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126. Beso Inmortal (14) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

Bueno mis nenes quiero decirles que estoy muy feliz de seguir haciendo estos fics ya tenemos 4 AÑOS de esta increíble saga, ya que el primer fic de 1. La pareja de Jongin tiene desde el 2016 que se publicó. La hemos pasado crudas con estos años ya que se me han eliminado usuarios, bloqueado, hasta intentado hackear pero aún asi seguimos y no paramos....

 

Seguiré tratando de actualizar lo mas seguido posible pero tomen en cuenta que han debutado muchos nuevos grupos que no teníamos en cuenta hace unos años hasta ahora, así que no se fastidien cuando un fic no tenga sus personajes favoritos porque lo que importa es la coherencia de la saga y TODOS absolutamente TODOS sus personajes. Recuenden que acepto consejos de los fics que están por venir y necesito de su ayuda para la asignación de nuevos personajes, miren que aún hay que libros por adaptar.

 

Cuento con uds y sus rws. Recuerden que aunque no los responda LEO TODOS LOS RWs.

—Esto es una mierda. —Min Su deambulaba con dificultad, por la alcantarilla subterránea, buscando un vampiro rebelde que quizás estaba o no allí. Apestaba, sus botas estaban empapadas, y estaba sediento como el infierno. Jaehyo podría haber enviado a uno de sus lacayos, para este trabajo.

—¿Eso significa, que podemos salir de aquí? —Pregunto San . —Deje un lindo ejemplar, esperándome en el club.

—Solo piensas en joder —, se quejó Yeon Jun.

Estaban todos cansados, y él estaba listo para rendirse, pero si había algo de verdad, en lo que ese twink le había dicho a Jaehyo, tenía que comprobar cada maldito centímetro de estos túneles– incluso si pensaba que era una pérdida de tiempo.

—¿Que tan confiable era ese twink? —Pregunto Soo Bin. —Quiero decir, ¿trataba sólo de ganar puntos con Jaehyo, ¿o crees que hay gente lo suficientemente estúpida, como para usar uno de los túneles para irse de fiesta?

Todavía le asombraba, que los vampiros y los humanos bajaran aquí, para divertirse. Los túneles estaban llenos de agua mohosa y ratas, y maldición si el hedor no era suficiente para hacerlo vomitar. —No importa. No podemos irnos hasta que pueda asegurar a nuestro príncipe, que no hay un vampiro aquí abajo, cazando.

Por lo que Jaehyo le había dicho, los vampiros no estaban cazando para alimentarse. Estaban dejando cadáveres atrás. Eso no estaba bien en ningún nivel, y el hecho de que él o ella matara, significaba so lo una cosa.

Se había vuelto un rebelde.

Pero el sentía algo más aquí abajo, algo mas letal que un vampiro. Una sensación de mal augurio le invadió – como si una mano invisible del mal acariciara su espina, mientras se movía por las alcantarillas.

Levanto las manos, cuando escucho un quejido apagado. Echando la cabeza hacia atrás, olfateo el aire, y su garganta se tensó, ante el olor a sangre. Pero no era sangre común. Era dulce, suculenta, ambrosía. Nunca había olido algo tan suculento.

Los miembros de su equipo, parecían pensar lo mismo también. Sus ojos adquirieron un brillo escalofriante,mientras corrían por los sinuosos túneles, esquivando a su paso el vapor sibilante de las tuberías, dirigiéndose hacia el aroma.

—Ese dulce olor, se está acercando. —Yeon Jun paso por delante de ellos. Se apresuró, pasándolo, cuando se acercaban a una curva. Los gimoteos se escuchaban cada vez más fuertes.

Doblo la esquina, con el arma levantada, las balas ultravioletas listas para derrotar al rebelde. Encontró a un hombre inclinado, succionando descuidadamente el cuello de alguien. La persona que estaba siendo drenada, era tan delgada que, él o ella, no parecía poder permitirse escatimar una sola gota de sangre.

 

 

Con un gruñido, se lanzó hacia adelante y agarro la mandíbula del vampiro, obligándolo a liberar a su presa. Este grito, cuando tiro de él hacia atrás y lo arrojo a un lado. Yeon Jun, arrojo al vampiro contra el muro y los otros lo atacaron.

—Mátenlo —, ordeno, mientras enfundaba su arma. Se dejó caer sobre una rodilla, al lado del hombre que yacía allí tirado, la sangre cubría su cuello y camisa. Su respiración superficial, era rápida, sus ojos color purpura desenfocados.

¿Iris purpura? Aparto a un lado el largo cabello rojo del extraño, para ver la herida. Todavía estaba perdiendo sangre, y su respiración continuaba volviéndose más superficial, a medida que la vida se iba drenando lentamente de sus ojos.

Mierda, el chico estaba muriendo. Mientras estaba allí arrodillado, con el extraño en sus brazos, un aroma subyacente floto hacia él. Miro fijamente a los ojos del hombre.

Sintió como si algo le hubiera golpeado en el pecho. Sus colmillos se alargaron y sus largas y afiladas uñas se extendieron. Sacudió la cabeza un par de veces, luchando contra la bruma que enturbiaba su mente.

A medida que la lucha continuaba a sus espaldas, se dio cuenta de que estaba sosteniendo a su compañero .

Sin pensar, se mordió la muñeca y la presiono contra la boca del extraño. El príncipe Jaehyo rara vez compartía su don de sanación, pero había dado a sus cinco aniquiladores un trozo de ese don.        

Y lo uso para salvar la vida de su compañero .

El delgado hombre le agarró del brazo, mientras bebía, sus dedos cavando en su carne, su hambre era voraz. Se forzó a no reaccionar a las necesidades de su cuerpo. Beber sangre era un acto íntimo, y se puso duro como una roca, cuando el extraño tomo lo que necesitaba.

—Hoy no es tu día para morir. —Paso su mano sobre el cabello rojizo, y noto una punta en el extremo de la oreja de su compañero . ¿Un elfo?

Tenía que serlo, pero jamás había conocido a uno que oliera tan maravillosamente.

Notó que los túneles habían quedado en silencio. Cuando levanto los ojos, vio que sus hermanos lo habían rodeado, el brillo en sus ojos mostrando unas profundas ansias de sed.

Los fulmino con la mirada. —¡Apártense de aquí, ahora!

Los cuatro sisearon y retrocedieron.

Cuando el elfo volteó la cabeza, indicando que estaba lleno, se enrosco en sus brazos y suspiro. Fue entonces cuando notó las coloridas alas retraídas contra la espalda del hombre.

Su compañero  no era un elfo. Era un hada. Había oído hablar de su existencia, pero nunca había visto una antes. Por lo que había oído, eran una especie muy reservada que se mantenía alejada de las demás. ¿Porque había un hada en los sucios túneles bajo una ciudad atestada de gente?

Lo atrajo hacia sí, cuando se puso de pie. 

—Continúen buscando en los túneles —, les dijo a sus hombres, antes de usar su velocidad inhumana para sacar a su compañero  de allí. Necesitaba llevar al hada a algún lugar seguro.

Tan pronto como salió a la superficie, saco su teléfono celular y llamo a uno de los vigilantes. JiAn respondió al segundo timbre. —Hola.

Ji An, es Min Su.

—Ya lo sabía, gracias a este ingenioso invento llamado identificador de llamadas.

Rechino los dientes. El hombre lobo podría ser exasperante la mayor parte del tiempo, pero precisamente esta noche, no necesitaba la mierda de JiAn. —Necesito un favor.

—¿Que sucede? —La voz de JiAn ya no mostraba diversión.

Le dio su ubicación. —¿Puedes encontrarme aquí?

—Estoy en camino. —Eso era lo único que salvaba a JiAn. El hombre lobo sabía cómo cambiar de una actitud tremendamente irritante, a todo negocio.

Pasados diez minutos, los faros de un coche inundaron el camino de acceso. Se protegió los ojos, cuando JiAn detuvo su Jeep. Apago las luces y salió de su vehículo,

—¿Me llamaste para ayudarte a enterrar un cuerpo? frunciendo el ceño, cuando vió al hombre que yacía inerte en sus brazos. 

—Si tuviera que enterrar su cuerpo, no necesitaría la ayuda de nadie —, gruñó.—Simplemente haría un agujero, lo arrojaría, le prendería fuego, y después lo cubriría con tierra.

JiAn lo miro, como si tuviera algunos tornillos sueltos. 

—No hacía falta que me dieras visuales de cada paso. —Se acercó. Cuando se detuvo, levanto las cejas. —¿Es eso realmente un hada?

—Necesito que lo protejas, lobo. —No le gustaba entregar a su compañero, pero había sentido algo mucho más siniestro en aquellos túneles subterráneos, que no tenían nada que ver con el rebelde. Necesitaba hacer un barrido completo, para asegurarse de que nadie más necesitara su ayuda, y encontrar la fuente del mal.

—¿Lo llevo a La Mansión? —JiAn abrió la puerta trasera de su Jeep y se hizo a un lado.

—No. Llévalo a mi complejo. —No vivía en La Mansión, con el aquelarre de vampiros. Sus hombres y el, tenían su propia fortaleza, y era más seguro que Fort Knox. Quería a su compañero  estuviera en el lugar más seguro.

—De acuerdo —dijo JiAn. —Pero eso significa, que tendrás que darme los códigos. —Movió las cejas.  —Siempre quise ver, donde vivían los aniquiladores.

Gruñó. —Mantente lejos de nuestras habitaciones... y de la sala de control... y de la sala común.

 

JiAn torció el labio. —Esperare de pie en la puerta de entrada, hasta que llegues ahí. ¿Te parece bien?

Agarrando a su compañero  firmemente con un brazo, uso la otra mano para agarrar la camisa de JiAn y tirar del hombre lobo cerca de su cara. —Protégelo con tu vida.

Las facciones de JiAn se ensombrecieron. —Harías bien en soltarme y recordar que me pediste un favor, no al revés.

Se miraron fijamente el uno al otro por un segundo mí, antes de que lo dejara ir. JiAn tenía razón. Respiro profundamente. —Prométeme que no permitirás que le pase nada.

—Creo que sé un poco sobre cómo cuidar a las personas —, JiAn gruñó. —Ahora ponlo en el asiento trasero para que pueda salir de aquí.

Acomodo al hada con delicadeza, luego agarro una manta roja de la parte trasera del Jeep y cubrió a su compañero . Dudo, mirando abajo a la criatura más hermosa que jamás habían visto sus ojos. Paso los dedos con dulzura por el suave cabello del hada, antes de cerrar la puerta.

Le dió a JiAn las instrucciones y los códigos de acceso. —Asegúrate de cerrar bien, una vez que estés dentro.

 

—¿Algún otro consejo inútil, antes de irme?

—Ten cuidado, hombre lobo. Mi paciencia pende de un hilo, esta noche.

 

—Entonces, supongo que es mi señal para irme.

Observó a JiAn alejarse con el hada. Tuvo que luchar contra la imperiosa necesidad de arrancar a su pareja del asiento trasero y mantenerlo a su lado. Pero tenía un trabajo que hacer. Independientemente de si quería estar allí o no, tenía que asegurarse de que no había nada más en las alcantarillas.

Cuando el Jeep desapareció en la carretera principal, se volvió y regreso de nuevo a la entrada del túnel, para reunirse con su equipo.

 

 

 

Su Woong se despertó sobresaltado, agitando los brazos en el aire, mientras gritaba. Le llevo un momento darse cuenta de que las sabanas eran lo único contra lo que estaba peleando. Se apresuró a mirar a su alrededor. Ya no estaba en los túneles. ¿Dónde diablos estaba?

Se bajó de la cama, mirando por todas partes, mientras trataba de encontrar una salida. Tenía que irse de allí. Un vampiro con el que había estado de fiesta, había intentado drenarlo. ¿Lo había llevado a casa para merendárselo lentamente? ¿Para compartirlo con otros vampiros?

La idea le provocó escalofríos de terror, por su espina dorsal.

Genial. Ahora comienza la diversión.

Sus ojos se clavaron en un hombre apoyado contra la pared, centrado en la pantalla del teléfono en su mano. No era el vampiro que lo había atacado, pero el humor seco del tipo, solo lo irrito más. Ya estaba aterrado. No necesitaba el sarcasmo. —¿Dónde estoy y quién diablos eres tú?

La habitación estaba saturada con el inconfundible olor a lobo y vampiro, lo que hizo que estuviera listo para salir corriendo. No se había escapado del mundo de las hadas, solo para morir en un túnel mugriento o en este lugar tan increíblemente soso. —¡Respóndeme!

El tipo le dio una sonrisa torcida. Era sexy, pero él estaba más interesado en salir de allí, que flirtear con el extraño.

—El día que me dé la vuelta en el suelo y te muestre la barriga, es el día en que cederé a tus demandas. —El extraño entrecerró los ojos. Miro la puerta a la izquierda del hombre y se preguntó si podría escapar, antes de que el hombre lo detuviera.

—Puedes intentarlo.

Abrió ampliamente los ojos. —¿Cómo leíste mi mente?

—No lo hice. Cualquier presa con pánico, buscara la salida más cercana.

¿Presa? —Solo dejame ir y te prometo que no le contare nada a nadie.

Lo estudió atentamente, con curiosidad. —¿Que hay que contar? ¿Escondes algún secreto?

 

—¿Quien, yo? —Aparto los ojos. —Uh, no. Definitivamente no escondo ningún secreto.

Además del hecho, de que era una de las hadas oscuras que todo el mundo temía. Pero no había modo alguno de que le estuviera diciendo eso a ese tipo. No necesitaba su vida amenazada de nuevo. —Estoy listo para largarme. Así que, si me muestras la salida, yo puedo–. —Se agarró el estómago, cuando un agudo dolor atravesó su cuerpo. ¿Que estaba ocurriendo? ¿Porque sentía como si alguien estuviera tratando de arrancarle el estómago? Y su garganta... le ardía mucho.

Se desplomó sobre la alfombra, mientras sostenía su vientre. —¿Que me has hecho?

Percibió una verdadera preocupación, en los ojos azules del hombre. —Nada.

—¡Has tenido que haber hecho algo! —Comenzó a mecerse adelante y atrás, cuando el dolor se intensifico.

El extraño maldijo, luego marco en su teléfono. Quería meterle ese teléfono por el culo del tipo, por no hacer nada para ayudarlo. Su cuerpo entero estaba empapado en sudor y su cabello pegado a su cara y cuello.

Sus brazos temblaron, cuando trató de ponerse de pie, pero ya sin fuerzas, se dejó caer al suelo y presionó la mejilla sobre la alfombra.

Sintió que se estaba muriendo.

 

Tenemos un problema —dijo el tipo, en el teléfono. —Tu pequeño invitado acaba de colapsar. Está sufriendo mucho. —El tipo escucho y asintió. —No tienes que preocuparte, de que lo deje acercarse a mí.

¿Qué significaba eso?

—Solo ven aquí, rápido. Si me ataca, vas a deberme algo más que hacer de niñera.

— El hombre guardo la teléfono en el bolsillo.

—¿Que ... que me ocurre?

El extraño se pasó una mano por la barba, que cubría su mandíbula y se puso en cuclillas cerca de él. —Aparentemente, estas pasando por una conversión.

Se imaginó creciéndole otra cabeza o brotándole una cola o apareciendo escamas por toda su piel, pero sus entran as le decían que esto tenía algo que ver con ese vampiro que lo había atacado.  —¿Qué tipo de conversión?

El tipo negó con la cabeza. —Dejare que Min Su te explique todo esto. Solo soy el niñero.

Sintió como si una mano invisible lo agarrara por la garganta y lo apretara con fuerza. Rodó sobre sus manos y rodillas, tratando desesperadamente de alejarse a rastras. Entonces el olor más maravilloso lleno la habitación. Inclino la cabeza hacia atrás y olfateo el aire. Sus ojos se centraron en la garganta del hombre.

 

Podía ver la vena justo debajo de la piel, el flujo de sangre, el pulso de la yugular del hombre, atrayéndolo.

 

Se lamió los labios, cuando comenzó a arrastrarse hacia el.

—Nu-uh. —El hombre negó con la cabeza. —No vas a usarme como si fuera una bolsa de suero.

—Tengo mucha sed —, gimió. —La garganta…arde.

El extraño se levantó de su posición de cuclillas y se alejó de el. —Mantén tu culo ahí, o juro que voy a limpiar el piso con tu trasero.

Apenas escuchaba lo que el hombre decía. Estaba obsesionado con el latir de ese pulso. Sintió arder las encías superiores, y luego jadeo, cuando sintió una presión punzante alrededor de sus colmillos. Se tocó la boca y descubrió dos colmillos largos y afilados.

¿Colmillos? ¿Se estaba convirtiendo en uno de esos chupasangres? —Ma -mátame. —Su voz era rasposa y le dolía hablar, pero no le importo. No quería pertenecer a un vampiro trastornado o vivir en un ataúd. ¿Los vampiros dormían en ataúdes? No estaba seguro, ya que no había tenido la oportunidad de preguntarle al único vampiro que había conocido, viendo como el tipo había tratado de drenarlo en ese momento.

El extraño miro hacia la puerta, antes de mirar hacia abajo, a el. —Maldita sea, ¿dónde estás, Min Su?

—Por favor —suplico.

 

No te envidio, pero no puedo ayudarte. No va a ocurrir. —El tipo comenzó a pasearse, revisando su reloj cada pocos segundos.

Lentamente se puso de pie, tambaleándose ligeramente, mientras miraba al hombre lobo. —Estoy. Sediento.

Atravesó la habitación y trataba de alcanzar al extraño, cuando un brazo fornido lo agarro por la cintura y lo levanto en el aire. Chilló, mientras luchaba contra el agarre. Necesitaba esa vena. Necesitaba llegar al hombre lobo.

Una neblina roja envolvió su mente. Siseo y lucho hasta que olió sangre. Agarro el brazo en su nariz y hundió profundo los colmillos, tomando profundas bocanadas de sangre. El dolor fue disminuyendo, hasta que se quedó inerte y liberó sus colmillos.

Miro horrorizado la muñeca ensangrentada frente a él e hizo una mueca ante el sabor metálico en su lengua. —Oh galletas. Creo que voy a vomitar. 

El hombre lobo ya no estaba en la habitación. ¿A dónde se había ido? ¿Quién estaba sosteniéndolo? ¿Era el lobo?

—¿Mejor? — No, no era el lobo. No recordaba que su voz tuviera, un timbre tan profundo. ¿Era el vampiro que lo había atacado en los túneles? Si lo era, ¿por qué le estaría alimentando ahora? No tenía ningún sentido.

 

—Acabo de beber tu sangre —dijo con pánico, mientras se movía para liberarse —¿Cómo podría estar mejor?

Tan pronto como el hombre lo puso de pie, corrió hacia la puerta, y arranco el tirador tratando de abrirla. Se quedó mirando al pomo de bronce en su mano. ¿Cómo infierno había hecho eso?

 

—Podrías huir de esta habitación, pero no saldrías del complejo.

Tragando fuerte y enviando una oración, se volvió y miro al tipo que acababa de alimentarlo. No era el vampiro que lo había atacado.

El extraño era alto, musculoso y vestía de negro. Era devastadoramente guapo, pero también le estaba diciendo que era un prisionero.

El recién llegado, presiono una mano en su pecho. —Soy Kim Min Su . ¿Y tú eres?

—Atrapado. —Dejo caer el pomo de su mano. Golpeo la alfombra con un golpe seco. —¿Vas a dejarme ir?

Min Su simplemente lo miro.

Impaciente, asustado y aun sediento, respondió, —Bien, mi nombre es Su Woong.

—¿Tienes algún otro nombre?

—Mi madre solía llamarme Giggleboots. —Chasqueo los labios. Tal vez no debería haber dicho eso. Era un apodo vergonzoso, y estaba agradecido de que su madre hubiera dejado de llamarlo así   hace años.

Min Su siguió mirándolo fijamente, pero había diversión en sus ojos oscuros.

—Bien. —Soltó un suspiro. —Mi apellido es Lee.

No, Su Woong. —Min Su negó con la cabeza. —No eres un prisionero, pero no puedes irte.

Se rasco la cabeza. —Si no me permites irme, eso significa que soy tu prisionero.

—Adivina de nuevo, pequeña hada.

No le gustaba adivinar los juegos. Nunca había sido muy bueno en ellos. Tenía más inteligencia callejera que la de libros, aunque eso era algo cuestionable, ya que se había ido con unos extraños a una fiesta en un alcantarillado. Quería patearse el culo por estar tan desesperado por tener amigos, que se había puesto en peligro.

—Yo–. —Sus ojos se llenaron de la grima. —No lo sé.

Min Su arqueo las cejas, mientras lo miraba. —¿Porque parece que estas a punto de llorar?

—¡No lo estoy! —Se secó los ojos. —Solo quiero irme. No quiero jugar a tus estúpidos juegos de adivinanzas.

—No quiero que te vayas. —Min Su se le acerco lentamente. —Quiero llegar a conocer mejor a mi compañero .

Se puso tenso y sus cejas se alzaron hacia su cabello. —¿De qué cornflakes estás hablando?

 

Min Su se detuvo a un paso de él. Podía decir que el tipo estaba tratando de no parecer amenazante, pero para lograrlo, necesitaría de un milagro. Min Su parecía tan inofensivo como un perro de presa. —¿No sientes la conexión entre nosotros?

 

Negó con la cabeza. Había pasado por un encuentro aterrador después de otro, esta noche y no había tenido tiempo de procesar nada. —La única conexión que siento ahora mismo, es con esa puerta.

Min Su sonrió.

Jadeo. Min Su tenía colmillos.

¡Era un vampiro!

 

 

 

 

 continuará...

Notas finales:

dejen rw


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