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Katze por Arwen Diosa

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-Basta Raoul, deja de tratarlo como si fuera a romperse – apenas cerró la puerta de la oficina en casa de Iason, este habló sin mirarlo y se dirigió a su silla elegante detrás del escritorio. 
-¿Para decirme eso me llamaste? Debería estar afuera con Katze.
-Dejarlo solo es lo mejor ahora.
Raoul no tenía que explicarse ante el Primer Blondie de Amoi sobre cómo cuidaba a su Katze pero si que quería recibir explicaciones.
-¿Por qué fuiste tan rudo con Katze? Debí ser yo quien resolviera sus dudas – ver al pelirrojo tan confundido fue apenas la punta de la lanza, fue peor cuando parecía que se resignaba y bajaba la mirada ante Iason – Él tiene todo el derecho de sentirse diferente y hacer preguntas, estaba molesto pero no significa que pudieras embarrarle en la cara toda esa cruda verdad.
-Raoul – Iason no se inmutó del tono elevado o la forma en  que Raoul ya acostumbraba perder la calma cuando se trataba de Katze – Mientras antes lo  sepa, antes lo aceptará. No logró entender tu perspectiva ¿Por qué cuidar tanto la verdad? Esa conversación pudo ser dicha a cualquier hora en cualquier momento, si la vuelves ceremoniosa Katze se confundirá ¿Quieres que Katze este bien? No vuelvas de esto un problema, tratándolo con tanto afán.
-Por supuesto – dijo Raoul con fingida aceptación – porque está en la edad de trece años y tu ves al niño que entró a tu casa por primera vez siendo tu mueble, no aceptas que pueda tener emociones contrariadas y peor que las exteriorice. 
- ¿Qué pretendes? – Iason se puso de pie y fue al pequeño bar en la esquina de la habitación, sirvió dos copas de una elegante botella de líquido ámbar – Si continuas actuando así, Katze pensará que tiene opciones y tú sabes que no las tiene.
-Eso no significa que su opinión y estabilidad no me importe - Raoul aceptó la copa de las manos de Iason – Se que lo estas manipulando, desde el principio fuiste consciente de la admiración que siente Katze por ti. Estás usando a tu favor y hoy te aprovechaste de eso. Además, ¿qué le dijiste para que ahora esté tan testarudo en meterse en mi computadora?
Iason elevó una ceja muy interesado en esa información.
-Continúa.
- Katze estaba inquieto pero quería que por si mismo, su curiosidad lo impulse a enfocarse en algo, pero de repente demuestra interés en programación y meterse en archivos. Ahora tengo que estar pendiente que no se meta en problemas ¿Qué hiciste?
-Sólo quería probar mi punto, lo hice. Katze no pasó las dificultades de crecer en Guardián y no tiene el acondicionamiento de mueble. Podía ser un niño mimado sin aspiraciones que tiene todo con sólo pedirlo, tal y cómo actuó hoy ¿No es está una de tus hipótesis?
-¿Cuando y cómo lo pusiste a prueba?
-La última vez que lo dejaste venir, llegue y estaba holgazaneando con Riki. Cuando estuvo solo un momento dejé archivos a su alcance y me fui. No debió mirar pero lo hizo, sin dudar metió la nariz por largos momentos mientras leía la información, es curioso aún a esa edad temprana. Fue una lectura comprensiva, no un hojeo despreocupado.  Cuando estábamos cenando comenté a Riki que necesito a alguien con conocimientos en informática… y ahí está. Su inteligencia destacará  ahora que las barreras de ser un mestizo criado en Ceres no existen, esto es una conclusión muy plausible para demostrar a Júpiter un avance en el experimento. 
Al escuchar el nombre de su creadora Raoul se bebió todo el líquido de su copa como si esperará emborracharse de nuevo.
-No la menciones, hoy tuve una reunión con ella. Se ha vuelto más exigente en sus preguntas y demasiado largos son sus silencios… Iason si hiciste esto por curiosidad y dar una punto al experimento, pues bien echo pero a mi me parece que sólo velas por ti mismo.
Hasta cierto punto Iason entendía a Raoul si ponía a Riki en el lugar de Katze, sentiría la misma presión y paranoia viendo peligro donde quizá no lo hay. Pero estaba lejos de ser impulsivo en este caso. 
-Deja de preocuparte Raoul,  Katze va por buen camino, ahora que se sabe protegido y libre de barreras sociales no me teme, verás que por si solo me buscará para tener una guía.
Iason volvió a sentarse en su silla y Raoul al frente. El blondie con ojos verdes sostuvo su copa con cierta fuerza, con aprehensión al darse cuanta lo rápido que pasaba el tiempo y la forma en cómo Iason siempre armaba las piezas a su favor. 
 Raoul se rio entre dientes al recordar las palabras de Iason.
-¿Entonces es un niño mimado? Sabes Iason, la primera vez que me reuní con Katze después de Dana Bhan y creíamos que estabas muerto. Fue algo particular… vi en sus ojos la falsa reverencia que me dedicaba, esta gritaba “Tu nunca serás mi Maestro”, lejos de sentirme molesto ese reto fue ambrosia para mí. Cuando se  dio cuenta que su vida no corría peligro dejó de temerme y yo dejé que actuará con confianza porque Katze era bueno en su trabajo, no había nada que no supiera explicar, un hombre seguro de su inteligencia. Ahora Katze empieza a forjar su carácter lejos del temor y la servidumbre que se vio obligado a vivir antes y veo cada día esa misma mirada con fuego, el mismo reto. Puede que sea mimado y tenga todo pero su espíritu de no pasar desapercibido es más fuerte que cualquier cosa. Ahora lo empujas a que se meta en la red ¡Bien! Si el quiere buscarte para tener tu tutela no se lo impediré, pero Iason conste, si las cosas te salen al revés no te atrevas a cortarle la cara de nuevo ¿Entiendes?
 
 
No había burbujas rosadas, no había una bruma, tampoco el aire estaba perfumado y menos estaba flotando pero Yumi  se sentía tan envuelto por  esas sensaciones que picaban desde la punta de sus pies hasta el último de sus cabellos. Cada terminación nerviosa de su cuerpo parecía sufrir de hipersensibilidad al toque de Maku. Con la yema de los dedos, pasando suavemente por sus pezones duros como botones, de repente con toda la palma por el interior de su muslo y su magnífica lengua húmeda dibujando círculos por todo su cuello. 
-Mmmm, ¡Oh! Maku eres fabuloso – Yumi gimió estirando y exponiendo sin vergüenza su cuerpo desnudo en el sofá donde estaban tendidos. 
Estaban en la casa de Gideon Lagat en Midas, apenas Yumi dejó a Katze con Cal concretó la cita con Maku en esa casa que se había transformado en uno de sus nidos de amor más frecuentes, aunque en realidad aprovechaban cualquier oportunidad para regalarse deliciosos suspiros.
Maku se levantó sobre sus codos uniendo miradas con Yumi que estaba debajo de él, las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes adornaban las facciones que tanto le gustaban. 
-¿Se siente bien Yumi?
El joven de ojos violetas afirmó en respuesta sintiendo que el pudor volvía a su cuerpo. Cerró un poco las piernas y bajo la mirada.
-¿Qué pasa? -preguntó Maku poniéndose de lado sobre el sofá y acariciando los suaves cabellos. 
-Quiero poder hacerte sentir lo mismo que me regalas, pero no tengo la experiencia que tú tienes. 
El joven de ojos grises se congeló en su ancha sonrisa - Esa vez te mentí, no tengo experiencia Yumi. Mi Maestro Gideon si me da oportunidades de dedicar mis días libres a otras actividades pero nunca mencionó el sexo y por mi cuenta… toda la experiencia que tengo ha sido contigo.
Por unos momentos la mirada que compartieron  fue difícil de descifrar, inesperadamente tintes traviesos pintaron la expresión de Yumi, desde el labio mordido y las rendijas que se volvieron sus ojos.
-¿Quieres decir que nunca te tocaron como lo haces conmigo?
-Nunca.
Maku estaba por explicar y ofrecer disculpas por mentir pero sus labios fueron sellados con besos que eran más atrevidos ahora, disfrutando de sus lenguas enredarse. Permitiendo que la fuerza de Yumi lo guíe Maku se sentó en el sofá recibiendo sobre su anatomía también desnuda la figura más pequeña.
Maku había sentido a Yumi en tímidas caricias mientras él dominaba antes pero sentir la caliente lengua recorriendo su cuello y unos dedos pellizcar su pezón fue abrazador. 
Ambos sabían que de no haber sido muebles, tendrían la obvia expresión física de la excitación en medio de sus muslos pero estaban incapacitados de un órgano que se elevará mientras creciera. Sin embargo, todas esas sensaciones nuevas  y cariñosas prendían todo su cuerpo como  fuego concentrando todo en el cosquilleo de mariposa en su vientre o el aleteo en su corazón. 
Pasó de acariciar el cabello a los hombros mientras Yumi se devoraba uno de sus pezones y su mano juguetona pellizcaba el otro, Maku recorrió la delgada cintura, pasó por el muslo y subió hasta posarse en el redondo trasero. Le apretó la nalga carnosa y Yumi gimió muy fuerte contra su pecho.
-¿Te gusta eso? – antes de recibir la confirmación verbal apretó de nuevo con más fuerza y Yumi gimió ruidosamente. Pasó a hacerlo con ambas manos amasando y apretando.
Yumi se retorcía entre gemidos y entregaba besos por el pecho y cuello de Maku sin olvidar usar las manos. 
El sexo para ambos no era un misterio, parte de la formación como muebles era también conocer sobre anatomía masculina, femenina y los puntos de la excitación, estimulación y el orgasmo. Las diversas formas de tener sexo también estaban incluidas, en todo caso solo faltaba asistir a una presentación de mascotas para ver todas las combinaciones posibles. La imaginación era el límite. 
La hendidura que Maku acariciaba suavemente y estaba oculta entre esas redondeces era como el punto que no se habían atrevido a explorar. Yumi de todas formas declaró una vez que prefería el sexo como un delicado y amable baile y Maku sólo pretendía ir tan lejos como se lo permitiera para no asustarlo.
-¿Te gusta Yumi? ¿Qué sientes? 
Escucho la pregunta mientras intentaba concentrarse en los pezones de Maku pero su mente estaba en las manos que apretaban, sobaban y de vez en vez un dedo tocaba “ahí” y eso lo hacía castañar los dientes.
Al no recibir respuesta desistió de ese toque y paso a la cadera, la cintura, regalar besitos a los hombros, no esperaba que Yumi se alejara un poco.
-Maku – le dijo con las mejillas rojas y sin mirarlo directamente – Tócame ahí. 
Maku sonrió complacido, Yumi podía parecer suave y era nuevo igual que él en el sexo pero no tenía nada de inhibido, hasta resultó ser explorador, atrevido, fantasioso romántico, directo y amable.
Boca bajo con un cojín del sofá en el estómago Yumi expuso su trasero agarrándose cada nalga con una mano, facilitó así el paisaje a Maku. Los corazones de ambos retumbando en la habitación. Rojos de vergüenza y anticipación pero no menos decididos. 
A pesar de la disposición Maku sabía que tenía que ir lento, quería regalar a Yumi una bonita experiencia de un baile amoroso, al posar su mano sobre la espalda baja lo comprobó, Yumi estaba temblando.
Con la fuerza de sus brazos se subió sobre Yumi sin aplastarlo, presionó su pelvis vacía con el suave trasero mientras besaba la parte de atrás del cuello, de los hombros, bajando por la espalda, acariciando los brazos y el vientre. Cuando su lengua llegó a una nalga le dio un besito, luego a la otra. 
Uso sus manos para separar ambas carnosidades y vio la entrada a ese cuerpo, era un agujero pequeño, de pliegues finos, al igual que el resto de Yumi se veía suave y muy limpio. 
Sintió a Yumi tensándose como cuerda cuando posó un dedo sobre la abertura, la masajeo sin intentar perforarla, sólo caricias con la yema de los dedos, de arriba a bajo y de vuelta en círculos. Cuando Yumi empezó a respirar con dificultad y emitir gemiditos se mojó los labios para unir su boca a las sensaciones.
-¡Maku estas por aquí!
-¿Por qué va a estar en casa si es su día libre? ¡Vamos Zen no te salvarás de tu castigo! – la ex mascota se rio con confianza.
-Ya veremos Gideon Lagat.
En lo que duraba esa breve conversación los dos eunucos habían pasado por varios estados rápidamente, toda forma posible de excitación o de bienestar era parte del pasado, claro, su corazón continuaba retumbado pero ahora por pánico ante su inminente captura. Ponerse la ropa y fingir una conversación pasó por sus mentes y la ejecución se quedó en Yumi con media camiseta puesta y Maku con calzoncillos… al ver que entrarían precisamente a esa habitación correr también pasó por sus mentes pero coger toda su ropa y salir sin dejar evidencia era fantasioso, la habitación era muy grande y la otra puerta estaba en la dirección contraria. Casi al mismo milisegundo decidieron que lo mejor era esconderse. Yumi arrojó las prendas esparcidas a Maku que las ocultó debajo del sofá y terminó por sostener a Yumi para que saltará detrás del sofá y esperar ahí. Apenas tocaron el suelo la puerta se abrió. 
Escucharon pisadas fuertes mitigadas por la gruesa alfombra, las respiraciones aceleradas como si Gideon y Zen hubieran precedido una carrera ardua, un sonido más ¿Saliva? Yumi y Maku se miraron en el abrazo apretado que compartían para hacerse más pequeños. Ese sonido era inconfundible ¡Besos! 
- Zen, ¡Vamos rápido! Quítate la ropa, serás castigado… no tendré piedad con ese culito tuyo – era una amenaza pero Gideon sonaba tan juguetón y feliz.
-No Blondie, hoy te toca. Hicimos un trato ¿recuerdas? Nunca dejaste que nadie me follara en las fiestas de mascotas así que no aceptó de buena gana que ahora me quieras mordiendo la almohada todo el tiempo. Además te encanta que te la meta ¿No?  - para evitar cualquier escape de sonido Yumi había cubierto la boca de Maku con las dos manos, el mueble de cabellos cenizos estaba básicamente congelado en un grito.
Hubo más sonidos de besos y el susurro de ropa cayendo, sonaron golpes, quizá nalgadas entre risas y frases sueltas que eran demasiado vulgares para esos tiernos oídos que se iniciaban en el sexo con caricias tentativas y su propia fantasía romántica.  
-Espera, traeré la mermelada – dijo Zen y sus pies descalzos sonaron contra el piso de madera pulida. 
-Ponla en tu boca primero, así no estará muy fría – Gideon esperó y se echó en el mismo sofá donde antes estaban Yumi y Maku, ahora detrás agazapados en el suelo. 
Antes de dejarse caer a la superficie acolchada despejó el camino de ropa arrojándola sin cuidado. La tanga de uno de ellos, de tela de leopardo cayó sobre la cabeza de Maku. Él se la quitó rápidamente. 
Sintieron  moverse el sofá de nuevo cuando Zen se unió a Gideon. Una botella se destapó. 
¡Plop! 
Besos. 
Maku intuyendo lo que estaba por suceder tapó los oídos de Yumi,  Pero su carne no fue suficiente para cubrir de los sonido libidinosos. 
-Si eso, más lengua – indicó Gideon – Te gusta mi sabor con fresas ¿no? Eres un goloso.
-Tu pene es la gloria.
Yumi abrió tan grandes los ojos al entender qué estaban haciendo con la mermelada y los  hubiera cerrado para escapar del momento vergonzoso pero todos los sonidos eran tan descriptivos, prefería mirar a Maku que no se atrevía ni a moverse por miedo a llamar la atención con la audición mejorada de su amo élite, quizá Gideon estaba muy entretenido en su propia actividad pero nunca se sabe. 
-Vamos, date la vuelta. Traje la mermelada para lamerte el culo.
-Lámelo todo sin dejar rastros, travieso. 
El sofá  se movió antes de que ruidosos gemidos llenarán la habitación. 
Fue obsceno e incómodo escuchar a ambos como animales salvajes entregarse a sus instintos más básicos mientras la única barrera que los separaba se movía ruidosamente y  golpeaba la espalda de ambos. 
Yumi finalmente cerro los ojos cuando Gideon empezó a describir el gran miembro que amaba sentir en sus entrañas… era demasiado. Primero vio a Sir. Fler Leso y Lord. Orphe Zavi apareándose como criaturas en celo y ahora escuchaba semejante pornografía. 
Miró a Maku que estaba igual de mortificado, casi resignado a quedarse ahí mientras se desataba esa pasión escandalosa. Maku también le devolvió la mirada casi como una disculpa de no poder protegerlo de la perversión que escuchaban. Pero poco a poco se sonrieron casi con complicidad, restándole peso a la situación. Incluso temieron que se les escapara alguna risita si el miedo a ser descubiertos semi desnudos no fuera tan latente.  Aprovechando que Gideon y Zen  estaban entretenidos en el movimiento rítmico de sus caderas chocando Maku con cuidado saco las prendas ocultas debajo del sofá. Yumi empezó a ponerse lo que encontraba primero, un calcetín, luego el otro pero tanto como su ropa interior y el resto de su uniforme de mueble (que era un enterizo, y el calzoncillo fue arrancado junto a los pantalones) estaban estancados en una pata del sofá que con tanto movimiento había pisado las prendas casi hasta la mitad. Maku se puso de rodillas y aplicó fuerza, Yumi movió con fuerza las manos para impedir que jalara las prendas ante el sofá que rebotaba. 
-No, no… Gideon escuchará – dibujo las palabras con los labios.
Era mejor ser atrapados vestidos que desnudos, era la lógica de ambos. Pero también podían quedarse muy callados hasta que eventualmente la inesperada pareja que nunca debió llegar a esa casa se vaya de nuevo y ellos podrían salirse con la suya. Guardarían el secreto de Gideon Lagat follandose a su ex mascota con todas sus fuerzas… igual parecía que no era una novedad guardar ese tipo de secreto para ellos. Pero cuando inevitablemente Maku jaló de más la delicada prenda del uniforme de mueble y este se rasgó los dos se volvieron más pálidos por el ¡Crash! que sonó a centímetros de la cabeza de Gideon. 
Para su alivio, o no, los gemidos lascivos continuaron ahora mitigados por besos llenos de mermelada entre ellos. Suspiraron de alivio y Yumi señaló a unos metros un gran lienzo de un paisaje que estaba apoyado en el suelo contra una silla, esperando que Gideon se decidiera donde colgarlo. Maku entendió que gatear  hasta ahí era las intenciones de Yumi. Ser atrapados escondidos justo detrás de ese sofá parecía cuestión de tiempo. No estaba lejos después de todo, sólo a unos quince a veinte segundos de gateo cauteloso.
¿Cuál era peor? Ser parte del secreto sexual de un Blondie con una ex mascota o que un mueble esté en actividades prohibidas con otro mueble y que esa actividad no requiera ropa y sea ejecutada en la propiedad de su Amo. Sin duda, cada una de esas dos era razón suficiente para ser reciclados. Aunque la mayor parte, sino todas las veces los élites no necesitarían razones para cambiar de mueble. Como sea, Yumi y Maku amaban sus vidas y parecía que podían prolongarlas escapando de ese momento de intimidad lujuriosa entre Gideon y Zen.
En un acuerdo silencioso Yumi gateo primero. Tan silencioso que parecía que flotaba, en otras circunstancias verlo hacer eso con sólo una camiseta sin mangas y calcetines hubiera resultado erótico o quizá tierno pero Maku sólo sentía pavor de llamar la atención.
Respiro de alivio cuando vio a Yumi llegar a salvo detrás del bendito cuadro. Era su turno. 
Se había puesto casi toda su ropa, sólo faltaba el pantalón. Una pierna paso...
-Ven aquí… - era Zen.
El sofá se quedó quieto después de violentas sacudidas, respiraciones profundas sonaban y luego movimientos perezosos. Maku no sabía si iban a retirarse o sólo cambiar de posición pero abrazó sus piernas intentando hacerse más pequeño ante los sonidos extraños. 
Casi de inmediato algo le hizo cosquillas en la mejilla. Cuando se atrevió a abrir los ojos el brillo dorado de un mechón de cabello le picaba la piel. Siguió el camino  hasta subir más y ver la perfilada mandíbula, la recta nariz y los brillantes ojos que lo miraban con sorpresa.
-¡Maku! – su precioso Maestro estaba apoyado en el respaldar del sofá mirando en su dirección.
-¡Oye! Estoy lamiendo tu trasero, como puedes llamarme Maku – renegó Zen.
Atrapado, completamente atrapado Maku pensó rápido. Se puso de pie con velocidad aún con una pierna fuera del pantalón, pero sin soltarlo y se dobló en la reverencia más profunda que hizo en la vida.
-¡Maku! – ahora Zen también lo notó.
-Maestro perdóname – balbuceo algunas explicaciones de que se había quedado dormido sin el pantalón pues quería ponerse cómodo (que otra explicación podía dar), cuándo los escuchó entrar se asustó obligándose a saltar detrás del sofá y que nunca escuchó nada y no vio nada y jamás diría nada a nadie y cuándo no se logró entender más sus tristes explicaciones demasiado nervioso para pensar en otra cosa que no sea en Yumi detrás del lienzo Gideon lo hizo callar.
-¡Venga Maku! No seas tan fatalista. Ahora lo sabes, ahora vete… será una tarde ruidosa no es necesario que te quedes ¿Comprendes? – Así de sencillo el Blondie cortó con el asunto.
Terminó de ponerse el pantalón mientras Zen se le acercaba completamente desnudo.
-¡Ja! Te enteraste de la peor forma – se rio de él pasando una mano por los hombros y conduciéndolo a la puerta -¡Venga Maku! No pongas esa cara que me has visto desnudo antes.
Si, Maku estaba pálido como casi gris ante la idea de dejar a Yumi ahí. Igual no se atrevió a mirar arriba de su hombro a la ex mascota, temía revelar como sus nervios estaban siendo triturados.
Zen abrió la puerta por él y le dio un  empujón por la espalda, quizá fue la corriente del viento que entró o el propio Yumi que estaba temblando traicionado por su cuerpo pero el lienzo cayó haciendo un ruido seco en el suelo revelando su presencia desnuda ante todos.
 
Notas finales:

Que te parece?

Vamos! Que dejar comentarios es gratis!

No de verdad espero que la historia te guste.

Nos leemos!


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