Un año después.
AQUÍ NO ES LA CABAÑA DEL MISTERIO ¡MARCHESE!
Y letreros similares rodeaban la propiedad de Ford.
El científico caminaba de regreso a casa cuando escuchó una voz.
-¡Señor Misterio!-
Ford dio media vuelta molesto. Parecía que los cientos de letreros que advertían a los turistas de que ¡NO! ¡NO HABÍA TAL CABAÑA DEL MISTERIO! Servían para nada.
-¡No soy….
-¡Es el señor Misterio!-
Stanford reconoció el automóvil de Stan que aparcó cruzando la carretera, algunos de los aldeanos se acercaron para saludarlo. El viejo bajó y clamó.
-¡Amigos!
-Stan se ve muy bien. Como si hubiera rejuvenecido unos 20 años.
-Jajaja unos quince. Que observadora. La magia de unas buenas vacaciones. Deberías probar, costa, sol, resort-
Hubo un temblor, Bill, enorme, dejó caer de su palma pepitas y pepitas de oro.
-¡Sí! - Gritó Stan encantado. Había ganado la apuesta.
-Tenías razón Stan, mi cuerpo se encontraba ileso, solo cubierto por una capa de seis centímetros de polvo.
-Te dije, nadie lee la sección de arte en la biblioteca-
La pareja saludó a las personas y charló un poco. La noticia de que pronto abriría la “Nueva Cabaña del Misterio” se esparció como pólvora. Ford no tenía idea de lo que sucedía, cruzó hasta su lado para indagar más. No supo de su hermano por más de un año ¿Que sucedía?
Cuando la comitiva se dispersó. Bill, aun con tamaño enorme, sujetó a Stan en su puño y lo llevó hasta su ojo.
-Esperé mucho….- Le dio un beso voraz, chupando y saboreando la cara. Volvió a bajarlo hasta que llegó al suelo a la par que volvió a empequeñecerse para ser de un tamaño mediano. Se besaron.
Luego se separaron para que Stan respirara, entonces notaron una presencia más allí con ellos. Bill frunció el ceño. Y Stan se frotó la nuca apenado. El primero en hablar fue Ford.
-¿Volviste?
-Sí, así es- Dijo Stan.
Ford se quedó en blanco. Se imaginó que él y Bill terminaron la relación, y muchas otras cosas, pero no esperaba que aún siguieran juntos. No supo cómo reaccionar.
Stan se acercó y lo abrazó muy fuerte. Siempre amaría a su hermano. Además estaba muy contento, hasta había olvidado el resentimiento que tenía contra Ford por los problemas anteriores. Se encontraba...idiotizado. Sin perder más tiempo comenzó a contarle toda la historia desde que decidieron dejar el pueblo y lo que pasó:
-Puedes conseguir casi cualquier cosa por un alma. Juventud….fama, fortuna, salud.
-¿Qué? ¿ALMA?
-Sí, sí íbamos a hacer un trato, entonces que valiera la pena para los dos. Nuestros abogados tuvieron mucha tarea revisando el acuerdo prenupcial. ¡Les llevó cinco meses!
-¿Acuerdo que?
-Y estos quince años de juventud fueron una ganga. Le dí mi alma. Aunque ya le pertenecía. - Bill le revolvió el cabello muy meloso- Si me muero se queda en familia. Aunque decidimos conservar nuestros propios apellidos. Visite a los niños, a Shermy. La pasan muy bien….
-¿Acuerdo que?
-Sabía que Bill no sería bien recibido. Aprovecho esos días para presentarse- Stan señaló el suelo- Ya sabes, con “el de abajo”
-¿Prenupcial dijiste?
-Claro, fueron unas vacaciones fabulosas, también aprovechamos para investigar, y actualizar el negocio. Tenemos un montón de ideas para la cabaña. Esperamos unos cien visitantes por día.
-¿Prenupcial?- Ford miró a Bill, este le hizo un gesto, casi-obsceno mostrándole el anillo. Ford de inmediato miró las manos de Stan, que también llevaba uno.
-¿Qué hiciste? ¡Stan qué fue lo que hiciste!-
-¡Ya Fordsie no seas aguafiestas!- Bramaron al unísono.
Stan miró a Bill sorprendido.
-¡Qué miedo!
-Lo siento amor.
-Estamos tan sincronizados- Explicó Stan- A veces no sé quien piensa que. La conexión mental, sabes de eso- Hizo una pausa para continuar- Hablando en serio Ford. Nos quedaremos aquí. El cuerpo físico de Bill no puede abandonar Gravity Falls. No te molestaremos.
-Mucho-
Stan río.
-Mucho- Repitió.
-A menos que alguien comparta la ecuación.
-No lo hará- Contestó Stan en su lugar.- Te conseguiré algo mejor.
-¿Me darás un premio de consolación? Más vale que sea bueno.
-Lo será- Stan le tomó las manos y besó las garras del demonio quien destello de dicha.
Aun con el terror de la presente revelación. El afecto absurdamente meloso de la pareja forzó a Ford a taparse los ojos y desear correr a la farmacia más cercana por una dosis de insulina. No lo hizo, en vez se dominó para no vomitar.
Tras esto Stan siguió.
-¿Ford, cómo has estado?
-¿QUÉ CÓMO…?- Pero se calló, sabía que no tenía caso. Intentó tranquilizarse.
Stan estaba enfadado, su hermano seguía sin aprobar su relación. Para bajar la tensión Bill los distrajo. Con un tronar de dedos descargó el auto. La casa tras el negocio estaba limpia, reparada y lista para habitarse.
-¡Mira! ¡Al fin con poderes! Si hacía algo más a mano iba a enloquecer. ¿Por qué no descansamos y luego preparamos la cena?
-¡Gran idea!, ¡Ford cena con nosotros!- Stanford no quería, pero por algún motivo se sintió obligado. No contestó- Te esperamos a las seis, primero debemos limpiar y organizar unas cosas. Descansar del viaje y…-El científico dio media vuelta y se marchó.-¿Ford? ¿A la seis entonces? ¿Ford…-
Bill odiaba sentir la tristeza y decepción de Stan. Aumentó su talla y lo mimó y abrazó hasta casi sacarle las tripas. ¡¡DEBÍA CONTROLARSE!! Se desacostumbró tanto a su cuerpo físico. Se fijó un recordatorio para ser más cuidadoso.
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Esa noche.
Bill ¡¡Moría de hambre!! Stan no lo sabía, pero Bill aprovechó su ausencia para tragarse un ciervo entero. Su cuerpo permaneció hibernando en aquel estado pétreo de siempre, y ahora que se activó necesitaba nutrientes, y muchos. Las pizzas que pidieron no fueron suficientes y por eso el anciano se aventuró a la tienda para comprar comestibles, dejando a la casa y a Bill sin su compañía, cosa que Stanford aprovechó para acercarse, estaba a unos metros de la puerta cuando el triángulo amarillo aun lavandose los dientes se manifestó ante él. Su talla, la pequeña y habitual.
-Fordsie, Stan salió, ¿Qué no lo viste?
-Ya sabes a qué vine-
Y era cierto, pero el triángulo igual quiso disimular. Fue breve:
-En verdad quiero a Stan- Esperaba que esa frase le contestara a Ford todas sus preguntas.
-No Bill. No mientas. Si en verdad quisieras a mi hermano no estarías con él. Te conoces. Sólo vas a lastimarlo, es lo que quieres.
-¡No es así!- El triángulo apretó los puños molesto.
-Hay tantas personas con las que podrías jugar y de todas ¿Escoges a mi hermano? Te estás vengando de nosotros. Sólo tengo que esperar. Cuando rompas todo, yo lo repararé. Sólo haz que tu rabieta no duré demasiado-
Y tras estas palabras Stanford se marchó.
Tanto Bill como Stan sabían que volver a Gravity Falls y encontrar a Ford no sería fácil, al menos no lo sería para Stan, y Bill lo sentía mucho por él, pero que dudaran de sus sentimientos le hacía hervir la sangre. Regresó al interior de la casa a donde Staley llegaría minutos después.
FIN DE LA HISTORIA.
EL FANFIC CONTINUA.