Tras la caída de Lord Voldemort, el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería había cerrado sus puertas por un largo tiempo.
La pérdida de grandes magos que residían en sus puertas y sus alumnos había sido devastador.
El gran castillo había sufrido grandes daños y se era incapaz de seguir en funcionamiento en aquel estado.
Ahora, años más tarde de aquel incidente, el gran castillo había reabierto sus puertas para las nuevas generaciones de magos.
Bajo los cuidados del ahora director, Edward Newgete, los mejores maestros en sus campos estaban de servicio.
- - -
El bullicio se escuchaba por toda la estación de trenes. Cientos de familias se encontraban en ese momento despidiendo a sus hijos e hijas, deseandoles suerte a sus pequeños en su primer año de escuela.
Había lágrimas, risas y amor en todo momento.
Un pequeño niño pelirrojo de tan solo 11 años se encontraba en una esquina de la estación, mirando con anhelo las familias felices frente a él con tristeza en sus ojos.
Sostenía un pequeño robot de juguete entre sus pálidas manos con fuerza, aferrándose a el con pesar.
Eustass Kid era hijo de padres muggles, los cuales no habían podido pasar a la estación debido a su condición y miedo. El chico miraba a su alrededor con confusión, no entendía lo que tenía que hacer.
Apenas había recibido su carta de aceptación días antes en su onceavo cumpleaños y no se especificaba mucho.
Su enorme maleta era pesada contra él y sobre ella se encontraba una pequeña jaula que contenía una pequeña serpiente de colores llamativos en ella. Era su mascota, Bong, como la había llamado, estaba en la lista de cosas necesarias para su primer año, esperaba que nadie se asustara al verla.
Se preguntaba el porqué aquel lindo animal era necesario en una escuela. Igual no le daba importancia, después de todo no sabía que esperar de un colegio de Magia. Aún era irreal ante sus ojos.
- Shh Bong, tranquilo.
Susurró al animal cuando este siseo cuando Kid había comenzado a avanzar hacia el tren frente a él, esperando no entrar en el vagón equivocado.
Se detuvo frente a la puerta del tren, aún nervioso por entrar, aunque eso contrastaba con el hecho de que estaba bastante emocionado por llegar ya al colegio.
Sintió un empujón detrás de él, como incitando a Kid a que entrara de una vez.
- ¿Vas a entrar o no?
Una voz fría habló a sus espaldas, Kid se giró para ver al chico que le hablaba, encontrándose a un niño que parecía de su edad mirándolo con desinterés.
Detrás de él había una gran maleta del tamaño del niño mismo, que tenía un aspecto bastante caro y lujoso, hecha de un cuero negro grueso.
El chico tenía un pequeño gorrito blanco moteado que hacía juego con la jaula que sostenía contra su cofre, la cual contenía una hermosa lechuza blanca que lo miraba con el mismo desinterés que su dueño.
El color blanco de estos contrastaba bellamente con su piel bronceada, sus ojos grises eran profundos, podría perderse en ellos con facilidad si así lo quisiera.
Era el niño más bonito que Kid había visto en toda su vida.
- ¿Y bien?
Habló de nuevo el chico, sonando aún más molesto.
- Soy Eustass Kid, ¿y tú?
Kid se presentó, ignorando la pregunta anterior, decidido a entablar alguna amistad con el lindo niño frente a él.
- No te importa.
Kid ignoró la respuesta mordaz de éste al notar que el chico se encontraba solo. No parecía que alguien estuviera despidiéndose del chico o esperando que subiera al tren frente a ellos.
¿Sus padres tampoco pudieron acompañarlo?
Los padres de Kid, siendo simples muggles, no habían recibido la noticia de su hijo con magia de buena forma y se mostraron reacios a acompañarlo hasta la estación de tren hasta el último momento.
- ¿Tus padres no te han acompañado? !Yo puedo hacerlo! ¿Sabes? Yo también estoy solo.
Dijo el pelirrojo, intentando hacerse amigo del chico, dándole una pequeña sonrisa amigable.
- Mi tutor está en Hogwarts, no pudo venir.
Kid se sintió un poco mal de haber preguntado aquello al escuchar la respuesta del chico, no había mencionado a sus padres, ¿no tenía? Kid prefirió no preguntar.
- Mis padres no son magos, así que tuvieron miedo de acompañarme...
Explicó el pelirrojo tranquilamente.
- ¿Tu tutor es maestro en Hogwarts?
Preguntó de nuevo con un toque de fascinación.
- Estudios de demonios necrófalos.
Respondió el chico, dando el nombre de la asignatura de su tutor. Tomando su maleta y esquivando al pelirrojo para entrar al tren de una vez.
Kid, al notarlo, tomó sus propias pertenencias y siguió el ejemplo del otro, tomando coraje para adentrarse en el gran tren.
- ¿Y... en qué casa crees que estarás?
Siguió hablando Kid, siguiendo los pasos del otro.
- No lo sé.
Respondió el moreno mientras pasaba por los vagones, los cuales estaban repletos de otros alumnos, la mayoría parecían ser de primer año al igual que ellos, aunque se podían ver algunos otros de varios grados, los cuales bromeaban entre ellos, jugando con sus varitas y practicando algunos hechizos con diversión.
Kid miraba fascinado como luces y rayos salían de las varitas de los chicos, era magia.
Kid no podía esperar para hacer lo mismo con su propia varita, la cual se encontraba resguardada en lo más profundo de su maleta.
Al estar tan concentrado en la magia a su alrededor, no notó que el bonito chico moreno había avanzado bastante y ahora estaba casi al final del vagón.
- ¡Nos vemos luego!
Gritó Kid, despidiendo al chico con su brazo levantado, seguramente se encontrarían después en el colegio, tal vez podrían ser amigos.
Mirando a su alrededor de nuevo, encontró una cabina sola cerca de él y entró sin dudarlo en ella. Colocando sus cosas cerca.
Estaba mirando por la ventana cuando alguien habló a sus espaldas.
- Disculpa, ¿podemos sentarnos contigo?
Tres chicos estaban en la entrada del cubículo. El que parecía haber hablado, tenía en largo cabello rubio que cubría gran parte de su rostro, Kid se preguntaba si el chico podía ver a través de su largo flequillo.
A su lado, había otro chico de cabello largo, aunque el de éste era de un extraño color celeste, muy llamativo, el chico se encontraba detrás del rubio, parecía bastante tímido.
Por último, había un chico de cabello negro, parecía ser el más tranquilo de ellos.
Kid asintió y dejó que entraran con él.
- ¡Yo soy Killer! Él es Heat y el chico serio a su lado es Wire.
Los presentó con entusiasmo el rubio. Parecía bastante amigable.
- Sus nombres son raros.- Dijo Kid con una sonrisa.- Yo soy Eustass Kid.
- Chico, literalmente te llamas Kid.
Dijo sonriente Heat mientras sacaba una cajita con una rana de chocolate dentro.
El pelirrojo lo miró con hambre, preguntándose si debía pedirle un pedazo al chico peliazul.
Cuando abrió la caja la rana de chocolate pareció cobrar vida y salió del empaque por su propia cuenta, saltando de inmediato hacia el suelo del cubículo y saliendo hacia los pasillos.
- Mala suerte Heat.
Dijo Killer riendo cuando su amigo se quedó sin el rico postre.
Mientras tanto, Kid miraba el espectáculo fascinado, la magia definitivamente era genial.
- - -
- ¡Slytherin!
Exclamó el sombrero seleccionador con fuerza, escuchandose por todo el gran salón. Dictando así la casa de Killer.
Heat y Wire habían pasado ya, todos ellos habían sido asignados a la misma casa, Slytherin. Solo faltaba Kid, sus manos sudaban con expectación, quería estar con ellos.
- ¡Trafalgar Law!
Un chico de tez morena que Kid reconocía muy bien subió hasta llegar frente a los maestros. Donde un hombre rubio de expresión aburrida colocaba el sombrero seleccionador sobre su cabello negro descubierto cuando el chico quitó su sombrero moteado.
Ahora Kid sabía su nombre.
Toda la sala se quedó en silencio por unos momentos.
El sombrero le susurraba bastante al chico mientras que éste no pareció responderle en ningún momento, dejando que éste divagara en todo momento.
Uno de los profesores, de cabello rubio y extravagante abrigo rosado, parecía bastante interesado en ese momento.
Kid asumió que se trataba del tutor de Law.
- ¡Ravenclaw!
Dictó el sombrero al fin.
El hombre rubio quitó el sombrero y le indicó la mesa de su nueva casa, la cual aplaudía en bienvenida a su nuevo integrante.
- ¡Monkey D. Luffy!
Nombró el hombre rubio una vez más, sonriendo cuando un niño corrió con emoción hacia él. Tenía el pelo negro y era bastante delgado, parecía tener una cicatriz peculiar debajo de uno de sus ojos, parecía ser el más emocionado de todo el gran salón.
Cuando el sombrero seleccionador fue puesto en su cabeza no pareció dudar y gritó:
- ¡Gryffindor!
Fue la desicion más rápida del sombrero en toda la noche. Incluso uno de los profesores soltó varias carcajadas desde su lugar. Era un hombre se aspecto mayor, aunque tenía un cuerpo bastante bien formado.
El chico fue recibido en su comedor con risas y aplausos.
- ¡Eustass Kid!
Por fin fue nombrado.
El pelirrojo atravesó la multitud de chicos que estaban en el pasillo, esperando ser llamados, subió las escaleras hasta estar frente al banco, notaba la mirada de todos en él, incluso la del moreno que ahora era un Ravenclaw.
Sus amigos lo miraban con grandes sonrisas desde la mesa de Slytherin, cruzando sus dedos, esperando que él se uniera a ellos.
Al sentarse en el banco y sentir el peso del sombrero sobre su cabeza, solo podía pensar en una cosa.
Por favor, Slytherin, por favor Slytherin.
- Mhmm ¿Slytherin? ¿Quieres ser una de las astutas serpientes chico?
Kid dio un pequeño salto ante las palabras del sombrero, ¿estaba leyendo su mente?
- Te veo con ellos, ¿sabes? Te noto tenaz y luchador.
Kid sonrió triunfante.
- Pero... noto algo más en ti, no pareces ser lo suficiente para esta casa.
- Por favor, Slytherin...
Murmuró insistente.
- ¿Que es esto, eh? ¿Padres muggles?
Kid no entendió por completo lo que decía, ¿muggles?
-¿El primero que no es sangre pura en Slytherin? Muy interesante.
¿Sangre pura? ¿De qué estaba hablando este sombrero?
Kid estaba confundido, y comenzaba a dudar de ser uno más de Slytherin.
- Por favor...
Murmuró el pelirrojo una vez más. Él quería estar con sus amigos.
- ¡Slytherin!
Dictó una vez más el sombrero, cumpliendo con la petición del chico, el cual sonreía felizmente a los chicos que lo esperaban en la mesa de las serpientes, la cual lo recibió con aplausos y felicitaciones.
- - -
- Bienvenidos a la clase de Transformaciones.
El mismo hombre rubio de aspecto cansado los recibió en uno de los grandes salones del colegio.
En su escritorio se encontraba una jaula con un lindo pájaro en ella.
- Soy el profesor Marco, es un gusto que estén en Hogwarts.
Se presentó, dando una pequeña sonrisa que intentaba parecer amigable, aunque más bien reflejaba aún más su expresión aburrida.
Algunos de los alumnos murmuraban sobre aquello entre ellos, Kid incluso escuchó uno que otro suspiro de algunas chicas, las cuales mencionaban lo bien parecido que era el maestro.
- Como dice bien el nombre de la materia, les enseñaré a transformar objetos de la vida cotidiana en otras cosas. Iniciaremos con cosas básicas ¿bien?
Todos esperaron expectantes de lo que haría el profesor.
Este sacó el ave de la jaula, manteniendo la bella criatura en su mano.
- De animal a copa.
Habló el profesor, haciendo un ligero movimiento con su varita, la cual expulsó un suave brillo desde la punta que cayó sobre el ave, la cual emitió un pequeño ruido para después comenzar a tomar otra forma.
Las plumas desaparecieron y en cambio dejaron ver una bella copa de cristal, la cual colocó en si escritorio.
Kid estaba fascinado.
- Killer, ¿viste eso?
Susurró a su amigo, el cual estaba sentado a su lado, con la misma mirada de asombro que el pelirrojo.
- El maestro Marco es genial.
Le contestó el chico rubio asintiendo varias veces.
- Ustedes dos, cállense.
Una voz monótona y familiar exclamó detrás de ellos. Mirando hacía sus espaldas. Kid reconoció a Law. El cual los miraba con seriedad, parecía estar tomando notas de cada palabra que decía el maestro.
- No seas amargado Trafalgar.
Respondió el pelirrojo con una sonrisa burlona.
Desde que habían hablado en la estación de trenes, su relación no había mejorado en lo más mínimo.
Es más, habían dado dos pasos hacia atrás. Una pequeña broma inocente de Kid desencadenó la furia del chico moreno. Desde entonces solían molestarse entre ellos sin descanso. Cualquier momento era una excusa para hacer una broma.
- Hay personas que si vienen a aprender, ¿sabes?
Respondió Law con molestia medida.
- Solo está celoso de que tu si tienes amigos, Kid, no te preocupes.
Dijo Killer a su lado con burla, apoyando a Kid en su pequeña discusión diaria con Trafalgar.
El chico en cuestión parecía aún más molesto que antes, con un pequeño sonrojo en sus mejillas, casi imperceptible. No podría decirse si era por la vergüenza o por el enojo.
- Ustedes tres pongan atención o quitaré puntos de sus casas.
Se escuchó la voz del profesor Marco frente a ellos, haciendo que se pensaran y regresarán su vista hacia él de nuevo.
Ante la amenaza del profesor, algunos compañeros de sus respectivas casas les dieron una mirada molesta a los chicos. Los cuales solo sonrieron avergonzados.
- - -
En su segundo año en Hogwarts las materias comenzaban a ponerse un poco más estrictas.
Las transformaciones del profesor Marco comenzaban a ser más elaboradas e implicaban a sus propias mascotas o artículos personales.
La clase de pociones con el profesor Vista era inicialmente complicada, ahora comenzaba a quitarles los libros con sus recetas de forma aleatoria, esperando que recordaran de memoria cada pequeño detalle de la poción que estaban elaborando. (Un día Kid agregó más polvo de verruga de sapo al caldero hirviente de Law, haciendo que este explotara en el rostro del chico.)
En la clase de encantamientos del profesor Tatch del día siguiente al incidente del caldero explosivo de Law, misteriosamente comenzaron a crecerle cuernos a Kid a mitad de una demostración, haciendo que media clase gritara de terror y la otra mitad muriera de risa. Terminando con todas las casas sin 10 puntos debido a la broma a su compañero.
La clase de vuelo con el profesor Smoker había sido totalmente un desastre, Kid y Law terminaron en la enfermería cuando intentaron encantar la escoba del otro al mismo tiempo. Estaba de más decir que incluso Killer, Heat y Wire regañaron a Kid toda la semana por su imprudencia. Y Law fue llamado a la oficina del profesor Doflamingo para recibir un castigo adecuado.
Al final del día Ravenclaw y Slytherin tenían 20 puntos menos por igual.
- - -
En su tercer año en el colegio, ambos tuvieron un respiro de ellos algunas veces a la semana.
Teniendo que escoger materias extras ellos mismos, tuvieron la suerte de escoger una de ellas distinta.
Si bien ambos escogieron Cuidado de Criaturas Mágicas, como segunda asignatura Law escogió Adivinación, mientras que Kid había tomado Estudios Muggles (La cual se le daba sorpresivamente bien en comparación a sus compañeros de casa).
Tras los tres largos años de estudios en Hogwarts, Kid aprendió varias cosas. Una de ellas eran las cualidades que te definían como miembro de cierta casa.
Un Slytherin era una persona astuta e independiente, orgullosa y luchadora.
Un Gryffindor solía ser una persona valiente y de valores, llena de determinación y amabilidad.
Un Hufflepuff era una persona solidaria y trabajadora, perfectos en el trabajo en equipo.
Y un Ravenclaw era una persona inteligente, serena e individual, siempre en paz, queriendo saber sobre su alrededor.
Kid recordaba haber escuchado la historia de cada casa de Hogwarts en la clase del Sr. Crocodile, Historia de la Magia, aunque su cerebro había olvidado cada detalle de ella. Simplemente innecesario para él.
Pero si recordaba ciertos detalles de su casa. Los cuales le daban sentido a las palabras que el sombrero seleccionador le susurró su primer día en Hogwarts.
Slytherin era reconocido por la pureza en la sangre de sus alumnos, es decir; cada uno de ellos era hijo de magos, la sangre común humana (muggles: sin magia) no existía en esta casa, y todos parecían orgullosos de aquello.
Kid era hijo de muggles, no sabía que esperar si sus compañeros o amigos se enteraban de aquello.
La historia de Hogwarts había sido enseñada a todos ellos, con la intención de que ella no fuera repetida.
De cierta forma, la fama de Slytherin seguía siendo un tema del que hablar. La guerra contra Lord Voldemort fue un gran suceso que había llevado a la cancelación de las clases en Hogwarts por años.
Por todo ese tiempo, la burla contra las serpientes de Hogwarts había rondado por el aire. Ciertamente podías escuchar como eran llamados mortífagos siempre que había oportunidad.
La pureza de la sangre había originado gran parte del conflicto, Kid tenía miedo de que su naturaleza fuera revelada a sus compañeros.
Y Law lo sabía.
¿Sería capaz de contarlo a todos?
El chico era bastante astuto, no le sorprendería que intentara chantajearlo si recordaba aquel detalle de Eustass.
Tal vez si se mantenía alejado de Trafalgar no pasaría nada...
De cierta forma, para Law fue extraño no recibir ninguna broma durante su tercer y cuarto año.
- - -
En su quinto año, todo parecía ser tranquilo.
Law aún le mandaba miradas de extrañeza cada que Kid estaba a su lado, aún era raro que éste no le enviara ningún tipo de maleficio cada que pudiera.
Ese día exacto, era bastante hermoso, incluso en la sala común de Slytherin podían observar la luz del sol reflejada en el lago contra los grandes ventanales.
La clase de Cuidado de Criaturas Mágicas era ciertamente, entretenida últimamente. El profesor Corazón parecía feliz siempre que tenía que enseñarles una nueva criatura, y hoy su sonrisa era, ciertamente, resplandeciente.
Guió a toda la clase hacia las afueras del bosque prohibido y los dejó en ese lugar por unos momentos mientras él iba por la nueva criatura. Prácticamente daba saltos mientras caminaba.
- ¿Qué crees que sea Killer?
- Mientras no sea otro escreguto, estaré bien con lo que sea.
Respondió el rubio con una mueca de disgusto.
Los escregutos que el profesor Corazón les había presentado el año pasado ahora median dos metros, todos ellos eran más altos que cualquier alumno en ese punto, y su cola explosiva no ayudaba en nada a su fama.
Se escuchaban pisadas desde donde se había ido el profesor. Inmediatamente un coro de suspiros y jadeos se escucharon entre todos sus compañeros.
Se podían escuchar los gritos amortiguados de sus compañeros de Hufflepuff, los cuales más que nadie amaban esta clase.
Cuando Kid miró hacia el frente, se encontró con el profesor Corazón guiando un potro de color dorado, un color tan llamativo y brillante que llegaba a impresionar a cualquiera.
Era obvio que no se trataba de un caballo normal, era tan majestuoso.
- Les presento a la cría de un unicornio.
Dijo el profesor con una gran sonrisa, presentando el potro con orgullo.
Jadeos impresionados llenaron el lugar.
¿Que no los unicornios eran blancos?
Sus dudas fueron contestadas al instante.
- Cuando los unicornios nacen, no son blancos desde siempre, toman este hermoso color dorado brillante, son criaturas muy sociales y no temen al contacto humano.
Todos parecían encantados con la bella criatura delante de ellos, la cual parecía contenta con la atención que recibía.
La mirada del pelirrojo se vio desviada a una figura a su lado, encontrándose ante el perfil de cierto chico moreno que miraba con fascinación al unicornio delante de ellos.
Sus ojos reflejaban el dorado de la criatura mágica, parecía querer acercarse y acariciarlo.
Una mirada tan curiosa que encantó a Kid más que el unicornio mismo.
Law volteó a su lado al sentir la mirada de alguien a su lado, captando al pelirrojo mirándolo intensamente.
Una sonrisa se dibujó en sus labios y sostuvo su mirada con una ceja alzada.
El pelirrojo, al ser descubierto, apartó al instante sus ojos. Obligándose a concentrarse en el unicornio frente a ellos.
- Verán, hasta que cumplen cuatro años no comienzan a cambiar de color, su cuerno crece cuando cumplen siete años, es cuando se hacen adultos.
Explicó el profesor mientras acariciaba lentamente al potro.
- Un dato interesante, es que los unicornios en su etapa adulta solo toleran el toque femenino, no toleran que los hombres se acerquen a ellos, así que tengan cuidado. Pero, ahora que aún es pequeño, acepta a todos. Así que vengan, vengan, se que quieren tocarlo.
Inmediatamente toda la clase se abalanzó a la pequeña criatura, la cual prácticamente saltaba de felicidad ante tanta atención.
Kid miró de reojo a Law, el cual se acercó con cuidado al unicornio y acariciaba suavemente su cabeza.
Su toque parecía tan delicado que incluso el pelirrojo ansiaba sentir aquella caricia.
Se abofeteo internamente ante tales pensamientos.
Law era un simple chico que había estado molestando desde que se conocieron. Si bien ahora ya eran mayores y habían cambiado bastante en todos estos años, eso no cambiaba el hecho de que aún se odiaban, ¿cierto?
Se permitió mirarlo un poco más.
Era un chico bastante alto para tener 15 años aún, era bastante delgado y su tez morena era atrayente para muchos.
Kid siempre se encontraba escuchando las risitas de las chicas del colegio cada vez que el chico pasaba frente a ellas.
Había rumores que decían que nunca había aceptado ninguna propuesta de noviazgo de nadie.
En ese punto no le extrañaría a Kid que el chico se viera envuelto en los efectos de una poción de amor.
La personalidad del chico era bastante difícil de manejar, su círculo de amigos era bastante reducido y se podía notar el porqué.
Era la definición perfecta de un Ravenclaw; inteligente e independiente. No fue raro verlo en soledad durante sus primeros dos años en Hogwarts, ahora contaba con dos chicos a su lado. Si mal no recordaba, sus nombres eran Penguin y Sachi, y parecían los elfos domésticos de Trafalgar.
Siempre estaban a su lado, a los ojos de Kid, no eran más que sus dos seguidores ciegos.
- Bien, ahora viene el broche de oro, un unicornio adulto!
Exclamó el maestro con entusiasmo, sacando a Kid de sus pensamientos.
El profesor se llevó al pequeño potro contra las protestas de todos los alumnos.
No tardó ni dos minutos en aparecer con un unicornio, el cual no parecía estar muy contento con la presencia del profesor a su lado.
- Son tan difíciles de atrapar, ¿cómo lo habrá hecho?
Preguntaba a su lado uno de los fieles sirvientes de Law, el cual tenía un extraño gorrito con una orca en la cima. Recibiendo un encogimiento de hombros de los dos chicos a su lado.
El profesor se acercó lentamente a la clase, presentandoles la majestuosa criatura.
- Se que los hombres también quieren acercarse, pero necesito que conserven su integridad física por el momento, no será agradable si esta hermosa criatura los lastima.
Advirtió el profesor, dejando que las chicas de la clase se acercaran lentamente, acariciando al hermoso unicornio un poco temerosas por su intrigante y peligroso cuerno.
- Son criaturas bellas y con grandes poderes mágicos, se dice que si se toma una sola gota de sangre de este ser, tu vida se alargará tantos años como sea posible.
Comenzó con su explicación el profesor, alejándose del unicornio, no queriendo poner nervioso al animal y que terminara lastimando a alguna de sus estudiantes.
- Es por eso mismo que está estrictamente prohibido matar a uno de estos animales.
Los chicos estaban ciertamente de mal humor, estando apartados de la bella criatura de hermosura inigualable, con un blanco tan brillante que dejaba mal a la misma nieve que caía en invierno.
Todos sentían la necesidad de acercarse e interactuar un poco con el unicornio.
Para cuando el cierre de la clase se acercaba, todos se alinearon alrededor del profesor, el cual sostenía una cuerda atada a la criatura.
- Bueno, espero que hayan disfrutado la clase de hoy, se que muchos de ustedes deseaban conocer a un unicornio en persona, así que pensé que podría captar su atención con esta clase.
Recibió asentimientos de toda la clase, todos parecían satisfechos con lo que habían aprendido ese día, sobre todo las chicas, las cuales habían tenido la oportunidad de interactuar con las dos criaturas.
- Para la siguiente clase quiero que me traigan un pergamino de 50 cm con todo lo que hayan aprendido hoy en clase sobre los unicornios, si quieren agregar más información, son libres de hacerlo, estoy seguro de que en la biblioteca hay libros exclusivos de los unicornios.
Recibió algunas quejas y suspiros de los alumnos ante la simple mención de la tarea.
- Bien, nos vemos.
Los despidió el profesor.
Al instante todos ellos se encontraron libres del deber, comenzando a agruparse y bromeando entre ellos.
Mala suerte fue la de Kid al recibir un fuerte empujón de uno de sus compañeros, siendo arrastrado por la pérdida de equilibrio hacia atrás.
Chocando contra el unicornio que estaba siendo llevando hacia los establos del profesor.
La gran criatura, sorprendida por el golpe y notando al chico cerca, se alteró de tal manera que llegó a golpear a Kid con sus pezuñas.
- Aléjate!
Gritó el profesor mientras tiraba de la cuerda del unicornio, alejandolo de la clase lo más que pudo.
- Law, lleva a Eustass a la enfermería, que se aseguren de que esté bien.
Le dijo el profesor con rapidez mientras caminaba rápidamente con el unicornio nervioso detrás de él.
Kid, el cual se encontraba bastante confundido y ciertamente en dolor, dejó que Killer y Law lo levantaran del suelo. Siendo cargado al final por el chico moreno, cumpliendo con las órdenes del profesor.
Al pasar cerca de los chicos de su clase, Kid fulminó con la mirada a los chicos que lo habían empujado antes, con una promesa silenciosa de una posible venganza.
Fue prácticamente arrastrado por el chico a su lado. Ciertamente estaba sorprendido, no esperaba que con su delgado cuerpo, soportara el peso de Eustass.
Cuando entraron al castillo, Law bajó el ritmo y comenzó a caminar más lentamente.
- ¿Estás bien?
Kid se sorprendió al escuchar la profunda voz del chico a su lado, no esperaba que el chico se preocupara por él de alguna forma.
- He estado en peores situaciones.
Respondió Eustass encogiéndose de hombros, sintiendo un sabor metálico en su boca. Aparentemente su labio se había roto y estaba sangrando un poco.
Su cabeza dolía por el golpe, esperaba que no tuviera que quedarse en la enfermería demasiado tiempo.
- Si, obviamente, eres demasiado estúpido para no meterte en problemas.
Dijo el moreno con sarcasmo, abriendo las puertas de la enfermería con su brazo libre; el otro se encontraba envuelto en la cintura del pelirrojo con fuerza, evitando que el chico soportara todo su peso y de alguna forma callera.
- Este cuerpo no se gana estando en la biblioteca todo el día.
Respondió Kid siguiendo las bromas de Law, riéndose del estilo de vida del chico a su lado.
- Idiota.
La enfermería estaba sola.
Parecía que las enfermeras estaban ocupadas en otros asuntos.
Law llevó al chico hacia una de las camillas del lugar. Ayudandolo a sentarse en una de ellas.
Comenzó a mirar al chico de arriba a abajo. El unicornio había logrado golpearlo bastante fuerte en el rostro, su labio estaba roto y tenía un pequeño corte en la mejilla.
- ¿Ves algo que te guste Trafalgar?
Habló Kid con burla, ganándose un golpe en el brazo por el chico frente a él.
- Si no quieres que te deje peor la cara mejor cállate.
Kid abrió los ojos con miedo.
- Tu NO tocaras mi cara, aleja tu varita de mi Trafalgar.
Dijo Kid, alejándose del chico.
La magia sanadora era increíblemente difícil de controlar y Kid no tenía pensado dejar que un chico de 15 años curara su rostro.
Dios, por más que Law haya leído mil libros de medicina mágica no podría hacerlo bien sin haber practicado antes.
- Tranquilizate Eustass-ya, he curado a mis amigos antes.
Eso definitivamente no lo calmaba.
- Tus malditos sirvientes no son yo, gracias.
- Episkey.
Law hizo el hechizo rápidamente, ignorando las réplicas del pelirrojo.
Las heridas se cerraron, su labio dejó de sangrar y el dolor desapareció en unos instantes. No lo admitiría, pero Kid estaba impresionado.
No cualquiera podía hacer hechizos de sanación con su edad, parecía ser bastante talentoso. Ciertamente todo un Ravenclaw.
- ¿Aún duele?
Preguntó Law, tomando el rostro del chico entre sus manos y examinandolo de arriba a abajo, revisando por si tenía más heridas en el.
- N-No, estoy bien.
Respondió aún un poco sorprendido.
- He estado practicando este hechizo por meses.
Dijo Law con una pequeña sonrisa satisfecha, dejando a la vista su blanca dentadura, parecía orgulloso de su propio esfuerzo. Seguramente sería un gran médico cuando salga de Hogwarts, Kid estaba seguro de ello.
- Eres bueno.
Declaró finalmente Kid, agradecido por la ayuda del chico con sus heridas.
El chico en cuestión, se sonrojo ante el cumplido del pelirrojo. No esperaba aquello.
Sus bronceadas mejillas brillaban con un leve toque escarlata en ellas, era un poco difícil de notar, pero lo hacían parecer más lindo. La timidez nada característica del Ravenclaw estaba saliendo a la luz y Kid estaba encantado.
- Oh, gracias, supongo.
Respondió, guardando su varita en la túnica oscura, la cual hacía destacar los colores de su casa fácilmente.
En ese momento, Kid se encontró fascinado con la vista frente a él.
Law era por mucho el chico más guapo que había conocido, sus rasgos eran tan distintos que le resultaba atrayente y esa personalidad fría y sarcástica que lo caracterizaba llamaba la atención de Kid.
Las frías manos del chico sobre su rostro hacían contraste con la cálida piel de Eustass, lo recorrían suavemente, intentando no lastimarlo aunque no hubiera realmente un peligro en ese momento.
Eustass no se consideraba un chico imprudente, le gustaba actuar por instinto y lógica, pero lo que hizo después ciertamente lo sorprendió a sí mismo.
El beso, aunque fue poco planeado, continuaba con ferocidad, en un inicio no había respuesta alguna del moreno, pero este no dudó en seguir a Eustass.
Pronto se encontraron en una lucha por ver quién tendría el control del beso.
Se detuvieron cuando creyeron escuchar a alguien cerca de la enfermería.
Sus rostros estaban muy cerca, ambos jadeaban y tenían un gran sonrojo en sus rostros; la pálida piel de Kid hacía aún más notorio el color carmesí en sus mejillas.
Los latidos del corazón del pelirrojo eran ciertamente rápidos, temía que el moreno los escuchara en algún punto, aunque este no estaba en mejores condiciones.
- Idiota.
Murmuró Law con timidez, levantándose de la camilla y tomando sus cosas rápidamente.
Kid lo miraba con una sonrisa divertida, guiñando le un ojo cuando el chico salió corriendo de la enfermería con el rostro ardiendo.
- Tan lindo.