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Sorpresivo por Hally362

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Notas del fanfic:

Para SuiSui, con cariño. Y con enormes felicitaciones y buenos deseos para todos los lectores.


D: Los personajes y la trama original pertenecen a J.K. Rowling.

Notas del capitulo: Eh...Bueno, me temo que esto no tiene coherencia.
Es sólo para complacer a mi tan querida Sui que pidió un Siri/Rem.

No podía entender porqué no se había limitado a comprarle chocolates y rosas…

 

 

 

 

Ah, error. Si, si lo recordaba. Se había dicho a sí mismo que sería original y no se andaría con cursilerías…

 

 

 

 

En nombre de su enorme amor por el licántropo, se encontraba ahora en una larguísima fila con muggles que apestaban a sudor por no deshacer los abrazos en los que encarcelaban a sus parejas y el intenso calor en el cine causado por la acumulación de gente y, obviamente, calor corporal. Lo que daba como resultado que muchas chicas estuvieran casi desmayadas pero con demasiado cariño hacia sus parejas como para decirles que les soltaran porque el hedor comenzaba ya a hacer muy difícil respirar.

 

 

 

 

Que bajo había caído el descendiente de la familia Black.

 

 

 

 

Se recordó, una vez más, que lo hacía por Remus, después de ser golpeado nuevamente por el obeso ser frente a él (Un hombre de cuarenta y tantos, con cuarenta y tantos kilos de sobrepeso, casi calvo y con un trajecito magenta al que estaban por reventarle los botones del chaleco).

 

 

 

 

Tras unas muy largas horas, logró comprar las malditas entradas.

 

 

 

 

Ah, bueno, no era la película a la que había planeado asistir, pero qué más daba. Era probable que al rubio le gustase más la romántica de la que había tenido la dicha (O la desgracia, dependiendo del punto de vista) de encontrar boletos.

 

 

 

 

Antes de cantar victoria, debía procurar sobrevivir a las miradas de “muérete” de los pobres caballeros que ya no habían logrado conseguir su entrada (Y las de sus respectivas parejas, claro está).

 

 

 

 

 

*¡Al fin, al fin, al fin!*


 

 

 

 

Ya podía ver la cabellera rubia de Remus J. Lupin.

 

 

 

 

Lo que más deseaba en ese momento es que el esfuerzo de organizarse (Cosa que nunca hacía) hubiera valido la pena y Remus disfrutara de la función, pues sabía que al chico le encantaban y, como su amante, debía darle TOOOODOOOO aquello que le gustara para verlo feliz.

 

 

 

 

Sentado en una banca, con un libro entre las manos, la vista perdida entre palabras (De Collins Wilkie, creía recordar) y ropa bastante más moderna que la que usaba en el colegio, entre todo el bullicio parecía no darse cuenta de nada.

 

 

 

 

A Sirius le gustaba…No, le encantaba verlo así de concentrado…Eso ponía a sonar su alarma interna de merodeador.

 

 

 

 

 

-¡MOOOOOOOONYYYYYYYYYYYYYY!- Un grito agudo (Imitando, según el emisor, a Peter festejando la existencia del pastel de vainilla en el mundo mágico) en el oído lo hizo aterrizar en la incómoda realidad.

 

 

 

 

 

No reclamó. En parte porque sabía que Paddy era así, en parte porque había sido el pobre animago el que había entrado en el caos de cuerpos para conseguir los boletos del cine y en otra parte porque era su primer cita a lo muggle y no debía molestarse sabiendo el estrés que le causaba al ojiazul no usar magia toda la tarde.

 

 

 

 

No reclamó, pero no pudo evitar torcer el gesto con desagrado y taparse los oídos.

 

 

 

 

 

-Te ves tan lindo con esa cara- Se mofó (¡Cumplían a penas una semana!).

 

 

 

 

 

Resignado, el joven licántropo sólo suspiró, medio sonrojado y rogando a Dios que no dijera cosas tan vergonzosas, demasiado seguido mientras estuviesen en el centro comercial.

 

 

 

 

 

-Por respeto al sacrificio que hiciste entrando a esa masa de cuerpos deformes, no diré nada-

 

 

 

 

 

-Oh, tan educado- Y le besó, mientras le acariciaba descuidadamente la cadera.

 

 

 

 

 

Remus no sabía si reclamarle por mostrarse tan cariñoso ante un público tan extenso o dejar pasar el detalle como seguramente pasaría el sonrojo en sus mejillas.

 

 

 

 

En fin…

 

 

 

 

Sólo se habían dado cuenta dos chicas que ahora sollozaban en una esquina diciendo algo bastante extraños (“¿Guapos pero de la otra acera? ¡Es una injusticia!”).

 

 

 

 

Una multitud decepcionada (Formada en su mayoría por varones menores de 19 años) se alejó de la taquilla del cine para después rogar mil y un veces perdón a sus parejas.

 

 

 

 

 

-Dime que conseguiste los boletos y que no escogiste una porno, por favor- Suplicó

 

 

 

 

-Conseguí los boletos y no, no son de una porno- El rubio se lamentó de pensar que su novio era un degenerado- Ya no había boletos para la porno- Y luego se planteó el no volver a dudar del exceso de hormonas de su novio.

 

 

 

 

-Eh…Si, bueno… ¿Qué película escogiste entonces?-

 

 

 

 

-No sé cómo se llama-

 

 

 

 

-¿No lo sabes?-

 

 

 

 

-No…Pero sé en qué sala es-Lupin frunció el ceño.

 

 

 

 

-¿De qué trata?-

 

 

 

 

-Una sorpresa, pero espero que no sea demasiado cursi -

 

 

 

 

 

El hombre lobo se preguntaba cómo era que, siendo día de San Valentín, Sirius pensase que algo de la cartelera NO iba a ser cursi.

      

*Ah, claro, una porno no es cursi. La estupenda lógica de Padfoot*

 

 

 

 

 

 

Se preparó psicológicamente para lo que podría ser cualquier cosa menos arte.

      

(())

 

 

 

 

 

 

Una hora y media después, el rubio sinceramente creía que debía estar soñando.

 

 

 

 

No había sido precisamente la cita perfecta, empezando porque ni siquiera sabía que tenían una cita hasta hacia escasas 4 horas (Horas que Remus aprovechó para cancelar planes con una muy molesta Lil), seguido por el cúmulo de gente y el diminuto lugar en el que se encontraban y, por último, un accidente con una gaseosa (El licántropo se juró no llevar pantalón blanco cuando fuera al cine).

 

 

 

 

A pesar de todo, se alegraba infinitamente de la llamada de última hora.

 

 

 

 

No creía lo que veía, pero si era un sueño prefería no despertar y seguir creyendo que su Sirius Black era un despistado totalmente adorable.

 

 

 

 

Porque la película era de esas que el de cabello negro odiaba, pero que el otro consideraba de lo mejor.

 

 

 

 

Esas en las que disfrutaba de ver reflejada en la pantalla la profundidad de la tragedia y la nostalgia; y los dulces y largos discursos de un enamorado a su amada.

      

Horas después (Bastantes horas después) disfrutó aún más de la recitación de Padfoot en su oído, en casa y en cama más concretamente.

 

 

 

 

 

 

-“Yo daría todo por tu felicidad…” Aún si eso significa morir de aburrimiento- Rió el moreno con dulzura, antes de besarle la mejilla y desearle dulces sueños.

 
Notas finales:

Bueh -_- Espero que les haya gustado.

¡¡¡FELIZ SAN VALENTÍN!!!


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