4.- Mirada
Harry no notó en cuando comenzó a pasar, pero ahora sí, lo podía sentir en la espalda como una daga que le atravesaba. Seis meses llevaba de saber quien era su pareja destinada. Seis meses en los que rogaba a diario por la atención de su omega, pero Ay Dios mío como lo atormentaba su profesor, por que en todo ese tiempo el hombre seguía siendo esquivo con él. Sólo le permitía pequeños acercamientos, como tomarse de la mano o sentarse a su lado a comer.
Había pasado la navidad, le había regalado a Severus una pulsera con su nombre grabada en él… el no recibió nada, por lo menos no ese día, por que un par de días después apareció en su puesto en el salón un CD de un grupo que amaba y sabía con certeza que había sido regalo de Severus.
Ahora lo que nos atañe, Severus le estaba mirando, le miraba desde hace días, como esperando que hiciera algo, pero Harry no daría a conocer sus planes, oh, por que tenía claro que Severus estaba esperando que él no hiciera nada bochornoso ese día. El día de su cumpleaños.
No lo atosigaría, por lo menos no dentro del colegio… o eso esperaba aguantar, por que Severus podía ser tan malditamente adorable cuando no se saba cuenta.
-Pueden retirarse -dijo Severus al terminar la clase y viendo como sus alumnos salían entre risas y parloteos, él sólo quería huir lo más rápido de ahí, pero Oh, maldito destino que siempre arruinaba sus planes, por que en cuanto se dirigió a la puerta, su mayor temor se hizo presente.
Harry Potter estaba en la puerta, regalo en mano y muy sonriente.
-Feliz cumpleaños, Severus.
-Profesor Snape -le corrigió apretando los dientes.
-Pero las clases ya terminaron.
-Ese no es motivo para faltarme el respeto.
Lo que no sabía Severus es que Harry buscaba precisamente perderle el respeto. Había investigado tanto después de descubrir que Severus era su pareja que ya la información la tenía grabada a fuego, todo lo que su mente calenturienta planeaba y lo que el profesor no podía imaginar.
-Deja de mirarme así -dijo Severus incómodo.
-Usted ha estado mirándome desde hace días y yo no se lo prohíbo.
-No eres quien para prohibirme algo -dijo molesto.
-Ah, pero admite que me ha estado mirando.
-Mira, Potter…
-Profesor, sólo reciba mi regalo, no quiero molestarlo en su día especial.
Severus apretó los labios, bien, eso era maduro por parte del Alpha, así que al mal tiempo darle prisa. Casi le quitó el regalo de las manos a Harry y lo guardó en su maleta.
-Gracias -dijo tratando de salir.
-¿No va a abrirlo?
-¿Es mi regalo o el tuyo? -preguntó apartándolo de la entrada y caminando a la salida, Harry lo seguía de cerca.
-Suyo.
-Bien, entonces lo abriré cuando quiera.
Harry sonrió de lado, podía notar desde atrás las orejas rojas de Severus, pero no lo incomodaría más por el día de hoy. Después de todo aún quería que Severus dijera que sí a su idea de ir por un helado.
Fin