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Mejores Amigos por Shirahoshi_Akira

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Notas del capitulo:

Los personajes  pertenecen a Masashi Kishimoto Sensei.
Itachi x Deidara
 

Revelaciones
 
  Después de las aguas termales todos se habían retirado a sus habitaciones y solo la tenue luz de las lámparas dejaba ver la amplitud de los pasillos. Sasori tocó la puerta de la habitación de Itachi y le dijo –Necesitamos hablar, ¿no es así?– Itachi sabía que no podía seguir jugando al desentendido, todos se mostraban poco discretos  e imaginaba que el pelirrojo sospechaba desde antes.
 
Sasori estaba dispuesto a encarar a Itachi, había esperado lo suficiente para que Deidara aclarara las cosas con él, sin embargo no lo hizo, el ojiazul solo cambiaba los temas de conversación o lo evitaba y eso provocaba su enojo, por lo que prosiguió –¿Qué ocurrió entre Deidara y tú?–; mientras tanto el pelinegro se encontraba un poco dudoso sobre si decir la verdad, sabía que era el momento perfecto para hablar de frente con su compañero acerca de lo que sentía, porque después de todo era la pareja actual de Deidara, quien ya lo había rechazado; sin pensarlo más le respondió –Me confesé a Deidara… pero él me rechazó–. Sasori no podía creerlo, si las cosas eran como Itachi decía no veía mayor problema, a diferencia de todos los acontecimientos; se rió un poco por la ingenuidad de quien le decía aquellas palabras –No creo que sea tan simple… o ¿eso es lo que quieres creer?–; Itachi no comprendía del todo su actitud, entonces agregó –Él solo me ve como un amigo– después de escucharlo, Sasori observó muy bien el rostro de su acompañante, se encontraba sereno pero podía percibir lo duro que estaba siendo para él decir aquello.
 
Sasori quería arreglar las cosas de la manera correcta, si después de hablar con el Uchiha el propio Deidara lo escogía por encima del pelinegro, estaría feliz de continuar a su lado, pero si después de conversar con ambos el rubio decidía estar al lado del mayor que así fuera; se decidió a continuar –Entiendo lo que quieres decir, aun así debes saber que Deidara es una persona complicada y hay muchas cosas de por medio–; Itachi estaba más confundido, qué pretendía su compañero diciendo todo eso, qué no amaba al ojiazul, qué no quería que estuviera a su lado y, ¿si Sasori no lo amaba, entonces él tendría una oportunidad?, tenía que saberlo –¿Tú amas a Deidara? o ¿por qué me dices todo esto?– el otro le aclaró– no te equivoques Itachi, lo amo, pero es porque lo amo que tengo que ser sincero conmigo mismo y prefiero su felicidad antes que la mía y él debe aceptarla también– como el otro no decía nada continuó– sé que has estado para Deidara en todo momento, incluso cuando yo lo dejaba solo… Si te soy sincero tenía celos de ti, ocupas un lugar muy especial en su corazón; si es amor o no, no lo sé, pero es lo suficientemente fuerte para haber logrado traernos a este viaje y querer arreglar las cosas de la mejor forma para todos. –Con semblante arrepentido mencionó más para él mismo –tal vez si hubiera aprovechado mi oportunidad, hubiera logrado que él me amase con certeza; que no tuviera dudas, lo hubiera enamorado por completo; en cambio no le brindé la suficiente atención, como los  detalles que tenías con él; tú siempre fuiste igual, no cambiaste y estoy seguro que Deidara siente algo por ti.
 
El Uchiha estaba sin palabras por qué Sasori sabía todo aquello y él lo ignoraba, y aún más porque se lo contaba; algo le hizo expresar sus sentimientos y ser sincero con él –Yo lo amo, quiero estar a su lado y hacerlo feliz, si vine al viaje fue porque él quiere que sigamos siendo amigos pero sé que eso no será posible, aun así no pude negarme–. Sasori estaba satisfecho, dolido, pero ahora todo dependía del rubio. Antes de retirarse le comentó –Entiendo Itachi, creo que siempre has hecho lo que Deidara desea y ahora que no es así, lo has puesto en conflicto… sólo voy a decir que si Deidara decide continuar lo nuestro, yo lo haré muy feliz; sin temor a que me abandone porque me habrá escogido a mí y a nadie más– el pelinegro lo vio irse; el pelirrojo le había hablado con la verdad y a diferencia de todo lo que pensaba de él, Sasori era un buen chico, solo los sentimientos lo habían hecho actuar de forma inadecuada pero a quién no le sucedía lo mismo cuando se enamoraba.
 
Era la media noche y decidió que tenía que arreglar las cosas, debía ser sincero como el pelirrojo lo había sido, no era justo para Sasori y tampoco para él. Convencido de que era lo mejor se aproximó a la habitación del rubio, tocó dos veces para dejarle una manzana con caramelo en la puerta de su cuarto. Después de unos segundos la puerta se abrió y Deidara encontró la manzana con una nota que decía “Tenemos que hablar”, al distinguir la letra el menor se dispuso a buscarlo.
 
Caminó hasta encontrarlo debajo de un árbol cerca del lago, cuando lo vio le dijo –Gracias, sé que fuiste tú–, para el azabache escuchar sus palabras sencillas demostraban que no estaba listo para dejarlo ir pero también le hacían notar que no estaba preparado para aceptar su relación. A Itachi le gustaba estar a su lado, en verdad lo disfrutaba, pero debía pensar por primera vez en sí mismo, así que decidió revivir algunos de sus recuerdos con él. En el lago jugaron y rieron, comieron algunos bollos dulces a escondidas de los demás, contaron las travesuras que hicieron de pequeños y cuando la luna alumbraba cada vez más sobre ellos contemplaron el hermoso cielo.
 
Deidara se sentía feliz, lo suficiente para saber que esto era lo que quería, lo que anhelaba más que nada y se atrevió a mencionar –Te extraño, extraño todo esto– al oírlo a un costado de él, lo contempló mirando las estrellas; sus ojos azules estaban tan iluminados que la imagen le pareció muy bella; Itachi sabía en su corazón que sentía lo mismo, pero no podía retroceder en sus sentimientos, él lo amaba y ya no esperaría menos.
 
Cuando Deidara dio vuelta a su rostro para mirarlo de frente, el mayor lo tomó por sorpresa y lo besó, un beso suave y lleno de dulzura; podía sentir su mano titubear al tomarlo de la nuca, por temor a que el rubio lo detestara, no obstante quería probarlo, quería saber si era como lo había imaginado. El gusto no le duró mucho porque a los pocos segundos fue cortado, las manos de Deidara aparecían como un escudo impidiendo que lo lastimaran; aunque el gesto mostraba rechazo, para el ojiazul era su única salida porque sabía que si pasaba un segundo más conectado al Uchiha, lo habría aceptado sin remordimiento con tal de mantenerlo a su lado.
 
Estaba nervioso, sus labios estaban un poco húmedos y cuando sintió los labios del pelinegro sobre los suyos dejó de pensar para únicamente sentir el frío que se hacía presente, la respiración del otro en su rostro y el tacto bajo su cabeza, todas esas sensaciones le hicieron temblar y sentir cosquillas. Sin darse cuenta poco a poco acercó su mano a su boca, comparó el beso que recibió hace un momento con el de semanas atrás y determinó –No, no es igual, no se siente como la primera vez–, Itachi pudo oír el murmullo que salía de la boca contraria y le preguntó –¿Qué primera vez? – Deidara no podía creer que le hiciera decirlo, pero tampoco quería parecer un mentiroso, así que le contó –Sí, en aquella ocasión cuando dormía sobre mi paleta, estabas ahí, tú me besaste –afirmaba–  me di cuenta que al terminar mi sueño realmente fuiste tú–. El pelinegro no salía de su asombro, si bien él no lo había besado, el rubio había soñado con él besándole, lo que lo hacía extremadamente feliz.
 
Cuando Deidara se dio cuenta de la sonrisa que Itachi externaba, sabía que algo andaba mal y si él no fue, entonces quién; rápidamente recordó el beso de Sasori y porque le parecía familiar, ésa era la razón; el mayor lo sacó de sus pensamientos –Entonces, soñaste que te besaba, eso significa que…– el menor cometió un gran error al contarlo, no esperaba que las cosas salieran de esta manera, sin embargo para Itachi su silencio y el hecho de que no lo negara fue la confirmación que necesitaba, pero Deidara tenía que aceptarlo.
 
Itachi lo tomó de las manos y le declaró –¿Tú me amas, cierto?– Deidara se asustó, por qué el mayor estaba siendo tan directo, tan diferente del Itachi que le cumplía lo que él pidiese; con la mirada oscura tan intensa observándolo, era como si lograra leerlo, conocer su interior; fue en ése momento cuando advirtió que los sentimientos que guardaba estaban despertando, cómo era posible que el pelinegro tuviera ése poder sobre él, sus manos temblaban levemente, no podía mantenerle la mirada de frente y quería irse de ahí. Itachi podía verlo, sentirlo, claro que Deidara lo quería y no solamente como mejor amigo; tenía esperanzas y se atrevió a confrontarlo una vez más, no lo perdería si ahora estaba seguro.
 
–Dei, yo te amo.
 
Cada vez que lo escuchaba, lo sentía más cerca de su corazón, era consciente que si Itachi continuaba así, no tendría la fuerza suficiente para resistirse y quería mantenerse en su postura para proteger su vínculo, así que se defendió una vez más –No, Itachi, no podemos querernos de ésa manera, lo sabes– el Uchiha en verdad se había enamorado de la persona más rebelde posible y a la vez eso era una de las cosas que admiraba de él, ahora tenía que darlo todo y hacer que el rubio dejara su orgullo y temores atrás –Confía en mí, no te abandonaré, me quedaré a tu lado en los buenos y malos momentos–. Deidara en realidad estaba asustado porque su corazón creía en ésas palabras, pero su mente se anteponía –No, no puedo, Itachi– al terminar de mencionar aquello se levantó, se sentía  demasiado incrédulo y tonto, lo peor de todo es que estaba saliendo herido y sobre todo dañando a la persona más importante para él; cómo pudo pensar que mantener a Itachi cerca y sin corresponderle era buena idea, si al final ambos estarían sufriendo; con todo el valor que tenía le  confesó intentando mirarlo a los ojos –Tengo miedo que las sonrisas se conviertan en lágrimas, que no puedas cumplir tu promesa… que yo no pueda cumplirla tampoco–. Itachi se levantó mientras lo miraba de frente, aunque la distancia entre ellos no era demasiado larga, incluso sin moverse, parecía como si la figura delante de él se fuera encogiendo y como si sus siguientes palabras, no fueran siquiera a ser escuchadas –Lo digo en serio Deidara, mi amor no cambiará.
 
“Amor”, era extraño porque aunque lo intentara no podía comprender ése sentimiento, nunca se le había manifestado y no podía compararlo con nada, él simplemente no creía en ésas cuatro letras.
 
–Quiero que te quedes Itachi…– no estaba seguro de querer continuar, ya no quería lastimarlo, ni herirse a sí mismo– aunque no quiero perderte, tampoco esperes mucho de mí; no puedo amarte de la forma que tú quieres, no estoy listo–; las lágrimas le superaron, era el rechazo más torpe del mundo y lo sabía, pero prefería que fuera de esta manera por Itachi y solo prosiguió –No nos enamoremos. –Qué significaba eso, si lo estaban, ambos se querían y aun así Deidara se rehusaba a aceptarlo.
 
–Creo que es muy tarde para eso, ¿no lo crees?– cuando terminó de escuchar la frase un viento frío le golpeó de frente, parecía un reclamo con un tinte de tristeza, así que se decidió a terminar todo ahí mismo por el bien de ambos.
 
–Lo siento, Itachi.
 
Se dio la vuelta no necesitaba escuchar más, Itachi tampoco se sentía con el valor de ir tras de él: porque si a pesar de darse cuenta de sus sentimientos lo rechazaba, ya no había nada más que pudiera hacer o decirle.
 
Continuó su camino sin mirar atrás, dejando una vez más al azabache con las palabras en la boca; se abrazaba a causa del viento pero también lo hacía para tranquilizarse, se adentró más al bosque y sólo ahí cuando estuvo a solas se permitió recordar lo que había sucedido. Cuando terminó de hacerlo lo único que prevaleció fue la sensación de su primer beso con Itachi, sus labios eran fríos y se sentían bien y a pesar de que fue breve se percató que el mayor parecía tener experiencia; su mente divagó por un instante preguntándose quién había tenido la suerte de sentirlos, quién sería la persona que tendría el regocijo de estar en sus brazos; ante tal idea se golpeó, era un completo idiota, por no aceptar sus sentimientos y ahora hacerse ésas preguntas.
 
Se agachó cerca de un árbol, arropó sus rodillas y bajó la cabeza entre sus piernas; no quería volver, porque al volver la oportunidad que tenía de seguir igual se habría esfumado, sin embargo; era consciente que ya todo estaba terminado entre ellos, sería un egoísta si todavía forzaba su relación.
 
Escuchó unos pasos, levantó la cabeza y se percató que Sasori se acercaba, cuando estuvo a pocos metros de él le preguntó –¿tomaste una decisión?–  el pelirrojo sabía que estaba siendo rudo y directo, pero si no era claro Deidara tampoco lo sería, tal vez huir y evadir era lo que aprendió a hacer desde pequeño; no le gustaba verlo así y se atrevió a contarle –Creías que él te había besado, ¿verdad?– Deidara más que sorprendido parecía como si lo hubieran descubierto diciendo una mentira para cubrir una travesura. Sasori decidió continuar –El día después del recreo cuando estabas dormido, yo te besé y por alguna razón pensaste que fue Itachi, lo supe por cómo me evitaste después, que hayas pensado que Itachi te besaba es lo que tu corazón o tú subconsciente esperaba, por eso tu beso de ahora se sintió diferente–. Deidara se sentía mal, el pelirrojo lo vio besarse con Itachi y ahora iba a dejarlo; al ver su pesar Sasori se dio cuenta que no lo conocía completamente y se arrepentía por ello, así que le aclaró –Tranquilo Deidara, sé que me quieres pero no me amas… en realidad tampoco sé si amas a Itachi– las palabras resonaban en su cabeza, Sasori hablando de Itachi y también esperando una respuesta a sus sentimientos; estaba dañando a alguien más por sus inseguridades y por no tomar decisiones correctamente, pero ya no sería de esa manera, aceptaría a Sasori por completo; estaba a punto de hablar cuando el otro agregó –No quiero que decidas ahora, te daré tiempo de pensar en tus sentimientos y poner todo en orden– quería que el rubio lo escogiera, pero en este momento sólo lo haría para evitar afrontar la situación; sin embargo tampoco se quedaría de brazos cruzados –solo voy a decirte que si me escoges a mí, ten por seguro que te enamoraré otra vez y no te desilusionaré– le tocó la cabeza en señal de comprensión, aunque parecía una confesión Deidara sintió como si un peso fuera dejado atrás, como si lo hubiera dejado libre.
 
Llegó a su habitación y cuando Konan le abrió la puerta solo pudo abrazarla, ya no lloraba pero necesitaba que alguien estuviera a su lado; poco a poco el rubio se durmió por el cansancio, Konan lo observaba recostado en sus piernas, su respiración era entrecortada símbolo de haber llorado y sus mejillas estaban levemente brillantes por la humedad de sus lágrimas. Konan recordó el momento cuando le contó a su acompañante que Pain se le había declarado, el ojiazul la felicitó, lucía muy alegre y las palabras que usó fueron –¡Que alegría Konan, qué felicidad que puedas ser novia de tu mejor amigo!– cuando lo mencionó no le tomó importancia, porque el significado era literal, pero ahora al verlo lo comprendía; el pequeño añoraba eso para él, solo esperaba que fuera sincero.
 
Pain le abrió la puerta e Itachi solo le comentó –Ya es todo Pain, se terminó– su voz sonaba en verdad mal, aunque no lloraba Pain podía observar que el pelinegro no estaba bien, y comparado con el semblante que llevaba en la mañana esta vez ya estaba resignado, lo único que pudo hacer fue tomarle del hombro para demostrarle que contaba con él y lo apoyaba.
 
A pesar de la mala noche Pain y Konan decidieron que lo mejor era continuar con los planes al día siguiente y que las cosas tomaran su curso. Al levantarse se fueron directamente al lago ya desayunarían en el camino de regreso.
 
Solo algunos estaban dispuestos a nadar, Itachi se quedó en la orilla con Pain y Kisame quien ya estaba enterado de todo; Konan quería alegrar a Deidara por lo que lo invitó a jugar, Sasori y Zetsu se apuntaron como Kakuzu, Hidan y Tobi.
 
Itachi solo los veía, el viaje no calmó su corazón, estaba seguro que se había terminado y que posiblemente era lo mejor; se daba cuenta que al menos con Sasori el menor estaba bien, sonreía y se divertía. Un pensamiento le atravesó “si tan solo no me hubiera vuelto su amigo tendría una oportunidad con él”, pero así como llegó la idea se esfumó por completo; al instante se arrepintió: porque no sacrificaría todo el tiempo que pasaron juntos solo para poder ser su pareja; Deidara valía más que eso y ahora solo le quedaba atesorar ésos momentos para siempre.
 
De lo único que se arrepentía era que si hubiera sabido que sería la última vez estando a su lado, lo hubiera mirado más de cerca, lo hubiera consentido en todo momento, le hubiera sonreído y besado más de una vez; porque sería lo último que recordaría de él, no su rechazo o sus palabras, sino el beso que le dió. 
 

Notas finales:

Me gustó mucho escribir este capítulo, Sasori, Itachi y Deidara tenían mucho que decir. Igual me gustan los momentos que comparten con los demás, al final es muy importante su amistad. 

Shirahoshi ^^ 


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