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Invierno. Primavera. por NNK

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Notas del capitulo:

 

 

Advertencia: Los personajes le pertenecen a J.K.Rowling, yo solo los ocupo para dejar volar mi imaginación.

 

Capitulo I

 

Remus se miró por última vez en el espejo, solo para asegurarse que todo estaba en orden. Su cabello castaño estaba peinado, sus ojos marrones oscuros fingían a la perfección un estado de ánimo que no sentía, su ropa deportiva limpia como siempre, gracias a su madre.

Regresó a su cama y tomó la mochila que dejó encima de ella, se observo nuevamente en el espejo y salió de su cuarto hacia la puerta principal de su casa, aguanto la respiración a causa de los nervios. Abrió la puerta suspirando aliviado al no ver a su madre limpiando el jardín delantero, quiso salir sin avisar, pero no quería ser regañado.

— ¡Mamá voy a dar un paseo, vuelvo a la cena!— gritó a su madre, desde la puerta. Se quedó a esperar una respuesta.

— ¡Remus, Hey! — Le llamó la atención su madre, asomando la cabeza por la cocina— ¿Ya tienes la maleta lista para irte de vacaciones con los Thonks, verdad?— preguntó, viendo con sospecha a su único hijo.

— ¡Sí, tengo todo listo, mamá!— contestó con una sonrisa— ¿Puedo ir a dar un paseo?

—Está bien, ve a dar un paseo— concedió su madre con una sonrisa, viendo a Remus tomar la perilla de la puerta. Le llamo nuevamente. — Remus, no te entretengas mucho, recuerda que hoy cenamos con tu padre.

—Sí, solo será una hora como máximo, lo prometo— respondió Remus. Cerró la puerta antes de que su madre volviera a hablar.

Remus suspiró al cerrar la puerta principal de su casa, empezó a caminar por el pueblo, al llegar al final de la calle, apresuró el paso hasta correr por las calles, se adentró en el camino del bosque para cruzar hacia el otro lado del pueblo. Pensó en su música favorita para llegar más rápido a su destino. Su primer paso estaba completo, logró salir de casa sin llamar demasiado la atención de su madre.

 

Se encontraba nervioso, pero quería alejarse de todo y distraerse unos cuantos días de su condición de hombre lobo, lo necesitaba, no quería que sus padres y amigos pensaran que no podía valerse por sí mismo, solo por aquella razón, iba a cometer la locura que tenía pensado hacer. Dejó de correr, luego de unos diez minutos, se detuvo en medio de la calle con la respiración agitada, observo para ambos lados con urgencia.

Cruzó la calle y entró en el callejón, vio dormir a un hombre en el suelo, con su cabeza hacia la pared, paso en puntillas delante del vagabundo y siguió hasta los casilleros, sacó una llave del bolsillo de su chaqueta, abrió el tercer casillero de la tercera hilera, retiro la mochila negra que había dentro y la intercambio por la que llevaba en la espalda. Cerró el casillero, se puso la mochila en su espalda. Su segundo paso estaba completo, no había cámaras y su único testigo estaba borracho durmiendo contra la pared.

Salió del callejón por el lado contrario, cruzó nuevamente la calle y pasó por en medio del parque, dejó que la gente del pueblo lo mirara y le saludara, sonrió a todos e hizo gestos con la mano. No debía olvidar que había ido a dar un paseo y siendo sincero, quería memorizar su entorno por última vez, antes de desaparecer de su hogar. ¿Por qué iba a ser esa locura? Fácil, no quería que lo despreciaran y mucho menos convertirse en una carga para sus padres.

Entró a su casa nuevamente después de una hora. Saludo con la mano al elfo doméstico que ayudaba a su madre a poner la mesa para cenar y fue a darse una ducha, para sacarse el sudor que le había causado el nerviosismo. Regresó a su cuarto, se puso su pijama y salió al comedor en cuando escucho la voz de su madre, llamándole.

Se sentó en la mesa sin decir palabra alguna, no tenía una muy buena relación con su padre, así que en cenas con él, prefería solo comer, un silencio incómodo se formó entre la familia, pensó que podría terminar su cena en silencio, pero su madre no parecía tener la misma idea.

—Remus ¿Pudiste despedirte de tus amigos?— preguntó la señora Lupin, a su hijo con una sonrisa.

—No tengo amigos en este pueblo, mamá— recordó Remus, mirando a su madre, viendo que esta cambiaba su expresión a una apenada— ¿Es necesario que vaya con los Thonks este verano?—preguntó, viendo a su padre, quien dejó de comer.

—Es necesario, será una nueva oportunidad para ti para hacer amigos—dijo su padre con una sonrisa, que solo ocasionó que Remus volviera su mirada a su comida.

— ¿Será una oportunidad para hacer amigos o una oportunidad para ustedes, para olvidarse de que tienen un monstruo en casa?—cuestiono, sin mirar a sus padres.

— ¡Remus!—exclamó su madre, viendo como su hijo le miraba apenado.

—Ya basta, no hablemos más del tema, irás a la casa de los Thonks para hacer amigos y se acabó—dictaminó el señor Lupina con rudeza.

—Mentiroso, lo que quieres es deshacerte de mí—enfrentó Remus a su padre. Ambos se observaron.

—Remus—le llamó su madre, para que le viera a ella— Discúlpate con tu padre, ahora mismo— exigió enojada la señora Lupin

— ¿Por qué debo disculparme por mi forma de pensar? Solo quiero una respuesta sincera de su parte— exigió molesto e impotente. Su madre le miró pidiendo paciencia.

— ¡Cállate y termina de comer!—le ordenó su padre enojado.

— Ya no tengo hambre, me voy a mi cuarto— le respondió, levantándose de la mesa, yéndose a su cuarto.

El señor Lupin observo a su esposa con enojo, viendo como ella miraba el camino donde su hijo Remus había desaparecido. Se levanto de la mesa, bajo la atenta mirada de ella.

— ¿Tenías que hablar y arruinar la cena de tu hijo verdad?—reclamó a su esposa, molesto.

—Yo no fui quien sospecho de un hombre lobo y provoco que ese idiota mordiera a nuestro hijo—respondió a su esposo, antes de irse en busca de su único hijo.

Remus escucho la discusión de sus padres y le puso cerrojo a la puerta de su cuarto. Suspiro angustiado, apoyó la espada en la puerta dejándose caer. Se sentó en el suelo, mientras ocultaba su cabeza entre sus piernas, lloró en silencio. Odiaba cuando sus padres discutían por su condición de hombre lobo.

—Remus ábreme, no llores cariño, por favor no llores—susurró  su madre angustiada, desde el otro lado de la puerta—Habla conmigo, Remus.

—Déjame solo mamá— pidió angustiado, mientras limpiaba sus lágrimas angustiado.

—Hijo por favor, habla conmigo, nadie puede entenderte mejor que yo— dijo su madre desde el otro lado de la puerta—¿Remus?.

Remus llevó sus manos a sus oídos. No podía dejarse llevar por la voz de su madre, si la seguía escuchando todos sus planes se arruinarían. Y él solo quería dejar de preocupar a su familia, olvidarse por unas semanas de que no era un hombre lobo, ¿Por qué sus padres no podían entender sus sentimientos?

Notas finales:

Espero les haya gustado el primer capitulo. Nos vemos en la siguiente publicación. Gracias a todos por su tiempo.


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