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Koi no Yokan por TsubasaHatsukoi

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No sabía si asustarse o sentirse aliviado por lo que estaba pasando.

Todo su día había transcurrido con naturalidad; despertó, hizo algunos quehaceres, preparó su almuerzo y el de su hermano, se alistó, fue a la escuela, terminaron las clases y se marchó de regreso a casa. Todo apuntaba a que su día sería como cualquier otro. Hasta que pisó la recepción del edificio donde vivía junto a su hermano.

Tan sólo con dar un paso dentro el edificio, una oleada de calor recorrió todo su cuerpo, y con cada segundo que pasaba se ponía más y más caliente. Por primera vez a sus 15 años estaba experimentando su celo, tenía que caminar rápido si no quería que sus feromonas comenzaran a esparcirse por todo el edificio, y lo que menos quería en ese momento es que su olor llegara a algún Alfa. Él era un Omega.

Tenía sentimientos encontrados en esos momentos, no sabía si sentirse aliviado porque estaba a punto de llegar a la seguridad de su hogar donde su hermano lo ayudaría a tomar sus medicinas, o no sabía si sentir miedo pues estaba completamente consciente de todo lo que implicaba un ciclo de celo, y no estaba seguro de estar preparado para pasar por eso durante una semana.

Tomó toda la fuerza que le quedaba para correr hasta el elevador, dando gracias al cielo que se encontrara solo, sus piernas comenzaban a flaquear, era como si su temperatura corporal aumentara con cada piso que subía, cuando llegó a la planta correspondiente, un olor dulce -aunque un poco amargo- llegó hasta él, y lo volvió loco, era la primera vez que olía algo así, tan delicioso. No sabía que era lo que pasaba y lo único que quería era llegar hasta la puerta de su departamento, cayó al suelo de rodillas una vez que introdujo la llave en la cerradura, tenía que entrar, tenía que entrar ya. Y con todas las fuerzas que le quedaban abrió la puerta, caminando a muy duras penas al interior de la casa, pero solo dos pasos fueron suficientes para que cayera en seco al piso, provocando un fuerte ruido que se escuchó dentro de la casa.

- ¿¡Misaki!? - Sintió un alivio inmenso al escuchar la voz de su hermano desde la sala de estar; primero porque si el otro no hubiera estado en casa probablemente se hubiera quedado tirado ahí en la entrada hasta que regresara, segundo porque su hermano era Beta, sus feromonas no le afectaban para nada, podía confiar en él completamente durante su celo. No pasaron ni dos segundos cuando escuchó las pisadas fuertes de Takahiro dirigirse hasta la entrada.

- N-nii-chan... - Cuando lo vio aproximarse por el pasillo lo único que atinó a hacer fue llamarlo en una especie de murmuro. No podía más, su cuerpo estaba demasiado caliente a esas alturas, su cabeza no pensaba con claridad y lo único que quería era encerrarse en su cuarto y tomar la medicina.

- ¡Tus supresores! - El mayor al verlo sentado en el suelo, sosteniéndose con sus manos a muy duras penas y en ese estado tan agitado, supo de inmediato que el celo de Misaki había llegado, no tuvo que preguntar nada y regresó sobre sus pasos.

- ¿T-takahiro? - Pero otra voz se hizo presente en el pasillo. Aquella voz, desconocida para el menor, sonó agitada a sus oídos.

En ese momento Misaki conoció al detonante de que su celo apareciera tan repentinamente... El olor que había sentido hacia unos minutos cuando entró al edificio se había hecho presente con potencia de un segundo a otro, provenía de él. Detrás de su hermano aquel hombre se aproximaba hasta ahí, y lo veía con una mirada intensa desde su lugar. Su corazón comenzó a latir con fuerza, no por el miedo a ser atacado, al contrario, si sus instintos no le fallaban y si todas las sensaciones que describían en los libros eran ciertas, ese Alfa...

Era su pareja destinada.

Y estaba casi seguro de que el otro también se había percatado de ello, por la forma en que lo veía, no era una mirada de deseo induída por el instinto de un alfa, no, era más como de sorpresa y desesperación. Ahora todo lo que quería era acercarse a ese hombre, ser tomado y marcado por ese desconocido que venía caminando peligrosamente hacia él.

Sin detenerse.

Fue cuando Takahiro se interpusó en su camino, sabía que no iba a poder evitar que Usagi percibiera las feromonas de su pequeño hermano pero esperaba poder hacer algo antes de que pasara.

- Usagi, por favor contrólate. - Lo tomó por los hombros, reteniéndolo a mitad del pasillo, agradecía que su complexión fuera parecida a la del peliplata, sino no habría ninguna forma de luchar contra él.

- No puedo. - Usami trataba por todos sus medios de no perder el control, no quería herir a Takahiro, ni mucho menos al joven que yacía a unos metros de él. Pero era difícil luchar contra sus instintos.

- ¡Tienes que! ¡Es un niño! - Takahiro trataba de dialogar con él, aunque sabía que era un poco inútil, tenía muy claro que el juicio de los alfas se nublaba por completo en situaciones como aquella.

- Pero él es... - quería ir hasta él y sostenerlo entre sus brazos, tenía una necesidad sobrehumana de querer proteger a ese pequeño, quería abrazarlo, besarlo. Y dejarle su marca.

- ¡Lo sé! Está en la mirada de ambos, pero tiene 15 años, no puedes marcarlo aún, bajo ninguna circunstancia. - Takahiro no iba a permitir que un acto ilegal se cometiera bajo sus propios ojos, no importaba que se tratara de su mejor amigo y su hermanito, claro que no. Usagi no podía dejar de mirar al menor de los Takahashi, agitado y solo en el suelo, sin darse cuenta Usami comenzaba a forcejear contra el otro, quería acercarse a Misaki. Takahiro sabía que si ponía más fuerza no iba a poder retenerlo por mucho. - ¡Mierda! Lo lamento Usagi. - Y sin pensarlo demasiado abrió la puerta del armario que se encontraba junto a ellos en el pasillo, empujándo al peliplata con todas sus fuerzas dentro, cerrando con llave, como agradecía en ese momento que esa puerta pudiera asegurarse desde fuera.

- ¡Takahiro! ¿¡Qué diablos!? - Usami golpeaba la puerta desde dentro. Takahiro no tenía tiempo de pensar en otra solución, su amigo podía esperar ahí unos minutos.

- ¡Quedate ahí hasta que te calmes! ¡Te dejaré verlo una vez que tome sus supresores! - Usami suspiró para si mismo, tal vez era lo mejor en esas circunstancias. - Vamos Misaki, te llevaré a tu cuarto. - El menor abrió levemente los ojos, mirando a su hermano, sus piernas ya no funcionaban a esas alturas. De un momento a otro ya se encontraba entre los brazos de Takahiro, quien lo cargaba hasta su habitación, vio con compasión la puerta del armario, le daba lástima saber que estaba encerrado, no era culpa suya que reaccionara de esa forma, era su instinto actuando; quería ir y abrir la puerta, quería verlo otra vez, quería sentirlo ¿Quién sería? Un compañero de su hermano, era lo más probable, eso significaba que era mucho mayor que él, recorrió una corriente de calor ante aquel pensamiento. Sintió su cuerpo pesado y sus párpados ya no soportaron más, y todo se volvió oscuro. Perdió la consciencia con la imagen del peliplata clavada en su mente.

        

Despertó en su habitación, su celo se había calmado, ya no sentía el cuerpo caliente, suponía que era debido a la medicina que obviamente su hermano había hecho que se tomara cuando estuvo inconsciente. Se incorporó en su cama, quedando sentado con su espalda recargada; ya en esa posición pudo notar que en su mesa de noche se encontraban sus pastillas inhibidoras junto a un vaso con agua. Y antes de que pudiera pensar en cualquier otra cosa, alguien tocó la puerta de su habitación, como si supiera que ya estaba despierto.

- ¿Ya despertaste, Misaki? - Tras escuchar la afirmación de Misaki para entrar, Takahiro entró a la habitación.

- Nii-chan...

- ¿Te encuentras mejor? - Antes de que Misaki pudiera contestar, tomó asiento en la orilla de la cama en donde descansaba.

- Sí, gracias...

- Me diste un susto cuando te vi en la entrada. - Comentó el mayor con un tono de preocupación tardía.

- Lo lamento. - Misaki agachó un poco la cabeza, lo que menos quería era darle problemas a su hermano...

- No te disculpes. Fue bueno que llegaras aquí antes de que sucediera algo malo.

- De igual forma cause un alboroto. - Mencionó el ojiverde manteniendo la mirada gacha mientras que jugaba con sus manos, al pensar en lo que había pasado hace unos ¿Minutos? ¿Horas? Ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado durmiendo.

- ¿Con Usagi? Está bien, fue mi culpa por traerlo aquí. - Dijo restándole importancia al asunto.

- Usagi... - Recordaba que su hermano lo habría mencionado en alguna ocasión. Su corazón comenzó a latir rápido con sólo pensar en su nombre. Ya no dijo nada, Takahiro lo miraba con ternura, ante la emoción disimulada de su hermanito.

- Su nombre es Usami Akihiko, es amigo mío desde hace varios años. Es un Alfa muy codiciado. - Comentó lo ultimo con un tono burlesco. - Y es tu destinado ¿No es así? - Misaki se sonrojó ante esa pregunta casi afirmación de su hermano.

- Eso creo... - Se quedó ido unos segundos, aún pensando en aquel Alfa. - Él... ¿Sigue aquí?

- Sí, se negó por completo a irse hasta que despertarás. Le prometí dejarle hablar contigo cuando eso pasara. - Misaki se sorprendió ante eso ¿Se había negado a ir hasta saber si se encontraba bien? Y lo más importante ¿Los dos habían hablado sobre el hecho de que eran destinados? - Pero puede ser en otro momento Misaki, no tienes que hacer algo que no quieras ¿De acuerdo?

- Lo sé pero... - Guardó silencio unos segundos, la verdad es que estaba un poco nervioso, pero realmente quería ver a ese hombre de nuevo. - Sí quiero hablar con él ¿Podrías...?

-Yo lo llamo. - Takahiro se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. - Si sucede algo, llámame de inmediato.

- Síí. - y tras escuchar el alargado  del menor, salió de la habitación.

Y cuando se encontró a solas en la habitación, fue que entró en pánico ¿Qué se supone que le diría? ¿De qué iban a hablar? ¿Usagi querría ser pareja de alguien como él? A simple vista Misaki podía decir que Usami era por mucho uno de los Alfas más atractivos que había visto en su vida (si no es que el más atractivo) se notaba que era alguien con clase por como vestía, y con lo que le había dicho su hermano hace unos minutos (Alfa codiciado) no sabía que pensar sobre ello. Él era un Omega simple y promedio, que venía de una familia común, lo único que tenía para ofrecerle era cariño, talvez, pero ¿Él quería salir con él? ¿Ser su pareja? Tal vez sólo quería hablar con él para decirle que no quería nada con él ¡Era como 10 años menor que él! ¡Por dios! Era un mocoso de secundaria.

Sin darse cuenta sus pensamientos ya habían volado más de lo esperado, y no se detuvo hasta que escuchó unos toques en la puerta. Y aquel aroma al que comenzaba a hacerse adicto se hacía presente con mayor intensidad que antes.

- A-adelante. - ¡Mierda! Su voz sonó nerviosa. Trató de calmarse, pero no pasó ni un segundo cuando aquel apuesto peliplata se adentró en la habitación, y este al verlo sentado en la cama esbozó una ligera sonrisa. La sonrisa más bella que Misaki había visto, por cierto.

- Misaki... - Dijo su nombre por primera vez, agradecía estar sentado porque muy probablemente le hubieran temblado las piernas estando de pie.

- Usami-san... - Lo llamó de igual forma, por impulso.

- ¿Ya te sientes mejor? Me disculpo si antes hice algo que pudiera asustarte o ponerte incómodo, no estaba en mis cinco sentidos. - Usami se acercó por completo, cuando estuvo frente a Misaki le pidió permiso con la mirada para sentarse en la orilla de su cama, permiso que le fue concedido de inmediato con un asentimiento de cabeza.

- Al contrario, me avergüenza que haya tenido que ver una parte tan penosa de mí, es la primera vez que me pasa. - Comentó, rascando tímidamente su mejilla debido al bochorno de pensar en aquello.

- En todo caso fue mi culpa, porque yo fui la causa de que se presentara tu celo. - El color de las mejillas de Misaki estalló hasta colorearse de rojo. Usami sonrió ante la reacción y en ese momento colocó su mano sobre la de Misaki que descansaba sobre las sábanas.

- ¿U-usami-san? - Fue lo único que atinó a decir al sentir la cálida mano del otro sobre su piel.

- No seas tan formal conmigo puedes llamarme Akihiko, o si lo prefieres Usagi, como lo hace Takahiro.

- P-pero...

- Si vamos a ser pareja está bien llamarme por mi nombre ¿No? - Misaki abrió los ojos con sorpresa, la espontánea y directa que fue la respuesta, no se la esperaba para nada. Y quedó en shock sin poder hablar, tanto que Usami tuvo que retomar la palabra, al ver que no iba a obtener ninguna respuesta. - Escucha, no tengo intenciones de dejarte ir. Realmente quiero convertirme en tu novio, quiero que comencemos a salir juntos, conocernos mejor. Sé que en este momento es imposible marcarte y hacerte mi pareja, pero me encantaría hacerlo en un futuro. - Dicho eso, con su mano libre acarició con dulzura su mejilla, para bajar sus caricias hasta su cuello, un poco más atrás de la altura de la oreja, donde debía ir su marca futura. Misaki al sentir las suaves caricias en su cuello, simplemente colocó su mano sobre la de contrario acunándola con cariño.

- Yo también quiero conocerte más Usagi-san... - Levantó su mirada y sus ojos chocaron con los del más alto. Y fue en ese momento que sintió una conexión perfecta, no sabía que era, el estar tan cerca de aquel hombre hacía que su corazón y su cuerpo se sintieran completos. Eso era ser destinados. No podía apartar la mirada de esos orbes hermosamente amatistas, que le devolvían una mirada repleta de amor.

Y no supo que pasó, su cuerpo se movió lentamente hasta quedar completamente frente al del mayor, y su mano se trasladó hasta la mejilla del contrario, acariciándola suavemente con sus dedos a la vez que el resto de su cuerpo se inclinaba hasta que su rostro quedó a centimetros del otro.

Quería sentirlo.

Quería sentirlo aún más.

Usami se aproximó aún más a su rostro pero fue Misaki quien rompió con la distancia que los separaba, uniendo sus labios en un beso tierno. Su primer beso lo estaba recibiendo de su pareja destinada, no podía creerlo, se sentía en las nubes, como si todo fuera un sueño, un sueño del que no quería despertar en un millón de años. Se levantó un poco, tomando una posición que le permitiera abrazar a Akihiko por el cuello, profundizando el contacto. Y lo que empezó como un beso inocente fue subiendo de tono poco a poco. Usami colocó sus manos en la delgada cintura del menor, acercándolo aún más a su cuerpo. El mayor se separó unos segundos solo para volver a besarlo, pero esta vez de manera más violenta, introduciendo su lengua de lleno en la boca de Misaki, Misaki ponía todo su esfuerzo para seguirle el ritmo, movía su lengua inexperta al compás de la del peliplata, y se dio valor para morderle el labio, Akihiko sonrió galante ante el atrevimiento del más pequeño y comenzó a acariciar su espalda lentamente.

Usami rompió el beso solo para seguir dejando besitos por su piel descubierta, llegando hasta su cuello, donde se detuvo, para simplemente acariciarlo con la punta de su nariz suavemente, inhalando el dulce aroma que desprendía Misaki. Y sin poder evitarlo lamió ese lugar, terminando con un profundo beso, que probablemente dejaría una marca después.

- ¡Ah! ¡U-usagi-san...! - Al sentir las caricias insistente en su cuerpo le fue inevitable soltar aquel jadeo.

- Hueles delicioso, Misaki... - Y antes de que pudieran seguir con otra cosa, la puerta de la habitación se abrió de un portazo.

- ¡Bien! Eso es suficiente. Usagi se hace tarde tal vez sea mejor que vayas a casa. - Takahiro se adentró en la habitación, tenía que hacer algo antes de que esa situación se le saliera de las manos.

- No quiero, no puedo separarme de Misaki. - Usami había cesado sus besos en el cuello de Misaki, ahora simplemente se encontraba abrazándolo fuertemente contra si.

- Por supuesto que puedes, anda, Misaki tiene que descansar. - Misaki lo abrazó de vuelta pero levantó su rostro viendo el del mayor para dedicarle una sonrisa tierna y complaciente. Usami suspiró con pesadez.

- De acuerdo. - Se separó un poco del cuerpo de Misaki, solo lo suficiente para luego acercarse hasta su frente y depositar un corto beso en ella. - Nos vemos luego, Misaki. - La sonrisa de Misaki se intensificó al escuchar aquello, todavía no se iba pero ya quería verlo de nuevo. Y seguidamente, Usami se puso de pie y acarició los cabellos del menor con cariño, y salió de la habitación.

Takahiro quedó de pie frente a la cama de Misaki, viéndolo fijamente.

- ¿Qué? - Hasta que sintió la mirada penetrante de su hermano fue que quitó su sonrisa de bobo enamorado.

- Los voy a tener muy vigilados. Si no fuera porque es mi mejor amigo y porque me prometió mantenerse al margen hasta que cumplieras 18, tal vez ya lo estuviera demandando por pedofilia.

- ¡Nii-chan! - Y tras esas palabras Takahiro se retiró del lugar para despedir a Usami en la entrada.

Y Misaki quedó solo en la habitación, desbordando felicidad, con una leve sonrisa en su rostro y acariciando su frente donde antes Usami le había dejado un tierno beso de despedida, sentía su corazón ir a mil por hora.

Ansiaba su próximo encuentro...


 

 

 

 


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