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Butterflies II (Versión padres) por CaedesDarkParadaise

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Notas del capitulo:

¡Aquí lo tenéis! ¡Disfrutadlo!

Sirius Black amaba los juegos.

Nunca, en toda su vida, se había divertido tanto...hasta que lo conoció a él.

Aquel slytherin de poca monta que le parecía adorable...

Un poco, es decir, mucho.

- Eres un idiota, Sirius.- le insultó Regulus pellizcando su oreja.- ¿Cuando te vas a declarar a Severus?

¿¡Qué!?

- ¿¡Qué!?- se quedó sin palabras, espantado, y con su corazón latiendole a mil, se alejó de su hermano.- ¿¡Te has vuelto loco, Arcturus!?

- No, Orion.- lo llamó por su segundo nombre como siempre hacía cuando peleaban.- No estoy bromeando. Severus es un buen partido, madre no lo aprobaría, pero por eso es un buen partido.- le dijo con un encogimiento de hombros. Sirius miró a su hermano como si le hubieran salido dos cabezas.- No te hagas como si no supieras de lo que te estoy hablando. ¡Si celas a ese chico!

- ¡Yo no lo celo!- se indignó. "No lo hacía" se dijo enfurruñado. ¿Quién celaría a esa serpiente de nariz ganchuda y mejillas sonrojadas...¿mejillas sonrojadas?- Es que parece que atrae a todo el mundo y no sé como lo hace.- Su ceño se frunció aún más.- No es nada guapo...

Aquello lo susurró, sin embargo su voz no salió convencida.

- Pues a mi me parece muy tierno.- soltó Regulus como si nada. Sirius lo fulminó con la mirada.- ¡Eh, no me mires así! ¡Ves que eres celoso!

- ¡A mi no me gusta Snivellus!- chilló antes de cerrar la puerta de su habitación de un portazo.

- Idiotas gryffindors.

"De vuelta al salón de los Potter, ambos amigos lo miraban con sendas sonrisas picaronas y escritas de "¡Te pillamos!" que sonrojaron levemente a Sirius.

- ¡Eres un mentiroso!- le gritó James subiéndose al sofá.- Me mentías cada vez que te enviaba una indirecta sobre Snape.

- ¡No mentía!- "Si mentías, Sirius" se dijo con un bufido."Como un bellaco."- Sois lo peor.

- No sé para que hicimos ese maldito concurso.- resopló James.- Si esos malditos slytherins ya estaban tras nuestros huesos. Hicimos el ridículo a lo tonto.

- Calla, James.- le regañó Remus y miró a su amigo.- Quiero oír todo, canuto. T-O-D-O, con lujo de detalles. ¡Ah! Y Cornamenta.- le lanzó una sonrisa que los espantó.- Mis planes no son ridículos.

- S-si, moony.- James tragó en seco. "Lunático da mucho miedo desde que se casó con esa serpiente con peluca." Con un as bajo la manga, sacó sus reservas de dulces.- ¿Chocolate?

Remus lo aceptó feliz.

- Continúa, Canuto.- le pidió James y Sirius lo hizo alejándose unos metros de Lunático. "Da miedo."- Por favor."

Un adolescente Sirius Black estaba refunfuñando mientras caminaba por los pasillos en soledad. ¿Donde demonios se han metido sus amigos? Últimamente desaparecían muy a menudo y Sirius se pasaba la vida buscándolos. Iba a hacerles bromas a cada uno de ellos como no aparecieran en los próximos minutos.

- Vamos, Severus.- Una voz siseante le detuvo a mitad de cruzar el pasillo de Barbanás El Chiflado. Sirius se escondió apretando la mandíbula.- ¿Por que no salimos esta noche? Vamos, sé que lo estás deseando. Ya he oído los rumores...

- ¿Que rumores?- el tono de Severus era frío, lo que en el fondo alegró a Sirius.

"¿¡Que rumores!?"

- De que te acuestas con todos...- susurró cerca de su boca lo que quiso parecer sensual, pero parecía un pulpo con mal aliento a ojos de Sirius.-...los que se te ofrecen.

¡Hijo de merlín!

Sirius tensó sus músculos y sus ojos se oscurecieron. ¿Qué clase de rumores son esos? ¿Y porque no se había enterado?

- Yo nunca he oído tales rumores, estúpido.- siseó Severus, enfadado.- Y si te vuelves a acercar a mi, te lanzaré tal hechizo que te dejaré impotente el resto de tu vida.

El muchacho empalideció y se alejó unos pasos.

- ¡Vas de listo, Snape!- se cabreó agitando los brazos.- Nadie te tocaría ni con un palo. ¡Tienes suerte de que me ofreciera!

- ¡No, tú tienes suerte de que no te quedes sin...

De pronto un hechizo verde impactó en el muchacho de Slytherin haciendo que le salieran furunculos en el rostro y los brazos. Escondido tras un pilar, Sirius celebró tener buena puntería. No había querido ni podido escuchar más estupideces de su parte. El pensar que corrían tales rumores e incluían a Snape lo habían enardecido. ¡Iba a matar a ese estúpido granoso e iba a azotar a Snape en su tierno culo hasta que negara todos y cada uno de..!

¡Oh, merlín!

- ¿¡Quién está ahí!?- el grito de Snape le devolvió a la realidad.- ¡Oye tú! ¿Me has ayudado...?

Sirius estaba atrapado. ¿Que haría si lo descubría? ¿Como asumiría todos esos sentimientos que estaban empezando a ahogarlo? Lo único que se le ocurrió fue convertirse en animago. "Oh, oh" y se sentó obedientemente a la espera de que Severus se atreviera a girar la esquina.

- Oh, ¿pero que..?- Severus se asomó y encontró a un enorme perro sentado sobre sus patas.- Hola perrito.

Y Sirius se quedó sin aliento cuando los labios de Severus formaron una pequeña y bella sonrisa.

"Que adorable"

- ¿Te has perdido?- acarició su cabeza con sus dedos larguiruchos, aunque estos no eran fríos, sino cálidos.- ¿Y tu dueño? ¿Eres un perro abandonado? ¿Cómo te llamas?

Sirius movió su cola y alzó un poco su cabeza para que viera el collar con su nombre que James le había regalado por su cumpleaños. Pero el plan de James de reírse de él se fue al traste cuando Sirius lo aceptó y lo anudó a su cuello.

"Jódete, Cornamenta." pensó Sirius al ver que Severus leía su nombre.- ¿Snuffles? ¿Ese es tu nombre, chico? Bien, me gusta. Sabes te pareces a alguien que conozco...esos ojos...

El corazón del Gryffindor dio un vuelco.

Severus tomó sus patitas y las acarició lentamente al igual que su pelaje lo que hizo que Sirius deseara no sentirse tan complacido con su toque.

- Ojalá pudiera quedarme contigo, Snuffles.- suspiró Severus rozando sus orejitas. Sirius estaba en el quinto cielo.- Ahora que recuerdo, ¿sabes si había un mago por aquí? Alguien me estaba vigilando cuando me abordó el idiota de Tucker y le lanzó un hechizo punzante.

A Sirius se le detuvo el corazón.

- No es por nada, pero me hubiera gustado agradecerle...bueno lo habría hecho.- hizo una mueca con tristeza.- No se me da muy bien agradecer.

Snuffles se tumbó en su regazo y le lamió la cara.

"¿Que estás haciendo Sirius?"

- Oh...- y de sus labios pugnó una risa que le embaucó. "No sabía que pudiera reír"- Buen chico, buen chico. Ahora tengo que irme a mi habitación, estoy muerto de cansancio...Todas las tonterías que hago por...- suspiró. Sirius levantó la cabeza, atento.- No me hagas caso. ¿Me visitarás otro día?

"¿Que habrá querido decir?"

El perro dio un ladrido.

"Puede que lo haga", vio irse a Severus y Sirius se transformó en humano.

"En el salón, Sirius tuvo que taparse los oídos al escuchar el grito de James.

"- ¿¡Qué!?- James no daba de sí.- ¿¡Tuviste un momento romántico con Snape y no me lo dijiste!?

- ¿Tu crees que eso es un momento romántico?- dijo Remus con sarcasmo.- Sirius transformado en perro y lamiendo la cara de Severus.

Sirius hizo un gesto pensativo.

- Bueno...ya he lamido a Severus...sería nuevo si...

- ¡Pervertido!- Le echaron los cojines de los sofás. Sirius echó una carcajada al aire.- ¡Eres asqueroso, Sirius!

- Bromeo, bromeo...- Los miró pícaramente.-...o no.

Hubo otra ronda de insultos y cojines que le dieron de lleno en el rostro y casi afectaron otras partes de su "ejem" anatomía."

El Sirius adolescente regresó a su sala común lleno de dudas y recordando las expresiones tiernas de Severus. Cuando entró, observó que sus amigos estaban tirados en los sofás hechos unos guiñapos y con muecas de dolor. Sirius bufó.

- ¿Se puede saber que habéis estado haciendo?

Ellos se tensaron lo que molestó más a Sirius.

- ¿Os dan de palos o qué? ¿Dónde os estáis metiendo últimamente?

- No es nada, Sirius.- le calmó Remus arqueando la espalda.- Simplemente es cansancio acumulado de tantos exámenes.

- Te dijimos que estudiarás, Canuto.- Peter suspiró y se levantó.- Me voy a la cama, estoy muerto.

- ¡Oye espera, Colagusano!- los frenó cuando James estuvo a punto de hacer lo mismo.- ¿¡No me vais a contar lo que habéis hecho hoy!?

- Te lo hemos dicho, estudiar.- le respondió James y viendo que Sirius lo miraba con rencor, lo abrazó fuertemente.- Tranquilo, Canuto. Enserio que no ocurre nada, ahora vamos a dormir y pronto lo verás claro.

A su abrazo se unieron Remus y Peter que estaban algo adormilados y él casi sintió pena por ellos, casi...No le gustaba que hicieran cosas a sus espaldas.

- No os he perdonado todavía.- gruñó apartándose. Sus amigos se miraron unos a otros, preocupados.- Iré a mi habitación primero.

- Canuto, ¡espe...!

La verdad es que no quería recibir explicaciones esa noche, ninguna, tenía que reflexionar mucho y saber porque su corazón se agitaba al oler el perfume de Snivellus.

"Snivellus" suspiró dando vueltas en la cama."Aghh"

No podía dormir así que buscando con que entretenerse, cogió el mapa del merodeador para reírse un rato de los alumnos que se escapaban y que Filch perseguía por los pasillos.

- ¿Que coño...?- El nombre de Severus Snape se movía a través de los pasillos con urgencia.- ¿No me dijo que iba a irse a dormir? Maldito mentiroso. ¿Irá a encontrarse con alguien?

Furioso, arrugó el mapa con los dedos.

- Como vaya a ver a ese tal Tucker, no llegará vivo al amanecer.- masculló sin perder de vista las huellas del slytherin.- ¿Adonde vas, Snape? ¿Qué? ¿Cómo?

En un momento lo tenía vigilado como al otro desaparecía. Para su propia vergüenza y terquedad, estuvo un buen rato esperando a ver si se asomaba su nombre, pero Severus no apareció. A Sirius le venció el sueño y hasta en sus sueños tuvo slytherin para rato. No durmió nada tranquilo. Así transcurrieron dos semanas más, Sirius vigilaba a Severus por el mapa o en ocasiones se aventuraba a perseguirlo, pero había un momento en que lo perdía y no sabía de él. Se iba a volver loco si imaginaba los escenarios donde pudiera estar. El día del dichoso concurso en el Gran comedor llegó. Sirius no tenía ninguna gana de ir, sin embargo sus amigos le confesaron que por fin descubriría lo que habían estado haciendo a sus espaldas así que molesto los dejó y se fue en busca de Regulus.

- ¿Se puede saber porque has estado pegado a mi estas dos semanas, hermano?- inquirió Sirius pellizcando la mejilla de Regulus. Este rodó los ojos.- ¿No me estarás intentando engatusar para que me mude de nuevo a la casa de la vieja loca?

- ¿Madre? No, jamás.- bufó.- Ya te largaste, ahora no vuelvas.

- No eres nada tierno.- se rió Sirius, pero sabiendo que las cosas nunca cambiarían con su hermano, lo abrazo fuertemente. Regulus se quejó.- ¿Entonces por qué?

- ¿Por el placer de tu compañía?- le dijo de vuelta haciendo ojitos tiernos. Sirius alzó una ceja.- Bueno, mierda. Eso le sale bien a los muggles en las películas.

- ¿¡Has estado viendo películas muggles!?

Por un segundo olvidó el asunto de sus amigos y Severus, y se centró en su hermano.

- ¡No! Es decir, si...- las mejillas pálidas de Regulus se tornaron rojas.- A escondidas de mamá. Este verano visité al tío Alphard, en su casa en la costa, él tiene muchas películas y no, no con el permiso de madre...Yo, le mentí.

- ¡Woah!- se impresionó Sirius.- ¿Le mentiste? ¿Y que se supone que pensaba que estabas haciendo?

- Supuestamente estaba en un retiro espiritual para magos adolescentes...- su sonrojo se incrementó más al oír a Sirius reír.-...e hijos de sangre puras en proceso de convertirse en jefes de sus casas.- y lamentándose, dijo.- Lo peor fue que madre lo divulgó entre sus amigas y he recibido cartas de que quieren saber donde pueden inscribir a sus hijos.

Nunca antes le había dolido tanto el estómago.

- Eres de lo que no hay, Reggie.- besó a su hermano en la cabeza y este infló las mejillas.

"Tanto James como Remus se partían de risa acompañados de Sirius.

- ¡Ese hijo de merlín!- rugió Sirius de pronto.- ¡Os había comprado! ¿¡Así es como se supone que mi hermano me quiere!? ¿¡Teníais que pagar por entretenerme!?

- Vamos, vamos, Sirius.- Remus no le dio importancia.- Pasaste más tiempo con tu hermano, ¿no es así?

- ¡Eso no lo justifica! ¡Es mi hermano pequeño, debería soportarme gratis!- chilló dirigiéndose a la chimenea.- ¡Voy a reclamarle todo el dinero porque me da la gana!

- ¡Espera, espera, Sirius!- Cornamenta tiró de su brazo y lo sentó en el sofá.- Termina de contarnos y luego puedes arruinar a Regulus.

Al otro lado de la ciudad, Regulus Black sintió un escalofrío."

Sirius, Regulus y su serio y arrogante amigo Bartemius Crouch, quién se les había unido para desgracia del primero, entraron en el comedor. Uno tras otro grupo desastroso fue llegando al escenario hasta que llegó el último grupo que se iba a presentar. Todo iba bien, pero en el momento que escuchó el nombre su corazón se detuvo. "¡Los merodeadores! ¿¡Hablan enserio!?"

- ¡Ahhh!- no pudo evitar gritar.

Salieron todos los integrantes del grupo, es decir sus estúpidos amigos, incluida Evans...y Severus.

- No me lo puedo creer.

- ¿Hermano? ¿Te encuentras bien?- Regulus lo miró con preocupación.- ¿Sirius?

- Ves lo que yo.

- Si.- echó un vistazo al escenario y vaciló antes de decir.- Si, es Severus.

Oh, merlín.

La actuación empezó tras decir unas palabras que paralizaron a Sirius. ¿Confesarse a las personas que aman? ¿Como no se dio cuenta? ¿Y Severus? A Sirius se le secó la boca, nunca antes lo había visto tan sexy y deseable. Bailaba, ¿¡sabía bailar!? ¡A la mierda sus amigos, solo le interesaba Severus! La tensión en su cuerpo era desesperante, sus manos picaban y un sudor frío recorría su columna. ¿Por que le hacía esto? ¿Acaso no sabía que tenía ganas de tirarlo al suelo y comérselo a besos? ¿¡Acaso no sabía en que peligro se encontraba su integridad física!? ¿¡Y encima lo ponía a prueba!? Hubo un momento dado en que su serpiente se acercó a él, rodeando su hombro, tocándolo...Snape le cantó al oído y Sirius ardió en llamas.

Estaba decidido.

Severus Snape sería suyo.

Quisiera el mundo o no.

Lo deseaba tan malditamente que si no lo tenía iba a morir.

¡Joder, lo amaba!

Unos últimos acordes de la canción faltaron para terminar la actuación, y dichos merodeadores huyeron dentro del backstage. Sirius estaba pálido de la impresión, lo que le valió un golpe de su hermano.

- ¡Reacciona, Sirius!- chilló Regulus. Por alguna razón su amigo Crouch ya no estaba a su lado.- ¡Ve a por él, perro tonto!

Sirius miró de un lado a otro, pero los alumnos se habían empezado a amontonar alrededor del escenario. Aquello le enfureció porque no le permitía ir tras su serpiente y encima lo clamaban como si fuera suyo. Los profesores intentaron detenerlos, pero ellos se revolvían más y más. Cansado, Sirius hizo lo que tuvo que hacer. Tomando su varita lanzó un hechizo que lo dejo ciego unos segundos, pero que logró dispersar a la gente. Cuando entró tras las cortinas, encontró a sus amigos, más no a Severus. Sirius gruñó. ¡Tenía que encontrarlo! Así que saliendo del gran comedor, cogió el mapa del merodeador que siempre llevaba encima para vigilarlo y lo ubicó dirigiéndose al sexto piso.

"¡Espera, Canuto! ¡Me estás diciendo que tenías el mapa del merodeador todo ese tiempo pudiendo saber dónde estábamos, pero tú solo te dedicabas a acosar a Severus!- prorrumpió James, ofendido.- ¡Menudo amigo de mierda!

Sirius resopló y entrecerró los ojos.- No estás en posición de hablar, reno de tres al cuarto.

- ¡Soy un ciervo, imbécil! ¡Si ya lo sabes!

- Ah, pensé que eran el mismo animal.- Remus los frenó a los dos antes de que se ensalzaran en una pelea sobre la alfombra.- ¡Sigo!

- ¡Sigue!"

Transformado en Canuto, con sus cinco sentidos en alerta y el mapa agarrado en su hocico, fue en su búsqueda. Se habían acabado las persecuciones y vigilancias, era hora de actuar. Las huellas de Severus iban hacía el séptimo piso, Sirius rechinó los dientes. Era en ese piso dónde siempre perdía la pista del pelinegro.

"Mas le valdría a Severus tener una buena excusa para ir hasta allí." se dijo con molestia.

Dio varias vueltas, olisqueando las esquinas y encontrando su perfume en el aire halló un camino que le llevaba directamente a una pared vacía. Según el mapa, aquel era el último lugar en el que Severus había estado, y el mapa nunca miente.

"Necesito encontrar a Severus, necesito encontrar a Severus, necesito...¿Que demonios es esto?"

El Black jadeó en su forma de perro al ver como la pared se transformaba en una enorme puerta. ¿Sería esta la famosa sala de los menesteres? Sin dudarlo, Sirius entró. El panorama que se encontró fue sorprendente. Si podía describirlo con exactitud diría que se encontraba en un jardín lleno de rosas frescas y el aire que respiraba era puro. Y a unos metros de las flores, vio el cuerpo de Severus hecho un ovillo. Parecía dormido, sus mejillas estaban bañadas de lágrimas y abrazaba un objeto que reconoció como un trozo de periódico.

Sirius jadeó.

Era una foto del equipo de gryffindor cuando ganaron en la final y el partido salió de noticia en el profeta. Sin embargo, Severus había recortado la foto y en su lugar el único que ocupaba la portada era...él.

- ¿Snuffles?- medio dormido, medio despierto, Severus se inclinó hacia Sirius.- ¿Has venido a por mi? Al parecer eres el único que me quiere.

Y el Black supo que era momento de volver a ser él.

- ¿Qué...?- El slytherin retrocedió, espantado. Estaba pálido y desconcertado, así que ver al enorme perro transformarse en hombre, dio un grito de horror. Fue a peor cuando se dio cuenta de que era Sirius.- Tú...

- Así que era aquí donde te escondías.- le dijo Sirius cruzándose de brazos. Severus abrió la boca y agachó los ojos.- Por fin te he encontrado.

- ¿Que estás haciendo aquí, Black? ¿Eres Snuffles?- preguntó entre dientes. Eso irritó a Sirius.- ¿Quieres venir a burlarte de mi? ¿Eso pretendes?

¿Cómo?

El gryffindor estaba boquiabierto.

¿Eso pensaba Severus de él?

"Tampoco es que le hayas demostrado lo contrario, estúpido."- se regañó.

- Hazlo.- escupió Severus levantándose, pero su flequillo ocultó su mirada negra.- Búrlate de mi. Hazlo, así podemos acabar esto y seguir con nuestras vidas.

"Regresando al salón, Remus y James estaban bañados en llanto y miraban muy mal a Sirius.

- Eres un bastardo, canuto.- James sollozó más fuerte.- ¿Como has podido tratar a Severus de manera tan horrible todos esos años?

Sirius le tiró una almohada.- ¡No te hagas el santo!

- Es verdad, Cornamenta, eras uno de los peores.

- ¡Ya me disculpe con Snivellus!- chilló sorbiéndose la nariz.- ¡Y él me perdonó una vez que el hechizo de hombre lobo se fue y dejó de crecerme pelo!

Remus lanzó una carcajada mientras se limpiaba las lágrimas.

- Es por esas cosas que amo a Severus.- rió Sirius, y casi no logró esquivar el hechizo que James le envió.- Aunque sé que le hice daño, me he pasado todos estos años compensándolo. ¡Tenemos dos hijos juntos! Y creo que lo hago muy bien.- comentó con orgullo.

- Aghhh, asco.

- ¡Sigue contando!"

La voz de Severus era gélida, sin gracia y Sirius se maldijo a si mismo por tantos años perdidos y malgastados en bromas contra él.

- Eres un tonto, Snape.- soltó Sirius acercándose unos pasos.- Un tonto adorable.

Su cuerpo se paralizó.

- Y también muy imprudente.- siseó entre dientes.- ¿Como has podido, Severus? Mostrando y exhibiendo lo que me pertenece.

Ahora era otro quién se había perdido en la conversación.

- ¿D-de qué estás ha-hablando?- Lo miró fijamente.- ¿Se te ha ido la cabeza, Black?

Sirius acercó aún más su cuerpo hasta que estuvo a centímetros de Severus.

- ¿Te has vuelto loco?- su rostro era del color del tomate.- ¿Por-porque estás tan...?

- ¿No me quieres así?

Sus labios estaban pecaminosamente cerca.

- B-Black.- tartamudeó.- Si, definitivamente perdiste la cabeza.

- Severus...- inclinó su cabeza deseando probar sus labios rosados.-...Déjame besarte...

Sonrojado a más no poder, le golpeó en la cabeza.

- ¡Deja de burlarte de mi!

- ¡Auch! ¡No me estoy burlando!- gritó poniendo cara de dolor.- ¡Joder! ¡Eres muy fuerte para ser tan pequeño!

- Yo...yo no...

Tan pequeño y vulnerable, Sirius lo encontró aún más adorable y con ese traje que sus estúpidos amigos le habían puesto, resaltaba su sexy y delicado cuerpo.

- Quítate el traje.- murmuró Sirius comiéndoselo con los ojos.- Desnúdate.

- ¡Eres un maldito pervertido!

- ¡No lo soy!- tomó a Severus de los hombros y pegó sus labios a los suyos saboreándolo con placer.- Uhmmm, como pensaba, son muy suaves.

Para su sorpresa, Snape no lo rechazó, en vez de eso se lanzó a sus brazos y comenzó a besarlo desesperadamente. Obviamente, Sirius respondió sin esperas, rodeando su pequeño cuerpo y deleitándose con la piel expuesta bajo su ropa. ¿Como había podido vivir sin besarlo durante tanto tiempo? Severus gimió bajito contra sus labios al momento que Sirius decidió recorrer la piel de su cuello con los dientes. Antes de que Severus pudiera evitarlo, el Gryffindor lo tenía agarrado de su trasero y había hecho que rodeara su cintura con sus piernas. Con ello llegó una explosión que invadió cada uno de sus miembros.

- Oh, merlín.- gimió Severus frotando su erección despierta con la de Sirius.- ¿Esto se siente así?

- Si, eso parece, sí.- dijo sin aliento.

Él había estado con unas cuantas chicas, pero nunca con un hombre. Y ya sabía por que...

- Sirius, hazme el amor.- le pidió Severus con sus ojos negros suplicantes.- Ahora.

No tuvo que pensárselo mucho.

Como pudo se deshizo de todas esas ropas molestas, que se juró incendiar una vez que terminara de mimar a su serpiente, y se dedicó un segundo a admirarlo. Ahí Severus, ansioso y excitado, tumbado sobre la hierba del jardín, esperaba a que Sirius procediera. Él se posicionó entre sus piernas abiertas y con mucho cuidado, como si aún no se lo creyera, empezó a lamer su pecho lampiño y sus pezones rosados y duros. La lengua de Sirius jugueteaba con su placer, estremeciéndolo y haciéndole pedir más, aunque todo resultó ser nada comparable a cuando su mano se aventuró a tocar su polla despierta.

- ¡Merlín, Sirius!

- Abre más las piernas, Severus.- gruñó. Ni él mismo reconoció su voz.- Hazlo, cariño.

Él le obedeció.

Al parecer su serpiente era un gatito complaciente en la cama si sabías tocar y decir lo adecuado.

- Estoy muy caliente.- gimió revolviéndose en sus brazos.- ¿Por que estoy ardiendo, Sirius?

Si él estaba ardiendo, Sirius era fuego.

Black complació su propio miembro despierto y endurecido, necesitaba más, ir mucho más lejos.

- Voy a meterla, Severus.

"- ¡Ahhhhh!- chillaron Remus y James cortando la historia que los tenía en vilo.- ¿¡Sirius ha dicho que va a meterla!?

Hasta a Sirius se le sonrojaron las mejillas. Y Harry Riddle-Potter, escondido detrás de una pared de infraganti, tuvo que echarse agua para volver a su color normal y dejar el rojo perpetuo.

- Sois peor que unas niñas vírgenes, callaos ya.

- Perdónanos, Sirius.- le dijo Remus y con una sonrisa lobuna, que a Sirius le dio mala espina, soltó.- Pero si no nos callamos, ¿que vas a hacernos?

- ¡Ahhhh!- volvió James a chillar.- ¡No lo puedo creer! ¡Mi amigo es todo un hombre!

- Me hace sentir orgulloso.- El lobito se limpió una lágrima imaginaria de su ojo.- Nuestro Sirius-Serio Black ha crecido.

- ¡Desde hace mucho tiempo!- vociferó Sirius sirviéndose una copa para volver a ser el Black sexy de siempre y no una adolescente virgen contándole a sus amigas su primera experiencia sexual. El recordar todo aquello empezaba a excitarlo. Quería volver con Severus.- ¡Imbéciles!

- Oye, Sirius.- le llamó Remus.- ¿Es cierto que Severus fue tu primer hombre?

- Si.- admitió en un murmullo para su vergüenza.- Lo fue.

Las paredes sufrieron de nuevo los gritos chillones de dos de los merodeadores."

Severus lo miró unos segundos y cuando el Gryffindor iba a posicionarse, sintió una mano en su pecho. Temor invadió a Sirius, sin embargo Severus lo calmó al empujar su cuerpo y sentarse sobre su regazo.

- Hermoso.- susurró Sirius contemplándolo en todo su esplendor.- Muy hermoso.

Lentamente fue propinándole besos, lamidas y mordidas que dejaban huella en su piel, pero no le importó. Tener su cuerpo así, en busca de su deseo y placer, lo tenía al límite.

- Sev...- jadeó al intuir lo que su pequeña serpiente quería hacer.-...yo...

Él lo calló.

Tomó su miembro antes de mirarlo y saborearlo por fin entre sus bonitos labios.

¡Oh, merlín!

No supo cuanto tiempo estuvo delirando de placer, se notaba que Severus era aún inexperto, aunque no iba desencaminado. ¿Cuántas noches tendrían el uno con el otro para aprender? A Sirius se le olvidaron los cuerpos de sus antiguas amantes, ya no vio marcha atrás, desde ese mismo momento sus ojos serian solo para Severus.

- ¡Sev...! ¡Voy a...!- Lo hizo en su boca. Severus tenía un brillo en su mirada oscura que lo encandiló.- Vas a tener tu boca ocupada mucho tiempo, cariño. Ahora abre esas piernas para mi.

No tuvo que esperar a ponerse duro, fue echar un vistazo a su cuerpo otra vez y encenderse en ese mismo instante.

Sirius había practicado muchas veces en su imaginación, aunque para su asombro fue Severus quién lo guió. Y luego simplemente lo besó para que olvidara todos los pensamientos que le vinieron a la mente. Posicionándose comenzó a empujar despacio, Severus jadeó de dolor y esperó a que se acostumbrara. No fue mucho tiempo, unos minutos más tarde el Slytherin gemía descontroladamente y su compañero lo acompañaba en el vaivén que eran sus cuerpos.

- No puedo...no puedo más...- Severus lo abrazó y rodeó su cintura con sus piernas.-...¡Sirius!

- Severus.- gruñó antes de explotar en su interior.

Ambos se quedaron abrazados recuperando sus propias respiraciones y pensamientos. Sirius se acomodó en su cuerpo y descansó su cabeza en su pecho. Tampoco supo cuando se quedaron dormidos, pero fue como obtener oxigeno después de no respirar durante largo tiempo, así que descansó como nunca. Unas horas más tarde, Sirius despertaba, pero cuando quiso darse cuenta ningún cuerpo cálido lo acompañaba. Desesperado, se irguió buscándolo con la vista.

- Estoy aquí.- el susurro de Severus lo alertó. Estaba unos metros alejados de donde habían hecho el amor, hecho un ovillo y ya vestido con su ropa.- ¿Estás despierto del todo?

- Si.- suspiró sentándose y despejando su cabello de sus ojos.- También creo que he perdido diez años de vida. ¿Que haces ahí?

Tenía unas ganas tremendas de volver a abrazarlo.

- Me iba a ir ya.- dijo de pronto. Sirius abrió los ojos.- Solo quería hablar contigo una última vez.

- ¿De que estás hablando?- tragó en seco.

- Pronto nos graduaremos.- empezó Severus metido en sus pensamientos.- Ya no tendremos que vernos más, así que te pido que estos meses simplemente me ignores. No pido atención ni reclamos de ningún tipo. Yo sé lo que he hecho.- Sirius no cabía en sí...de la ira. Severus ocultó sus ojos tras su flequillo y lo enfureció aún más.- Solo haz como si esto no hubiera ocurrido. Y déjame vivir mis últimos días de Hogwarts con dignidad. Eso era todo lo que quería decir...- Con tristeza le dirigió una última mirada que le estremeció de pies a cabeza y rompió su corazón.- Ha sido una noche maravillosa, Sirius, pero está información no la uses para dañarme, ¿esta bien? Creo que hasta tú tienes un límite.

Severus recogió su abrigo negro y se dispuso a marcharse sin mirar atrás. Inmediatamente, Sirius reaccionó y levantándose desnudo fue hacía su pequeña serpiente para detenerlo. Lo logró antes de que traspasara la puerta y lo empujó dentro.

- ¿Que..?

- ¿Esas pociones tuyas te han hecho sordo o que, Severus?- le reclamó Sirius rodeando su cintura.- Te dije que iba tener ocupada tu boca durante mucho tiempo, ¿que crees que significa eso?

Él lo miraba como si le hubieran salido dos cabezas.

- Yo solo pensaba que eras un pervertido.- murmuró empalideciendo.- Suéltame, Sirius.

- ¡No!- De repente la habitación cambió de escenario y se transformó en una habitación con una cama enorme que dejó a Severus perplejo.- ¡Súbete a esa cama y desnúdate de nuevo!

El Gryffindor ordenaba muy furioso.

- ¿Que significa todo esto, Black?- sus ojos se empañaron.- ¿Es que no has jugado conmigo lo suficiente?

- Quién ha hablado aquí de jugar, ¿eh?- Sirius empezó a desabotonar su camisa y mientras lo hacía, gruñía y maldecía en voz baja.- Te estás tomando la situación por tu propia mano y ni siquiera has oído lo que pienso. Pero es mi culpa por no aclarar nada anoche.- Severus estaba tan atónito que le dejó hacer.- Mírame, pequeño...

- ¿Pe-pequeño?- se espantó.- ¿¡A quién llamas tu pequeño!?

- Oh, menos mal.- suspiró Sirius.- Pensé que había perdido a mi Snivellus.

- Me largo de aquí.- intentó soltarse.

- No...no, perdón.- se disculpó Sirius aferrándose a él.- Entiendo, no te gusta ese apodo.

- Eres un as, Black.- bufó.

- No hagas que azote ese bonito culo, cariño.- soltó. Y Severus apretó los labios, sin saber que decir.- ¿Te gusta la idea, Sev? Porque llevo soñando con la idea durante semanas.

- ¿Desde cuando...?

- ¿Desde cuando te deseo?- Sirius frunció el ceño.- Oficialmente estos últimos meses, aunque prácticamente ha sido desde que tuvimos nuestra primera pelea.- Severus se tensó.- Después de 533 peleas supe definitivamente que te amaba.

El mundo de Severus se le vino encima.

- Eso hace...

- Desde hace un año sé que te amo.- negó con la cabeza.- Pero lo estuve negando hasta hace poco. Cuanto tiempo perdido.

Severus tuvo que sentarse.

- No me lo creo.- dijo con sus ojos llenándose de lágrimas.- Esto no es una broma de los merodeadores, ¿no?

- Me duele que puedas pensar algo así de mí, pero me lo merezco.- dejó caer.- Haré malabares para que no te sientas inseguro de nuevo.

- No es un sueño, ¿verdad?- le preguntó tomando sus hombros.- No me va a despertar Lily, ¿cierto?

La mención de la pelirroja disgustó a Sirius.

- Evans.- gruñó.- ¿Estas saliendo con ella?

- ¿Que?

- ¿Te gusta?- graznó.- Porque si es así, tendré que matarla. No quiero que te fijes en nadie que no sea yo.

- Yo...no...Lily.- balbuceó avergonzado.- Es...es mi mejor amiga.

- Uhmm.- no estaba seguro.- Te creeré, sin embargo no permitiré que se acerque tanto a ti.

- ¡No puedes impedir eso!

- ¡Claro que puedo!

- ¡No, no puedes, Lily es mi amiga y la abrazaré siempre que quiera!

Sirius gruñó más.

Su serpiente había ganado la batalla esta vez...y las próximas.

- Oye, Severus.- empezó no queriendo preguntar.- ¿Tu eras virgen?

Él se sonrojó.

- No, no lo era.- dijo directamente. Sirius sintió un calor horrible en el estómago que se extendió por sus músculos. No tenía derecho a cabrearse, él era suyo, pero le enfurecía que hubiera habido otro en su vida.- ¿Eso te molesta?

- Si...bueno...- hizo una mueca, furioso.- Se me pasará. Simplemente es que no sé como llevar mis sentimientos. No me gusta la idea de verte con nadie y menos imaginarte con nadie. La simple idea me enfurece.

- No tienes que pensarlo.- se apresuró a decir.- Fue hace mucho. Además, tu tampoco eres precisamente un santo, Black.

- Bueno, pero...- Severus alzó una ceja negra.- Lo siento.

- Que tonto eres.- rió graciosamente y a Sirius se le disipó el enfado de golpe.- Me parece que estoy soñando.

- No lo estas.- Sirius se cruzó de brazos.- ¿Acaso no vas a decírmelo?

- ¿Como?- inclinó la cabeza.

- ¿No me amas?- formó un puchero.- ¿Me amas?

Aquello era lo que más le preocupaba.

Y fue en ese momento que Sirius recibió la sonrisa más bonita de los labios de Severus.

- Si, te amo, Sirius.- confesó.

"Es hermoso. ¡Merlín! ¡Cuanto lo amaba!"

No salieron de esa habitación por dos días.

Mientras tanto los merodeadores se enjuagaban los ojos de la emoción. Sobre todo Sirius al recordar la bella sonrisa de su querido esposo que continuaba encandilándole hasta el día de hoy.

- No puedo con los finales felices, no puedo...- lloriqueó James.

- Eres un llorón, Cornamenta.- se quejó Remus tomando un pañuelo.- No sé porque la historia de Severus y Sirius nos ha conmovido tanto.

- Yo tampoco.- respondió.- Parece una pareja ajena a nosotros. El frío Severus y el perro Sirius enamorados.

- ¡Estoy aquí!- les lanzó su pañuelo desechable.- No sé como sois mis amigos. Y yo que pensaba que fui inteligente al escogerlos como tal. He errado.- se limpió una lágrima ficticia.- Madre, perdóname.

La chimenea sonó de pronto.

- ¡No la invoques, Sirius!- Regulus Black salió limpiándose los trozos de cenizas de su perfecto traje seguido de un sonriente Peter Crouch.- Aghh, odio estos viajes.

- ¡Hola chicos!- los saludó. Remus y James se abalanzaron encima de Peter y lo abrazaron fuertemente.- ¿Que ha ocurrido?

- Hemos oído una historia de amor preciosa.- lloriqueó.- Lo peor es que el protagonista es Sirius, pero vale la pena.

Les hicieron un resumen de todas las historias que habían contado con ciertos detalles jugosos que sonrojaron a Peter y asquearon a Regulus.

- Que asco.- escupió.- Me niego a imaginar a mi querido cuñado y al estúpido de mi hermano en la posición del misionero.

- ¡Pudiendo imaginarme en cualquiera y eliges esa posición!- chilló Sirius.- Severus y yo hacemos más cosas como...

- ¡Ahhh!- se tapó los oídos. Un segundo después una luz entró por la habitación, era del ministerio y para Regulus.- Disculpadme un momento.

Vieron como desaparecía.

- Es precioso, Sirius.- Peter se limpió una lágrima.- No creí que fueras así de romántico.

- ¡Lo soy!- se indignó.

- Bueno, bueno...a todo esto de recordar el pasado.- James se recompuso y miró a su amigo.- Oye, Sirius. ¿Como hacías para meterte todas las materias en ese pequeño cerebro que tienes si no estudiabas para los exámenes hasta el día anterior?

Sirius lo observó con petulancia.

- Soy un Black.

James, Remus y Peter bufaron e hicieron sonidos vulgares para burlarse mientras bajaban los pulgares.

- Eres un maldito presumido.- resopló Colagusano.

Unos minutos más tarde regresó Regulus, quién había visto a Harry escondido y le había prometido guardar el secreto.

- Perdón, esos inútiles de corporaciones Black no saben hacer nada sin mi. ¿Son demasiados números para ellos o qué?

Sirius resopló.

- ¿Cómo haces para meterte todos esos malditos números?

Él los miró como si fueran tontos.

- Soy un Black.

De tal perro, tal hermano.

- ¡Que merlín nos ampare!- dijo Peter mirando al cielo mientras los hermanos Black eran bombardeados por más almohadas.

- ¡Es tu turno, Peter!

Gritó Sirius para desviar la atención.

¡Que merlín lo amparara!

Notas finales:

¡Hasta la próxima! 


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