Capítulo 6: Un nuevo viajero
Harry regresó a la habitación de Severus con Tobías dormido entre sus brazos. Severus le ayudó corriendo las mantas de la cama para acostar al infante.
Estuvieron un momento en silencio hasta que Harry suspiró soltando el aire.
-Me fue bien con Lucius -dijo mirando a su hijo en la cama.
Severus se le quedó mirando, se notaba molesto, aun mirando al niño, que solía darle tranquilidad cuando hablaba de cosas malas del futuro.
-¿Quiere decir que ya tienes la respuesta? -preguntó sentado desde su cama.
-Sí -dijo caminando hasta el joven para sentarse a su lado- quiero creer que en este minuto todos los que están en el futuro, vivos, pueden saber o recordar este momento.
-Y esos serían…
-Tú, la profesora Mcgonagall y quizás algunos mortífagos -dijo mirando por la ventana para suspirar.
-Me dijiste que tus padres no vivirían… pero Lupin y Black.
-Sirius murió defendiéndome de un ataque a manos de Bellatrix, su prima.
-¿Ella es un mortífago?
-Sí, de hecho, creo que Sirius es el único de los Black que no creyó en las palabras de pureza de la sangre de Voldemort -dijo negando con la cabeza-. Irónico pensar que ni siquiera es un pureblood. Que su padre es un muggle.
-Quizás buscaba esa grandeza -dijo suspirando-. A mi me reclutaron hace unos meses -dijo mirando al frente, donde el niño dormía.
-No quiero saberlo, Sev -dijo sosteniendo la mano del joven sobre la cama y logrando que lo mirara-. Eres mi esposo, a quien amo y me ama, tu pasado es tu pasado. Daría todo por cambiar eso, pero eso significaría cambiarte a ti y que probablemente nuestro bebé no existiera, así que dejaré que sigas con estos ideales, con tus propias ideas -le dijo serio- pero si estas recordando esta conversación en el futuro, ven por nosotros, ya podemos volver.
Severus apretó la mano que le sostenía, le gustaba estar así con Harry y el pensar en que él y Tobías se irían, le partía el alma.
…
…
Un nuevo día, un nuevo desayuno y nuevos cuchicheos.
Harry estaba expectante, teniendo a Severus en frente, que le miraba moverse nervioso.
-¿Crees que venga…yo?
-Necesito que vengas tú -respondió en el mismo tono bajo que el joven-. Demonios, no pudo haberte pasado nada en estos días -dijo golpeándose la frente para quitar los pensamientos angustiosos de su cabeza.
-Tranquilo -dijo sosteniendo la mano sobre la mesa, entre los platos, para darle ánimo. No le gustaba que tuviera esa expresión en el rostro.
Entonces pasó, relámpagos llenaron el techo del gran salón, Harry se levantó de golpe y le pasó por sobre la mesa su bebé a Severus que lo recibió por inercia viendo como el joven corría al centro de la lluvia de relámpagos.
Estaba tan nervioso, le picaban las manos, pero las lagrimas se formaron en su rostro cuando apareció él. Se arrojó a sus brazos, aun estando en cuclillas y ambos cayeron al suelo, pero no le importaba, necesitaba abrasarlo y besarlo, con la misma desesperación que lo hacía ahora y que hizo sonrojar a los demás que le miraban.
-Demonios, me hiciste esperar demasiado -dijo abrazándose al cuello de su esposo que le envolvió entre sus brazos.
-Tenía que esperar, Harry, no podía simplemente traerte de un momento al otro.
-Pero me hacías falta -dijo mirándolo a los ojos-. Demonios, me enviaste sólo con Tobi -dijo golpeándolo en el pecho y poniéndose de pie, recordando que estaba molesto con su esposo por ese detalle.
Severus adulto se puso de pie, se podían escuchar los cuchicheos por todos lados, preguntándose quien era y hablando de lo viejo que se veía para estar con Harry.
-Así que vienes por tu familia, Severus -dijo el hombre a su espalda y Severus estiró la mano para estrechar la del director.
-Les agradezco que hubieran dado refugio a Harry y nuestro hijo.
- Un placer, de hecho -dijo el anciano sonriendo.
-¡Papi! -Tobi se removía en brazos del joven Severus que estaba estático mirando al hombre frente a él.
Harry y Severus caminaron hasta la mesa de las serpientes donde el niño logró salir de los brazos del joven.
-Te extrañé tanto hijo -dijo abrazándolo, sintiendo como su cuello era estrangulado por los pequeños bracitos del niño que se aferró a él. Luego miró al joven frente a él-. Los has hecho bien, Severus, y sé que no lo recordarás en unos minutos más, pero eres feliz en el futuro, todos los tormentos que viviste o vivirás se verán recompensados con la llegada de Harry a nuestra vida.
El joven no sabía que decir, por eso guardo silencio y asintió.
-Es momento de regresar a casa -dijo Severus sosteniendo la mano de Harry y caminaron a donde el director, pero avanzando miró a los padres de Harry, Lily tenía lagrimas en los ojos y Potter sostenía su mano con fuerza-. ¿No te despedirás de ellos? -le preguntó a su esposo.
-No creo que lo necesiten -dijo negando con la cabeza.
-Ellos no, pero tú sí, Harry -dijo parando y soltando la mano de su esposo-, has todo lo que tengas que hacer antes de irnos -dijo calmado.
Harry se mordió el labio y caminó a la mesa de Gryffindor, los chicos se pusieron de pie para mirarlos.
-Esto es duro -dijo con los ojos empañados-, por que sé que cuando regrese ninguno estará, pero quiero que sepan que los amo, que siempre serán importantes en mi vida y siempre los llevaré en mis recuerdos -dijo mirando a los cuatro.
-No es necesario, Harry -dijo Lily limpiando una lagrima que cayó por la mejilla del chico
-Sólo quería que lo supieran -dijo sonriendo y abrazando a los cuatro, pero antes de irse fue donde Petter y le dio un buen golpe en la mandíbula que lo envió bajo la mesa del comedor-. No lo siento. Él sabe muy bien por que lo golpee.
-Es un traidor, verdad -dijo Remus negando con la cabeza, pero Harry no respondió, nada sacaba si lo olvidarían en unos segundos.
Harry caminó ahora hacia Severus, bajo la atenta mirada de todos en el comedor, algunos hasta se habían puesto de pie para ver mejor.
-Severus. Eres el hombre más maravilloso que he conocido y te amaré tanto como para dar mi vida por ti. Ya te amo justo ahora. Al Severus vergonzoso que no quería escuchar de la intimidad que eventualmente tendremos -dijo divertido al ver como el joven se sonrojaba-. Muchas gracias por haberme aguantado todos estos días -dijo abrazándolo, sintiendo como era correspondido y el volvió a hablar al oído- Te amo mucho, mi amor -le dijo, luego se separó y le besó con fuerza, tal como había besado a su versión adulta hace un momento. Necesitaba que Severus por lo menos recordara en sus labios cuanto le amaba.
Las expresiones se expandieron por el comedor todos atentos y exaltados ante lo “abierto” que era el muchacho.
Harry se separó de Severus y casi corre al estrado. Siendo recibido por las cejas alzadas de su esposo.
-Por favor, no puedes encelarte de ti mismo.
-Difiero de eso, Potter -dijo negando con la cabeza.
-Director, haremos el hechizo ahora mismo, peor antes nos ocultaremos, tendrá que ser un hechizo tan poderoso como para aturdir a Lucius Malfoy que está noqueado en la lechucería -dijo Harry y miró a su esposo.
-Lanzaremos el hechizo al techo, para que todos los rincones de Hogwarts reciban el ataque y cuando hayamos terminado lo aplicaremos en usted -dijo Severus.
-Por supuesto -dijo el director-. Buen viaje, chicos, y buena suerte.
-Gracias -dijo Harry y caminó junto a Severus para esconderse en la habitación de trofeos desde donde mirarían todo.
El director los miró y alzó su varita. El hechizo fue gritado en tres voces y el lugar completo quedó segado por una potente luz blanca, todos en el colegio se miraron un segundo.
-Lamento el desperfecto en las luces -dijo para aludir a esto el hecho de que los chicos se hubieran segado por un momento-. Retomen su desayuno, por favor.
Los alumnos siguieron tomando desayunos, unos más extrañados que otros, pero haciendo lo normal. El anciano caminó hasta su lugar en la mesa de profesores y vio hacia la sala de trofeo y la luz lo cegó a él.
Harry y Severus se vieron entre ellos. Era hora de volver a su época y destruir a Voldemort.
TBC...