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LA BESTIA por Artemisa Fowl

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Notas del capitulo:

Al fin actualice esto.

Pues...no se que decir.

Perdón por tardar tanto, hay veces en que me emociono y ocasiones en que me dan ganas de mandar todo al demonio. No pregunten porque, pero aqui traigó tra vez tres capitulos.

Antes que nada, gracias a los que comentaron en los capis anteriores.

Me alegro que les guste (mucho o poco). Si les gusta mucho me siento mejor, jajajaja.

Bueno, gracias por leer y comentar. ¡LOS QUIERO!

 

marypa 

Alondra

 

¡BESOS Y ABRAZOS!

CAPÍTULO 48

“No toleras el dolor”

Aysel observó como Zwein recogía de la arena su cuerpo desfigurado por las quemaduras de ácido y tras arrojarlo sobre su hombro, huía a toda prisa en dirección a una de las muchas cuevas desiertas en medio del valle. Sonrió orgulloso al observar a Zwein evitar el contacto con sus áreas quemadas, si ambos resultaban heridos perderían sin lugar a dudas.

Observó de cerca las horribles quemaduras, el músculo al descubierto, la sangre supurante, la piel desgarrada. Nunca le habían quemado con ácido, pero si con fuego, quizás no hubiera tanta diferencia, tal vez…

¡No! Lo soportaría. Zwein lo había ablandado, pero llevaba más de diez años viviendo con el dolor agudo y constante. Un enemigo contra él que no se podía luchar, a veces ni siquiera aceptar, sólo resignarse.

“No toleras el dolor. Devuélveme mi cuerpo”

“Duele. No lo soportarás”

La voz dentro de su cabeza le respondió, podía sentir su angustia, desesperación y ansiedad, pero no su dolor. Pero “la voz” no toleraría el dolor a ese nivel, estaba casi al límite, no sabía quién era ni de dónde venía “la voz” y estaba seguro de que era más inteligente, poderoso y astuto que él, pero no había vivido diez años como Bestia a merced de la crueldad de los humanos sin aprender un par de trucos. El dolor físico era algo con lo que “la voz” no podía lidiar.

“Ya has sufrido lo suficiente” añadió con terquedad la voz.

“La voz” no deseaba quedarse con su cuerpo como temió, al menos en ese momento, deseaba salvarlo; no era muy diferente a Zwein, sin embargo, cometía el mismo error que su Maestro, pensar que el dolor, físico y mental podían ser separados de él.

“No puedes” declaró estudiando la mirada concentrada de Zwein, que ignoraba los gemiros de furia y dolor del Dashure, al menos las heridas que el ataque le habían producido al monstruo les dieron el tiempo suficiente para escapar “El dolor te debilita, corroe tu mente. Te escucharé, pero debes tener la mente clara. Regresa a tu lugar”

“El dolor…”

“Una vez quemaron casi todo mi cuerpo con fuego y sobreviví. Mi piel sanó, mis huesos se unieron, mis músculos se regeneraron. Conozco ese dolor, sé enfrentarlo”

Mentía por supuesto, apenas lo recordaba, la mayor parte del tiempo estuvo inconsciente, perdido en un mar de sueños y pesadillas sin sentido, ajeno a la manera en que su cuerpo se curaba a sí mismo.

“De acuerdo, pero escucha bien lo que tengo que decir. Es nuestra única opción. Si Zwein no es capaz de lograrlo, seguramente seremos asesinados”

“Obedeceré”

Y en un instante, menos tiempo del que toma un parpadeo, Aysel dejó de ser un mero observador y se convirtió en un actor más de su vida. El dolor vino de repente, lacerante, fuerte, agudo, se mordió los labios hasta sangrárselos, pero pasaría, ningún dolor duraba por siempre. Abrió los ojos y observó a Zwein sentado a su lado, acariciaba su cabello y tenía la mirada pérdida…Su cuerpo desnudo yacía sobre una cama de arena, en lo alto del techo una llama brillaba alumbrando la oscuridad de la cueva.

—Despertaste— le dijo besando sus labios—. Ojalá no lo hubieras hecho.

Se lamió los labios resecos, Zwein murmuró un simple hechizo y con un además de la muñeca extrajo un par de gotas que llevó hasta su maltratada garganta. “La voz “no se había contenido gritando, le dolían hasta las cuerdas vocales. ¿En qué momento comenzó a llamarle de esa manera a la cosa que habitaba dentro de su cabeza? Era extraño en las cosas que pensaba, quizás fuera porque Zwein se encontraba a su lado y junto a él siempre se sentía seguro.

Zwein pasó una mano por el lado de su rostro sano, sus manos callosas se sintieron geniales en medio de tal agonía.

—Alejaré al Dashure, quizás mi magia no sea tan apetitosa como la tuya, pero si llamó su atención me seguirá. Te daré un poco de mi sangre, lo suficiente para alejar a ese monstruo y me iré.               Duermes, descansa, sé libre. Sin el collar tu magia se encuentra liberada, te curarás y entonces…depende de ti cuán lejos llegas. Lamento haber fallado, pero es lo único que me queda por hacer. Te dormiré antes de irme.

—No lo harás— su voz salió en poco más que un susurro—. No hemos perdido. Hay algo que todavía podemos hacer.

Zwein le sonrió con la ternura de un padre a un niño inocente y asintió.

—Harás el hechizo de Brulanta magmo.

Zwein abrió los ojos y todo su cuerpo se irguió.

—Yo…

—Sólo un Mago que domine los cuatro elementos es capaz de hacerlo, acompañado de un poderoso Familiar.

—Pero…

— ¿Lo somos, Zwein? ¿Crees que lo somos?

Zwein soltó una risita juguetona, lo besó en los labios y respondió.

—Lo somos, pero dolerá.

—Maestro, ¿le teme al dolor?

—No, pero lo respeto.

—Entonces terminemos esto rápido.

 


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