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Mascota por RLangdon

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-Adelante, Sasuke kun.
 
Se entretuvo leyendo la primera enmienda, ignorando monumentalmente la voz rasposa y siseante a su lado.
 
-Lo leeré todo- informó calmadamente, apilando cada una de las hojas sueltas para anexarlas al contrato. Orochimaru se relamió los labios antes de retroceder unos pasos.
 
-Eso te tomará al menos una hora. Tiempo es lo último que podemos desperdiciar- se encaminó hacia la puerta, convencido de que Sasuke accedería a firmar debido a la desesperación. -Te daré quince minutos para que lo pienses, Sasuke kun, ni uno más- cerró la puerta tras de sí, dejando a Sasuke solo en el interior de su despacho.
 
-Claro- se levantó, autómata, dejando los papeles en órden sobre la mesa. Esperó junto a la puerta hasta que los pasos se desvanecieron al final del corredor, fue entonces que Sasuke abrió la puerta. Lo hizo de forma lenta, pausada, cuidando de no emitir ruido alguno. Ya fuera, trató de memorizar cada uno de los pasillos en los que se había internado previamente.
 
 Cerró los ojos, intentando deducir el camino que Orochimaru habría tomado.
 
No tenía sentido. No pensaba caer en su juego, tampoco quería verse envuelto en una de sus tóxicas tretas.
 
Sasuke Uchiha no era ingenuo, ni lo sería nunca.
 
Avanzó decidido hacia una de las puertas blindadas que yacía entreabierta. Al entrar, un gusto repulsivo le inundó el estomago.
 
Había serpientes allí, cientos de ellas apiladas en jaulas de diversos tamaños y múltiples etiquetas para diferenciar los tipos de especie. Decenas de repisas tapizaban la habitación.
 
Era imposible. Orochimaru no tendría porqué tener aquello a no ser que llevara tiempo instalado en Sapporo.
 
Algo en su psiquis hizo "click"
 
El contrato de Naruto. Aquel que tenía una segunda cláusula que no pudo deducir tras el accidente.
 
Orochimaru podría haberle pedido al Uzumaki cualquier cosa, por consiguiente, no estaba fuera de discución suponer que le había obligado a decirle su próximo destino. Orochimaru debió seguirlo desde entonces.
 
Agitado y temblando internamente, Sasuke hizo un intento por controlarse. Tantos reptiles juntos despertaban un inusitado temor en él. Ya había lidiado con una enorme, pero entonces estaba preparado.
 
Reuniendo valor, se acercó a una de las vitrinas, cerciorandose de que la cerradura estuviese bien colocada y comprobando el dispositivo de abertura.
 
Tomó la pecera entre sus brazos y salió de la sobria recámara.
 
***
 
Terminó de beber el té, acomodó los tubos de ensayo y se recostó en la cama cuando un fuerte mareo lo asaltó de repente.
 
Miró su reloj de pulsera. Quedaban cinco minutos antes de regresar al despacho, dónde Sasuke le estaría esperando con el contrato firmado. De solo pensarlo, el éxtasis lo envolvía.
 
Su plan había resultado a la perfección. Luego de manipular éxitosamente el ADN de Naruto y elaborar el antídoto, estaba consciente de que todo desembocaría de una manera. Kabuto y Anko solo habían sido meros experimentos, el mismo Naruto lo había sido, puesto que no le había entregado la dosis en una sola toma, sino en varias porciones diminutas y compuestas de una droga lo suficientemente densa para ser retenida en el torrente sanguíneo por horas, de modo que cuando se presentara el mínimo incidente, ya fuera un desmayo, una caída o cualquier otra derivante, el pulso descendiera progresivamente hasta volverse casi nulo.
 
Al final había valido la pena seguir cada movimiento del Uzumaki a la distancia. Sabía que eventualmente le conduciría a Sasuke, y no se había equivocado.
 
Orochimaru quiso sonreír entonces, pero los músculos de su rostro y cuerpo permanecieron tensos.
 
"¿Qué pasa?" Sentía la garganta rasposa. No podía moverse un solo centímetro.
 
Fue en el momento que fijó su vista ambarina en la entrada, que se percató de una presencia ajena. Era Sasuke quien lo miraba despiadadamente desde el umbral, llevaba en sus manos una de sus pequeñas vitrinas.
 
Orochimaru trató de retorcerse en vano.
 
"El té" pensó, pero ya era tarde. En una distracción suya, el Uchiha debió añadirle algúna especie de sedante.
 
-No sé qué tenías en mente- Sasuke fue acercándose calculadoramente con la pecera en brazos, impulsado por sucesos desafortunados que lo habían llevado precisamente a ese lugar, al punto de partida. -Pero no me interesa tu trato- sostuvo el cristal en alto hasta hallarse junto a la cama. Los muelles se hundieron bajo su peso.
 
Los ojos ámbar de Orochimaru parecían estar a punto de salirse de sus cuencas debido al terror por lo que se avecinaba.
 
Sin mayor contratiempo, Sasuke dejó la caja a su lado, abrió el dispositivo y se alejó todo lo que le fue posible, presenciando cómo las serpientes se agitaban en una masa informe, reptando por el cuerpo inmóvil, adhiriendose como ventosas, listas para eyectar su veneno a tráves de múltiples mordidas.
 
Sin querer presenciar nada más, Sasuke salió por la ventana.
 
***
 
-¿Naruto?- estaba en shock. No entendía qué estaba pasando.
 
El cuerpo de Naruto estaba afuera del cajón, tumbado en el frío suelo, con sus labios azulados y las extremidades rígidas. Sin embargo, el constante alboroto en derredor hacía alusión a un relevante suceso que Sasuke no comprendía del todo.
 
-¡Sasuke kun!- exclamó Karin, corriendo hacia él. Sasuke no apartaba la vista de Suigetsu que yacía de cuclillas junto al cadaver, corroborando por medio de sus coyunturas el menor índicio de pulso. -Se movió. Primero estaba quieto y luego...- Sasuke la silenció con una gélida mirada de esceptisismo.
 
-¿En dónde está Menma?
 
Karin boqueó.
 
-Se quedo dormido. Lo deje en su cuna hace unos minutos, pero...
 
Sasuke no quiso oír nada más. Fue hasta el cuerpo de Naruto y al tomarlo en brazos, sus pupilas se dilataron.
 
Lo había sentido moverse.
 
***
 
Poco a poco abrió los ojos, tenía aún el cuerpo entumecido pero ya podía moverse.
 
Se fijó en la pieza blanca, en la sábana que lo cubría y en el lento descender del suero a su costado.
 
-¿Sasuke?- entrecerró los ojos y se reclinó en el respaldar. Sasuke se había quedado dormido en el sofa de la esquina de la recámara, pero al escuchar el suave llamado, se levantó de golpe.
 
-Recuestate- en menos de un minuto ya estaba a su lado, acomodandole la almohada para que apoyara una vez más la cabeza. -Menma está con Karin- dijo al adivinar la preocupación plasmada en los irises celestes.
 
Naruto relajó los hombros, sentía frío, pero ya no tanto.
 
-Sasuke- hasta que recordó el incidente. -¡Sasuke, Orochimaru está...el planea...!- fue devuelto nuevamente al colchón en un movimiento mecánico del brazo de Sasuke.
 
-Ya lo sé- lo abrazó cuando Naruto empezó a llorar.
 
***
 
Pasarón tres días más para que le dieran el alta. Los doctores querían cerciorarse de que no hubiera ligamentos rotos o daño craneal por el accidente. Naruto había recibido además un lavado de estómago por el medicamento ílicito suministrado por Orochimaru.
 
Durante ese tiempo Naruto no hizo otra cosa más que desesperarse, a pesar de lo débil que se sentía. No le dejaban hacer muchas cosas en el hospital y él seguía preocupado por lo que pudiera hacer Orochimaru en contra de Sasuke, pero este no lo escuchaba.
 
Asi que el día que finalmente le dejaron salir, lo primero que Naruto hizo fue pedirle a Sasuke que se fueran a otro sitio, incluso estaba dispuesto a regresar a la mansión con tal de ponerlo a salvo. Sasuke se había limitado a acceder con media sonrisa rara, vacía, como si no entendiera su miedo o no lo compartiera del todo. En menos de dos días ya estaban de vuelta en casa del Uchiha. Y Naruto, aunque preocupado, no dejó de agradecer ese hecho.
 
-Hace tanto calor- comentó, abanicandose con el faldón de la playera, buscando abordar cualquier tópico para evitar hablar de lo acontecido. El miedo todavía hacía estragos por las noches.
 
-Mph- Sasuke lo miró indeciso desde el extremo opuesto de la barra. Sabía en parte a lo que Naruto se refería. Estaba acostumbrado a llevar yukatas ligeras todo el tiempo, así que actualmente le costaba lidiar con el clima.
 
Indirectamente le preguntaba sobre su rol pasado, el de mascota, el de esclavo sexual. Quería, de algún modo, saber qué pasaría a continuación entre ellos tras todo lo ocurrido.
 
-Naruto- lo llamó al verlo darse vuelta hacia el jardin, dónde Menma yacía recostado sobre un futón, jugueteando con grandes objetos de goma proporcionados por Sasuke.
 
Naruto parpadeó cuando Sasuke se acercó. Al principio temió recibir una reprimenda, pero la sorpresa fue enorme al recibir el anillo en el dedo anular.
 
-¿Sasuke?
 
-Iba a dártelo aquella vez- dijo Sasuke, encogiendose de hombros al ser nuevamente embargado por la culpa. -Antes del...accidente- explicó con simpleza, sin esperar realmente respuesta a cambio.
 
Naruto observó embelesado la pieza de joyeria. Rodeó a Sasuke en un afectuoso abrazo y movió la cabeza de arriba abajo, dejando estupefacto al Uchiha.
 
-Si quiero- tendrían muchas responsabilidades como padres a partir de ese momento, pero juntos lograrían sobreponerse a cualquier obstaculo, ya lo habían hecho hasta ahora.
 
Naruto cerró los ojos, con la intención de besar a su prometido, pero en un pestañeo, Sasuke se apartó de él para correr en dirección al jardín.
 
Menma se retorcía sobre el futón, lo hacía de un lado al otro.
 
-¡¿Qué pasa?!- Naruto se puso de rodillas a su lado. En menos de un minuto, todo había terminado. Y Menma retomó sus juegos como si nada hubiera sucedido.
 
-Sus...pupilas- Sasuke carraspeó al hablar. Menma tenía ahora aquella mirada salvaje que poseyera Naruto en el pasado.
 
-¡Sasuke, mira!
 
Sasuke se giró hacia dónde Naruto le señalaba. A una orilla del futón había un cuerpo despedazado de pajaro.
 

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