un cuento de hadas, mientras que con KyungSoo todo fue tan tranquilo y despreocupado, se disfrutaron a un ritmo lento y satisfactorio, amaban el silencio mientras se abrazaban acostados en el césped de la universidad, a veces las pequeñas cosas los hacían felices, como aquella vez que ChanYeol tropezó y cayó de rodillas sobre piedras en la playa, el pelinegro había reído hasta llorar mientras el pelirrojo se quejaba entre lloriqueos que eso no era divertido, sin embargo, también pudo reír cuando, en un descuido, una ola llevó al más bajo hasta el mar sin poder evitarlo y comenzaba a gritar porque: -¡Esta frio, me voy a morir! ¡Perdóname, ChanYeol, ya ayúdame! ¡Oye! ¡Yah, no te vayas! ¡CHANYEOL!

Quitando la amarga experiencia de la verdad cubierta, su tiempo juntos era algo que atesoraba con todo su corazón, había sido alguien que le enseño a divertirse, era quien siempre estaba allí para él, endulzándolo, llenándolo de problemas que terminarían con ellos corriendo como desquiciados mientras escapaban de la policía con un ChanYeol lloriqueando y prometiendo en vano que no iba a ayudarlo nunca más y un KyungSoo riendo y tirándole un beso volador mientras corría a espaldas para poder ver la expresión de terror del más alto cuando las sirenas se escucharan cerca de ellos. Siempre escondiéndose en un local o un asqueroso callejón pero terminando en una sesión de besos con el más alto sujetando el rostro del más bajo.

-En serio no te voy a ayudar nunca más. - siempre decía, dándole un beso entre cada palabra.

-Como usted diga, capitán.- solía susurrar con diversión, sabiendo que el alto siempre estaría allí.

Y para sorpresa de muchos, las melodías tristes se reemplazaron por alegres, una grave voz cantando sobre buenos recuerdos, sobre la maldición del destino, sobre sus propias experiencias, sobre un luto que estaba por superar porque era joven, estúpido, y entusiasta; Decir que estaba mejor era poco, ya no sentía dolor y con facilidad podía pasar por los lugares donde estaba él sin temor a los fantasmas del pasado, no le importaba convivir en un mismo espacio como la cafetería ni intercambiar saludos corteses cuando se cruzaban por los pasillos, tampoco regalarle sonrisas animadas.

Se decía por allí que siempre superaba a todos sus ex’s muy rápido pero él no lo creía así.

Simplemente pensaba que cada uno tenía una forma diferente de calmar el dolor, lo suyo era peculiar, quizás si los superaba en poco tiempo, pero en cada periodo corto de tiempo sufría como si hubiesen pasado décadas. Sufría todo lo posible en el menor tiempo posible y luego se levantaba con curitas de varios colores pegadas en cada una de sus heridas, como si nada hubiese pasado y con una mentalidad diferente, tal vez le gustaba aprender del fracaso y la soledad no se escuchaba mal en esos momentos.

19 años, millones de heridas y por culminar el primer año de su carrera siendo reconocido y admirado por todos, se sentía como en el colegio de repente, recibiendo declaraciones, gente queriendo estar a su alrededor todo el tiempo y sus mejores amigos haciendo de guardaespaldas con gafas de sol solo porque les divertía el asunto y siempre querían empujar gente y aquello era un excelente motivo, proteger a una torre de millones de hormigas alborotadoras.

-¡Moveos de aquí, hormigas!- Gritaba luhan  que iba al frente, empujando a la multitud sin piedad.

JongDae que iba detrás suyo con un falso conector, o lo que sea que llevase la gente en la oreja, como si estuviese hablando mientras empujaba y ponía el pie a las personas para hacerlas caer; Él suspiraba algo agotado pero divertido.

-¿Por qué no tengo amigos normales?- Se preguntó en voz alta ganándose golpes en la cabeza de sus mejores amigos mientras lo regañaban y se hacían las víctimas, fingiendo ser despreciados a pesar de sus duros trabajos.

Si, definitivamente necesitaba amigos normales. Y allí es cuando entró en acción Oh SeHun, uniéndose al trio de forma obligatoria al ser el nuevo novio de LuHan, extraño pero totalmente cierto porque mientras Han era absolutamente rosa y alegre, SeHun era oscuro y temido por todo el mundo, una combinación peculiar pero siempre veía como sonreían y como el ‘‘ser de las tinieblas’’ hacía de todo por su amigo mientras el de cabellos rosas hacia lo mismo.

-Ustedes.- empezó SeHun golpeando la cabeza de sus amigos por obligación y su pareja. –No están en jardín de infantes, maduren.-

Tristemente la normalidad no duro mucho, SeHun era débil ante su pequeño parlanchín novio, y ChanYeol envidiaba la suerte que tenían por conseguir una relación estable y sana pero nunca aburrida. Quería esa suerte, esos fueron sus pensamientos al estar girando en su silla con un lápiz entre sus dedos mientras pensaba en la canción que quería presentar como obra final para aprobar de forma limpia el año. Pero ninguna melodía pasaba por su cabeza y por primera vez, no sabía cómo transmitir sus sentimientos en una vacía hoja de papel, por primera vez sufrió un bloqueo y la frustración se apoderó de él. Quizás sí… negó con la cabeza alejando el móvil al ver el número de quien estaba por marcar, era imposible.

¿Qué le diría? ¿Cómo actuaria?

Quizás solo eso necesitaba, un poco más de inspiración, un poco más de dolor; Con duda observó aquel contacto que no podía borrar, aquel que seguía teniendo esa foto de ambos con caras graciosas, el día que salieron al parque de diversiones y se burlaban de los niños pequeños que tenían miedo luego de salir de la casa del terror, a pesar de que ambos también se asustaron cuando una araña gigante se paró delante de ellos.

Para: Kyungnnie.

¿Qué haces?

De: Kyungnnie.

¿ChanYeol?

 

 

Notas finales:

Quedan literalmente dos capitulos para que este mini fic termine.

¿Les gusta? No soy buena escribiendo todavia pero le pongo empeño.~


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