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Historias perv-didas. por SigmaIII

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Notas del capitulo:

Hola, capítulo final de cuentas pendientes. Aquí Sherlock y Stanley continúan conversando para llegar a un acuerdo. Este es el último capítulo de esta historia. 

Saludos especiales a Adid, por darme ánimos para seguir. 

III. Cuentas pendientes.

 

Tras una animada charla, casi llegaban a un acuerdo. 

 

-¿Stan quién sospecharía de dos inofensivas figuras de cera? 

-Sí, pero, ehmmm, si no me conviertes en eso...yo puedo cuidarte del sol Y….No te gustaría reunir a la pandilla?  -El detective lo meditó seriamente. El punto era compartir con Stan, no había necesidad de apresurarse. Podía dejar el molde en este sitio y usarlo más tarde, cuando fuera conveniente. Quería a su novio de cera, pero también era paciente. 

-Algo así como ser mí…ejem... ¿Nuestro esclavo de por vida?

-Ehmmm ¡Claro! 

-¡Oh Stan!- Holmes se dejó caer contra él y lo abrazo- Tu si sabes lo que una figura maldita de cera necesita. Muy bien, puedo aceptar eso- Tomó el soplete pero no lo apagó- ¡Antes, cerremos el trato!- Se acercó con labios fruncidos y los ojos cerrados esperando recibir un beso. 

 

Stan se forzó a corresponder, tembló en su lugar y con mucho asco de verdad lo intentaba. 

“¡Los niños! ¡Los niños!”- Se decía. 

 

Entonces escuchó a Ford gritar, lo siguiente que vio fue el cuerpo de Sherlock tirar el soplete a un lado y mover las manos tocándose sobre el cuello. La cabeza en el suelo despotricaba contra Ford. Stanley era su hermano y odio ver como lo forzaban a algo que no quería. Sin poder soportarlo y con todas sus fuerzas el científico se impulsó y levantó las rodillas para golpearlo tan duro como pudo en la cabeza, en consecuencia esta se desprendió. 

 

-¡Ford….

-¡Olvida lo que dije!- 

-Dijiste que cooperará y acabas de…

-¡Que lo olvides!- Estaba rojo, rojo como tomate. -Eso fue muy incómodo. 

-Lo fue-

 

Stanley entendió pero no era momento para bajar la guardia. Entonces de súbito por fin algo de paz.  

 

-¡Tío Stan! ¡Tío Ford!

-¡Niños!- Los chicos llegaban corriendo. Dipper y Mabel  llegaban por el túnel hasta donde ellos, iban acompañados de Soos y Wendy. 

-¡Encontramos al cambiaformas, volvimos a congelarlo!

-¡Bien hecho Dipper!- El grupo desató a los ancianos. 

-¡Sabíamos que los encontraríamos aquí!

-¡Fuimos primero al cementerio y luego a la caverna embrujada! 

-¡Cállate Mabel! 

-¡Estoy aquí atrás! ¡Atrás te digo!- La cabeza de Sherlock le gritaba al cuerpo, pero sin los ojos ni las orejas por supuesto no podía oír mucho menos verlo. Se agachó tentando el suelo para encontrar y ponersela de nuevo. Mientras el detective se dirigió al niño. 

-¡Dipper Pines!, mi viejo némesis. 

-En realidad tengo doce años...¿Pero cómo? ¡Yo te derroté! ¿Cómo has podido volver? 

-¡Ah! Por una increíble coincidencia. Pero no hay tiempo para historias, apenas logré volver a mi cuerpo te enfrentaré y...¿Oye qué estás haciendo? ¡ESPERA!- Dipper levantó la cabeza y la arrojó junto a la llama del soplete. -¡NOOOOOOOOOOOOO!- Enseguida comenzó a derretirse. -¡¡¡Staaaaan!!! ¡Volveré! ¡La cera solo se derrite nunca será…. ¡AAAAHHH!- 

Finalmente se derritió. Igual Dipper comenzó a cubrir los restos con tierra. Soos tomó el soplete y lo acercó al cuerpo, que ciego no podía ni huir. Terminó de derretirlo con tal naturalidad, como si no estuviera destrozando un hombre. Finalmente perdió la forma, se volvió tan líquido como el agua y permaneció inerte. 

 

Stanley presenció con horror toda esta escena antes de reaccionar. 

 

Tras comprobar que todos se encontraban bien, era tiempo de volver. Wendy guió el grupo. 

-Tío Stan, ¿Sabías que las figuras de cera tenían vida y solo fingiste cuando Mabel y yo te lo contamos? ¿Por eso no te enfadaste cuando las destruímos?

-¡Es verdad!- Siguió Mabel- Si hubiéramos destruido cualquier otra mercancía habrías enloquecido. Pero no te molestaste, es más parecías feliz ¿También mentiste ese día tío Stan? 

-Bien niños, ¡Lo admito!, lo sospechaba y trate de hacerme de la vista gorda. Pero nunca me hicieron daño y hacía buen dinero. Igual, cuando se deshicieron de ellas sentí mucho alivio. ¡Mis dos héroes!- Se agachó para abrazarlos. Soos se acercó esperando participar del abrazo.Stan lo miró y luego río. Le dio una palmada en la espalda y siguieron por el túnel para salir. 

 

Ya se iban pero Dipper se detuvo. 

 

-Tío Ford ¿No vienes con nosotros? 

-No. Debo revisar este sitio y asegurarme de que no haya huevecillos- 

-¿Necesitas ayuda? 

-No. 

-¡Acompáñalo Dipper! Seguro necesita que le sostengas la lámpara o algo. 

-¿Estás fuera de ti Stanley? Un niño no puede…- Pero el gesto firme de Stan hizo a Stanford suspirar y aceptar de mala gana. Dipper brincó en su sitio de júbilo mientras que el resto se retiraba para volver a casa. 

.

.

.

 

Finalmente se dejó caer en su amado sillón. Stan tenía jaqueca, demasiadas emociones para un día. Sólo quería sentarse allí y no volver a moverse.  Con este cansancio era cuestión de minutos para caer dormido. Suspiró. 

 

Empezó a pensar...

La colección de figuras de cera, por un tiempo se convirtió en una de sus pertenencias más preciadas, no solo por las ganancias que hacía, también significaban algo de compañía por así decir. Pero cuando los niños le confirmaron que estaban vivas y que las habían destrozado no pudo sino sentir primero un estremecimiento terrible y después un gran alivio porque no tendría que seguir con esa incertidumbre y preocupación nunca más. Y tras esta terrible experiencia, tenía la certeza de que no volvería a verlas nunca más. Pero la sensación no se iría. 

Se llevo los dedos a la boca.

La del beso.

FIN

Notas finales:

Pues me hubiera gustado hacer algo más con el Cambiformas pero la verdad es que no se me ocurría nada. Mi creatividad llegó al lìmite. Tampoco sé si agregué una historia extra. Aun lo estoy pensando. La historia "Escucho tu voz" Saludos por leer. 


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