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Legado - Harry Potter por Lilit Yuu Jaganshi

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Notas del capitulo:

Notas de la Autora: Holis! Capítulo final! Que emoción, ya este es el último capítulo de Legado! Y si, se que estuvo corto, así que ahí disculpen xD!

Quiero agradecer a todos los que me acompañaron en este tiempo, pero sobre todo, a quienes con sus comentarios, sus preguntas, confabulaciones y afirmaciones, me animaron para continuar y concluir esta historia, así que muchas gracias a: paolaneko1, yaoi1005, SofDrarry, LizzySD!

También para hacerles saber que he decidido no continuar en esta plataforma con la historia, ante los pocos comentarios que ha recibido, pero para aquellos que me siguen y quieren saber sobre la siguiente historia cuyo nombre será Secretos de Serpiente y la subire dentro de dos semanas más, pueden buscarme en Fanfiction como LilitYuu pegado, o en Slasheaven como Lilit Yuu Jaganshi tal como estoy aqui!

Y ahora los dejo para que puedan leer el último capítulo de la primera historia! Saludos!

Disclaimer: Ya saben que nada de este mundo me pertenece, todo es de la queridísima J.K. Rowling , yo solo lo manipulo para mi entretenimiento :D

Capítulo 18: Juntos

 

Draco miró como las cadenas le soltaban y el cuarto a su alrededor comenzaba a desvanecerse. Al parpadear, de pronto se encontró inclinado sobre la mesa frente al sillón en el que estaba sentado, y supo que volvía a estar en control de su cuerpo.

- ¿Estas bien, Draco? – le preguntó Pansy, inclinándose hacía él confundida.

- Estas algo pálido – comentó Blaise, pero Draco no le contesto a ninguno de los dos.

Se levantó casi de un salto, corriendo hacía la entrada de la Sala Común en medio de las miradas confundidas de sus compañeros. Dio la contraseña, y apenas la pared se deslizo lo suficiente, se lanzó hacía afuera. Necesitaba buscar al Profesor Snape, al padrino de Harry, a alguien que pudiera decirle algo de Harry. El control de la Maldición Imperius había cesado, y eso sólo podía significar dos cosas, o bien el lanzador había retirado el control por voluntad propia, algo de lo que no estaba muy seguro, o estaba muerto.

- ¡Maldición! – masculló cuando llego a la oficina del Profesor Snape y la encontró cerrada - ¡Piensa, Draco, piensa!, ¡¿Dónde pueden estar?! – se apremió, y sin saber realmente a donde más ir, comenzó a correr al tercer piso, chocando contra alguien cuando llegó a aquel pasillo prohibido, cayendo de sentón en el suelo.

- Veo que la Maldición Imperius termino – masculló Snape, que era con quien Draco había chocado, y que le miraba con el ceño fruncido. A su lado, Dumbledore miraba tranquilo al rubio – Y me imagino que esa loca carrera sin cuidado alguno, se debe a que estás buscando a Harry –

- ¡Profesor!, ¡Director! – exclamó Draco, asombrado de verlos justo ahí, pero al mismo tiempo aliviados. Pronto se puso de pie - ¡Fue el Profesor Quirrell, él…! –

- Tranquilo, joven Malfoy – le interrumpió Dumbledore amable, alzando una mano – Lo sabemos. Y Harry está fuera de cualquier clase de peligro. Por lo que sabemos, Sirius lo llevo a la Enfermería –

Al escuchar eso, Draco apenas y asintió con la cabeza, dándose media vuelta para correr escaleras abajo hacía le Enfermería.

- ¡Mocoso maleducado! – masculló Snape al verlo irse sin decir nada más.

- Esta bien, Severus, déjalo. Se nota que está preocupado por Harry – observó amable Dumbledore – Vamos a reunirnos con los demás para confirmar su estado de salud y el de la Profesora Minerva –

 

***

 

Hermione se removió incomoda, bajando la mirada hacía sus zaparos. Trataba de controlar la inquietud que sentía, manteniéndose a la misma distancia que todos, para permitir que Madame Pomfrey se moviera como necesitaba mientras atendía a Harry.

 

Cuando se dio cuenta de que estaba en la Sala Común sin una razón aparente, pero se suponía que debía estar cuidando de Harry, se apresuró a regresar a la Enfermería, sólo para encontrarse con que Sirius, Remus, Malfoy, el Profesor Snape y el Director estaban ahí,  observando en silencio a Madame Pomfrey que atendía a Harry. La Profesora McGonagall se encontraba también en una camilla, pero no se veía lastimada y desde su lugar, observaba a la Enfermera atender a Harry.

No se animó a preguntar nada, y sólo se paró junto a Malfoy, notando los rostros tensos y preocupados de todos.

- Esta dormido ahora – les aviso Madame Pomfrey de pronto, pero les miró insegura antes de continuar con lo que tenía por decir – Parece que usaron la Maldición Cruciatus en él –

- ¡¿Qué?! – saltó Sirius.

- El daño que presenta, sólo lo vi antes en alguien que estuvo bajo los efectos de esa maldición – les explicó con tacto y cierta tristeza – Le he administrado algunas pociones para el dolor, y otras más para que duerma y se recupere. Será lo mejor en lo que el dolor desaparece –

- ¿Y sobre la cicatriz? – le preguntó Dumbledore.

- Nada – le respondió Madame Pomfrey negando con la cabeza – Es como la vez pasada. No hay ningún rastro de que la cicatriz se halla abierto y por eso sangrara. Simplemente no hay explicación alguna para que eso pase –

Dumbledore asintió con la cabeza antes de mirar a ambos niños.

- ¿Están ustedes bien? – preguntó amable.

- Yo… Ni siquiera entiendo lo que paso… - confesó Hermione apenada.

- Estabas bajo la Maldición Imperius – respondió Draco con una mueca, y Hermione jadeo al escuchar eso – El Profesor Quirrell te la lanzo, y estoy casi seguro de que también me la lanzo a mí –

- ¿Por qué lo dice, joven Malfoy? – quiso saber el Director.

- Durante todo este tiempo, estuve escuchando lo que pasaba a mi alrededor sin poder hacer nada, pero escuchaba mi voz respondiendo a preguntas que me hacían. Incluso escuche cuando el Profesor Snape fue a preguntarme por Harry, pero estaba en algún lugar apresado, y no podía avisarle que el Profesor Quirrell se lo había llevado – le explicó.

Snape dio un paso hacía Draco, y usando la Legeremancia, miró en sus recuerdos.

- Parece que a futuro, el señor Malfoy podría desarrollar resistencia a la Maldición Imperius si se entrena adecuadamente – comentó cuando se apartó de su mente, y Draco lo observó asombrado de sus palabras – Presenta los rasgos de una mente resistente, pero le faltó fuerza de voluntad para lograrlo. Harry lo logro en parte por el entrenamiento de Oclumancia que ha comenzado a llevar –

- ¡Entonces quiero aprender Oclumancia también! – pidió de inmediato Draco - ¡Esto no puede volver a pasar!, ¡Si no hubiera pasado, habría podido ayudar a Harry!, ¡Podría haber impedido que se lo llevaran!, ¡O haberles avisado a donde se lo habían llevado! –

- O estarías muerto por imprudente – comentó con censura Snape, y Draco le miró con el ceño fruncido.

- A veces, la forma más inteligente de reaccionar a la Maldición Imperius, es fingiendo que te ha logrado controlar – le explicó Remus amable.

- Creo que simplemente al pequeño Draco le falta más habilidad tanto física como mental para responder a este tipo de situaciones, pero eso solo se gana con entrenamiento y experiencia, así que si puede llegar a tener la habilidad de resistirse a la Imperius, deberíamos empezar con enseñarle eso – opinó Sirius, y Draco asintió firmemente con la cabeza – Esto podría volver a pasar, porque seguirá estando al lado de Harry ayudándole, así que nuestro deber es darle las herramientas para que pueda protegerse lo mejor posible si no podemos estar con él ayudándole –

- Entonces yo también quiero aprender – hablo por fin Hermione, y cuando todos la miraron, se removió incomoda, pero les sostuvo la mirada – Yo no note nada como Malfoy hizo cuando me lanzaron la Maldición Imperius, sólo una sensación de ligereza, de tranquilidad absoluta, pero estoy dispuesta a esforzarme para aprender a resistirme –

- Podría costarle mucho, si no fue capaz de ser consciente de la prisión en la que estaba dentro de su propia mente – comentó Snape con acritud – Llegar al nivel de consciencia que experimento el señor Malfoy, puede requerir de mucho trabajo y ser difícil, incluso puede que no lo consiga, no todos lo consiguen –

- No importa – respondió Hermione decidida – Voy a esforzarme todo lo que sea necesario. Y si aun así no puedo resistirme a la Maldición Imperius, por lo menos el entrenamiento podrá ayudarme a volver mi mente más fuerte, ¿No? –

- Creo que ya tenemos a los siguientes dos miembros de la Orden del Fénix – observó Sirius sonriendo suavemente.

- Están demasiado chicos para ello – opinó Dumbledore.

- Eso no importa, porque de igual forma Harry está completamente metido en esto, y ellos dos querrán estar a su lado, lo que significa que también estarán metidos en todo esto – le recordó Sirius impasible – Son la nueva generación, y más que ninguno, tienen el derecho de estar en la Orden del Fénix, aunque sean unos niños. Sus lugares serán privilegiados, porque los entrenaremos desde tan jóvenes –

- No estoy tan seguro – comentó Dumbledore pensativo.

Snape miró a ambos niños, dirigiendo su mirada a Harry en la cama antes de hablar.

- Aún son niños. Necesitan mucho entrenamiento, y obviamente crecer, pero aunque me cueste admitirlo, creo que Black podría tener razón, tienen todo el derecho de formar parte de la Orden del Fénix pese a su edad, porque necesitaremos de ellos en un futuro y debemos irlos preparando. Una guerra se aproxima, y si no tomamos medidas, Voldemort va a ganarnos – opinó.

- Yo también creo que Severus y Sirius tienen razón, Albus – quiso comentar McGonagall, a quien Madame Pomfrey ya había terminado de revisar, sin que eso la hiciera perderse un solo detalle de aquella platica – No soy partidaria de entrenar niños como si fueran soldados, pero una guerra esta próxima, y el lugar de Harry fue decidido por un poder superior al nuestro, lo que significa que si ellos se empeñan en estar a su lado, correrán casi el mismo peligro. Si entrenarlos les va a permitir sobrevivir, estoy dispuesta a ayudar en su entrenamiento –

Dumbledore escuchó aquello, y suspiro suavemente.

- No me gustaría que comenzaran a aprender ese tipo de cosas – comentó pese a todo.

- Si Harry va a aprenderlas, también quiero aprenderlas – decidió Draco con firmeza– Quiero ser de ayuda para él, no un obstáculo. Quiero pelear a su lado cuando llegue el momento –

- Es apenas un niño, joven Malfoy – le recordó Dumbledore amable – Un niño no debe estar pensando en guerras y en aprender a pelear –

- Harry también es un niño, pero está comenzando a aprender – intervino Hermione, más suavemente que Draco, pero con la misma firmeza – Y ha tenido que soportar la Maldición Cruciatus. Ningún niño debería tener que soportar eso, pero él lo hizo, y puede que le esperen más cosas en el futuro. Nosotros queremos estar a su lado para poder ayudarle –

- Podrían morir – quiso recordarles Dumbledore.

- Es verdad, pero cualquiera de nosotros podría morir, estamos hablando de una guerra que está por comenzar – opinó Draco – Y sin embargo mientras más herramientas tengamos, más oportunidades tendremos de sobrevivir –

- También tendrían más posibilidades de sobrevivir y tener una vida tranquila, si se alejan de Harry – observó amable Dumbledore.

Sirius gruño, pero no dijo nada.

- ¡Es mi amigo!, ¡No voy a darle la espalda cuando más me puede llegar a necesitar, solamente porque eso es cómodo y seguro para mí!, ¡Eso no es amistad! – sentenció Draco con indignada dureza, manteniéndose firme.

- Yo opinó igual que Malfoy – se sumó Hermione decidida – Los verdaderos amigos están ahí en las buenas y en las malas, no sólo en las buenas, y se apoyan mutuamente para resolver los problemas que puedan surgir. Esa es verdadera amistad, lo contrario sería conveniencia. Y si estamos juntos y nos apoyamos, podemos encontrar soluciones que una sola persona no sería capaz de ver –

- Y la guerra igual llegara algún día obligándonos a elegir un bando, así que no veo porque postergarlo – agregó Draco, mientras Hermione asentía firmemente con la cabeza – Mi bando será al lado de mi amigo, y voy a apoyarlo en lo que pueda, con la ayuda de ustedes o sin su ayuda –

- Estoy segura de que Harry haría lo mismo por nosotros – comentó Hermione – Lo he visto salvar a personas con las que no tienen ninguna clase de vinculo, arriesgando la vida. Sé que por sus amigos, sería capaz de mucho más. No voy a traicionar su amistad, y voy a devolverla en igual medida en que él la da –

Dumbledore sonrió muy suavemente, casi con tristeza.

- Nunca olviden esas palabras y el sentimiento que hay detrás de ellas, porque es justamente eso lo que les dará el impulso y la determinación de mantenerse juntos y salir adelante, incluso en los momentos más difíciles y oscuros  – les pidió amable – Y como parece que ya está decidido, permitiré entonces que tanto el Profesor Severus como la Profesora Minerva comiencen a instruirlos junto con Harry; Cuando esté mejor, claro está –

Hermione sonrió, y Draco se sintió satisfecho de esas palabras.

 

***

 

Harry despertó una semana después enterándose de varias cosas. Lo primero fue que se perdió el partido de Quidditch contra Hufflepuff, y aunque el equipo gano, lo hizo por una muy pequeña diferencia, lo que no tenía tan contento a Marcus. Lo segundo fue que los exámenes estaban en puerta, así que debían prepararse para presentarlos, y lo tercero, que tanto Draco como Hermione comenzarían a recibir lecciones particulares junto con él, tanto de Oclumancia por el Profesor Snape, como de Hechizos defensivos por la Profesora McGonagall, pero  como el curso casi terminaba, sería hasta que regresaran el siguiente año.

Cuando Madame Pomfrey le dejo salir el domingo por la tarde, fue con Draco y Hermione a la orilla del lago. No tenía ganas de ir a encerrarse a la Sala Común, y quería sentir un poco el calor del sol.

- Cuanta tranquilidad. Nadie pensaría que está por venir una guerra – comentó de pronto, mirando el tranquilo lago frente a ellos.

- Es la calma que precede a la tormenta – opinó Draco, que también observaba el lago.

- ¿Cuánto creen que tardara en llegar? – les preguntó Hermione, mirándoles de reojo.

- Es imposible saberlo. Sirius dice que Voldemort aún está muy débil, que luego de que el Profesor Quirrell muriera, escapo de su cuerpo como una bruma, muy seguramente para buscar otro huésped que le permita seguir viviendo – les contó Harry, y Hermione se estremeció al pensar en eso.

- Espero que sea lo suficiente como para podernos preparar – pidió.

- Todo puede pasar – comentó Draco, y los tres volvieron a sumirse en un tranquilo silencio.

Hermione miró hacía la explanada donde varios alumnos jugaban o descansaban.

- Ellos no saben, y no podrán prepararse… - murmuró con cierto pesar.

- Pero tampoco podemos decirles – le recordó Draco – Fue lo primero que nos prohibió el Profesor Dumbledore –

- Creo que debemos esperar a ver cómo avanzan las cosas – opinó Harry, mirando también hacía la explanada – El tiempo nos dirá cómo debemos proceder. Adelantarnos a eventos que no han pasado, sólo nos podrían causar problemas –

- Así es, sólo podemos estar preparados y esperar – convino Draco.

- Supongo que tienen razón – medito Hermione, mirando un poco más a los alumnos, antes de regresar su vista al lago – Cuando me enteré del Mundo Mágico, jamás pensé que me vería involucrada en una guerra –

- Yo jamás pensé que me convertiría en un líder de guerra, y que tendría que pelear contra un mago que se supone que estaba muerto – comento Harry con amarga ironía, mirando cómo se asomaba ligeramente uno de los tentáculos del Calamar Gigante – Era consciente de que tenía un pasado poco usual, porque en su momento Sirius y Remus me lo fueron contando, pero era algo que sentía ajeno a mí de alguna forma. Incluso mi infancia no fue tan diferente a la de cualquier niño, aunque ahora entiendo ciertos detalles en cuanto a la seguridad que Sirius y Remus tenían. Ellos sabían que Voldemort no estaba muerto, que algún día regresaría y me buscaría, pero aun así no buscaron convertirme en ninguna clase de soldado, dándome tiempo para crecer con relativa tranquilidad. Ahora puedo ver eso y les estoy muy agradecido, pero sé que la mejor forma de agradecerles, es prepárame para convertirme en el mejor líder de guerra que pueda haber, y que ellos no tengan que seguir preocupándose por mí –

- Yo seré tu mano derecha – decidió Draco, y Hermione rodo los ojos.

- Ambos lo apoyaremos, Malfoy – le recrimino.

- Sí, claro, pero yo seré su mano derecha – le aclaró Draco con suficiencia – Tu puedes ser su mano izquierda –

- ¡No!, ¡Entonces tendrá dos manos derechas! – sentencio Hermione con firmeza.

- ¡No puede tener dos manos derechas!, ¡Estas loca! – le reclamó Draco frunciendo el ceño, y escuchándolos, Harry no pudo evitar reírse, pasando sus brazos por los hombros de ambos, acercándolos a él.

- ¡Tendré dos manos derechas y que importa, si eso significa que tengo dos muy buenos amigos en los que puedo confiar y que me apoyan! – opinó feliz.

Hermione y Draco no refutaron aquello ni siguieron peleando. Harry había estado muy callado desde que despertó, y también bastante cabizbajo; Escucharlo reír de esa forma, les animó a ambos.

- Serás un líder extraño con dos manos derechas – no pudo evitar comentar Draco, sonriéndole pese a todo.

- Pero serás el mejor y ganaras. Nosotros estaremos apoyándote – le quiso decir Hermione.

Harry les sonrió suavemente.

- La verdad no sé si ganare. La Profecía no confirma que derrotare a Voldemort, sino que tengo el poder para hacerlo, así que existe la posibilidad de que pueda derrotarlo, pero también de que pierda – les aclaró.

- Le ganaras – sentencio Draco, y le miró con firme seguridad – Vas a prepararte mucho, y nosotros estaremos a tu lado apoyándote. Ganaras –

- Sí, estoy completamente de acuerdo – convino Hermione.

Harry les miró, sonriéndoles.

- Entonces me esforzare mucho – les prometió.

- Los tres lo haremos, y estaremos listos para cuando regrese – confirmó Draco, y Hermione asintió con la cabeza.

Volvieron a mirar el lago, y no comentaron nada más, permaneciendo en un tranquilo silencio.

Los exámenes comenzaron al poco tiempo, pero estaban listos para presentarlos, sacando las máximas notas. En el banquete de Fin de Curso, el Director declaro que la Casa de Slytherin había ganado la Copa de las Casas, y la celebración estuvo envuelta en verde esmeralda. Cuando por fin llego el día de regresar, Harry y Draco hicieron el viaje de regreso junto a sus compañeros de Casa, jugando y platicando de cosas banales hasta que arribaron a la Estación de King's Cross.

- Hablare con mis padres. Quizás puedas venir a visitarme durante las vacaciones, y podamos practicar hechizos juntos – le comentó Draco una vez que todos salieron del vagón, y sólo quedaron ellos dos.

- Eso suena bien. También le preguntare a Sirius si puedes ir – le respondió Harry sonriendo.

Draco asintió con la cabeza, y mirándole algunos segundos, soltó el baúl, abrazando a Harry con fuerza, sin querer detener el impulso.

- Vamos a pasar por todo esto juntos, y vamos a sobrevivir – le prometió con una fiereza tan intensa, que Harry se sintió un poco abrumado al inicio.

- Gracias – le dijo sinceramente, sonriendo mientras le regresaba el abrazo, sintiéndose muy dichoso de tener un amigo como Draco. Con esas amistades y esos apoyos, su futuro no se veía tan oscuro.

 

CONTINUARA…


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