14.- Luces
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Severus estaba irritado, todo el mundo le parecía un fastidio, no podía haber un día que odiara más, o más bien, una semana, por que todo el mundo andaba vuelto loco.
Severus odiaba los días previos a navidad.
No es que la fiesta en si le molestaba, para nada, pero si a la gente estúpida que dejaba todo para ultimo momento.
Sus regalos estaban comprados desde agosto. Los adornos para la casa de noviembre, todo tenía que ser perfecto, pero no, Harry lo arruinó.
-Severus, no puedes seguir enojado por algo tan simple -dijo Harry a su amante, al ver como el hombre estaba amurrado en el asiento del copiloto. Sí, había sido su culpa, lo admitía, pero como iba a saber él que la caja donde estaban las luces del árbol de navidad estaban entre las cosas que ayudo a su pareja para donar a caridad.
-Decía luces de navidad, Potter -dijo mirándolo de mala gana.
-Pero, mi amor… -se arrepintió en cuanto escuchó el gruñido de su amante-. Severus, esto será divertido -dijo Harry convencido de que un paseo al centro comercial por luces sería un buen panorama, además aun faltaban dos semanas para navidad.
-Sí, claro.
…
…
-Nunca más iremos a esa estúpida tienda -dijo Harry molesto, metiendo las cosas a la casa de Severus luego de haber bajado todo del automóvil.
-¿No eras tú quien decía que sería divertido? -preguntó burlándose de su amante, pero sabía que había cometido un error cuando Harry lo sostuvo del brazo y lo arrinconó contra la puerta de la entrada que acababa de cerrar para besarlo de manera violenta y apasionada. Severus no se quejaría, el Alpha en Harry estaba molesto y su propio omega gritaba de emoción por este arranque de celos desmedido.
-Eres mío -dijo con voz grabe.
-Cálmate, Potter, o te calmaré a la fuerza -dijo Severus mirándolo a los ojos, mientras pasaba los brazos por el cuello de su amante, Harry había crecido demasiado, en altura y masa muscular. Y eso a su omega interno le encantaba. Ya no era el enclenque de antes, no, ahora era un hombre. Su hombre.
-Ese desgraciado te estaba mirando de más.
-Creo que al que miraba era a ti -dijo convencido de sus palabras.
-Te tocó las manos a propósito.
-Me estaba entregando las luces que compramos.
-Te sonrió…
-Se estaba despidiendo, enfermo celoso -dijo ya molesto. Estaba bien un poco de celos, pero esto era absurdo.
-Severus…
-Mira, Potter -dijo sosteniéndolo de las mejillas-. Te acepte a ti ¿verdad?
-Sí -respondió inmediato y seguro.
-¿Entonces por qué demonios crees que miraría a otra persona si ya estamos enlazados?
Harry suspiró y abrazó a Severus escondiendo la cara en el hombro de este.
-Creo que mis inseguridades son mayores a la que crees, Severus -dijo lastimero-. A veces imagino que me dejaras y eso me mataría.
-Vaya idiota que resultaste -dijo acariciando los negros cabellos de su Alpha.
-Te amo, Severus, te amo demasiado.
-Yo igual, así que deja de pensar que te abandonaré -de hecho, eso es lo que él siempre creía, que Harry, siendo el Alpha amable y bondadoso que era, con lo apuesto e inteligente que era. Podría conseguir cualquier omega mejor que él.
-Pero sólo a ti te amo -dijo Harry viendo las inseguridades a través de la mirada de su amor. Un beso tierno le dejó en los labios y luego se separó de él-. Vamos a poner las luces en el árbol.
Severus sonrió de lado al verlo caminar emocionado a la sala de su casa donde todo había quedado a medias al descubrir que las dichosas luces no estaban.
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Fin