Año 20xx
BillWeasley se encontraba sentado en el borde de un puente de noche, uno de los faros más sercanos estaba dañado, así que estaba casi en penumbras donde el estaba. Estaba harto de todo, de su familia de mierda, de sus compañeros, de su trabajo, de vivir, simplemente de todo y todos. Pensó seriamente en tomar todos sus ahorros y comenzar una nueva vida en otro lugar usando sus estudios hasta que encontrará algo bueno, pero lo descarto por que su último intento término en un desastre pensando que robo una identidad.
Dió un largo suspiro y se preparó para saltar, no estaba mirando el agua fría, por no decir helada, por que sí, estaba recordandose por que estaba por hacer eso, y recordando tanto alcohol, peleas, drogas, maltratos y abusos de todo tipo tenía razones válidas, al menos según él.
Estaba tan concentrado calculando cual sería el mejor punto para saltar, caer sobre algo hiriente y poder morir más fácil de alguna manera, que no noto que un chico pelirrojo se puso en el borde del puente y comenzó a fumar, solo lo noto cuando el humo de cigarro llegó hasta él.
—Disculpa —dijo saliendo de sus pensamientos y mirando al contrario, por la poca luz casi no podía distinguir nada— disculpe, podría no tirar el humo casi en mi cara ¿por favor? Trato de concentrarme.
—Disculpe, no lo ví, y ¿concentrarse para que? ¿Tienes examen o algo así?
—Intento hacer algo más importante con eso, y si no le importa casi tenía el momento perfecto.
Se volteo y miro nuevamente al agua, ese sería un buen momento, si alguien más sabía que existía iba a llorar y tirarse a la carretera y no al agua, no podía más.
—¿Vas a saltar? —pregunto incrédulo el desconocido.
—No, solo me dejaré caer en el agua, con suerte caere sobre la basura que este en esté río y moriré más rápido —dijo con sarcasmo.
—A mi se me hace que si te vas a tirar ¿por que?
—Que te importa —dijo, y harto de la conversación se soltó, planeado caer en el agua pero siendo detenido por el contrario.— ¿¡que haces!? ¡Sueltamente!.
—No quiero, dime que es lo que esta pasando —lo arrastró hasta el otro lado de la barandilla del puente y lo sujeta por los hombros— quiero saber por que quieres tirarte.
El otro no contestó, solo le quito de la mano su cigarrillo y con largas y profundas caladas en menos de un minuto se acabó su cigarrillo. Más relajado estaba dispuesto a hablar.
—Quiero morir por que no soporto mi vida de mierda. Creeme que intente irme lejos y comenzar de nuevo, pero siempre me perseguía el infierno de esta vida y nunca logre comenzar otra vez. Estoy cansado de todo, toda esta puta mierda... Ya no puedo más con esto —dijo con voz quebrada, comenzó a llorar lo más silencioso que pudo— realmente estoy cansado de... Toda esta... Mierda —dijo entre gruesas lágrimas y un poco de hipido.
Siguió llorando, no negó el abrazo que el extraño le dio, se sintió reconfortado, hace un segundo se sentía que se iba a ahogar en su dolor y su rabia, pero con un simple abrazo de un desconocido se sentía más liviano de todo ese peso que cargaba desde hace mucho tiempo, lloro tanto en los brazos de ese extraño, que podrían aver pasado días, semanas o incluso meses, pero no, solo pasaron dos horas. Cuando logró calmarse vio los ojos color azul marino del contrario, era pelirrojo al igual que él, tenían casi la misma altura, pero el extraño era unos sentí metros más bajo.
Se separó del abrazo aún entre lágrimas, tratando de frenarlas y secarlas.
—¿Mejor? —pregunto, aquel extraño
—¿Mejor que? —pregunto confundido Bill.
—Si ya te sientes mejor.
—No... Pero gracias por no enojarte por lo del cigarrillo.
—No pasa nada, aun tengo más si quieres, y a veces un abrazo es todo lo que uno nesesita para continuar.
—Supongo... —dijo cortante Bill— oye, debo irme...
—¿A donde vas?
—No se, tal vez debajo de un camión, o al fondo de otro río, a balansearme por el cuello con una soga de un árbol, a hacer algo productivo. Supongo que fue un gusto verlo señor —dijo "calmado" Dispuesto a irse, pero nuevamente el contrario lo detuvo.
—Si quieres hacer todas esas cosa, al menos fuma un par de cigarrillos conmigo, al menos morirás feliz.
—Supongo que es buena idea
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Después de un rato fumando y hablando sobre la mierda de la vida, tuvieron que ir a comprar más cigarrillos, y de paso un par de cafés para beber en ese frío día de diciembre.
Sin darse cuenta pasaron toda la noche juntos, hablando, compartiendo. Algo que los hizo sentirse como si se conocieran de hace mucho, Bill agradeció conocer a Charlie, ese era el nombre del extraño.
—¿Vienés seguido por este puente? —pregunto tranquilo Charlie.
—Sí, es uno de mis lugares en el mundo ¿y tu, vienés seguido aquí?
—No, pero ahora si lo voy a hacer
—Que bueno... Realmente tengo que irme pero nos vemos cuando regrese, adiós.
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Ocho años después.
Charlie se encontraba nuevamente en aquel puente, con los ojos vidriosos y un cigarrillo en la mano. Se sentía destruido, sentía un enorme peso en su corazón e ir a ese lugar era su castigo. Prendió el cigarrillo y comenzó a fumar, hasta que una voz que tanto anhelaba escuchar hace tiempo lo hizo voltear.
—Disculpa, ¿podrias no tirar el humo casi en mi cara, por favor? —pregunto un hombre pelirrojo, con el cabello hasta alos hombros y una gran cortada que estaba a lo largo de toda su tráquea.
—Di-dis.... Disculpa, no te ví —Charlie no pudo soportar más y comenzó a llorar, de miedo, sorpresa, culpa y alegría.
—¿Que haces aquí?
—Vine a recordar y desear hacer cosas de otra manera.
—¿Como que cosas? —pregunto el hombre con la gran cortada.
—Como no discutir con quien fue mi esposo, o no dejarlo salir sin antes mirarlo por última vez —un gran solo oso se escapo de su garganta en cuanto término de decir eso.
—"Quien fue mi esposo"... ¿Que les paso?
—Lo secuestraron y lo mataron, todo por mi maldita culpa
—Si se puede saber, que culpa tuviste tu en todo eso.
—Comencé a discutir con él por algo estúpido, cuando discutimos y no nos areglabamos unas horas después, él salía a pasear al perro, pero realmente era una excusa para salir y llorar sin que yo lo viera o lo encontrará. En nuestra última discusión le dije cosas, me dijo cosas, cuando quiso despedirse de mi antes de salir, no le hable, no lo mire... Carajo, no me dije cuanto lo amaba antes de que cruzara esa puerta, él no volvió esa noche, pero estaba enojado y no le dijo importancia, pero a la mañana siguiente tampoco apareció solo apareció el perro,quien volvió alterado, algo pasaba ya que el jamás volvía soló, me guió hasta aquí, lo busque, y nada. Denuncie su desaparición y pedí ayuda, dos semanas después, encontramos su cadáver en el borde del río, a medio decapitar. Llevaba casi dos semanas muerto, el mismo día que desaparecio lo mataron. Fue todo mi culpa, si no hubiera dicho nada de eso, si no lo hubiera dejado salir, estaría abrazando a mi amado en el sofá, con nuestro, en ese entonses, futuro hijo adoptivo con nosotros disfrutando una película.
—Creo, que ante todo eso, él diría que se arrepiente de decir todo eso, que el no pensaba nada de Elo que dijo, y que no sientas culpa por que sabe que el enojo habló por tí. Y que estas perdonado desde que salió por esa puerta por última vez, y que cueste su último pensamiento al morir. Y no me gustaría verte así de destruido, él quisiera ver esa si risa que tanto amaba, que le llevaba los días de esperanza. Y que dejes de sentir culpa, nadie sabía que eso iba a pasar, que sabe que tu jamás lo dejarías morir.
—Daría hasta la última vida del planeta por poder escuchar un tiltimo "te amo" De él y decirle muchas cosas cursis y llenarlo de besos.
—Por desgracias, no queda tiempo para que le digas cosas cursis, pero si para decirle algo muy puro y escuchar lo de el también.
—Te amo mucho William Weasley, jamás olvidaré a quien ame más que a nada.
—También te amo, Charlie —la aparición se hacerco y beso dulcemente la mejilla del contrario haciendo que cerrase con calma los ojos.
Ese beso fue helado, realmente frío, pero en su interior sintió un gran calor que no podía explicar. Nunca creyó en lo sobrenatural, pero ahora agradecía que eso existirá, pues pudo despedirse del amor de su vida, la luz de sus ojos, y la persona que más amo y amara hasta la tumba. Cuando abrió los ojos, la aparición ya lo estaba, tomó una gran bocanada de aire y se marchó del lugar aún llorando, estaba vez de felicidad. Era hora de recomponer su vida y retomar todo lo que iba a hacer antes de ese trágico momento, con o sin Bill. Empresaria por completar los papeles de adopción de el niño que planeaban adoptar.
Después de lo de Bill, perdió las riendas de su vida, pero ahora que pudo despedirse de él y sacarse un doloroso peso de encima, las tomaría y no dejaría que se le fueran otra vez.
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Atte: Min Jung-Suu