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TomEdd Week 2019 por black_leger

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Aplasto la lata de cola y la arrojo al contenedor en un enceste perfecto considerando la distancia desde la cuál la había arrojado, era un buen día para permanecer fuera y pasarlo perdiendo el tiempo sentado en aquella banca del parque mirando las nubes sobre su cabeza e intentando encontrar formas en ellas, pero tenía planes para ese día y sencillamente no quería continuar posponiéndolos como lo había hecho hasta ahora.

Metió las manos en los bolsillos de su pantalón y comenzó a caminar despreocupadamente por el parque mientras disfrutaba de la tranquilidad que aquella hora del día le podía ofrecer, en cinco años tantas y tan pocas cosas habían cambiado que se sentía como un desconocido que se encuentra descubriendo una ciudad que solo había conocido por imágenes y relatos de ella,  era una sensación extraña pese a que había pasado la mayor parte de su vida viviendo en aquel lugar, sin embargo, también le emocionaba aquello, se sentía dentro de una aventura en la que buscaba completar sus recuerdos faltantes, pero esa maña no vagaría como lo había hecho los últimos días, quizás más tarde, había visto un nuevo restaurante que se veía prometedor en donde alguna vez hubo un tienda de algo que no podía recordar en aquellos momentos.

Con paso tranquilo salió del parque y comenzó a andar hacia el auto que había rentado solo deteniéndose frente a un aparador para observar su reflejo e intentar arreglarse un poco, una buena presentación seguramente haría la diferencia entre obtener lo que quería o no, había varias canas en su cabello que poco se molestaba en tratar de ocultar, aunque quizás le hiciera falta un corte de pelo, pero tampoco era que lo necesitara de urgencia, lo que posiblemente si debió haber considerado fue rasurar su barba que le hacía ver mayor de lo que realmente era, hizo un par de gestos con sus manos imitando a un oso antes de soltar una carcajada y continuar con su camino, ignorando las mirada curiosas y quizás desaprobatorias que le dirigían desde el interior de aquella tienda.

Siempre encontró divertida la forma en que los niños solían compararlo con un oso y como solían salir corriendo esperando que no los atrapara mientras que él gruñía e imitaba algunos gestos de ese animal, sin duda eran momentos que no olvidaría, amaba cuidar a los hijos de los amigos de Tord, a esos niños que posiblemente pasaron más tiempo con él que con sus padres. 

A todos siempre les pareció sorprenden lo bueno que era con los niños, tal vez porque era lo último que alguien hubiera esperado de él, pero todos esos años trabajando como niñero durante su adolescencia le habían dado bastante practica tratando con ellos, oficialmente y hasta que salió de casa, fue la niñera de la mayoría de sus vecinos, lidio con cada tipo de niño que pronto aprendió varios trucos para cuidar de ellos, sin embargo, aun con toda aquella experiencia que la mayoría de la gente siempre le digo que le serviría para convertirse en un padre ideal, nunca se sintió listo para ser uno, aquello era una responsabilidad demasiado grande para alguien como él.

Tarareo al caminar en un intento de distraerse de todos esos pensamientos que le obligaban a pensar como aquel detalle que siempre le pareció tan insignificantes fue el comienzo de una serie de sucesos que terminaron con su matrimonio; no podría decir que se arrepintiera de lo sucedido, ni que sintiera que había tomado una mala decisión, paso lo que tenía que pasar y ambos se separaron en tan buenos términos como habían podido, aquellos aun continuaba doliendo demasiado aunque actuara como si apenas le hubiera afectado, pero la vida continuaba y él no se quedaría estancado, ni amedrentado por una relación que había decidido terminar por su propio bien, nunca lo hizo antes y no empezaría ahora.

Llego hasta su auto y observo sus manos sobre el volante, en su anular aún quedaba la marca del anillo que había portado por tanto tiempo, diez años de relación terminados por una tontería pensó antes de arrancar el motor.

Tord deseaba una familia, hijos que continuaran con lo que consideraba su legado, pero él no podía darle algo como eso, hubiera sido un horrible padre y un ningún niño merecía algo como eso.

Por casi dos años fueron un matrimonio perfecto, las fallas de uno siempre eran cubierta por el otro, sus tonterías, las misma que desde siempre hicieron juntos se mantuvieron ahí al igual que sus peleas que en general comenzaban por pequeñas ridiculeces, eso era lo que le daba un toque tan especial a su relación, aquellas peleas que terminaban en competencias sumamente absurdas por establecer quien era el que tenía la razón, pero las cosas cambiaron cuando aquella idea de que tuvieran hijos comenzó a arraigarse en la mente de Tord, aquello hizo que terminara por llegar a odiar la forma en que Tord estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de conseguir lo que deseaba. A diferencia de sus absurdas peleas de siempre que terminaban uniéndolos más o que se solucionaban con pequeños detalles para hacer feliz al otro, sus discusiones sobre formar una familia (¡ellos ya eran una maldita familia!, siempre se lo dijo y Tord simplemente lo ignoro), terminaron haciendo que comenzaran a separarse sin que siquiera lo notaran o pudieran hacer algo para remediarlo, Tord comenzó a usar su trabajo como una excusa para mantener distancia entre ellos, eso fue, sin duda excelente para su carrera, pero no para él que trabajaba desde su hogar por lo que podía permanecer días o semanas solo y encerrado en aquella enorme casa que compartían, en aquel lugar no tenía amigos ni conocidos, ni a nadie de su edad con quien pudiera hablar, a pesar del tiempo que paso en aquel país del norte, nunca logro aprender del todo el idioma así que mantener cualquier tipo de conversación le fue prácticamente imposible, sus amistades se limitaron a sus viejos amigos con los que se mantenía en contacto en línea y por un tiempo eso funciono, pero no podía pasar todos los días robando su tiempo solo porque se sentía solo.

Al final la relación entre él y Tord termino volviéndose tan distante y fría que sencillamente parecían dos desconocidos viviendo bajo el mismo techo.

Realmente intentaron que funcionara cuando se dieron cuenta de cuanto daño se había hecho el uno al otro, pero fue imposible recuperarse de la herida que aquella separación había provocado entre ellos, incluso si Tord había continuado intentándolo aun en sus últimos días juntos, él no pudo hacerlo, no podía continuar en aquel país, ni en aquella casa se volvió una prisión y tampoco pedirle a Tord que renunciara a todo aquellos que había logrado en todo ese tiempo, de todas formas, dudaba que lo hubiera hecho.

A lo lejos diviso el comienzo de su viejo vecindario en los suburbios, nada parecía haber cambiado en todo ese tiempo que permaneció lejos de aquel lugar y eso provoco una sonrisa nostálgica en su rostro que fue acompañada de cierta ansiedad ante lo que esperaba encontrar.

Había tenido que vender su viejo hogar y muchas de sus cosas habían sido dejadas atrás, simplemente eran recuerdos que no era posible que pudiera llevar consigo por lo que había guardado cuidadosamente aquellas cosas en el ático con la vaga esperanza de que el próximo dueño las hubiera encontrado interesante y decidiera conservar algunas de ellas, ahora tenía una ciega fe en poder recuperar al menos aquel álbum de fotos que había decidido abandonar demasiado herido por su contenido como para llevarlo consigo, era sorprendente lo que poco más de cinco años eran capaces de sanar, como un corazón roto por el injustificado odio de quien que alguna vez fue una de las personas más importantes de su vida.

Matt había insistido demasiado que intentara volver a contactarse con Tom, incluso pasando horas hablando sobre él aun cuando nunca pidió que lo hiciera, escucharlo siempre fue agobiante, pero nada que una falsa sonrisa no pudiera ocultar y Matt nunca se dio cuenta de eso o quizás lo hizo, no lo sabía con certeza, tan solo tenía una ligera sospecha, ya que al final, cualquier tema que involucrara a Tom dejo de aparecer en sus conversaciones.

No era que alguna vez Tom dejara de importarle, de hecho, aun continuaba haciéndolo, siempre lo hizo, pero él le había dejado las cosas claras la última noche que se vieron y su deseo quedo más que confirmado los días posteriores a aquel encuentro. Había mantenido la esperanza de al menos recibir una llamada que le dijera que todo lo que había ocurrido esa noche, no había sido más que un malentendido, que se había equivocado y que Tom no lo quería lejos de su vida, pero esa llamada jamás llego, se hubiera conformado incluso con un mensaje de texto de al menos un par de palabras. 

Paso semanas cuestionándose tantas cosas sobre ellos que llego a un punto en el que todo perdió sentido y una de las peores verdades de su vida le fue revelada.

¿Alguna vez fueron realmente amigos?

Aun ahora, prefería no pensar mucho en la respuesta que dicha pregunta traía consigo.

Finalmente llego a su destino y estaciono el auto justo frente a su vieja casa, nada parecía haber cambiado desde la última vez que estuvo en aquel lugar, ni siquiera el hogar de sus vecinos parecía haberlo hecho, lo cual le hizo preguntarse si Mark aun continuaría viviendo en aquel lugar, de sus viejos rivales solo él había decidido quedarse, mientras que Eduardo y Jon tomaron su propio rumbo, era extraño pensar como en sus últimos meses en aquel vecindario logro llevarse lo suficiente bien con ellos como para que se convirtieran en personas realmente apreciadas por él y con las que un continuaba manteniéndose en contacto.

Quizás este año tomaría la palabra de Eduardo de acudir a pasar la navidad con su familia, sin duda sonaba como un plan más tentador que pasar aquella festividad solo, además, era bastante probable que Matt también se encontrara ahí, sería realmente agradable pasar aquellas fiestas rodeado de viejos amigos y gente que si le deseaba a su alrededor.

Con paso decidido comenzó a andar por aquel corto camino a la puerta mientras repasaba mentalmente el pequeño discurso que había planeado dar al nuevo dueño de la casa para intentar convencerlo de devolverle sus pertenencias en el ático, si es que no la había decidido tirarlas a la basura, solo esperaba que hubiera alguien en casa.

Podía escuchar música venir del interior de la casa lo cual era un alivio ya que al menos su viaje no había sido en vano. El sonido del timbre hizo que la música parara y comenzara a escuchar el sonido de un mueble arrastrándose y pasos que se dirigían a la puerta, tomo una bocanada de aire y sonrió con simpatía.

—Buen... —las palabras murieron en su boca y la sonrisa se desvaneció de su rostro mientras el fugaz pensamiento de asesinar a Matt llegaba a él—. Mierda —mascullo más para sí mismo que para la persona frente a él.

No dudo en darse la vuelta completamente dispuesto a salir de ahí lo más rápido que le fuera posible y regresar a su hotel, eso no estaba ni medianamente cerca de estar en sus planes, ¿por qué él, de todas las personas, se encontraba en aquel lugar?

—¿Edd?

No se giró ni dejo de caminar, simplemente hizo un gesto con la mano en forma de reconocimiento y afirmación.

—¡Espera!

Rodó los ojos y dejo a andar, no porque quisiera si no por el agarre en su muñeca de una mano sudorosa que parecía temblar.

—Las cosas quedaron suficientemente claras la última vez que nos vimos, ¿no lo recuerdas? —dijo antes de tirar de su brazo esperando liberarse del agarre, cosa que para su decepción no funciono.

—Por favor, solo dame unos minutos.

Podía irse, le sería realmente fácil liberarse del agarre Tom y no volver a pararse nunca más en aquel lugar, pero su voz..., esa era la única cosa que lo estaba deteniendo de dar otro paso, nunca antes había escuchado a Tom tan ansioso y desesperado.

—Solo unos minutos —pronuncio con desgano maldiciéndose a sí mismo por su debilidad ante aquella voz inundada de angustia.

Tom sonrío, algo que no había visto en mucho tiempo y tras lo que se sintió mucho más largo de lo que debería, finalmente libero su muñeca.

Entro en la casa y comenzó a caminar en dirección a la sala mientras un sentimiento de alegría e incredulidad se apoderaba de él. Había algunos muebles nuevos y algunas cuantas fotografías recientes ocupaban el espacio que otras habían dejado atrás, pero en esencia, la casa se conservaba tal y como la recordaba, era reconfortante, tanto, que solo deseaba arrojarse sobre el sofá, estirarse y fingir que el tiempo no había pasado, sin embargo, sabía que no podía hacerlo, ese ya no era su hogar.

—¿Quieres algo de beber?

—Claro.

Tom fue a la cocina y volvió con dos latas de cola antes de sentarse en la esquina opuesta del sofá.

Abrió la lata y comenzó a beber con lentitud, no quería ser el primero en hablar, después de todo y aunque tuviera demasiado que decir y preguntas que hacer, no era él quien había rogado por ser escuchado y ahora que aquel breve deslumbramiento que había experimentado al encontrarse en un ambiente tan familiar, finalmente había pasado, no estaba seguro si realmente deseaba escuchar, sinceramente estaba reconsiderando seriamente su decisión de haber aceptado aquella invitación.

—Escuche lo que paso con Tord..., lo lamento.

—¿Tu? ¿Enserio? —quizás fuera la forma sarcástica y burlesca en que lo dijo, pero pudo notar como sus palabras parecieron incomodar a Tom que sobo nerviosamente sus manos, seguramente no tardaría en sacar su licorera y comenzara beber, pensó rodando los ojos, Tom siempre solía beber cuando comenzaba a ponerse ansioso.

Soltó un pronunciado suspiro mientras se reprochaba a si mismo por su aptitud.

—¿Quién te contó? ¿Matt?

Le fue inevitable preguntar, había mantenido todo lo relacionado a su separación tan oculto como había podido, incluso lo oculto de Matt que solo sabía que se encontraba ahí de visita, pero Tord también hablaba con él, así que era sencillo de asumir que había hablado con Matt y luego él se lo había contado a Tom, después de todo, Tom solo había cortado comunicación con él y Tord, al menos hasta donde sabia.

—Te sorprenderías —hablo Tom reclinándose en el sofá y mirando al techo con la vista perdida—. Tord me llamo.

—Bueno, eso fue algo inesperado, pensé que ustedes no hablaban desde que te fuiste de la casa.

—No hablábamos, también me sorprendió, ni siquiera hubiera imaginado que conservaría mi número.

Aquella declaración sin duda despertaba su curiosidad, la última vez que Tom y Tord habían hablado (si es que encontrarlos discutiendo y gritándose se le podría llamar hablar), fue el día que Tom se marchó de la casa, desde ese día ninguno volvió a dirigirse la palabra; nunca supo porque habían peleado y tampoco creyó que su discusión fuera algo realmente serio, en ese momento solo pensó que había sido una pelea más, como muchas otras que había tenido desde que podía recordar, fue por eso no le dio verdadera importancia, cuando Tom no llego aquella noche, solo pensó que había decidido salir a beber y Tord lo convenció de que no debía preocuparse, después de todo no era la primera vez que hacía algo como eso, lo que nunca imagino fue que unos días más tarde llegaría a casa solo para encontrar que la mayoría de las cosas de Tom habían desaparecido y luego se enterarse de que había decidido mudarse sin ningún tipo de razón.

—¿Sigues teniendo el mismo número de teléfono? —esa era quizás las más estúpida e irrelevantes de las preguntas que pudo haber hecho a alguien con quien ni siquiera había tenido contacto en casi seis años, pero era la que menos incomodidad le causaba de todas las que se formulaban en su cabeza en aquellos momentos.

—No he tenido motivos para cambiarlo. Supongo que pudimos haber hablado todo este tiempo. 

—Cambie mi viejo número hace tiempo y borre el tuyo, era la única forma de evitar que continuara molestándote, ya sabes, nunca he sido bueno recordando números largos.

—¿Lo hiciste?

La decepción en aquel tono decaído de Tom, lejos de causarle simpatía, lo enfurecía, ahora más que antes deseaba irse de aquella casa para no volver, fue un error haber no marcharse a su hotel cuando tuvo la oportunidad.

—¿Esperabas otra cosa?

Tom jugueteo con el borde de su vieja sudadera mientras trataba de contenerse así mismo, sabía perfectamente que toda aquella situación era su culpa, que debía estar agradecido de que Edd siquiera hubiera aceptado hablar con él tras lo sucedido la última vez que se había visto, Matt se lo había echado en cara todos esos años, incluso Tord lo había hecho y no de la manera más agradable el día siguiente al que Edd se marchara de su departamento y durante aquella última llamada entre ambos.

—No, supongo que no es algo que debería sorprenderme. Fui un imbécil.

—Te tomo bastante tiempo darte cuenta.

—Siempre lo supe, solo que finalmente puedo admitirlo. ¿Es demasiado tarde para disculparme por esa noche?

Lo era, pero una disculpa no era lo que él había deseado todo ese tiempo y de hecho era lo que menos le importaba, lo único que quería eran respuestas, incluso después de todo aquel tiempo.

—Una disculpa no va arreglar nada, Tom, pero si tanto deseas escuchar un "te perdono", ya lo tienes —suspiro tallando su entrecejo mientras contemplaba la posibilidad de marcharse—. Ahora que escuchaste lo que querías oír, supongo que me iré.

Los ojos de Tom se abrieron y su labio inferior tembló, antes de sacudir su cabeza en una violenta negativa y que le tomara nuevamente de su muñeca permitiéndole sentir lo mucho que su mano se encontraba temblando, no era la primera vez que veía a Tom llorar, pero sin duda era la primera vez que se sentía terriblemente diferente, tanto, que resultaba preocupante.

—¿Sabes? He pasado lo últimos años intentando cambiar, incluso he logrado mantenerme sobrio los últimos cuatro años, pensando que si alguna vez volvíamos a vernos de nuevo pudieras ver en mi algo más que un patético borracho incapaz de cuidar de sí mismo.

—¿Patético borracho? —pregunto antes de soltar una carcajada amarga—. ¿Realmente crees que esa era la forma en que te veo?

No sabía si encontrar gracioso o terriblemente triste que Tom creyera que eso era lo que pensaba de él, pero si eso había servido para que finalmente hiciera algo sobre su problema con la bebida, podía encontrar un poco de consuelo en que al menos esa mentira hubiera servido para algo bueno.

—Idiota. Eres un maldito idiota, ¿lo sabias? ¿Todo esto sucedió por una idea tan estúpida?

—No —dijo mientras que en su garganta comenzaba a formarse un nudo que amenazaba con dejarlo sin habla, Tord se lo había dicho en aquella llamada, esta sería su última oportunidad para dejar de ser un maldito cobarde y hacer algo bien al menos una vez en su vida. Su última oportunidad, si la arruinaba Edd desaparecería de su vida nuevamente, pero en esta ocasión no habría segundas oportunidades, cerro los ojos aterrado por lo que sucedería mientras que en su mente comenzaba a plantearse el peor de los escenarios—. Si esa noche... —se quebraría, las palabras se negaban a querer salir de su boca, pero tenía que hacerlo, solo debía completare aquella frase—, si esa noche te hubiera dicho que te amaba... que incluso ahora lo sigo haciendo...

Una broma, solo eso podía ser, quizás había escuchado mal, quizás se estaba malinterpretado aquella declaración.

—Ver lo feliz que eras con Tord y saber que nunca seria yo quien te hiciera sonreír de esa manera. Cada día era peor que el anterior y luego me mostró el anillo, me hablo de cómo se irían lejos y no pude soportarlo más...

—¿Cuánto tiempo? —pregunto sin atreverse a mirar a Tom que había comenzado a llorar, deseaba consolarlo, pero tenía miedo de hacerlo.

—Demasiado.

Demasiado no era una medida exacta, se conocían desde niños, siempre estuvieron juntos. ¿Cuánto era tiempo era "demasiado" para Tom? ¿Su infancia? ¿Su adolescencia? ¿Su adultez?

Demasiado, ahora era una palabra que parecía el sinónimo de una tortura, pero, ¿qué debía hacer ahora? ¿Ignorar lo mucho que Tom lo había herido esa noche? ¿Ignorar todos esos años preguntándose lo que había hecho mal para ser odiado, por alguien que siempre fue una de las personas más importantes de su vida? ¿Ignorar que hasta hacia algunos meses se encontraba felizmente casado con alguien con quien pensó, pasaría el resto de su vida?

Si las cosas fueran sencillas, si los sentimientos no fueran tan dolorosos y todo fuera tan sencillo de perdonar y olvidar, la respuesta sería un: sí, pero las cosas no eran así.

No iba a negar que al menos en una etapa de su vida realmente se enamoró de Tom, pero jamás correspondió a sus avances, nunca le demostró que podía tener la más mínima esperanza de ser correspondido, por eso cuando Tord comenzó a mostrar cuan interesado se encontraba en él, no pudo evitar amarlo de la misma forma en que lo hubiese hecho con Tom, si al menos le hubiera dado la más mínima señal de que podrían ser algo más que solo amigos.

—Desearía que me hubieran dicho esto tantos años antes, ni siquiera hubiera dudado en decirte que sí, pero...

—Pero es demasiado tarde —esas palabras se sentían como el ultimo clavo del ataúd que había construido para sí mismo.

—Nunca dije eso —podía darse otra oportunidad, no ahora que todas aquellas viejas heridas se habían abierto nuevamente y que a las más reciente aún les quedaba tiempo para sanar—, pero podríamos empezar siendo amigos nuevamente.

—¿Podríamos? —pregunto con timidez mirando a Edd sonreír con cierta melancolía, haciendo que por unos breves segundo su corazón pareciera detenerse, finalmente podía sentir como suya aquella sonrisa que había amado por tanto tiempo y que comenzaba a hacerle creer que todos aquellos años de silenciosa agonía habían valido la pena tan solo por provocar aquella sonrisa que jamás se sintió digno de merecer.

—Nada nos impide intentarlo. 

Notas finales:

Bueno, espero que haya disfrutado con este final que sera la única historia con continuidad en toda esta week. 


En fin, me gustaría saber sus comentarios sobre ella. 


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