Escucho tu voz. Capítulo 4.
Playa Vidrio Roto, New Jersey, Doce años más tarde.
La casa lucía impecable. Stanford regresaba. La última vez que lo vieron fue el día de la graduación. Sus padres estaban muy orgullosos, por eso Caryn se aseguró de dejar todo pulcro. Limpió con un paño la cara de Shermy.
-¡Mamá!-
El chico no entendía porque tanto alboroto. Hasta lo había hecho vestir elegante.
-¡Tu hermano viene de visita!
-Sí, sí. -Se dejó caer en el sillón y tomó el mando de su videojuego. Se fijó cuando Caryn dejó la habitación. -¡Cállate Stan!-
-¡Están aquí!- La mujer regresó a la sala, había escuchado el auto aparcar, tras unos minutos por la puerta entraron dos hombres: Filbrick y Stan cada uno llevando una maleta. Su padre lo había ido a recoger al aeropuerto, cuando Stanford entró Caryn saltó a abrazarlo. Pasadas las bienvenidas el joven reparó en su hermano, se quedó impresionado al encontrar cuánto había crecido. Al frente tenía a un jovencito y no un niño pequeño. Se dio cuenta de que los regalos que traía para Shermy serían más aptos para un preescolar.
Se acercó lentamente y lo abrazo. Shermy correspondió al gesto. Tenían años sin verse.
Tras la conversación, la cena, más conversación y a la cama.
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Stanford no dejaba de mirar la habitación en la que se quedaría. Su antiguo dormitorio ya no era de su propiedad, el cuarto entero era de Shermy. Todas sus pertenencias se encontraban almacenadas en cajas. Al menos había lugar en la litera para él. Su madre le organizó los cobertores. Como la casa es pequeña compartiría con Shermy.
…...
-Pensé que estarías feliz de ver a Ford.
-Sí, claro, es sólo. Ahora está más alto y barbudo- Stan estaba meditabundo, el regreso de Ford era motivo de júbilo, pero verlo más maduro lo hizo pensar sobre su propio estado. Si ese sería su aspecto lo cual dudaba. Siendo invisible no tenía reflejo; como fantasma no envejecía, pero las personas a su alrededor sí. Aunque estuviese cerca de ellas, ellas se encontraban muy lejos de él. Sólo tenía a Shermy. Y cuándo no estuviera ¿Qué sería de él?
Si Bill muere, en su cuerpo. Si su cuerpo muere ¿Él seguirá aquí?
……..
Tras ponerse el pijama y organizar su maleta, ahora Stanford quería utilizar el váter, pero le pareció oír la voz de Shermy tras la puerta. No distinguía lo que decía pero su monólogo duró bastante tiempo. No le dio importancia hasta el día siguiente, mientras desayunaba sentado a la mesa con su madre. ¿El chico? En el colegio claro.
-No sabía que Shermy tenía móvil.
-No tiene uno. Aunque no deja de pedirlo.
-Me pareció escucharlo tener una conversación muy larga en el baño.
-¡Ah!, Ese niño siempre está pensando en voz alta. Ya nos acostumbramos. -Filbrick se sentó con ellos. Desplegó el periódico, la sección de Finanzas era la única disponible, el resto…
-¡Oh sí!, dejó el periódico en el suelo. Completamente desplegado. ¿No es extraño?
-¡Ah! Siempre hace eso, y con las revistas también, las deja acomodadas para seguir leyendo.- Ford no dijo más, era un hábito extraño, de hecho cuando se levantó se sorprendió porque no había dónde pisar.
-Tiene una suerte increíble- Siguió hablando Caryn, porque quería dejar claro que no había ningún problema con Shermy- Siempre está ganando premios. Le va muy bien en la escuela, tiene muchos amigos-
Por supuesto Ford no le tomó mucha importancia a las travesuras de su hermano, aunque se había tomado estas vacaciones para pasar tiempo con sus padres tenía trabajo que hacer. Encendió su computadora y sacó sus libros de notas. Se dio cuenta de que era tarde cuando Shermy regresó del colegio, arrojó la mochila en un rincón y entró rápido a la cocina para tomar un plátano.
-¡Mamá iré al cine con mis amigos, no comeré con ustedes, te amo, adiós!
-¡Espera!- Lo interrumpió Ford, porque le pareció muy abrupta su forma de llegar e irse- ¿Ya hiciste tus deberes?
-¡Seis dedos por favor!, lo haré de regreso ¿Sí?- Y se marchó.
A Ford le molestó un poco, porque el chico ni siquiera esperó el permiso de su madre, y luego se dio cuenta de que… nadie lo había llamado seis dedos más que Stan. Tal vez le contó su madre… O tal vez…
-Siento quitarte el cuarto- Shemy tardó en acostarse, Ford ya estaba en la cama, leyendo.
-No seas tonto. Somos hermanos, además este fue primero tu cuarto.- También se acostó.
-¿Shermy- Sin rodeos- has visitado a Stan a escondidas?
-¿Cómo?- Esa pregunta lo descolocó porque, de hecho Stan vivía allí en la casa con ellos. Siempre tardaba en comprender que los demás se referían al tal Bill. -No.- Claro que Ford notó el detenimiento con el que el joven analizaba la pregunta.
-Si quieres, podemos hablar de ello.
-Estoy bien, pero gracias.-
Le creyó. Hasta que lo volvió a escuchar hablando a solas en el baño, hablaba bajo, como murmurando. Para sacarse de la mente las sospechas entró abruptamente, disculpándose y fingiendo que no sabía que estaba allí.
En efecto, no había ningún móvil.
A Ford, lo que más le preocupaba, es que en los pocos días que llevaba en casa, lo había oído hablar solo en más de una ocasión. ¿Y si también tenía la enfermedad de Stanley? ¿Un mal hereditario?
-¿Con quién hablas?
-Conmigo mismo-
Shermy le restó importancia, aprendió a ser muy reservado, en especial cuando se trataba de Stanley. Si Ford lo había pillado fue porque precisamente, en su presencia no podía hablar abiertamente con Stan y hacerlo a escondidas plantó enseguida sospechas de que algo ocurría. Por eso los siguientes días sólo hacía señas o escribía cuando tenía algo que comunicarle, no podía hacerlo fuera de casa porque si salía demasiado su madre le recriminaba no pasar tiempo con Ford.
Y el científico no podía sacarse de la mente que algo ocurría y en su afán de averigüarlo rebuscaba en la habitación. No había más que libros y filmes de…
-¡Fantasmas!-
Su amor por lo sobrenatural brotó a la superficie, desde su ingreso a la Universidad no había tenido tiempo para continuar, mantener ni reforzarlo. Se dio cuenta de que él y Shermy tenían más en común de lo que pensaba. Se sentó en la cama de abajo de la litera, pensando mientras se frotaba la barbilla. Aunque esto era interesante no encajaba en lo que pretendía descubrir. Entonces un cuaderno debajo de la patita de la cómoda llamó su atención. No estaba allí para equilibrar. Decidió revisarlo.
-¡El diario de Shermy!- O un intento de, había dejado de actualizarlo hace tiempo. La letra era fatal e imposible de descifrar, pero al menos había algunos dibujos en él. Una figura pequeña que parecía representar al mismo Shermy y otra flotando en el techo y a quien pudo reconocer- Stanley-
Ford regresó al comedor, en la mesa tenía su computadora, libros y cientos de notas. Había invadido la casa de sus padres con trabajo. Dio un respiro y con este refrescante aire salido de la nada, decidió darse un respiro. Tras una salida a la ciudad y horas de trabajo ensamblando piezas de distintos electrodomésticos, fabricó diversos aparatos.
Continuará….