Peter estaba castigado por haber llegado tarde a casa ese día, y poco le importó, porque estaba feliz sin entender exactamente por qué.
Cuando volvió al colegio, Ned traía a su lado a Betty, una hermosa chica rubia con los ojos saltones. Ella se veía algo cohibida como también molesta de que alguien los viera juntos a ella y Ned. Ned también estaba a la vanguardia de que alguien pudiera sospechar que ambos andaban.
—No entiendo por qué no lo dicen y ya. —Refutó Peter.
—¿Estás loco? —dijeron al unísono.
—Nuestro amor es como el de Romeo y Julieta —dijo Ned, en voz baja.
—Y no quiero que termine sin vivir una aventura —susurró Betty, haciendo una visera con su mano para que su voz no pudiera escapar más allá de ellos.
Peter creía que exageraban.
—Flaca, tus amigas vienen por ahí —le dijo Ned a Betty, con una voz casi chillona de los nervios.
—Cierto, nos vemos, bebé —y Betty se fue dejándolos a solas.
Al principio, Peter no comprendió por qué el amor era tan complicado para ellos, hasta que Ned le hizo comprender que tanto él como Betty temían los comentarios fuera de lugar. Peter quiso defender esa idea, pero Ned continuó explicando que Betty no podría soportar que hablaran mal de su relación porque padecía un poco de ansiedad. Así que ambos pensaron en avanzar lentamente en su relación como decírselo a sus amigos y familiares, lento pero seguro. Eso fue lo que entendió Peter después de todos esos días en los que Ned se explicaba pero saltándose siempre al tema de cómo se enamoraron, o tal vez cómo primero se odiaron. Y sin querer, Peter pensó en Tony, tal vez debería empezar a hablar de él con Ned y su tía, decirles que… ¿decirles qué?
Peter carraspeó, temeroso de que alguien por ahí pudiera leer mentes, sería su fin. Y no, no podía hablar de Tony y decir que justo esos últimos días, después de la cita, se han estado viendo aunque solo por cinco minutos sin decirse mucho… solo verse. A pesar de negar el sentir algo por Tony, Peter no quería escuchar de la boca de nadie que él y Tony no podía estar juntos porque uno era vagabundo y el otro demasiado joven.
—¿Y ahora qué? —preguntó Ned, mirando a Peter, el periodo de clases ya había terminado y ambos chicos no sabían qué hacer, como siempre.
Antes de planear algo, Flash Thompson pasó delante de ellos sin decir una sola palabra. El día anterior al menos los había saludado quedamente, sin mostrarse petulante con ninguno. A Peter y Ned les pareció bastante extraño que de la noche a la mañana Flash y su grupo de amigos los dejaran en paz, como si de pronto se dieran cuenta de lo idiotas que fueron.
—¿Seguro que no lo acusaste con sus padres? —preguntó Ned, una vez Flash se perdió de sus vistas —. Hasta parece un chico nuevo.
—Dios sabe qué paso —respondió Peter, sin descartar que probablemente Tony sí tenía algo que ver.
—Tal vez está enfermo y trata de redimirse. Hay enfermedades que ni todo el dinero del mundo puede salvarnos.
Peter asintió, empezando a caminar a casa junto a Ned. De todos modos, no podrían ir a otro lugar porque Peter estaba castigado hasta el fin de semana. Hasta Tony lo sabía y aunque se echó la culpa y deseaba ir a hablar con la tía May, Peter dijo que estaba bien que no era necesario y que también fue su culpa haber silenciado su celular.
Aquél día, su tía May casi había caído en una crisis nerviosa temiendo lo peor por Peter, tal vez era exagerado pero Peter era lo único que tenía y amaba. Y por eso no dudó en hacerle muchas preguntas en las que Peter tuvo que decir otra mentira a medias, que se había distraído en algunas tiendas y al tiempo de volver se había encontrado a un vagabundo con quien sin darse cuenta perdió mucho tiempo.
Por eso Tony y Peter solo se habían podido saludar sin hacer mucho, ni dar una vuelta. Como en ese momento, Tony estaba cargando una bolsa en sus espaldas y traía unas gafas de sol y una gorra, casi irreconocible para Peter pero solo verlo cómo lo saludaba con una mano libre, Peter supo que era su Tony. Le devolvió el saludo sin que Ned lo notara sino se vería obligado en presentarlos.
A todo eso, Peter estuvo pensando ayudar y sacar a Tony de las calles. Tony era un hombre bastante joven y fuerte, también guapo, y darle la oportunidad de superarse debería ser su propósito, así que Peter pensó en buscarle un trabajo, uno donde no les importara contratar a un vagabundo. Aunque también quería preguntarle primero cómo había terminado en las calles. Para ello tenía varias posibles respuestas.
Primero que, tal vez Tony había sido un hombre importante (y eso explicaría el buen aspecto que tenía detrás de toda esa ropa vieja), en alguna empresa y que ésta había entrado en bancarrota y el banco le quitó todo lo que pudo.
Segundo, que había sufrido alguna pérdida de un ser querido, tal vez sus padres, y enloqueció y… no, si fuera así, Tony sería un demente.
Tercero, que Tony nació en las calles y fin.
—¿Crees que ganemos una de las becas que está ofreciendo Industrias Stark? —preguntó Ned, emocionado —sería bueno que al menos tú lo ganaras. Eres uno de los mejores de la clase.
Esa semana había llegado un aviso importante de Industrias Stark, señalando a Midtown como la afortunada secundaria en recibir diez becas para estudiar la carrera que desearan en la universidad que escogieran sin importar si era fuera del país. Y solo diez serían seleccionados, los mejores por supuesto, y Peter estaba sin duda entre los mejores logrando grandes posibilidades de obtener una.
Cuando su tía May supo lo de las becas, y estaba seguro que Peter ganaría una, acortó su castigo de un mes a una semana, mencionando que si volvía a asustarla las tres semanas restantes se sumarían a su otro castigo. Así que una vez se cumplió la semana, Peter por fin pudo salir a hacer los recados, salir con Ned a algún lugar y sobre todo, ver otra vez a Tony por más tiempo.
—Tu tía es una mujer hermosa —comentó Tony una vez se encontraron para pasar el tiempo. —Dime, qué tal le queda un escote.
—¿Un… escote? —titubeó Peter, pensando en su tía, su hermosa tía que era el crush de todo el que la miraba. ¿Por qué le entristecía que Tony también se sintiera atraído por ella? No debería sorprenderle pero lo hacía.
—Es broma. —sonrió Tony, despeinándole el cabello. Pero a Peter ya no podían sacarle de la mente todo el daño que se estaba causando al pensar en su tía junto a Tony.
Tony.
Siempre buscó la felicidad de su tía, insistiéndole que podía salir para conocer a alguien especial pero al parecer fue Peter quien le estaba consiguiendo a ese alguien especial.
—¿Estás bien? —preguntó Tony, deteniéndose para tomarle la temperatura de la frente. —No tienes fiebre. A ver la presión… —y tomó de la mano a Peter para pulsar por su muñeca su pulso. Luego hacía lo mismo en la parte del pulgar de su palma de la mano.
—Estoy bien, estoy bien —Peter apartó su mano antes de que Tony notara que temblaba a pesar del cálido clima que hacía. —Solo pensaba en la escuela… aunque tengo que preguntarte algo.
Se miraron en silencio hasta que Tony asintió con la cabeza para que Peter continuara.
—¿Le hiciste algo a… Flash?
—¿Quién? —preguntó con un tono exagerado. Peter supo que sí tuvo algo que ver.
—Ha dejado de molestarme esta semana. Tony, si le hiciste algo y su padre llega a enterarse…
—No lo hará, si lo hace no hay problema.
—Claro que lo hay, ¡su padre puede enterrarte vivo!
—Si lo intenta, haré lo mismo con él.
—Es que…
—Es que nada —le interrumpió Tony, poniéndose de pie —. Quiero preguntarte algo.
Peter abrió la boca para cerrarla inmediatamente al darse cuenta que no tenía nada que responder. ¿Y si le preguntaba algo indecente? No, Tony no podía ser esa clase de personas, pero ¿y si le preguntaba algo personal?
—Tomaré tu silencio como un “adelante” —habló Tony, mirándole ahora fijamente mientras pronuncia cada palabra de su pregunta mientras Peter sentía sus mejillas arder.
—No lo sé —logró farfullar, poniéndose de pie también. —Yo…ya me… a casa.
—Está bien, Pete.
Cuando Tony intentó acariciarle la cabeza, Peter echó a correr mientras en su mente venía la pregunta una y otra vez: “¿Cómo te das cuenta cuando amas a alguien?”