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Amarte es mi pecado por EvilQueen

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Magui caminaba por el amplio pasillo de ese templo que parecía que iba a tragarla por su inmensidad. Los pasos de la joven hacían eco al retumbar en las paredes decoradas con imágenes de distintas adoraciones, y este se hacia cada vez más sonoro a medida que se acercaba al pulpito. Allí, ella notó que el espacio cóncavo detrás y arriba del altar era para mejorar la acústica en las misas. Ya hacía una semana que había llegado al pueblo y no había salido de la casa. Estaba aburrida, así que, por más loco que sonara, decidió acompañar a su tío a la parroquia para hacer algo.

Recordó por un momento el día en el que llegó, las cosas viejas de su madre, la bienvenida de la vecina y la incomoda conversación sobre un hombre que no conocía.

--Anthony es un famoso ingeniero, tiene una empresa dedicada a la investigación de avances tecnológicos en armamento para el ejército, entre otras cosas --dijo la señora con una sonrisa en el rosto.

Magui alzó una ceja al rememorar aquello, su tío lucía muy incomodo con algo que a los ojos de ella no era nada de otro mundo. Todavía le daba mucha curiosidad y deseaba conocerlo. Seguro lo haría, pues allí te topabas con todo el pueblo con solo salir a hacer las compras. Recordó lo que su madre le decía cada vez que le hablaba de su hogar de nacimiento “pueblo chico, infierno grande”

--Por aquí, Magui --la voz de su tío la descolocó de sus pensamientos.

Steve atravesó una puerta que estaba sobre la pared izquierda al final de la iglesia.

La puerta daba a un patio interno que contaba con una galería que rodeaba todos sus laterales, donde notó que había otras puertas que llevaba a distintas habitaciones. Magui aceptó su error cuando atravesó una de las puertas junto a Steve y esta llevaba a otro pasillo que a sus lados destinaba en otras habitaciones que según ella eran como unas oficinas.

Steve entró a una de ellas y Magui se sorprendió al ver la amplia biblioteca, todos con libros eclesiásticos, por supuesto. Steve se acomodó en el escritorio y en la pared detrás de él la joven pudo ver un crucifijo de madera tallado a mano que le resulto sorprendentemente hermoso.  

--Fue un regalo del obispo --comentó Steve al ver a su sobrina apreciando la estatuilla.

--Es muy lindo --comentó ella-- ¿Esta es tu oficina?

Steve rió ante aquello --No, --dijo el rubio-- Es la sacristía de la parroquia, aquí está todo lo necesario para las misas --mencionó como si fuera obvio-- Aquí preparo mis sermones y me alisto para dar el culto. O simplemente vengo a rezar --comentó enseñando el pequeño altar que tenía para hacer sus oraciones.

Magui asintió y comprendió a lo que se refería cuando vio un perchero con distintas sotanas y bandas cuya utilidad no entendía del todo.

--Acompáñame --dijo Steve-- te presentaré con las hermanas.

Magui frunció el ceño ¿hermanas? Steve le había contado que en la parroquia también funcionaba un convento, pero no se hacia a la costumbre de llamarlas hermanas. Pensó que tendría que morderse la lengua antes de llamarlas monjitas porque tal vez se ofendieran.

El rubio atravesó el patio interno y se adentró por la galería hasta llegar a una de las puertas. Esta era diferente a las otras, tenía una ventana de vidrio tapada con una cortina roja decorada con flores amarillas, por lo que Magui supuso que esa no era un dormitorio. Steve tocó la puerta y una voz le dijo que pase. Al abrir, ambos entraron a la cocina-comedor del lugar. Magui divisó una mesa larga donde estaban todas las monjitas… no, no… las hermanas sentadas por tomar el desayuno.

--Padre Rogers --dijo una de las monjas cuando se acercó a saludar a Steve-- que bendición tenerlo de regreso-- comentó la señora que, a la vista de Magui, debía estar en sus sesenta y largos. Era el primer día de Steve luego de su llegada, le había contado que un sacerdote amigo daba las misas en lo que ellos se adaptaban a su nueva vida.

--Muchas gracias, Madre. Dios la bendiga --dijo Steve sosteniendo las manos de la mujer. ¿Madre?, ¿no que eran hermanas? ¿cuántos parientes más había?, pensaba Magui mientras Steve se giraba hacia ella.

--Ella es mi sobrina, Magalí Torres Rogers --dijo Steve mientras Magui recibía una sonrisa dulce de la señora cuya cofia era más oscura que la de las demás.

--Magui --mencionó su tío volviéndose a ella-- Te presento a la Madre Superiora del convento, Margaret Carter.

--Me llaman Madre Peggy --comentó ella para luego darle otra sonrisa a Magui que esta vez fue correspondida.

La joven se mostró gustosa de conocerla y se fue presentando una por una a las demás mujeres. Estas vestían una camisa blanca con mangas hasta los codos y por encima de esta llevaban una túnica grisácea y un velo del mismo color.  Las únicas que se diferenciaban eran la Madre Peggy, que llevaba una túnica negra con el velo haciendo juego; y una jovencita que Magui adivinó no era mucho mayor que ella. Esta chica llevaba la túnica gris de la mayoría, pero en lugar de la cofia gris, llevaba una blanca.

--Mi nombre es Wanda, mucho gusto -- se presentó la joven una vez que Magui se acercó a presentarse.

--Magalí --dijo la morena sonriendo --pero puedes llamarme Magui.

Wanda le dedicó una sonrisa mientras terminaba de depositar las tasas frente a las hermanas que todavía no tenían desayudo.

--Estamos por desayunar, ¿gustan? --ofreció la Madre Superiora.

Magui suspiró y vio a su tío asentir, así que hizo lo mismo. Ya habían desayunado una cantidad inexplicable de comida a la que ella no estaba acostumbrada. “El desayuno es el alimento más importante del día” le decía su tío mientras colocaba una taza de leche con cereal, un plato de omelette y un jugo de naranja exprimido frente a ella. Los primeros días terminó con su estómago revuelto, pero nada hacía que su tío diera el brazo a torcer. Magui solo quería desayunar café con leche y medialunas de manteca… “que delicia” pensó mientras lo imaginaba. En fin, ya estaba repleta de comida, pero vio que las hermanas desayunaban un café cortado y no pudo rechazarlo. Ay, su hermoso desayuno simplón argentino.

Notó que la joven, Wanda, se dirigió a servir dos tazas más así que se dispuso a ayudarla a llevarlas a la mesa.

Así pasó parte de la mañana, reconoció que, aunque odiaba los métodos de esa institución, las personas con las que estaba tratando eran agradables, y se podía a costumbrar a acompañar a su tío y pasar tiempo con las hermanas ayudándolas en el convento, por lo menos lo que durara el verano.

Una vez que todas las hermanas se abocaron a sus tareas le preguntó a su tío en que podía ayudar ella también. Estaba aburrida y necesitaba ponerse en movimiento. Steve le comentó que podía dar una barrida al tempo, ya que a esas horas de la mañana no había mucha gente porque la misa se daba de tarde. Así que tomó la escoba y se dirigió a la parte de la iglesia.

Comenzó barriendo a los laterales del edificio, donde unas columnas creaban un pasillo entre los bancos y la pared. Le pareció que hasta el ruido más mínimo que hiciese se escucharía con total claridad y le parecía escalofriante, se sentía muy pequeña en la inmensidad que reflejaba ese espacio totalmente vacío por más de no ser tan grande.

Luego de barrer por un rato notó que no estaba sola, pues, en uno de los asientos casi de las ultimas filas había un joven con el cabello de un tono entre castaño y rojizo. El muchacho llevaba una remera sobria, unos jeans y anteojos oscuros. Esto ultimo llamó la atención de Magui, ¿por qué llevaba esos lentes a la iglesia? La joven lo siguió observando, parecía tener la mirada al frente por lo que indicaba que no estaba rezando, por lo menos no en la posición que salen hacerlo los devotos.

Intentando ser cautelosa se acercó despacio y comenzó a hacer como si barría mientras hacía mucho ruido para llamar la atención del joven misterioso. A veces maldecía su carácter curioso porque la metía en problemas, pero ese chico sí que le daba curiosidad.

--¿Sabes? --comenzó a decir aquel chico --si quieres hablar conmigo solo tienes que hacerlo y ya --dijo sin quitar la vista del frente lo que le dío más curiosidad a Magui.

--Lo siento, es que no parecías estar rezando y me preguntaba si necesitabas algo, pero no quería parecer entrometida.

--Tienes razón, no estoy rezando --dijo el sin mirarla. Esto hizo que Magui se pusiera nerviosa e intensara ponerse frente a él para verlo a la cara-- y no necesito nada, gracias.

Magui lo miró ceñuda, el tipo seguía con la vista al frente y la cabeza un poco ladeada. Ella soltó todo y se sentó en asiento de adelante mirando hacia él, intentando buscar su mirada detrás de los lentes.

--No te miro porque soy ciego -- dijo él cuando sintió a la chica examinándolo. Magui lo miró extrañada y abrió la boca para decir algo pero el chico no se lo permitió-- Y sí, me doy cuenta gracias a mis otros sentidos restantes que son más sensibles.

“Al parecer lee mentes también”, pensó Magui cuando el joven adivinó lo que iba a preguntar.

--Lo siento entonces, yo no sabía --dijo en un tono incomodo y reprobatorio por sus propios actos.

--Está bien --dijo él en un suspiro-- déjame presentarme así no te causo más curiosidad-- Magui rió, tal vez sí podía leer la mente, o sus sentidos desarrollados le dejaban saber lo que ella sentía… no, eso es absurdo-- Me llamo Matt, un gusto --dijo extendiéndole la mano por encima del respaldo del asiento.

--Soy Magui, el gusto es mío --dijo ella ya perdiendo la cuenta de la cantidad de veces que se había presentado en el día.

Mientras enlazaba la mano de Matt en un apretón de presentación notó que un hombre atravesaba el umbral de las inmensas puestas de madera del templo. También llevaba anteojos oscuros, pero se los quitó a medida que se adentraba en el pasillo hacia el altar. Los pasos del hombre resonaban fuerte mientras ella lo seguía con la mirada y Matt ladeaba su cabeza con intención de oír mejor. El hombre se paró junto a los asientos de la primera hilera y pareció esperar algo.

--Está nervioso --susurró Matt haciendo que Magui lo vea extrañada.

Magui se disculpó con el muchacho y se dispuso a ver que precisaba aquel hombre.

--Buen día --esbozó ella luego de aclararse la garganta.

El hombre la miró y ella aprovechó para hacer lo mismo. Se trataba de alguien de entre 30 y 35 años, cabello castaño, barba candado con su piel un poco menos morena que la de ella. Sus ojos eran bellísimos, tenían un color café brillante que hacía que parecieran super profundos y misteriosos, Magui no entendía porque los escondía bajo los lentes de sol. Era de estatura mediana y portaba un traje oscuro que le quedaba a la perfección.   

--Hola --sonrió él-- estoy buscando a la hermana Peggy Carter.

--Sí, puedo ir a buscarla. --comentó Magui extrañada de que se refiriera a Peggy como hermana y no como Madre, los títulos ya la mareaban-- ¿De parte de quién?

--Emm --el hombre vaciló un momento como si la respuesta fuera obvia-- su sobrino, Tony Stark.

Los ojos de Magui se abrieron de golpe por la sorpresa. Tony Stark… Anthony… Tony… debían ser la misma persona, no podía haber tanta coincidencia. Tenía en frente a la persona que más curiosidad le había dado desde que llegó al pueblo, el causante de la incomodidad de su tío. Su tío… él debía saber que Tony estaba ahí.

--¿Está todo bien? --preguntó aquel mirándola con una ceja alzada.

--S-sí, iré a buscarla, vuelvo en un momento.

Tony asintió y se sentó en el asiento a esperar a Peggy.

Magui se adentró a paso rápido por la galería del patio interno y abrió de un empujón la puerta que llevaba al pasillo que daba a la sacristía. Golpeó esperando la respuesta de su tío y cuando la tuvo entró con rapidez provocada por su exaltación.

--¿Has visto a Peggy?

Steve levantó la vista del monitor de su notebook donde escribía las palabras que daría en la misa de la tarde. Miró a su sobrina con una ceja levantada porque la joven parecía agitada y no entendía el porqué.

--Si te refieres a la Madre Peggy --le dijo Steve en un tono de corrección --debe estar en su despacho.

--Claro, en su despacho --reptió la joven mientras agarraba el pomo de la puerta con intención de salir-- A que no sabes quien la busca --desafió ella haciendo que su tío la vuelva a ver extrañado. --Es el hombre del que hablábamos la otra vez ¿Cómo se llamaba? --Magui fingió que había olvidado el nombre mientras notó el semblante de su tío cambiar-- Anthony Stark, ese era.

¡Bingo!, había dado en el clavo. Esperaba descubrir porque ese hombre generaba tanta incomodidad en Steve y estaba a punto de hacerlo.

--Está esperando en el templo --dijo ella ya abriendo la puerta para salir-- será mejor que me apresure y le diga a Peggy --dijo para después abandonar el lugar.

Steve solo asintió con la cabeza y ni atinó a volver a corregir a su sobrina por llamar a la Madre Superiora de esa manera. Dio un largo suspiro, apoyó sus codos en el escritorio y posó su mentón sobre sus manos. “Esto no me puede estar pasando” ... frotó sus ojos con frustración y miró la puerta “¿Ir o no?”, tamborileó con sus dedos en el escritorio y volvió a suspirar. “Al demonio”, cerró su computadora y encaró hacia la puerta. Pasó por el patio como a quien lo lleva el viento y ni siquiera notó la presencia de la joven que lo miraba escondida detrás de una de las columnas.

Magui sonrió triunfal sin saber bien porqué. Y una vez hecho su trabajo, se dirigió a buscar a Peggy.

 

Tony se encontraba sentado en el mismo lugar donde estaba cuando la chica se dirigió a buscar a su tía. Ya de esto hacían unos cinco minutos así que se cruzó de piernas y se puso a observar cada detalle del lugar. Salió de su contemplación cuando oyó el sonido de una puerta cerrarse y el eco que esto provocó en aquel lugar. Levantó la vista pare recibir a su querida tía, pero en su lugar apareció otra persona. Juraría que el corazón se le detuvo por un momento al verlo. El rubio estaba idéntico a como lo recordaba, tal vez con aquellas marcas de expresión un poco más marcadas, pero estaba intacto. Tenía puesta una camisa blanca con los brazos arremangados hasta arriba de sus codos, llevaba esta prenda dentro de unos pantalones de vestir negros que le marcaban bien las piernas y el trasero. Tuvo que tragar saliva sonoramente al recordar cosas que no debía y por las que después necesitaría una ducha de agua fría. No pudo evitar regalarle una sonrisa de idiota.

--Steve --soltó en un suspiro una vez que el sacerdote se acercó más a él. Una vez que lo tuvo al frente carraspeó para salir de sus pensamientos y anhelos.       --Padre, tanto tiempo sin vernos --dijo desenando que el rubio no haya oído como pronunció su nombre antes.

--¿Qué lo trae de regreso, Señor Stark? --preguntó sin más y de una manera distante que hizo que Tony se sintiera como un idiota.

--Planeo traer parte de mi empresa a mi pueblo --dijo usando un tono más frio esta vez-- me harté de las ciudades grandes, manejaré todo a la distancia.

Steve asintió. Bajó la vista para hacer un escaneo visual a la persona que tenía enfrente. De pronto y sin quererlo, un intento de sonrisa se formó en sus labios mientras que terminaba su recorrido en los ojos castaños del otro. Fue entonces que cayó en lo que estaba haciendo y sintió un poco de calor en sus mejillas, hacía tanto tiempo que no chocaba con esa mirada, tanto tiempo.

Se formó un silencio incomodo mientras se miraban, ninguno de los dos cedió y seguían manteniendo sus pupilas clavadas en las del otro sin decir nada.

--¡Tony! --gritó la mujer que hizo que desviara su vista del rubio. Sonrió al ver a su tía Peggy caminando hacia él y siendo perseguida por la joven que antes lo había atendido. Pero más aun se sorprendió al verla con los hábitos que llevaba la Madre Superiora, hacía mucho no volvía a casa.

--Hola tía Peggy --exclamó para ir a abrazar a la mujer. Magui entendía que ese parentesco no tenía nada que ver con los rangos religiosos, sino se volvería loca.

--Pensé que te habías olvidado de esta vieja.

--Jamás Tía Pegg, solo… evité volver por cuestiones que no vienen al caso. --dijo Tony con un poco de duda sobre si mencionar eso o no --Pero ya volví y quiero ponerme al día contigo.

--Todo pasa a su tiempo mi niño, el Señor todo lo cura --dijo Peggy acariciando la mejilla de Tony y a este no le dio el corazón para contradecirla. --Pasa a mi despacho, vamos a charlar.

Peggy se dirigía de nuevo hacia su despacho y Tony se preparó para seguirla.

--Tony, espera --los ojos del castaño brillaron cuando se dio vuelta y volvió a ver a Steve, quien lo había llamado. --quiero presentarte a alguien.

Tony frunció el ceño, bueno, no era lo que se esperaba, pero la verdad era que esperaba mucho. Steve llamó a la chica de hace un segundo, la cual miraba extrañada aun joven de lentes que estaba sentado en las ultimas butacas.

--Ella es mi sobrina, Magalí --dijo Steve una vez que la morena se acercó a él-- creo que ya se conocieron, pero…

--¿Eres hija de Anna? -- preguntó Tony interrumpiendo a Steve-- claro que sí --dijo contestándose a él mismo --eres igual a ella.

Magui le sonrió. Lo único que había hecho más veces que presentarse fue negarle a los vecinos que era igual a su madre, pero si todos lo decían algo de cierto debía haber.

--¿Cómo está ella, como está Anna? --preguntó Tony.

La sonrisa de Magui se borró y sin darse cuenta se aferró fuerte al brazo de Steve lo que hizo que este bajara el rostro para mirarla. Sí, dolía. Aún dolía.

Steve levantó la vista y dirigió su mirada a Tony. Este miraba extrañado por la reacción de la joven, pero no podía imaginar el por qué de la misma.

--Anna falleció --dijo Steve lo más normal que puso para no afectar a su sobrina-- hace dos años.

Tony miró a Steve con el ceño fruncido, negó lentamente con la cabeza sintiendo como sus ojos se cristalizaban, pero no lloró, sabía que eso afectaría a la niña. Le dolía, por supuesto, quiso muchísimo a Anna en su adolescencia y saberla fallecida y no haberse enterado le rompía el corazón. Miró de nuevo a la joven, seguía abrazada al brazo de su tío.

--Siento mucho tu perdida --dijo poniendo una mano en el hombro de Magui-- tu madre era genial, sé que sabes eso --terminó diciendo mientras veía otra vez una leve sonrisa en el rostro contrario. Steve también sonrió y acarició la espalda de Magui para darle ánimos.

Tony levantó la mirada y se encontró con la sonrisa que le regalaba Steve, suspiró pensando que si tuviera la oportunidad no se alejaría nunca de él, pero las cartas ya estaban echadas y el juego ya se había jugado.

--Será mejor que vaya con Peggy, fue un placer Magui --dijo para luego caminar hacia la salida del templo.

Steve suspiró. Magui podía estar afectada por tener que dar explicaciones sobre su madre, pero no se había perdido ningún detalle, todo esto no le había dado respuestas. Solo aumentó su curiosidad.  

--Debo volver al trabajo --le dijo Steve, quien luego salió del lugar.

Magui suspiró una vez que se quedó sola, o bueno, casi. Giró su vista hacia el castaño que seguía sentado donde ella lo había dejado minutos atrás. Caminó hacia él sabiendo que el muchacho se percataría de eso.

--Wow, eso fue intenso --dijo Matt con una sonrisa burlona.

Magui lo miró un poco molesta malinterpretando al chico --Bueno, el tema de mi madre para mí es…

--No me refería a eso --se excusó Matt-- hablaba de esos dos.

--¿Qué?

--Sonó muy intensa, como si se quisieran matar… u otra cosa.

Magui alzó las cejas sorprendida, no podía ser… ¿o sí?. No, solo debía ser idea de ese chico ridículamente intuitivo, igual encontraría la forma de sacarle a su tío que pasaba entre él y Tony Stark.

 

 

Una vez que Matt se fue y que hubo terminado todas las cosas que le pidieron, Magui no encontraba con que sacarse el aburrimiento. Recorrió todos los rincones de la parroquia como cinco veces, entró a la sacristía a hablar con su tío, intentó acercarse a las hermanas, pero estas estaban ocupadas y no querían delegarle alguna tarea. Pasó por quinta vez al lado del piano vertical que estaba en la sala de música. Le preguntó a su tío y le dijo que eso era esa habitación y que allí ensayaba el coro de la parroquia.

Ya muerta de aburrimiento se desprendió de toda culpa y se dispuso a tocar algo sin importarle que la retaran. Se sentó y levantó la tapa, colocó una partitura que contenía himnos de misa y comenzó a tocar. No sabe cuanto tiempo estuvo así pero no se preocupó porque nadie llegó para sacarla, así que siguió sin más. No notó cuando alguien atravesó la puerta de la habitación y se colocó atrás de ella.

--Supongo que aprendiste de Anna

Unas notas chillaron de manera horrible debido al descuido de Magui gracias al susto que había recibido.

--Señor Stark, casi me mata del susto.

--No por favor, que si eso pasa tu tío me mata a mí. --dijo Tony haciendo reír a Magui, cosa que hizo que él sonriera también-- Llámame Tony, por favor. El Señor Stark era mi padre.

Magui asintió para darle el gusto, sabía que no podría dejar de llamarlo señor por un tiempo.

--Si me enseñó mi mamá --dijo luego de un momento-- pero no pudo terminar de hacerlo, solo sé lo básico.

--Yo también aprendí por mi madre --dijo Tony ganándose la atención de Magui-- se llamaba María.

Magui le sonrió, con que él también comprendía su dolor. Podían juntarse con Steve y hacer un club de huérfanos. Nota mental: jamás decir eso en voz alta, algunos no entienden el humor negro.

--¿Tocas algún otro instrumento?

--Guitarra --contestó Magui orgullosa-- y también canto.

--Wow, tenemos a una futura estrella --bromeó Stark-- Te propongo algo…        --dijo Tony y Magui volvió toda su atención al hombre que la miraba con cara pensativa-- Estoy por abrir una especie de bar en la zona céntrica del pueblo, algo para comer y pasar el rato. --Magui no sacaba su atención de aquel hombre-- quería que el lugar tuviera música en vivo, ya sabes. Podrías hacer una audición. Ya se que eres una maravilla al piano, pero debo escucharte cantar ¿qué te parece?

Magui lo miró sorprendida, obvio que amaba la idea, pero había más contras que pros. Por empezar, no sabía si con su edad podría; no era una maestra al piano, le faltaba aprender; y estaba segura de que Steve no la dejaría.

--No creo que Steve esté de acuerdo --dijo ella entre dientes.

--No te preocupes, puedo convencer a Steve de lo que sea.

--Pero aún me faltan clases de piano.

--Puedo enseñarte lo que te falta.

--Solo tengo catorce…

--No habrá problema si tu tutor cede.

Bueno, eso volvía al problema uno, pero según Stark podía resolverlo. No había objeciones, siempre le gustó cantar en público.

--Solo con una condición --Stark la miró sonriente “pequeña manipuladora”, pensó-- solo canto en español. Como habrá notado, no soy de aquí.

--Supongo que naciste en Argentina, como Nicolás. --la morena abrió grandes los ojos-- Si, conocí a tu padre --dijo Stark entre carcajadas por la reacción de la chica. Peggy le había contado el destino de la pareja Torres-Rogers, así que no haría ninguna pregunta que incomodara a Magui-- Y respecto al idioma, no hay ningún problema, es agradable tener variedad.

Magui le sonrió y lo citó a la casa de su tío esa misma noche para hacer la audición y para que Tony se encargara de convencer a Steve. Mataría dos pájaros de un tiro, solo esperaba que su tío no la matara a ella.

 

 

Eligió una canción que le gustaba de un cantante que su madre amaba. No supo en ese momento que su letra llegaría a las personas que la escucharían más tarde.

--¡Magui, el timbre! --avisó Steve mientras preparaba la cena

Oyó el “ya voy” de la joven y otra vez un timbrazo que fue interrumpido por el sonido de las llaves y la puerta abriéndose. Se secó las manos para ver quien llamaba tan tarde, pero se detuvo en seco cuando notó la voz de la persona que saludaba a su sobrina.

--¿Qué haces aquí, Stark? --dijo en un tono entre molesto y defensivo que hizo que ambos morenos alzaran las cejas.

--Noto que no le comentaste nada a tu tío --mencionó Tony dirigiéndose a Magui con un tono reprobatorio.

--¿Decirme que? --preguntó el rubio en dirección a Tony, pero no recibió respuesta-- ¿Magui? --insistió, pero ahora hacia su sobrina.

--ElSeñorStarkvaaabrirunbaryquierequecanteenél --lanzó Magui en de una vez y de manera inentendible ante la mirada negativa de ambos mayores.

--¿Que?

--Que tengo en mente abrir un bar y quie…

--Si, le entendí perfectamente --comentó Steve con el tono de voz un poco más alto-- lo que no entiendo es como se te cruza por la cabeza llevar a mi sobrina.

--Es porque tiene talento para la música, Stevie --dijo ante la mirada desafiante del rubio, ahora molesto por como lo había llamado.

Tony carraspeó antes de seguir --es igual a Anna en ese sentido --Steve frunció aun más su ceño causando temor en los otros dos. “Okay, golpe bajo” pensó Tony escogiendo bien sus próximas palabras --Solo quiero escucharla cantar. Te propongo algo, escúchala conmigo y luego decides.

Steve se cruzó de brazos manteniendo su mirada fulminante hacia el mas bajo, miró a su sobrina quien le imploraba con sus ojos de gatito inocente que le permitiera hacerlo y no pudo negarse.

--Esta bien --dijo Steve resignado.

 

Magui fue derecho a buscar su guitarra, la cual había llegado junto con el resto de sus cosas hacía unos días. Se preparó en una silla y ambos espectadores se sentaron en el sofá a presenciar el show.

 

Vuelves, en cada sueño que tengo caigo de nuevo en tu red,

sé que tarda un tiempo curarme de ti de una vez...

Comenzó a cantar la joven con una voz suave y tranquila mientras acariciaba las cuerdas de la guitarra y movía sus dedos en el mástil de esta para sacar las notas

Tuve tantos momentos felices que olvido lo triste que fue

darte de mi alma, lo que tú echaste a perder.

Ambos comprendían un poco de español, así que podían entender de que iba esa canción. Era un chiste para Steve, no podía estar predeterminado por su sobrina porque nada sabía ella de su historia, pero ahí estaba, revolviendo el dedo en la yaga

Yo no quería amarte, tú me enseñaste a odiarte.

Todos los besos que me imaginé vuelven al lugar donde los vi crecer.

Tony suspiró, él se parecía al protagonista de aquella letra. Tenia justo a su lado a la persona con la que en algún momento imaginó una vida perfecta. Pero el destino es incierto y a veces tiene planes diferentes a lo que se imagina. Maldijo en silencio por los sentimientos que estaba removiendo. ¿Qué hacía ahí? Solo se seguía lastimando.

En Saturno viven los hijos que nunca tuvimos,

en Plutón aún se oyen gritos de amor.

Entonó la joven con más fuerza y una pasión que hizo que a Tony se le erizara la piel, pero sabía que no solo era por la melodiosa voz de la joven. No se dio cuenta cuando las lagrimas amenazaron con salir y no pudo detenerlas. Aprovechó un momento de concentración en el que Magui cerró sus ojos por un segundo y miró a Steve, tenia el codo apoyado en el brazo del sillón y con su mano se tapaba la boca. Su semblante era serio, como si esa letra no le moviera un pelo, como si su presencia no le moviera un pelo. Volvió la vista al frente molesto. Pero su deducción era equivocada, muy equivocada.

En la Luna gritan a solas tu voz y mi voz, pidiendo perdón

cosa que nunca pudimos hacer peor.

Steve suspiró cuando su sobrina termino, eso había sido hermoso y triste a la vez. Miró a Tony, tenía sus ojos vidriosos. Se revolvió incomodo en el sofá, necesitaba saber si esas lagrimas eran por la interpretación de Magui o por los recuerdos que esta había revuelto como lo hizo con él. Solo estaba seguro de una cosa: jamás lo sabría, porque jamás se atrevería a preguntar.

--Magui --dijo Tony en un suspiro-- eso fue hermoso, me has hecho emocionar.

Ahí estaba la respuesta de Steve, a Tony no lo movió el recuerdo. Eso lo hizo sentirse mal, como un imbécil, pero era lo mejor. Que Tony no sintiera nada era lo mejor.

--¿Entonces que dice? --preguntó la chica-- ¿me contrata?

--Si tu tutor está de acuerdo…

Steve salió de su transe cuando dos pares de ojos castaños se posaron en él. Dios, no podía negarle nada a esos dos y pronto se arrepentiría de esto.

--Esta bien --dijo haciendo que Magui de un saltito alegre-- pero no será después de las 8 y solo irá si tu y/o yo vamos con ella.

--Estoy de acuerdo, todo sea por la seguridad de nuestra niña.

Steve dio un respingo con esta frase. Notó que no había mala intención de parte de Stark, pero eso fue suficiente para ponerlo alerta.

“Dios, dame fuerzas. Has que sea fuerte y no me doblegue en mis encuentros con Tony” imploró el rubio para sus adentros.

Notas finales:

Hola! espero que les haya gustado. Por favor, si es así haganmelo saber y si tienen sugerencias o preguntas estoy a su disposición.

La canción que Magui canta es Staurno de Pablo Alborán. 

En este fic mi idea es usar una canción por capitulo y tenía la idea de hacer una lista en Spotify una vez que tengamos más capitulos y más canciones. ¿que les parece?

Recuerden que me encuentran tambien en wattpad, el nombre del fic es el mismo. Pueden ir allá y seguirme y darle fav a la historia.

muchas gracias por su tiempo. Nos leemos!


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