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Katze por Arwen Diosa

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Raoul tamborileaba rítmicamente con los dedos sobre la mesa esperando con las últimas fuerzas de su cuerpo que Iason se digne a terminar su cena y levante su fría mirada. Él continuaba mirando despreocupado el diario al lado de su plato y de vez en vez tomaba un poco de comida con el tenedor. Sabía que Raoul estaba rechinando los dientes y eso era… entretenido para él. 
-¡Maldición Iason! Deja de ignorarme.
Con mucha lentitud Iason se dignó a mirar a Raoul.
-¿De que hablas?
-¿A que hora vamos a ir a tu oficina?
-¿Por qué?
Raoul apretó los puños ante la provocación.
-Ver las cámaras, llamar a tu equipo, prender los micrófonos ¡Quiero saber cómo está Katze! -listo, Raoul ya lo había admitido solo debía soportar un poco las burlas de su hermano pero podía pagar el precio.
-No hay nada de eso Raoul, era un trato con Riki. Ahora va  sin escoltas y sólo lleva el rastreador en las botas.
Escuchar eso casi hace que Raoul se jale los cabellos, se paseó tanto delante de Iason caminando sobre sus pasos de ida y vuelta y habló tan rápido que consideró echarlo de su casa, le dijo un montón de cosas pero para su sorpresa el Primer rubio de Amoi cada vez estaba más de acuerdo con Raoul… ¿Y si sólo estaban esperando que Riki se relajara para tenderle una trampa? Confiaba en Riki por supuesto pero no en una banda de pillos que ya lo habían lastimado antes, ¿como es  que se dejó convencer de mandarlo sin protección? Ceres de por sí era un sitio peligroso, Riki tenía una apariencia lujosa con su moto cara y su ropa de buen gusto, ahora lo había mandado con Katze… pero eso sólo significaba que debía cuidar  al niño también y no velar por sí mismo…
Estaban en el auto de Iason camino a Ceres antes de siquiera poder explicárselo ellos mismos. Eran Blondies y su naturaleza obsesiva y dominante les dejó en claro sus objetivos. No era suficiente ver los puntitos parpadeando en la pantalla, cualquier cosa podía pasarles. Así que cambiaron el color de sus cabellos por uno negro y marrón oscuro un poco de ropa menos formal y se decidieron vigilar a ese par.
Dejaron el coche más atrás y caminaron hasta la puerta, Raoul se pego al concreto pero sólo escuchó voces mezcladas. No se distinguía demasiado aún para él. Iason miraba por una ventana pero la pesada cortina hacia bien su trabajo.
-¿Y ahora qué? 
-Por aquí – dijo Iason alejándose por la entrada del edificio aledaño. Raoul un poco inseguro lo siguió. Entraron por una puerta que ya estaba abierta, ese lugar abandonando estaba oscuro y olía a tierra mojada. A pesar de las circunstancias tan poco frecuentes para dos Blondies  caminaron hasta quedar pegados a la pared que los acercaba más a sus mestizos. 
-¿Y ahora qué? – renegó Raoul – Desde aquí no se ve nada y no se escucha mejor.
Iason sin contestar con un solo dedo enguantado y con fuerza calculada hizo una perforación al concreto justo a la altura de sus ojos, repitió el acto hasta tener dos hoyos. Se pegó a sus pequeñas ventanas y espero a que Raoul haga lo mismo. 
-¿Y si nos notan? La idea es que no sepan que los estamos vigilando ¡Podrían haber escuchado que rompías la pared! 
-Entonces date prisa. No querrás perderte esto – Raoul menos decidido empezó a perforar con un dedo como Iason lo había echó pero en golpes más suaves tomando pausas. 
Iason fastidiado por que si, no quería que Riki se entere de esto que podría significar un golpe a su relación, se hartó de Raoul y con otros dos golpes certeros hizo ventanas para los ojos de su hermano. 
-Si lo haces despacio es peor. 
Ambos se pegaron a sus respectivos visores. 
Desde su perspectiva podían ver a Riki fácilmente, estaba desparramado en un sofá y siendo abrazado por el cuello por Guy. En el sofá de al lado casi al frente de ellos estaba Katze con las manos sobre las rodillas luciendo nervioso. 
-Qué diablos hizo a su cabello.
-Seguramente fue Riki para que no lo reconocieran. Astuto. 
Raoul torció los labios ante la imagen teñida de su perfecto Azafrán, aunque no iba a negar que el negro le daba un toque de madurez. 
-¡Se lo prohibí! No te atrevas… - renegó Raoul ante la imagen de Katze probando el stout. 
-¿Fumas?
-Algunas veces.
-¿Algunas veces?- repitió Raoul - ¡Si hace unos meses usaba pañales!
 Iason se rió entre dientes ante el nerviosismo de Raoul cuando uno de esos mestizos empezó a abrazar a Katze, casi podía escuchar la tensión en los hombros de su hermano o la pausa en su respiración.  
-Bien aquí están las cartas. Conoces el juego Kat –  dijo Riki
-¡Alto!  Hace mucho que no jugamos algo más… picante ¿Un juego de gigolo? 
-¡Olvídalo! No gigolo.
-Un juego… Riki  ¿Qué dices Kat? Todos queremos un poco de gigolo.
-¿Sabes que es ese juego Iason?
-Por su nombre puedo imaginar muchas cosas – respondió mientras veían a Riki discutiendo con su grupo, cierto orgullo nació en Iason ¡Eso, así se pone las reglas Riki!
-¡BIEN! escucha Kat, es el mismo juego pero cada que pierdas te sacas alguna prenda. El primero en quedar en bolas pierde y el último en quedarse con algo gana ¿Vale?
-¡Por Júpiter! Quieren desnudarse. Vamos Katze sal de ahí – Raoul habló molesto 
-¿O eres tímido?
-No 
-Hace mil años que no veía a nadie sonrojarse ¿De dónde vienes? En Ceres a los trece años ya has visto de todo. 
-Katze… - Raoul rechino los dientes ¡Esos mestizos le querían poner las garras encima!
Por su parte Iason no se perdía los gestos de Riki, la forma cómo miraba a Guy, el cómodo abrazo que tenían… ¿Riki sería capaz de… corresponder?  
-Entendemos porque Riki no quiere jugar gigolo, tiene a su Blondie y eso debe ser jodido ¿Qué tal tú? Podemos jugar sólo los cuatro. 
Otra vez ese mestizo estaba abrazando a su Azafrán ¿No veía que lo ponía incómodo? 
-¿Cómo es gigolo? 
-Si ganas te follas al perdedor en el acto.
Ambos Blondies gruñeron ¿Riki jugaba eso? ¡Katze no aceptes!  
-¿Qué le están diciendo pequeñas mierdas? 
-Sólo conociendo mejor a kat. 
-Empecemos.
Fue el turno de Raoul de reír entre dientes cuando Iason fue el que rechino la mandíbula y tenso cada parte de su cuerpo. Ver a su mestizo disfrutar de esa atención y mostrar su cuerpo con tanto placer… Iason necesitó de todo su autocontrol cuando Guy lo tocó… esa mano bajo por donde él y sólo él debía y podía. Claro, confiaba en Riki pero no imaginó la naturaleza de esos juegos. ¡Oh! Fue un golpe muy duro ver el brillo en los ojos oscuros que amaba, luciendo así para Guy. Hace tanto que no atendía la necesidad de Riki…. Sabiendo que su mestizo era un ser sexual y ardiente ¿Era por eso? ¡Maldición! Iason estuvo a punto de entrar, solo su propio orgullo lo detuvo. Pero nada excusaba a Riki de corresponder  cualquier atención…
-¿Cómo va el asunto ahí abajo?.
-Mejor que antes.
Si… Riki tendría que explicarse. Estaba en problemas.
Vieron a Katze sacarse primero los zapatos, luego los calcetines y la chaqueta.
-No puede perder tan seguido… ¡Están jugando en su contra! ¡Katze no te das cuenta que lo único quieren es aprovecharse…
Fiel a eso, Raoul dejo de respirar cuando vio a Katze ponerse de pie y con un ardor en las mejillas sin levantar la mirada empezó despojarse de su camisa. 
Raoul cortó todo  pensamiento, igual que su respiración. Sólo sintió su corazón emulando las características humanas que empezó a retumbar contra su pecho… en algún momento pensó  que si Katze cedía, jugaba el juego y se dejaba desnudar por las tontas reglas sentiría decepción o frustración… sin embargo, primero vio lo que todos los demás vieron: Un cuerpo esbelto de complexión juvenil con músculos delineados y abdomen plano envuelto en fina y aterciopelada piel de alabastro, cintura estrecha y clavículas sobresalientes.
El rayo mental de iluminación tuvo que ser aplastado, Raoul no estaba listo en estos momentos para admirar en esas circunstancias la fuente de esos sentimientos. Al contrario, quería perforar con los ojos a esos cerdos que miraban como si lamieran a Katze por cada parte de su cuerpo.
-Se huele que es virgen. Si tienes que cuidar su trasero mejor hazlo Riki, si lo note yo, lo chicos también. 
La declaración de Guy solo enfureció más a Raoul.
Después de unos momentos mientras las emociones de ambos  rubios estaban burbujeando vieron a Riki y Katze compartir una privada charla breve. Riki se levantó y medio trastabillando fue al otro extremo de la habitación.
Iason no se perdió ni un solo cojeo rengo de esos reflejos adormecidos ¡En que estaba pensando Riki! Intentó pensar a su favor sin sentenciarlo aún. Sabía que si Riki no podía volver por cualquier circunstancia (moto averiada, mal clima, ebriedad…) podía llamarlo. Aún así, fue desconcertante para Iason ver a su mestizo en tal actitud.   
-Raoul… dale un margen. Espera – Iason lo detuvo por el hombro cuando presenciaron ese beso no deseado. Para su alivio Katze se alejó.
Raoul sólo veía a un conejito o cualquier animal pequeño siendo acosado por feroces bestias que lo llenaron de impertinencia y vulgaridades.
-Eres un chico lindo Kat. No tendrás problemas para encontrar quien te quite tu “flor”, pero debes saber que hay algunos que no saben hacerlo.
-Y te dolerá como el infierno. 
-¡Qué mierda le están diciendo! – renegó Raoul bastante influenciado por Riki -¡No me quedaré aquí para ver como lo acosan Iason!
-Entonces entra y arruínalo todo, así tendrás toda la confianza de katze 
-Se nota que eres listo, cuando quieras búscame. Los niños sin experiencia me buscan para darles una buena primera vez, sin dolor y puro placer, te lo aseguro.
Raoul rasco el concreto dejando sus huellas, ¿Eran celos? Mal momento para ponerse revelador pero era así como se presentaban las cosas…. Con todo lo que había sucedido desde el accidente de la maceta y luego Raoul sosteniendo a Katze bebé, viéndolo crecer, criándolo y amándolo desde niño creyó que los sentimientos de amor por el hombre se habían transformado a un amor más platónico de filiación, atesorando cada uno de sus momentos, un amor que estaba lejos de la carne y se conformaba más con la felicidad y la realización… hasta ahora.
Ver lo que había debajo de su ropa, la timidez en su mirada, el pudor de su cuerpo expresado en la suave mordida de su labio y el rubor en sus mejillas… eso fue algo que sólo Raoul vio, negándose a presenciar cómo podía ser despojado como cualquier baratija sin valor… Oh, no ¡No! 
Con alivio vieron que lo dejaban en paz y todos volvían a sentarse, incluso Riki se veía más compuesto. 
Un nudo se fue amarrando en Raoul, hasta ahora Katze no había bebido al son de los demás, incluso no había intentado fumar de nuevo, pero trago  tras trago vació su botella.
Otra vez una ola repentina de celos lo invadió cuando lo vio sacarse sus pantalones ¿Celos? No consideraba a Katze de su propiedad. No, pero… ¡Katze no era un objeto que se debía exhibir así! Incluso, sabía que después de la sincronización de memorias Katze podía retomar su vida o empezar una nueva, y lo que sucedería entre ellos sucedería o no… No estaba salvado la inocencia de Katze para él mismo… nunca hizo todo esto de traerlo de vuelta para reclamarlo como suyo… era un MISTERIO después de la sincronización de memorias qué patrones de conducta prevalecerían en Katze… si las adquiridas en su cómoda vida con Raoul o las aprendidas a la fuerza como mueble. Raoul pensó incluso que podía encerrar a Katze por el último mes hasta pasar por ese procedimiento y así esperar que algo de la madurez del hombre le asiente la cabeza.
Eso era imposible .. Al menos para Raoul.
Pero ver ésta exhibición  y las miradas hambrientas de esos mestizos sobre lo que él consideraba un tesoro lo estaba llevando al límite. 
Iason gruño de nuevo cuando Riki se despojó de sus pantalones con un escandaloso movimiento de cadera y luego la prenda la botó sobre su cabeza. No hacía falta rastrear a donde iban dirigidas las miradas de sus amigos... la sensualidad que Riki desprendía era tan natural en él  y lo conoció precisamente de esa forma, poniendo su cuerpo como moneda de cambio arrastrando a sus pies a un Blondie ¿No había sucedido eso? De una u otra forma Riki había seducido a Iason y ahora lo tenía aquí, detrás de una pared viendo su exhibición.
Y de repente…
-Todo afuera ¡Perdiste Kat!
-¡Raoul!
El grito de Iason no lo iba a detener. 
 
 
Enganchó sus dedos a la liga de sus boxers  y sonriendo por el vitoreo deslizó suavemente la prenda por sus muslos exponiendo primero una mota suave de cabellos rizados marrones. 
El sonido seco de la puerta siendo derrumbada paralizó a todos, Katze se quedó en mitad de la acción y sus facultades cognitivas sufrieron un leve shock con la conocida e inesperada voz que siguió. 
-¡Alto ahí jovencito! – derribar la puerta no fue suficiente, pasó por encima del pedazo ahora inservible dejándose ver por todos esos mestizos. Alto e imponente, una presencia aplastante a pesar de no tener su cabello rubio ahora en un negro profundo la severidad de su tono y la firmeza de su mirada detuvo a todos de pensar siquiera que podían contradecir sus designios.
-No chicos, tranquilos – apaciguo Riki rápidamente al reconocer a Raoul – Es un conocido. 
-¡Raoul que rayos le hiciste a tu cabello!  - Katze cerró lo ojos para  volverlos a abrir al ver que Raoul seguía ahí mirándolo fijamente, no puedo evitar reír. Fue una risa estúpida la verdad – Las reglas son las reglas…
No continuó hablando, a pasó decidido Raoul se acercó lo suficiente y le dio un golpe en la mejilla con la mano abierta. Fue lo suficientemente fuerte como para hacer brillar su piel en carmesí de inmediato. 
El golpe, quizá el significado de recibir un golpe en la cara bajo esas circunstancias por la mano de Raoul más que el dolor físico fue lo que ajustó sus pensamientos y los volvió coherentes.
Katze estaba tan malditamente congelado, mas quieto que una estatua, pasando por varios estados mentales tan rápido… la rabia y la ira de ver a Raoul señalándolo y dando una clara orden de ponerse la ropa reemplazaron su orgullo de rebeldía por una vergüenza absoluta ¿Qué iba a ganar oponiéndose? Si Raoul había venido hasta aquí y lo golpeó frente a todos seguramente estaba dispuesto a mas.
Y el sentimiento de humillación también lo recorrió, pero no sabia si era por ser un espectáculo ofrecido a los Bison que seguramente iban a recordar o ser consciente de que Raoul lo estaba mirando buscar su ropa. Eran las dos cosas se dijo.
Contando mentalmente Raoul se cruzó de brazos sobre el pecho viendo como Katze de mal humor y seguro mandando maldiciones se ponía de mala gana los calcetines y enganchaba las piernas a sus pantalones. Su paciencia se acabó cuando la última vez que se agachó para ajustar sus zapatos esos mestizos le miraron el trasero. Raoul terminó con el espectáculo y sujetando a Katze del brazo, cogiendo su camisa y chaqueta de un sofá lo sacó de esa habitación. 
Sus pasos resonaron en fuertes pisadas.
Riki quieto como una tabla hasta ese momento pensaba que esto obviamente no era una causalidad, Raoul no iba a entrar a salvar a su Azafrán justo en el momento exacto sin tener una referencia ¿había cámaras aquí? Tal vez… ¿Iason lo estaba observando siempre? Raoul no vino solo, eso estaba claro. Con la mirada recorrió los rincones intentando captar donde estaban las cámaras y volvió la mirada rápidamente al muro delante de él. Un parpadeo de ojos celestes como el hielo lo recibió detrás de unas perforaciones en la pared. Fue larga la mirada que se dieron.
Tragando el nudo en su garganta que aún no sabia cómo interpretar se puso de pie y pasó por el incómodo momento de recoger su ropa esparcida bajo la atenta mirada de Iason. Se la colocó con prisa mientras explicaba a los Bison que no se preocupen y que regresaría como siempre la siguiente reunión. Guy lo detuvo antes de salir preguntando si todo estaba bien, qué estaba pasado y si podía ayudar. Riki le dijo que lo mejor es que reparasen esa puerta y que él estaría bien. 
Empujando su motocicleta fue directo al edificio de al lado. Como imaginó Iason estaba ahí dentro todavía. En la calle a unos pasos del edificio que acababa de irrumpir estaban Raoul y Katze que todavía se vestía bajo el silencio mortal del rubio.
Sea la rabia o  culpa del alcohol sus dedos tropezaban entre ellos al anidar los botones, cuando Raoul intervino para ajustar su camisa  por él, Katze se indignó más. Uso sus dos manos para empujar a Raoul, aunque fue tan útil como empujar una pared. 
-¡No Raoul! ¡Por qué estas aquí! – gritó sin temor viéndole a la cara, todo lo que calló desde su abrupta interrupción explotó – ¡No tenías  derecho a sacarme de ahí! ¡Maldición! ¡No tienes derecho a golpearme! Me pusiste en ridículo.
-Estabas haciendo eso perfectamente sólo. ¿Qué estabas pensado cuando bebiste tanto? Y dejándote hablar de esa forma irrespetuosa ¡Katze! Eres más listo que todo eso y sabes que estabas actuando mal ¡Estabas a punto de desnudarte! Por el amor de Júpiter, ¿si no hubiera entrado qué crees que te hubiera sucedido?
-¡Hubiera tenido amigos! 
-¿Amigos esos tipos? Sólo estaban esperando la oportunidad de ponerte las garras encima, para ellos eres un pedazo de carne y nada más, ¡cómo no te das cuenta! 
-¡Sólo estábamos jugando! Además quiero hacer todas esas cosas, quiero emborracharme, fumar y tener sexo, mucho sexo.
-¡Y lo harás! Tendrás todo eso ¡pero no ahora! ¿Cómo no ves que se estaban aprovechando de ti? Aún eres un crío que no sabe distinguir las malas intenciones ¡Todos esos tipos son mucho mayores a ti y tienen más experiencia! Fácilmente pueden engañarte y hacerte daño Katze, como no puedes ver que lo que quiero es protegerte. Tendrás tus propias experiencias pero no quiero que vivas por adelantado…. Además no así, rebajándote a ser una  rifa de carne. 
-Pero…
-¡No! Escucha, eres mas listo que todo eso, tu muy bien sabes para que te estás preparando ¡Lo sabes! Un día Ceres podría ser tuya. No permitiré que arruines tu futuro por un momento de hormonas calientes, ¿Lo sabes o no?
Katze apretó los dientes negándose a responder, ¿Era listo, lo consideraba inteligente?, entonces qué rayos estaba haciendo Raoul aquí ¿Le hablaba de su futuro brillante y  que tendría tiempo de divertirse? Entonces porqué no confiaba en él. 
¡Jamás volvería con Raoul! No después de como lo humilló… miró a los lados buscando con su mente brillante un plan para huir…
-Katze… - Raoul suspiró intentando sonar conciliador – Entiende que no  quiero que te pasa nada malo. 
La dura mirada no cambio, en cambio parecía que su mejilla golpeada brillaba más dándole un aspecto bastante molesto. Raoul se giró agarrándose la cara de frustración, nunca debió ponerle las manos encima. 
El silencio fue roto por el motor de una vieja camioneta que se aparcó frente ellos. Sus luces parpadearon en la acera del frente y un sujeto sacó varias cajas de la parte de atrás y las llevaba a lo que parecía una tienda de alimentos.  Por esos momentos fue lo único que sonó.
No era buena idea ponerse a discutir en medio de la noche y peor en las sucias calles de Ceres pero los ánimos no daban para más ¿Qué iba a hacer Raoul? Mirando las pequeñas lucecitas de la camioneta Raoul se froto la cara ¿Qué iba a hacer? Katze… no podía negar que tenía que dibujar nuevos márgenes, si ya había dicho que quería beber, fumar y tener… sexo iba a hacerlo sin pensar en las represalias. Volvió a frotarse la cara mientras el ruidoso mestizo de la camioneta sacaba más cajas y las llevaba a esa tienda. 
Tal vez lo mejor era darle un poco de libertad… que pueda  ir y venir de su casa en Apathy, reunirse ahí con sus “amigos” y tener una primera borrachera, mejor en un lugar seguro que escabullirse para hacerlo… tal vez hablar un poco más de sexo y sus riesgos, esperar que Katze tome las mejores decisiones
En ese momento Raoul era un lío también ¿Cómo manejar todo esto? Asumiendo sus sentimientos dormidos y al mismo tiempo no queriendo impedirle su propia exploración… respiro profundo. Lo mejor era llegar a casa primero y esperar a calmarse un poco. Luego una negociación… 
Raoul siguió con la mirada la vieja camioneta por la destartalada calle, viendo los pequeños foquitos perderse a lo lejos.
Una última bocanada de aire y se giró para mirar de nuevo a su Azafrán. 
-¿Katze? -mirar a los lados no serviría, el pelirrojo no estaba por ahí. 
 
 
Riki dejó cerca a la entrada la pesada motocicleta y se adentró al lugar oscuro, tomo una fuerte bocanada de aire sin saber exactamente con que iba a lidiar. Él estaba tan malditamente consciente de todo lo que había echo… ¿Iason estaría molesto? Solo era un juego, no podía molestarse con él por eso ¿Verdad? En todo caso él debía ser el ofendido por ser observado a ocultas. Y justamente cuándo las cosas se salían un poco de control decidía vigilarlo. 
Todo esto sólo lo hacía pensar qué una especie de promesa se  había roto entre ellos…
 En esa penumbra de boca de lobo, la mirada fría casi glacial de sus ojos como dagas lo guiaron. Riki se detuvo a unos pasos. Sin el sonido seco de sus pisadas contra el polvo levantándose hubo mucho silencio, aplastante.
Riki resoplo.
-Estas molesto, lo sé ¿Qué tanto? - Iason entrecerró los ojos como respuesta, un desafío de “adivínalo por ti mismo” – Mmm  no vas a decir nada, para que lo sepas yo también estoy molesto. ¡Me estabas espiando! ¿Siempre lo haces? 
- Te quitaste la ropa, dejaste que te tocarán y estabas dispuestos a desnudarte – Iason no se limitó a hablar, se acercó con pausada lentitud deliberada para captar como Riki adoptaba por reflejo una posición defensiva - ¿Qué más ibas hacer? - sujetó a Riki contra la pared y lo presionó por los hombros – Raoul me convenció de que podías estar en peligro… pero el peligro eres tú. Por lo que eres – bajo la cabeza hasta mordisquear la oreja y enterrar las manos en los huesos de la cadera. Pudo haber sido un agarre doloroso pero Riki sintió la dura longitud de Iason pinchando su estómago .
-¿Peligro? ¿De qué hablas? -  Iason lo sujetó por los brazos extendiéndolos por encima de su cabeza, no respondió a su pregunta sino con más besos posesivos.
-Eres fuego Riki. Sólo dame una buena razón para no arrancarte la ropa y tomarte ahora mismo contra está pared, en seco y sin preparación. 
Riki buscó con la mirada los ojos de Iason ¿Hablaba en serio? ¡Oh! Júpiter no iba a negar que esas palabras, solo esas palabras y la restricción de su cuerpo lo estaba excitando como el infierno pero una promesa de dolor no era el mejor paisaje. 
Iason lo soltó para alejarse unos pasos, Riki respiraba profundo, largas bocanadas y él no estaba diferente. Se recorrieron con la mirada, hubo deseo, hubo fuego entendido… ¡oh dioses!, parecía que no lo habían echo en años y ahora estaban tan duros, se acercaron al mismo tiempo para entregarse en un beso que fue abrasivo, intentando consumir en el menor tiempo la mayor cantidad.   
Se miraron a los ojos mientras se respiraban a la cara, exhalando su excitación.  
-¿Katze está aquí?
 Interrumpió Raoul gritando desde la entrada.
-¡NO!- ladro Riki alejándose de Iason que lo sujetaba de los hombros -¡Maldición!  - renegó Riki percatándose que Raoul en verdad había perdido a Katze o lo que sea y ahora iba a meterse a la guarida de los Bison para buscarlo. 
-¡Katze! – escucharon su grito y pisadas dentro de la guarida.
-¡Oye! No puedes meterte aquí – al parecer era la voz de Guy.
-Espera, espera – Iason acariciaba a Riki por todo su cuerpo, por debajo de la ropa intentando perforar la apretada entrada con los dedos que en todo este tiempo estuvo sin atenciones. El solo pensar lo tensa que estaría… a Iason le daba vueltas la cabeza 
-Si no me dicen donde está destrozare este lugar – amenazó Raoul.
-¡Iason! Debemos ir a detener a Raoul – Riki apenas pudo librarse a pesar de sus crecientes necesidades corrió hacia   su guarida para buscar al pelirrojo antes que cualquiera de los rubios decida destrozar el lugar. También para apaciguar a sus amigos Y explicarles la situación.
-¿Y el rastreador Raoul? 
Raoul levantó la mano para que Iason vea la chaqueta que Katze usaba y tenía el rastreador… no llegó a ponérsela. 
 
Notas finales:

Hola! Que te parece la historia? 

Déjame saber.


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