3.- Manos
-Esto debe tener otro tipo de solución -dijo Severus Snape pasándose la palma de la mano por la frente, con sólo una de las manos, por que la otra mano estaba secuestrada, literalmente.
-Pero profesor, esto es lo mínimo que me puede dar -dijo Harry casi con los ojos brillantes.
Severus quiso decir una grosería, pero lo peor es que había sido completamente su culpa. Había cumplido con lo que les había dicho a los padres de Harry, había conseguido un manual, literal, un manual en que decía que es lo que pasaba con el organismo de los Alphas y los omegas cuando encontraban a su pareja destinada.
A decir verdad, Severus tuvo guardado ese libro desde que tenía trece años, cuando aun soñaba como un niño inocente con encontrar al Alpha de sus sueños, pero no, el tiempo pasó su cuerpo creció y su actitud se hizo cada vez más hostil. Los Alphas no gustaban de él, habían roto su corazón infinidad de veces, desde idiotas que sólo se acostaron con él cuando iba al colegio por que era “omega” a otros que se lo dijeron en la cara en medio de bochornosas declaraciones.
Toda su vida había sido un caos amoroso y por eso no se dejaría engatusar esta vez, por mucho que este niño, que cabe señalar, podría ser su hijo, le estuviera hablando de parejas destinadas. ¿Cómo podía ser tan perra la vida, como para venir a traerle a su destinado en un muchachito de ojos brillantes y soñadores?
-De todas formas, el contacto físico, si bien es necesario los primeros días, no tiene por qué ser tan prolongado -dijo quitándole la mano a par de pinzas que tenía Harry por manos.
-Oh, vamos, profesor, no estoy pidiendo nada relevante.
-Más te vale -dijo poniéndose de pie-. ahora, salga de mi despacho, joven Potter, las clases están por comenzar y no quiero que estés distrayéndote en clases.
-Prometo que toda mi atención estará en usted, profesor.
Severus rodó los ojos, parecía que de verdad saldrían corazones de los ojos de Potter.
-Lo digo en serio, si te sorprendo haciendo otra cosa que no sea tomar notas en clases te prometo que no dejaré que vengas a mi despacho en las mañanas.
Harry puso cara de tragedia y salió del despacho casi corriendo, sin ver la sonrisa de lado en Severus, una que ni su propio dueño notó.
…
…
Severus estaba bebiendo un café en su despacho, mientras veía por la ventana, se podía ver el campo de futbol desde ahí y la clase que estaba teniendo deporte justo ahora era la clase de Harry.
-Te estas aprovechando de la situación a tu favor también, Severus -dijo Remus entrando en la oficina de su “viejo” amigo.
-No sé a qué te refieres -dijo al enfermero del colegio.
-Podrías simplemente darle la mano para saludarlo en la mañana y eso sería suficiente para que Harry este bien el resto del día, pero tu necesitas de más contacto.
-Bien, algo de provecho tengo que sacar de toda esta rara situación.
-Te está sirviendo, por cierto -dijo mirando por la ventana- tu piel se ve más rosada y tus manos no tiemblan.
Severus no dijo nada y siguió bebiendo su café, es verdad que también necesitaba más contacto luego de que su pareja apareciera, pero no se lo diría a Potter, sería como abrir la caja de pandora y mientras Harry se mantuviera en la ignorancia, tanto mejor para él.
Fin