Juntos al fin
Después de todo lo ocurrido, Deidara e Itachi comenzaron a salir de manera formal, para cada uno era una experiencia diferente.
El menor se sentía siempre feliz, y en su pecho se hacía presente una sensación cálida cuando veía o estaba cerca del pelinegro; Itachi también había cambiado, ahora lucía una amplia sonrisa que mostraba libremente, sobre todo cuando el ojiazul estaba a su lado, y no podía evitar tomarlo de la mano cuando veía oportunidad.
Sus salidas no habían cambiado mucho, ir a comer, entrar a ver una película, disfrutar un helado; pero ahora sus saludos y despedidas eran acompañados con besos y sutiles caricias, y a lo largo del día, expresaban palabras que sin darse cuenta se hacían presentes para sonrojar a su compañero.
Entre las cosas que ocurrieron; la primera fue el contento de sus amigos al saber que por fin estarían juntos, y además que ya no tendrían que soportar más pleitos entre ellos.
Al saber la noticia Konan emocionada abrazó a Deidara haciéndole saber lo alegre que estaba por él, deseándole mucha felicidad; de igual forma aprovechó para advertirle que comenzaría a organizar citas dobles junto a ellos.
Pain le dijo a Itachi “Tenías razón, ¿no es así?, valió la pena” justo como él lo había apoyado en su momento; a lo que el Uchiha solo pudo afirmar mirando a Deidara, alegrándose al ver su sonrisa devuelta.
Cuando Deidara pudo hablar con Sasori, se sintió aliviado de poder continuar cerca de él, sabía que el pelirrojo necesitaría un tiempo, pero también estaba seguro que estaría bien; el pelirrojo le daba la oportunidad de mantenerse en contacto, al principio no sería fácil, pero confiaba que todo mejoraría con el pasar del tiempo; la plática que tuvo con él y haberlo visto platicando “amigablemente” con el Uchiha le hacían creer en ello.
Sasori se había acercado a platicar con él un día de clases –¿Y bien le dijiste la verdad?, te ves feliz otra vez–. A diferencia de Deidara, el pelirrojo siempre había sido así, claro como el agua, así que ahora le correspondía hacer lo mismo.
–Sí, lo acepté… lo siento Sasori– su voz sonaba poco más alto que un susurro, lo necesario para que su acompañante lo escuchase, pero no lo suficiente para lograr transmitir su entusiasmo con tal afirmación.
–No tienes que disculparte, te dije que tomaras una decisión y lo hiciste– la pequeña sonrisa que le mostraba con esas palabras le parecía sincera, y de alguna manera también como si hubieran estado preparadas para salir, sin haberlas pensado demasiado.
Al escucharlo continuar Deidara se enfocó de nuevo para prestarle atención –Me alegra haberte conocido y haber estado junto a ti… creo que todo este tiempo lo único que logré conocer de ti, fue tu relación con Itachi, eso debió decirme algo, así que estoy feliz por ti.
Deidara no podía creer que Sasori actuara así, pero entendía que tal vez él haría lo mismo si Itachi amara a alguien que no fuera él; muy a su pesar aceptaría esa relación, todo para que pudiera ser feliz, imaginaba que ese era el mismo deseo del pelirrojo.
Sasori siempre le demostró lo mucho que lo quería, y ahora esta era una última prueba; que a decir verdad lamentaba no aceptar, Sasori era un buen chico y ahora más que nunca deseaba que encontrara a alguien que lo quisiera de la misma forma.
Sasori veía a Deidara, imaginaba el debate mental que podría estar ocurriendo en su cabeza, no quería preocuparlo pero tampoco podía mentirle; así que sin declarar nada decidió que las cosas tomaran su rumbo; no podía prometerle estar cerca de él, pero tampoco quería alejarse demasiado –… supongo que seguiré viéndote por la escuela.
–Sí, eso me gustaría mucho, gracias Sasori, por todo.
Itachi se acercó a ellos y Sasori aprovechó para saludarlo, a diferencia de lo que el rubio pensó, ellos se llevaban muy bien y eso lo tomó por sorpresa. Ahí presente pudo escuchar que hablaban con mucha confianza.
–Cuídalo, ¿Está bien? –el pelinegro le aseguró –Lo haré.
Sasori con un movimiento de cabeza se retiró –Nos vemos.
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Después de que Itachi se enteró cómo se había portado su hermano con Deidara, debido a una indiscreción de Naruto, Itachi lo llamó para decirle –Así que interferiste un poco– Sasuke solo pudo ver la cara de Naruto quien se arrepentía de hablar de más; aunque lo tomaba del cuello en señal que estaba enojado, cuando terminó de hacer todo el numerito y sin daños físicos hacia su hermano menor pudo decirle –Gracias Sasuke–; con esas palabras Itachi trataba de devolverle a Sasuke todo lo que hizo por él cuando no estaba en sus mejores momentos; en verdad su hermano lo había aguantado y al final también fue responsable de que Deidara llegara a su apartamento, pues nadie más que él sabía su localización.
Sasuke ya más recuperado se acercó a Deidara, para decirle –Yo, lo siento, pero tenía que asegurarme– Deidara se puso nervioso, Sasuke no debía hacer eso ya que todo fue su culpa así que solo le quedaba dejarle en claro la situación –No Sasuke, no te disculpes, entiendo, y a partir de ahora no te preocuparé más, haré muy feliz a Itachi– Naruto no podía dejar de verlos, quería reír, la escena le parecía de lo más graciosa, normalmente los vería pelear, golpearse, incluso levantarse la voz, pero ahora ambos estaban disculpándose y platicando como mejores amigos; así que lo único que hizo fue llamar a Itachi y al final unir a todos en un gran abrazo, muy a su pesar de Deidara y Sasuke.
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Itachi le había comentado a Deidara que no era necesario contarles a sus padres de su relación, más que nada porque no quería poner presión en el rubio, pero Deidara le dijo que estaba bien que les dieran la noticia, y que incluso su madre esperaba a toda su familia para comer en su casa. Itachi aceptó entusiasmado, era una gran idea.
La madre de Deidara estaba contenta, su hijo tenía a la persona que amaba a su lado. Los padres de Itachi también lo aceptaron y Mikoto un poco más en confianza comentó –En verdad se tomaron su tiempo–. La cara de ambos era indescriptible, todo el mundo parecía esperar lo que ellos tardaron tanto en darse cuenta y no sólo eso, sino además hacer algo para lograr estar juntos. Itachi luchar por lo que quería y Deidara ser sincero con lo que sentía.
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Después de una larga semana, Itachi llevó a Deidara a un lugar especial para ellos. El parque dónde todo comenzó.
Ahí decidió tomar una nueva foto, la primera de muchas que estaba dispuesto a hacer a partir de ahora.
Deidara le preguntó –¿Por qué?– e Itachi le recordó –la última vez fue una foto para recordar nuestra amistad… ahora esta, es para no olvidar los momentos que estaremos juntos; porque será por mucho tiempo.
Deidara estaba feliz, la promesa no significaba mucho, o más bien ya no le daba el mismo peso que antes; como Itachi le dijo dependía de ellos que su relación durara y fueran felices a pesar de las dificultades; pero el hecho de saber que el pelinegro tenía planes a futuro con él, le alegraban inmensamente.
Él también quería guardar ésos momentos, los atesoraría y si algún día todo llegara a terminar estaría agradecido por haber sido amado, y también por tener la oportunidad de compartir su cariño con alguien, y que ese alguien fuera Itachi; su mamá tenía razón, pero ambos tuvieron que pasar por mucho para entenderlo.
EPÍLOGO
Había pasado un año, desde que me declaré a Deidara, mi amante, mi primer amor, mi mejor amigo; después de todo lo pasado puedo decir que conocer a alguien con quien quieras estar, es tan reconfortante y maravilloso; éstos sentimientos sé que no fueron de un día para otro, se transformaron, fueron cambiando, hasta convertirse en lo que son ahora.
Con nuestros sentimientos en el lugar correcto, comencé una nueva etapa de mi vida a lado de Deidara, nos mudamos juntos; después de todo el departamento era lo suficientemente grande para ambos.
Una noche cuando lo invité a quedarse, pensó que solo me refería a ése día; le expliqué y pensó que estaba jugando con él, cuando se dio cuenta que no era una broma, aceptó, para mí sorpresa no dudó en decir que sí.
Pero nada de esto hubiera sido posible, si yo no hubiera continuado a su lado, si yo hubiera desistido de lo que sentía, si hubiera negado a mi corazón lo que ya sabía.
Por eso a partir de ahora, todos los días le diré cuánto lo amo.
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Deidara observaba lo cambiada que estaba su vida ahora, si miraba al pasado no podría creer todo lo que tuvieron que pasar para que las cosas se dieran de esta manera.
Cada vez que Itachi le decía que lo amaba, que lo quería, y le demostraba todo lo enamorado que estaba de él, en su mente surcaba la frase “Gracias por amarme”.