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LA BESTIA por Artemisa Fowl

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CAPÍTULO 73

Aysel sintió el roce de unos dedos contra su mano, giró y se encontró con el rostro enmascarado de un muchacho que le dirigía una sonrisa erótica, seductora. Tomó al chico de la barbilla y lo besó, no fue un toque casto e inocente como los que intercambiaba con Zwein, sino un intercambio agresivo y hambriento, dos seres ansiosos de devorarse a sí mismos.

Tras un par de minutos se separó de un empujón y se desplazó por el salón de baile donde una estrambótica música sonaba en una mal iluminada habitación.

Max en un rincón era besuqueado por dos chicas que esparcían cariñosas muestras de afecto a lo largo de sus cuello y brazos, el muchacho jadeaba con evidente placer y soltaba suspiros de satisfacción. Aysel prefirió no molestarlo.

Los Jardines Andantes habían resultado todo un enigma para Aysel hasta el último minuto, creyó que se trataba de una fiesta o una especie de reunión de niñatos ricos cansados de comportarse ante sus Padres, pero jamás imagino que resultarán una orgía entre Bestias y Humanos donde los límites apenas existían.

Max le vistió con ropa oscura y un enorme antifaz negro hecho de plumas que le cubría la mayor parte de su rostro; el vistió un atuendo similar y se montaron en silencioso secretismo a un carruaje que los llevó a la dirección que días atrás Max recibió con un mensajero anónimo.

Ni siquiera entonces Aysel admitió que sólo había escuchado de casualidad el nombre de los Jardines Andantes, pero una vez llego no hubo necesidad de preguntarlo. Apenas entraron al anodino salón en un sencillo hotel supo de qué se trataba.

Era una fiesta donde no había diferencias entre Humanos y Bestias, Maestros y Esclavos. Todos los asistentes, jóvenes, ninguno mayor de edad vestían la misma ropa, una especie de pantalón y camisa de tirantes oscuros delgados y transparentes, acompañados de una túnica del mismo color y un enorme antifaz que cubría la mayor parte del rostro, excepto los labios.

Algunos portaban pelucas, muchos accesorios como pulseras, cadenas y anillos, otros más tenían la piel teñida de los más estrambóticos colores.

El salón alumbrado con velas aromáticas apenas permitía distinguir un cuerpo de otro entre los más de quinientos asistentes y la decoración repleta de plantas, flores y arbustos de todo tipo invitaba a perderse en un frenesí de locura y depravación.

El alcohol corría en abundancia, una especie de polvo rosa que algunos invitados colocaban sobre su lengua de tanto en tanto se distribuía en pequeñas bandejas junto a tazones repletos de bocadillos, chucherías y frutas.

La regla era simple: en ese lugar todos eran iguales.

Podía haber vampiros, hadas, duendes, sirenas e incluso licántropos mezclados entre los humanos y nadie debía preguntar.

Nadie sabía quién había iniciado con esas fiestas, pero se hablaba de “Él Jardinero” y se decía que era un tipo cansado de las aburridas normas que regían a la aristocracia.

La mayoría de los adolescentes robaban a sus Padres parte de sus Bestias para llevarlas y sólo aquellos Familiares mimados y bien cuidados tenían permitido asistir. Por supuesto que siempre era un riesgo asistir, una Bestia podría enloquecer y asesinar a un par de humanos, pero el peligro era parte de la diversión.

Una chica delgada y con una exuberante cabellera rizada se le acercó.

—Hola, precioso… ¿Por qué tan sólo?

Aysel no respondió. En cambio, tomó a la joven de los hombros y la apretó contra la pared, olía bien, a frambuesas y agua limpia.

La joven se mantuvo quieta, acarició con dedos los labios de Aysel y sonrió.

— ¡Móntame! ¡Móntame!

Aysel la miró un largo rato.

¿Cuándo había sido la última vez que había poseído a una hembra? Humana o Vampira. Nunca. O claro que más de una mujer le obligó a poseerla antes, bajo la amenaza de terribles torturas, cuando era demasiado pequeño para entender lo que hacía o como debía sentirse. Pero sexo consensuado jamás.

—No seré amable— confesó sin culpa—. Dolerá.

—Todo lo que en esta vida vale la pena, duele— fue la respuesta de ella bajándose los pantalones sin ropa interior y envolviendo sus piernas alrededor de la cintura de él.

Se introdujo dentro de ella sin delicadeza, con violencia, agresividad, sin palabras de afecto ni caricias previas; toda una vida de abuso sexual arrojada sobre el cuerpo de una desconocida.

Las embestidas fueron rápidas, sin pasión ni afecto, tan distintas a como lo habría hecho con Zwein.

Terminaron rápido, deprisa…ella se arregló el cabello, se subió los pantalones, sonrió complacida, había gemido, pero Aysel no sabía si se trataba de dolor o placer.

Aysel se sentía desconectado de sí mismo, ajeno a su cuerpo y lo que acababa de hacer. ¿Qué haría Zwein cuando se lo enterará? ¿Lo dejaría? ¿Lo vendería? ¿Le diría que no era su culpa, se trataba de su naturaleza? Después de todo, su gente, los vampiros eran polígamos, la monogamia les resultaba un concepto extraño y abstracto, tan ridículo como la idea de obligar a las hembras a criar a sus hijos incluso cuando no querían.

Estaba tan distraído con sus pensamientos que apenas notó los delicados dedos de la chica quitándole su máscara.

—Eres hermoso— le dijo apenas le vio el rostro—. Tan bello y perfecto como imaginé. No, mucho, mucho, mucho más—. Las lágrimas escurrían por las mejillas de la chica, manchaban su delgada playera—. No me equivoqué al protegerte. Un ser como tú no podía ser destruido…

Un mano tomó del brazo de la chica tirando de ella hacia atrás.

—Princesa Elana, es hora de que nos vayamos. ¡Vamos! — le dijo un muchacho con aprehensión.

Ella asintió, pero no apartó la mano de su rostro.

—Tan hermoso y perfecto. Te amo.

Se acomodó la túnica y salió deprisa del salón.

—Princesa…— Aysel saboreó la palabra y por primera en mucho, mucho tiempo pensó en aquella niñita que hacía tanto juró protegerlo—. Elana— dijo para sí mismo, recordando ese nombre casi olvidado.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

La princesa Elana hizo su primera aparición en el Capítulo 23, fue muy breve...así que apenas lo recondarán.

Creo que este es el capi más arriesgado que he escrito, no quise escribir lemon...lo juro y espero que no haya quedado así, pero necesito que Aysel se desarrolle alternativamente a Zwein.

Y si alguien lo noto, hay un paralelismo entre estos dos personajes.

Zwein no soporta tener relaciones sexuales y Aysel de alguna manera lo ansía.

Esta idea parte de dos bases.

La primera algo tonta y la otra un poco seria.

La tonta es una forma de ir en contra del "cliché" de que siempre el "personaje debil" (aquel que llamen uke) es el que está traumatizado y no puede tener sexo hasta que viene su principe azul y se hace el milagro y listo, ahora tienen relaciones hasta para romper la cama.

Entonces la idea siempre fue esa, Aysel sería abierto al sexo y Zwein cargaría con esa peso, contrario a lo que se espera.

La segunda, algo más serio y esto no es una regla ni mucho menos y no quiero faltarle el respeto a la victima de abuso sexual infantil ni nada similar.

Pero a veces las personas que fueron abusadas sexualmente en su infancia desarrollan dos patologías "extremas", por decirlo de alguna manera:

Algunos le tienen pavor a las relaciones sexuales y nunca pueden vivir su sexualidad libremente porque reviven el trauma cada vez que intentan tener relaciones.

Otros por el contrario son demasiado promiscuos y totalmente abiertos con su sexualidad, al extreo de descuidar su bienestar físico y psicologico.

Claro que aqui intervienen otros factores sociales, culturales y algunos dirían que hasta ambientales, pero dejemos ese tema para otro día.

Obvio esto que les digo es por encimita, sin fuentes ni ahondar en el tema. Porque no soy la indicada para hablar del tema ni nada parecido, creo...Quizás debería subir la clasificación del fic, pero mejor no.

 

Bueno, cambiando de tema...la próxima actualización tardará, tengo un nuevo trabajo, uno donde gano más, pero trabajo más (maldito capitalismo) por lo que no se que tanto tiempo tendré para escribir, intentaré escribir tres capis al menos cada dos semanas, pero últimamente me están quedando más grandes, asi que tal vez lo reduzca a dos...Y eso, pues...perdón...

Gracias por leer.


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