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Siguiente, por favor. por Alixia

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Estoy tan agradecido con él.

Quizás el amor no era para él; Quizás él solo vivía por la música.

Contrario a otras veces, ahora con 26 años, no estaba sufriendo del dolor ocasionado por una ruptura. Claro, amaba a su ex, pero el dolor no estaba presente; Habían terminado en buenos términos, se habían sonreído y abrazado con fuerza, como se debía sentir un adiós cálido y sin rencores, sin arrepentimientos.

ChanYeol estaba malditamente agradecido con JongIn, era su ángel de sonrisa amable y ojos brillantes, pero desgraciadamente los ángeles también mueren; Habían estado en una relación desde los 21 años, no había nada que se destaque en su tiempo juntos, fue cómodo y feliz a pesar de los pequeños problemas que se resolvían hablando y con una noche de amor, bueno, posiblemente de amor. Lo había ayudado a sacar las cosas del departamento, lo ayudó a empacar hasta las mínimas cosas y consoló a los que eran sus suegros, asegurándole que algún día iría de visita, porque todavía eran como una familia. Esa familia amorosa que lo había recibido con los brazos abiertos.

Lo había amado, llegó a esa conclusión mientras miraba con una sonrisa como aquel pequeño que siempre lograba sanarlo se giraba a verlo varias veces haciéndole señas con las manos, intentando comunicarse, mientras avanzaba por el aeropuerto con firmeza. Era un tonto, incluso cuando se supone que las despedidas eran tristes ellos dos estaban riéndose y comunicándose atraves de gestos, uno diciéndole que se suba al avión de una buena vez y el otro imitándolo de forma horrenda para ocasionar risas; Y quizás la gente a su alrededor no los entendían, posiblemente quienes escucharan su historia dirían que nunca se habían amado de verdad, pero ellos habían adorado cada momento, amándose hasta que el amor se fue quedando en cariño y del cariño quedó la comodidad.

Porque él nunca pudo decirle no al moreno; Porque jamás le iba a pedir quedarse con él en Seúl cuando tenía la oportunidad de ir a estudiar en el extranjero y ganar más experiencia que le ayudaría a ser reconocido como el gran bailarín que era. Chanyeol no podía irse con él, su carrera de compositor estaba establecida en SM, tenía reconocimiento y varias empresas lo querían, simplemente no podía marcharse como si nada. Ambos debían separar sus caminos para alcanzar sus sueños, eso habían decidido ambos.

Era tan tonta la situación que incluso el patético encuentro que tuvieron por primera vez no parecía tan vergonzoso a comparación; Mirando a su alrededor observó como todos lloraban por la pérdida mientras él solo daba una débil sonrisa para esconder la pizca de tristeza en las pupilas de sus ojos perdidos, el avión había despegado y el sueño de moreno iba a comenzar, pero nadie lo sabía, nadie lo sabía más que la llamada perdida en el celular del compositor con una nota de voz de un muchacho temeroso y voz llorosa, una confesión que posiblemente nunca llegaría a oír.

Recordarlo de camino a casa no era difícil como se lo había imaginado mil veces la noche anterior; JongIn había llegado a él para sanar su corazón roto e inseguro, un tonto que gritaba por los pasillos su nombre para correr hasta él y colgarse de su brazo, llevándolo a todos lados para presumirlo y formar pucheros adorables cuando la atención no estaba en él, pequeñas escenas de celos que se resumían a besos.

-Te estaba mirando mucho.

ChanYeol negó. –Estaba siendo amable, es tu amigo.

-¡Ese chino me las va a pagar!- exageraba el moreno, fingiendo molestia. -¿Cómo se atreve a coquetear con mi elefante? ¡Te presente para que sepa quién es el futuro padre de mis hijos, no para que sea puta!-

-¿Jongin me estas escuchando?

-¡Voy a enterrar una cuchara en sus ojos, no, le diré que su bias confirmo una relación! ¡Y cuando se descuide, arrojare su pudin contra la pared y…!

Un beso siempre había sido la clave para callarlo.

Sabía que tendría que estar llorando, quizás, como todos los demás, pero una sonrisa honesta no se quería despintar de sus labios, aquellos amigos en común no dejaban de intentar consolar un corazón que no dolía y terminaba siendo él el que consolaba a las personas, recordándoles que el moreno solo estaba en otro país, no había muerto. Estaba cumpliendo el sueño de su infancia, iba a regresar, y no debían mostrarse mal por irse.

-Pero ¿no lo extrañas, yeol?

ChanYeol encogió sus hombros. –No, la verdad no.

Compartían un departamento desde hace años, ese mismo que ahora se veía vacío sin el lidio del moreno que solía tirar las cosas por todos lados y la música sonando por toda la casa, esos sonidos de pasos bailando emocionados junto con una voz desafinada que cantaba con alegría incluso si la canción se trataba de una situación triste. Siempre había envidiado esa parte que no podía apagarse, incluso cuando los ojos se llenaban de lágrimas y hacia sido un largo día, fueron tan pocas veces que le vio decaído y en las que recordó que prefería sufrir en silencio.

Solía sentarse a su lado y abrazarlo, unir sus pedazos como decía JongIn en ocasiones.

-¿Volvimos al punto de partida?

Abrió la puerta, un enano pasando sin ser invitado al hogar. -¿Qué haces aquí, JongDae?

-Bueno, Lu Han me llamó avisándome de la noticia.- sonrió apenado, sentándose en la barra. –JongIn se fue.-

Asintió con la cabeza. –Se fue hace un par de horas.

-Y fuiste a despedirlo.

-Tenía que hacerlo.

Un abrazo fue suficiente, el silencio reinando las paredes mientras JongDae abrazaba a ChanYeol con fuerza; Se desmoronaba, lloraba dolido como nunca antes, mientras el anillo descansaba de forma terca en su dedo, negándose a dejarlo ir a él y a sus recuerdos.

Unos pasos se escuchaban con claridad y unos brazos más rodeaban ambos cuerpos, Lu Han no tardó en haber salido corriendo de casa incluso con su embarazo notable incluso en un tierno pijama con conejos rosados y con YiFan atrás suyo mientras gritaba que no podía salir pero quedándose quieto al ver la escena delante de sus ojos en aquel departamento gris. Quizás fue la atmosfera pero pronto se encontró uniéndose en el abrazo, haciendo reír a los tres por aquel gigante de repente tan sentimental.

-¿A qué debemos esto, señor serio?- se burló ChanYeol.

-Cállate antes de que te golpee, Park.

-Inténtalo, Wu, aprendí defensa personal.

-¡Y se golpeo contra un palo el primer día!

Las risas contagiosas empezaron. -¡Yah, no es momento de burlarse de mí, oigan!

Después de todo te extrañaba en cada segundo de mi día, desde que me levantaba hasta que dormía, recordando cada pequeña cosa con dolor y a veces evitando a nuestros amigos, hablar de ti me hacía mal porque no estaba preparado para dejarte marchar, tampoco para tirar nuestro anillo pero no me sentía listo para seguir manteniéndolo puesto sin sufrir, lo convertí en un collar. No quería que nadie supiera que todavía lo tenía conmigo, de esa forma pensarían que te había superado y que te estaba dejando atrás, sabes que no soy el mismo de antes pero temí serlo los primeros meses de no tenerte y no quería, porque significaba retroceder. Los chicos me ayudaron, ya no duele tanto pero todavía te extraño y busco en pequeñas cosas cotidianas.

Enviado.

 

 

 


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