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LA BESTIA por Artemisa Fowl

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CAPÍTULO 46

Mientras la tormenta de arena los envolvía en su descenso Aysel se preguntó si sobrevivirían.  Zwein necesitaba concentrarse en la pelea, absorber cada gota de su magia y no preocuparse por su seguridad. Recordaba tan poco de como pelear. Maldijo a los humanos por millonésima vez en su vida, sino hubiera sido arrebatado tan joven de los brazos de su Clan. Había pasado tanto tiempo recordando los días apacibles recostado en la hierba con su madre, bañándose con su tío en el agua fresca del río, haciendo travesuras con su prima, pero tan poco recordando las largas y aburridas horas de entrenamiento, los hechizos de fuego que practicaba hasta caer exhausto, el control de magia que intentaban inculcarle y ahora pagaría caro su pereza infantil, sería un estorbo para Zwein.

“Entrégame tu cuerpo si realmente quieres ser útil a ese otro muchacho”

“Me lo devolverás”

“Eres muy joven por ahora. No me sirves siendo poco más que un niño. Lo tendrás de vueltas”

“¿Y después?”

“Cruzaremos ese puente cuando llegue el momento”

Aysel no lograba comprender porque la voz dentro de su cabeza le generaba tanto confianza y temor al mismo tiempo, era como conversar con un amigo demasiado astuto para seguirle el ritmo y al que por esa misma razón no se podía confiar.

“Lo haré con una condición”

“¿Cuál es?”

“No quiero dormir, permíteme ver todo, igual a como tú lo haces”

“De acuerdo”

Y en ese momento se volvió un espectador de si mismo. No es como si viera a través de sus ojos o sintiera por medio de su cuerpo, simplemente era un compañero invisible y mudo que andaba al lado de su cuerpo físico y del de Zwein.

Observó como Zwein murmuraba un hechizo a toda prisa antes de que chocarán contra la arena creando una alfombrilla de arena que los sostenía por encima del suelo, su Maestro era increíblemente talentoso, uno de los pocos magos vivos capaces de dominar los cuatro elementos: aire, tierra, fuego, agua a su completa voluntad y utilizarlos a su antojo uno tras otro según lo necesitará.

Zwein pasó la mano alrededor de su cintura maldiciendo el atuendo tan ostentoso que había elegido para su Familiar en la cena, lo que antes era elegante, ahora se tornaba un estorbo.

— ¡No te sueltes, Aysel! Iré deprisa. Intentaré alejar al Dashure de la nave. Nuestra magia combinaba debería ser suficiente para atraerlo.

Él no habría elegido ese plan, los humanos podían ser un sebo apetitoso y sus Familiares víctimas colaterales, las guerras no se ganaban sin sacrificios. Pero supuso que Zwein todavía sentía afecto por su gente a pesar de todo el dolor que le causaron, era un humano después de todo.

Zwein voló con la alfombra de la arena sobre el Dashure y juntando ambos manos dio un gran aplauso, destellos de magia diminuta plateados escurrieron de los dedos de su Maestro cayeron sobre la criatura quién alzó la cabeza y los miro con los ojos sobre su espalda. Aysel sintió lástima por la Bestia, no había odio, rabia o siquiera instintos asesinos en esos orbes poco inteligentes, sólo una necesidad primaria de alimentarse, tenía hambre; no se trataba de maldad o venganza, sólo supervivencia. Quizás el Dashure era mejor Aysel y Zwein juntos y tenía tanto o incluso más derecho a vivir que ellos. Pero los tres no podían coexistir en este mundo.

Habiendo conseguido su atención, Zwein lanzó un hechizo invocando al Dios del Viento Mawu—Lisa y se lanzó a través del viento tan deprisa como pudo, dejando tras de sí un rastro de magia plateada que atrajo al Dashure quién dividió sus ojos entre la nave con sus apetecibles ocupantes y el hábil hechicero que lo retaba, tras unos momentos de indecisión se lanzó tras el joven Maestro y su Familiar.

“Llegará nuestro momento”

La voz que ocupaba su cuerpo le habló. No respondió.

“Los humanos pagarán con su sangre y alma lo que le hicieron a nuestro pueblo, pero ese día no es hoy. Es demasiado pronto. Ten paciencia”

“La tendré, pero no los perdonaré. Nunca. Jamás”

“Y harás bien”

Los granos de arena golpeaban el rostro preocupado de Zwein.

—Lamento tanto arrastrarte a esto— se disculpó Zwein apretando el cuerpo de Aysel con mayor fuerza—. Se supone que debo protegerte y todo lo que hago…

—Tranquilo, mi amor— Aysel escuchó su propia voz, dulce y calma. Justo lo que Zwein necesitaba en ese momento—. Lo haremos junto. Yo confío en tus habilidades, tú confía en mi magia. No tengas miedo. Ambos cuidáremos uno del otro. En esta batalla y la que se avecinen.

Las palabras relajaron el rostro de su Maestro y casi lograron borrar su ceño fruncido. Volaron todavía más deprisa. Zwein señaló con el brazo en medio de un peñasco que a su vez estaba rodeado de pequeños montes y riscos, la arena era menos profunda y no se hundirían.

—Pelearemos en ese lugar. Tendremos movilidad y no podrá esconderse facilmente.

Su cuerpo asintió, tras aterrizar deshizo la alfombra de arena y creo un muro de fuego a modo de defensa, el Dashure se aproximaba cada vez más.

— ¿Listo?

—Siempre.

A Aysel le habría gustado sentir el mismo grado de confianza que la cosa que habitaba su cuerpo en ese momento, pero lo cierto es que ni en mil años habría estado listo para enfrentarse a ese…

¿Monstruo?

No, el Dashure era cualquier cosa menos un Monstruo.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Sé que lo normal es que entregué al menos tres capítulos, pero...temo confesar que estoy publicando como estoy escribiendo, por eso hay mas errores de lo común.

Perdón, no es a propósito, es que soy mala correctora...

Eso es un mal pretexto...

Y bueno, estoy pensando como funciona la magia en este mundo *se quema las neuronas*. Supongo que en este mundo es casi imposible ser original, pero lo iré explicando poco a poco y si alguien tiene dudas puede preguntarme y felizmente lo diré. Bueno, la idea que tengo.

Por cierto, el Dashure es una creación original, pensé en utilizar una que ya existía, pero luego vi que crear el mío era más "divertido".

No es malo, es sólo él...

La reinvención de los enanos también salió de la nada, apenas los mencionó, pero seran criaturas "extrañas", osea que habrá poquitos.

Cuando pienso en lo que me falta por construir socialmente, politica, geografica y demograficamente me da pareca porque avanzó como dos mil palabras por semana y ganas de mandar todo al demonio. No me culpen, soy humana *inserte meme*

Pero amo a Aysel porque crear  a un niño traumado que en el fondo es un hijo de puta o aspira a serlo y mostrarlo como va a evolucionando es bastante emocionante. Supongo que esto no es spoilers (aunque no creo que eso pueda aplicarse e una historia en proceso), porque Aysel va dando muestras de que no es un "niño tan adorable" como a Zwein le guste pensar, independientemente de la "vocecita" en su interior.

Bueno, si no fuera un asco, pero en verdad un asco en el dibujo, les haría un dibujo del Dashure.

Gracias por leer, saludos...


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