Lo primero que percibió fue el timbre de voz de Daniel.
Gritaba. O más bien hablaba a los gritos.
-Jerónimo? -preguntó suavemente la voz de Pablo y cuando Jerónimo parpadeó, Pablo giró y gritó -Ya está bien! ya despertó! te dije que había sido un desmayo! cuelga, dile a los de emergencias que no los necesitamos.
-ESTÁS SEGURO? MEJOR QUE VENGAN Y LO LLEVEN AL HOSPITAL! TAL VEZ TIENE ALGO GRAVE! -chilló el mayor.
Jerónimo se sentó en la cama.
-Ya estoy bien! -vociferó el pelinegro y Daniel apareció corriendo con los ojos como platos y el rostro pálido por el susto.
-Desayunaste? -preguntó dulcemente Pablo mientras le acomodaba el cabello y le acariciaba el rostro, y cuando el pelinegro negó, el rubio se paró con las manos en la cadera y miró serio a Daniel.
-Será mediodía en unos minutos y el chico sigue con el estómago vacío. Por qué no lo alimentaste? Está creciendo, necesita algo en el estómago!!!
Daniel se estrujó las manos, culpable y volvió a salir corriendo.
Si señores!!! Jerónimo era el menor del clan y aunque contaba con 22 años, lo trataban como si fuera no solo minusválido sino con algún problema de maduración mental también.
Pablo se sentó a su lado y le masajeó el cuello.
Se escuchó la puerta de entrada y luego la voz de otro de sus mayores.
-Qué pasa?
-Jerónimo se desmayó y creo que podría tener algo muy grave -chilló Daniel y por la forma de hablar parecía que también lloraba.
Apareció Francisco en la entrada, los ojos inmensos.
-Jerónimo que pasó?
El pelinegro abrió la boca para contestar pero Pablo se paró y explicó, totalmente fuera de si.
-Es mediodía y el niño sigue sin desayunar. Le debe haber bajado el azúcar. Daniel descuida al niño.
-No lo descuido -jadeó el mayor apareciendo con una taza de café con leche y varias masas dulces en una bandeja. Temblaba tanto que la infusión estaba más sobre el platito que dentro de la taza.
Jerónimo no objetó nada, estaba acostumbrado a ser el centro de atención, había normalizado que todos lo trataran como si fuera de cristal.
Francisco se sentó en la cama en el lado derecho de Jerónimo, Pablo en el izquierdo y Daniel se puso de rodillas frente a él y ninguno le quitó la vista de encima hasta que el menor terminó todo el desayuno.
-¿Será que se impresionó por lo que le conté del asesino?
-Si fue por eso, entonces estás criandolo mal. Eso te pasa por tratarlo como nenita siempre.
-YO? -chilló en voz finita mirando directamente a los ojos al rubio, sin poder creer lo que escuchaba -ustedes también lo malcrían, no soy solo yo.
-Tu eres el que pasa mas tiempo con él.
-Le contaron del asesino? ¿no es muy chico para enterarse de esas cosas? -opinó Fran observando como el menor terminaba de meter la última masa en la boca.
-A quien mataron? -habló por fin el pelinegro, con la boca llena, mirando a Pablo.
-A NADIE! -respondieron al unísono Daniel y Francisco, pero Pablo sentía que parte de cuidarlo era también mantenerlo atento a cualquier extraño.
-Hay un loco suelto, Jerónimo. Por eso nos preocupamos tanto anoche cuando no te encontramos. El tipo atacaba en el lado oeste de la ciudad pero esta madrugada se produjo un asesinato aquí y es el mismo modus operandi: lo decapitaron y le extrajeron el corazón.
-PABLOO!!! -gritaron Daniel y Francisco horrorizados.
-El niño tiene que saber todo para que pueda estar alerta. No tenemos nada, Jerónimo. Lo poco que sabemos es que actúa sin piedad, es un loco sanguinario. Los cortes son limpios, se moviliza en un vehículo grande que le facilitara llevar las armas para realizar su trabajo. Los lleva a zonas montuosas y ahí mismo realiza su trabajo. Encontramos huellas de neumáticos y ya mandamos la información para compararla con el de los últimos casos del lado oeste de la ciudad donde estuvo éste paria, pero estoy casi seguro que saldrá positivo. Algo me dice que es el mismo monstruo.
"vehículo grande"
Jerónimo recordó la camioneta y se tragó el vómito que le subió por la laringe.
Miró a sus mayores... ¿sería conveniente que les dijera que había cogido con un extraño dentro de una camioneta con cuchillos colgantes?
Tal vez había sido una coincidencia.
¿Qué posibilidades había de que hubiese cogido con el asesino y se salvara de ser su presa?
Le había dado su número de celular!!!!
Intentó no hiperventilar porque ahora los tres mayores estaban discutiendo sobre si era o no conveniente que se traumara al "niño" de esa manera. ok. Tal vez el castaño no era un asesino. ¿Qué mas recordaba? el hombre le había dicho que tenía un fetiche con los tatuajes!!! es más! recordó que el extraño había prendido la luz de su celular y buscado más dibujos en su pecho!!
-Qué características tienen los muertos?
Pablo volteó a mirarlo y Daniel se tiró sobre su niño, tapándole los oídos.
-NO LE DIRÁS NADA MÁS!!! LE PROVOCARÁS UN ANEURISMA -gritó y de nuevo se pusieron a discutir.
Jerónimo se levantó con cuidado y pasó por el medio de ellos tres que ahora se gritaban a la cara: Pablo defendía su posición de que el menor tenía que estar informado, Daniel quería encerrar a Jerónimo en un cuarto y no dejarlo salir hasta que madurara y Fran creía que eso era lo más correcto y apuntaba que debería estar bajo llave unos diez años más.
El pelinegro llegó a la cocina, tomó la computadora y buscó todos los datos que se sabían del "Asesino sanguinario" leyó todo casi ido, con las piernas temblando, pidiendo a todos los santos que le venían a la mente no encontrar ningún otro detalle que concordara con el castaño.
Los datos ingresaban al cerebro como dagas: "ataca solo a hombres" "usa cuchillos de carnicero o escarpelos de cirujano" "sus víctimas eran menores de 30 años" "el último muerto poesía un tatuaje"
Daniel, Pablo y Fran dejaron de discutir cuando escucharon el cuerpo de Jerónimo rebotar en el piso.
***
Tomás se removió en la tierra, se irguió y caminó hacia el lugar de reunión. Cuando ingresó ya había cuatro más sentados alrededor de una mesa redonda.
Todos lo miraron y esperaron a que el castaño ocupara su lugar.
Se levantó uno de ellos y los miró a los ojos.
A cada uno.
Luego habló: -Anoche mataron a otro de los nuestros.
y se levantó un murmullo encolerizado.
***
Tomás salió del recinto y se paró en la oscuridad del lugar a mirar el cielo estrellado, aun respiraba agitado por el odio que le martillaba los sesos.
El que había estado dirigiendo la reunión se aproximó y lo abrazó desde atrás.
Tomás le acarició las manos y luego las apretó con fuerza.
-Estoy seguro que el niño de anoche tiene algo que ver.
-Pero dijiste que los tatuajes no concordaban.
-No concuerdan. Pero ese amanecer, juro que ese hombre se me escapó por esa zona y estoy casi seguro que se metió en esa casa.
-Escapaba de ti amor. No te martirices, estabas débil, tal vez viste mal.
Tomás miró su camioneta estacionada en un lateral.
-Carlos, creo que la pista es el niño. Lo seguiré.
El hombre lo volteó y le besó los labios, Tomás sintió un leve dolor cuando los dientes le mordieron la lengua e hizo lo mismo con su amante. Se abrazaron más fuerte mientras el sabor metálico les invadía la boca. Toimás suspiró elevando el rostro, el mentón ensangrentado, y dejó que su hombre jugara sobre su cuello a mordisquearlo mientras metía la mano por la cintura del pantalón y lo tocaba. Tomás lloró en silencio por otro compañero caído y su hombre lo abrazó fuerte para consolarlo cuando se dio cuenta de que sus caricias no podrían apartar al castaño del odio y el dolor.
Eran tiempos oscuros.
Eran tiempos de matanzas.
Eran tiempos difíciles y todo indicaba que las cosas empeorarían antes de mejorar.