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Lo más divertido de su vida por Majo Walles

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Capítulo 4: Cita y conversaciones

 

 

Harry llevaba a Tobi en brazos, mientras ambos miraban a todos lados en Hogsmeade., era cierto que había un par de tiendas que no conocía, pero otras tanto que se habían mantenido con el tiempo y pese a los años aún se mantenían en pie.

-Severus, vamos por unos libros -dijo feliz, caminando en dirección a la librería, sabía que su esposo lo seguiría pese a que aún iba enfurruñado.

Y tal como lo pensó, a la hora de nombrar la librería, el joven los acompañó y estuvieron su buen par de horas ahí, los tres mirando maravillados la gran cantidad de ejemplares.

Harry sonreía para si mismo, tal parecía que Severus también había notado lo curioso y parecido a él que era su hijo, pero no iba a decir nada. Sería como admitir que el niño era suyo y aún era algo que no iba a decir en voz alta.

-Papi, hambre -dijo el niño haciendo morisquetas.

-Está bien, amor -dijo besando la frente del niño- vamos por algo de beber -dijo a Severus y lo jaló prácticamente a pagar los libros que llevaría, que, secretamente, dejaría como obsequio a su esposo una vez partieran, sabía que le servirían mucho en sus futuras investigaciones.

Severus se sentía como burro de carga, llevaba las bolsas de Harry mientras él llevaba al niño en brazos y casi suspira aliviado cuando llegaron al café y se pudo sentar.

Una muchacha se acercó y preguntó que querían y Harry no dejó hablar a Severus, pidió dos cafés negros y un vaso de leche tibia para su hijo. Además de tres trozos de tarta de durazno, que, sabía, eran las favoritas de Severus y Tobi.

La chica alegre por el pedido volvió en un par de minutos y agradeció la jugosa propina que Harry le dio por sus servicios.

-Veo que tienes mucho dinero -dijo el chico casual, sin querer molestar en realidad. Había sido un comentario al azar.

-Bien, puede decirse que es tu dinero -dijo entregando el vaso con cuidado a su hijo, viendo como Severus arrugaba el entrecejo confundido-. En nuestra época no te gusta que gaste la fortuna que tengo por mis padres, dices que puedes mantenernos muy bien a los tres y que ese dinero sólo lo tocaré en caso de ser realmente necesario.

-Entonces… ¿Me va bien en el futuro? -bien, estaba siendo curioso y eso parecía gustarle a su interlocutor.

-Eres maestro en Hogwarts desde hace casi veinte años, además eres master en pociones y tus trabajos son pedidos por hospitales mágicos de todo el mundo -dijo orgulloso-, me casé con un gran partido ¿verdad? -dijo divertido por las mejillas rojas de Severus.

-Cómo fue que nosotros… o sea, tú y el Severus del futuro.

-¿Cómo nos enamoramos? -preguntó al ver que el chico no sabía bien como formular su pregunta, pero que asentía ante su acertado comentario- Bien, digamos que nos hacíamos la vida imposible, equitativamente. Siempre fuiste un completo cretino conmigo y no me dejabas en paz cada vez que estábamos en clases -le contó tomando de su café, teniendo por completa la atención de Severus-. Eh de admitir que no soy la persona más tranquila y obediente del mundo.

-Eso se nota -dijo sonriendo de lado tomando de su café.

-Fue eso mismo lo que nos juntó, yo creo -dijo meditando- sólo recuerdo que de un día para el otro no podía apartar mis ojos de ti, cada vez que te veía sentía como el estomago se me apretaba y decidí darle nombre a eso. Sabía que estaba enamorado.

-¿Cuándo fue?

-Cuando cumplí los trece -le dijo viendo como el chico abrió los ojos impresionado-. Sí, fue por eso mismo que me costó tanto conquistarte, estabas esquivo a que un chiquillo de cuarto estuviera enamorado de ti, que te siguiera para todos lados y que te profesara su amor -dijo sonriendo-, entonces me secuestraron cuando terminé mi quinto año -dijo cambiando su rostro por uno mas doloroso-. Me torturaron ¿sabes? -le dijo- Cada día fue una tortura más grande que la otra, disfrutaban verme derrotado en el suelo, ya casi inconsciente, me llevaban de un lugar al otro para que no pudieran encontrarme.

-¿Quién? -preguntó apretando los puños.

-Mortífagos -dijo mirándolo a los ojos-. Estuve en cautiverio casi una semana. Fue entonces cuando me rescataste. Viniste por mí, que casi moría en los calabozos de una casa que tenían para las reuniones de los mortífagos en Ámsterdam, me había aterrado al saber que te descubrirían, entonces me dijiste que ellos ya lo sabían, por eso me trasladaban de un lugar a otro, por que el primer día que desaparecí tu faceta de espía cayó, Voldemort ya no creía en ti. Era por ti que me trasladaban para que no dieras conmigo.

-Yo soy…

-Sí, eras uno de ellos -dijo tomando la mano del pálido muchacho-. No sé porque te uniste a ellos en un principio, pero luego de mucho tiempo me dijiste que serviste de espía para protegerme. Siempre estabas pendiente de mí, cuidándome entre las sombras. -dijo mirándolo con dulzura- Pero volviendo al otro tema -dijo negando con la cabeza-, ese día que me rescataste pude ver que no salido fácil, el Lord oscuro desató su ira en ti y tuviste ayuda del bando de la luz para salir con vida. Me había aterrado y te grité que no debiste arriesgarte, no por mí. Entonces me dijiste que siempre sería por mí. Ese día me besaste por primera vez.

-No puede ser.

-Sí, ese secuestro maldito fue el que nos unió finalmente. Supe que la guerra estaba en su apogeo y teníamos que protegernos mientras nos recuperábamos. Tú ya no eras espía, así que sabíamos poco de los movimientos de ese desgraciado. Cada día era más difícil y por eso mismo te pedí que te casaras conmigo, que, si uno iba a morir, por lo menos dejaríamos este mundo siendo del otro. Me dijiste que sí -dijo sonriendo, Tobi estaba dormido en su regazo para esas alturas del relato-. Contamos con la ayuda de todos, organizamos una pequeña ceremonia en el castillo, sólo con nuestros amigos y el director ofició nuestro enlace. Concebimos a Tobías en nuestra noche de bodas.

Severus estaba impresionado por la historia, nunca se imaginó que alguien le llegaría amar y que él amaría a otra persona que no fuer ella.

-¿Qué pasó con tus padres? Cuando se enteraron.

-Mis padres murieron, Sev -dijo algo triste- Voldemort me dejó huérfano cuando tenía un año.

-Lily…

-Sí, tu amada Lily murió protegiéndome -dijo apenado, y triste por la cara que puso Severus-. La amaste mucho y la amas ahora mismo. Te agradezco ese amor.

-Pero como…

-Fue ese amor, la promesa de que cuidarías de mí en su memoria, en su lecho de muerte, lo que te ató a mí. Lo que nos unió finalmente. Sin ese amor que le tienes a mi madre, quizás ahora mismo no estaría aquí y no tendríamos a Tobi -dijo viendo a su bebé-. Te agradezco eso.

Severus no sabía que decir. Se le hacía raro que la persona que decía amarlo tanto le agradeciera el amar a otra persona, pero suponía que así era este chico. Raro, pero dulce. Con un maldito corazón de oro.

-Bien… de nada, creo.

Harry sonrió, esta cita había salido mucho mejor de lo que había pensado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 TBC...


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