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Mascota por RLangdon

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Atravesó el extenso jardín a pasos agigantados. Tenía los hombros rigídos y una mueca de perpetuo enfado donde antes solo había indiferencia. Sus ojos, negros como la noche, destilaban un imperceptible atisbo de odio y furia. Poco a poco se fue abriendo paso entre la maleza, deteniéndose únicamente al saberse situado frente a la entrada de roble, donde dos corpulentos sujetos y una pelirroja lo miraban de hito en hito, recuperando la compostura al notar las intenciones de aquel intruso.
 
-No puedes pasar- farfulló Jirobo, dirigiendo una mirada autoritaria al frívolo Uchiha.
 
-Son órdenes de Orochimaru- añadió Sakon al no oír respuesta alguna. Tayuya estaba dispuesta a usar la fuerza bruta cuando una patada en el estómago la dejó sin aire. Todavía aturdida, se dejó caer de rodillas y se sostuvo la zona que había recibido aquel brutal golpe.
 
-No estoy para juegos- resopló Sasuke- desenfundando la katana que llevaba a sus espaldas. Había pensado que podían surgir contratiempos y no se había equivocado.
 
Jirobo se hizo a un lado y apretó la mandíbula en impotencia cuando el Uchiha ingresó cual autómata a la mansión. Por su parte, Sakon oprimió el botón de alarma para alertar a Orochimaru de una visita indeseada. Si había alguien que sabía como poner a las personas en su lugar, ese era su jefe.
 
Los pasos de Sasuke fueron amortiguados por la alfombrilla color vino que se cernía bajo sus pies, abarcando el corredor que lo conduciría a su destino, la recámara de Orochimaru.
 
Su expresión recuperó rápidamente la frialdad de antaño. El brillo en sus ojos se apagó hasta que no quedo ninguna emoción reflejada en ellos. Solo la molestia persistió durante el corto trayecto. Y es que, Sasuke había pensado que la situación se solucionaría por si sola, creyó, hasta ese día, que el problema que intervenía en sus fogosos encuentros con su sumiso, se arreglaría con el tiempo.
 
Siete días exactos y las cosas solo habían empeorado. La primera vez que quedarón adheridos, tuvieron que esperar cinco minutos para poder separarse totalmente. El tiempo se alargó las veces póstumas al coito, llegando a un estimado de quince minutos. Ningún examen médico había arrojado resultado satisfactorio alguno. Aparentemente Naruto estaba bien, y él nunca había tenido ese "tipo" de bizarro problema.
 
Y cuando Sasuke intuyó que eso no podía empeorar, Naruto empezaba a comportarse como un salvaje en la cama. Lo mordía en los hombros, le arañaba la espalda con una fuerza que hasta entonces no poseía. Fue esa mañana en que Sasuke se miró en el espejo que dio cuenta de la gravedad de las heridas que Naruto le había infringido. Algunas ya habían cicatrizado, las más recientes sangraban y ardían como los mil demonios.
 
Aquello definitivamente no podía ser normal. Y su retrocedía a los sucesos acaecidos semanas atrás, la conclusión resultaba evidente. Kabuto había tenido que ver en el cambio actual de su sumiso.
 
¿Como y por qué? Estaba a punto de averiguarlo.
 
Entró velozmente al dormitorio y blandió firmemente la katana al visualizar la silueta viperina de pie junto a la ventana. Orochimaru se hallaba observando a tráves del vitral y, al escuchar los pasos, su bífida lengua se deslizó por sus labios en un claro gesto lascivo que Sasuke encontró repugnante.
 
No le dio tiempo a decir nada, se encaminó a grandes zancadas hasta él y lo sujetó del cuello de la camisa para azotarlo contra la pared. Orochimaru sin embargo, no se quejó, no hizo mueca de dolor alguna y no profirió sonido alguno. En sus labios se formó una sonrisa que pretendía ser burlona.
 
-Sasuke kun ¿A qué se debe tan grata visita?- siseó con la mirada fija en las negras pupilas que lo escudriñaban con ira.
 
-¿Que rayos le hicieron?- Usando la katana, Sasuke atravesó un trozo de tela que pendía a un costado del cuello de Orochimaru. Las risas cesarón de repente.
 
El semblante de Orochimaru se tornó ligeramente más serio y calculador.
 
-Me temo que desconozco el agravio- sostuvo el filo de la espada con las palmas cuando Sasuke la dirigió directamente hasta su cuello.
 
Con el ceño fruncido, Sasuke hizo el intento de explicarse.
 
-El día de la reunión- resopló. -Cuando traje a Naruto conmigo.
 
Orochimaru sonrió con más énfasis.
 
-El incidente con Kabuto- su siseo se volvió más ronco. Sasuke no contestó a lo obvio, aunque supuso que Orochimaru sabía de antemano la respuesta a su silencio. -Mis más sinceras disculpas, Sasuke kun, pero el único que esta al tanto de tu molestia es mi subordinado, y como ya sabrás, aun sigue en coma
 
Sasuke analizó mentalmente las palabras cargadas de sarcasmo. Estudió con ahínco el rostro pálido y enfermo de Orochimaru, sin encontrar dejo alguno de mentira en sus expresiones faciales. Su enojo se incrementó.
 
-Naruto está actuando raro- escupió entredientes y sin hacer a un lado el tono hostil de advertencia. Orochimaru se mostró levemente más interesado.
 
-¿En que sentido?- preguntó lamiéndose las comisuras.
 
A Sasuke le exasperaba la actitud insinuativa del depravado hombre. Le asqueaba cada uno de sus gestos, y sin embargo, sabía que era el único que podría ayudarlo. De modo que sus fines egoistas se antepusieron a lo demás.
 
-Se esta comportando...- hizo una pausa, sin estar seguro de a qué conducta atribuir las acciones de Naruto. Hasta que optó por generalizar su desesperación. -Como un animal...
 
**
 
Naruto se hundió en la tina después de verter un recipiente entero de jabón en el agua caliente. Cerró los ojos y disfrutó la reconfortante sensación de usar la bañera en vez de la ducha. Sasuke le había permitido algunos lujos después de enterarse de su embarazo. El uso de la tina era un simple capricho, pero ahora tambien podía dormir junto a su amo si así lo quería.
 
Dejó que el agua despejara sus pensamientos y se acarició el bulto de la barriga para corroborar el avance de su estado. Faltaban pocas semanas para alcanzar los cuatro meses de embarazo. Apenas iba por la mitad.
 
Bostezó largamente y luego inhaló el delicioso aroma a jabón perfumado. Su sentido del olfato se había vuelto mucho más sensible que antes, y padecía ausencias mentales en las que no recordaba por cortos intervalos de tiempo lo que había hecho. Quizá el embarazo le estaba afectando un poco, si, eso debía ser.
 
Abrió un ojo y sacó la mano derecha de la tina para verse las uñas recortadas. De alguna manera sentía que le habían mutilado algo de relevancia, le incomodaba muchísimo tener las uñas tan cortas. Pero no era como si pudiera oponerse a las órdenes de Sasuke. El había querido cortarselas, e incluso telefoneó a un dentista para que le limara un poco los caninos. Naruto pensaba que Sasuke tenía su propio protocolo perfeccionista y últimamente estaba recurriendo mucho a ello.
 
Anteriormente no había demostrado su inconformidad respecto a las desiciones de Sasuke, pero estaba un poco molesto de que el Uchiha presentara a una chica con sus familiares y anunciara un falso embarazo solo para hacerse acreedor de un puesto más alto. Al menos eso le había comentado Sasuke, tras justificar sus constantes ausencias nocturnas. 
 
Naruto procedió a enjabonarse el cuerpo con delicadeza y meditó seriamente en su posición dentro de la mansión de su amo. No era más que una mascota si se ponía a profundizar en los hechos. Vivía para servir a su amo, lo complacía en todos los sentidos, era obediente la mayor parte del tiempo, usaba finos collares de cuero y adoptaba prácticamente cualquier postura que Sasuke le impusiera.
 
¿Seguirían las cosas igual despues de que tuviera a su bebé?
 
Naruto buscaba alguna respuesta complaciente cuando el llanto de un bebé irrumpió sus pensamientos. A toda prisa salió de la tina, se secó con la toalla y se vistió un kimono holgado de seda azul marino. Anduvo por uno de los corredores hasta llegar al origen de aquellos lastimeros sollozos.
 
-No sé qué le pasa- decía una alterada Shizune mientras tomaba al pequeño en brazos. -Estaba dormido y de la nada se puso a llorar- Naruto supo que la chica estaba nerviosa por lo mucho que le molestaba a Sasuke oír esos sollozos por la noche. Curioso, se puso de puntilas y vio como unas diminutas lágrimas corrían por las mejillas del pequeño. Shizune lo meció con suavidad pero nada detuvo el llanto. -Ya comió y está limpio- le puso la mano sobre la frente y negó con la cabeza, cada vez más alterada al no hallar la causa del lamento. -Tampoco tiene fiebre.
 
Naruto extendió instintivamente los brazos hacia Yusuke, primero rozó la suave manta que lo envolvía y después lo tomó con delicadeza en sus brazos, sosteniendole la cabeza con cuidado, tal como Shizune le había enseñado. No transcurrió mucho tiempo para que los sollozos perdieran intensidad. Los llorosos ojos grises se fueron cerrando lentamente. Y Naruto parpadeó entre confundido y perplejo cuando el silencio inundó la estancia. Yusuke se había quedado nuevamente dormido.
 
-No creo que sea buena idea- Shizune titubeó al ver a Naruto caminar hacia la salida de la pieza con el niño en brazos. El Uchiha había sido severo y firme en sus órdenes, quería que Naruto mantuviera poco contacto con ese bebé porque su estadía en la mansión no sería permanente. Todos ignoraban los planes del infame magnate, pero nadie se oponía en lo absoluto.
 
A punto de salir, Naruto se dio media vuelta.
 
-Solo lo tendré unos minutos- susurró para tranquilizarla. -Estaré en el sofa.
 
Sin retirar la vista del bebé, Naruto se dispuso a tomar asiento sobre los mullidos cojines. Abrazó a Yusuke con cariño y su sonrisa se fue atenuando a medida que recordaba lo desesperado e irritado que había estado Sasuke últimamente. Su amo había contratado a diversos médicos y pagado un montón de estudios que determinaran la razón de los incidentes durante el sexo. Ninguna respuesta había sido satisfactoria hasta ese momento. Naruto arrugó la nariz y se acarició el antebrazo. Ya no quería que le extrajeran sangre, aunque también estaba algo preocupado por lo que le sucedía. Incluso temía que su amo terminara cansandose de él por no poder intimar adecuadamente. Siempre terminaban adheridos, y a veces no llegaban al orgasmo por el mismo motivo. Sin duda era un tema delicado. La única labor que le había sido asignada a Naruto desde su llegada a esa mansión había sido satisfacer a Sasuke, y ahora ni siquiera de eso era capaz.
 
-Quizá busque a alguien más, dattebayo- se levantó con cuidado y devolvió al bebé a su cuna, sintiéndose repentinamente alicaído por sus recientes conjeturas. Fue hasta la entrada y miró atentamente el jardín. Ya había oscurecido, Sasuke no tardaría en regresar. Soltando un suspiro, pensó en volver a su dormitorio, pero una sutil melodia lo hipnotizó brevemente.
 
Naruto abrió la puerta y observó en todas direcciones, hasta que sus ojos dieron con la causa de tan singular y melodioso ruido. Se trataba de un petirrojo que yacía aferrado del borde de la fuente, sumergiendo el pico de vez en cuando en el agua y componiendo una sinfonía que despertó una sensación extraña en Naruto. Sus latidos se tornaron más rápidos y ansiosos, un cosquilleo pareció brotar dentro de él. La resolución en su mirada cambió a una de insólito interés.
 
Siguió detenidamente cada movimiento del ave y puso un pie frente al otro. Algo en su mente se desconectó, dejándolo a merced del instinto. En cuestión de segundos Naruto se vio irremediablemente atraído hacia el armonioso canto. Se pasó una sola vez la lengua por los labios, y se precipitó hacia la fuente, sin importarle nada más.
 
**
 
La frustración había llegado a su límite después de que Sasuke se enterara del tiempo que le llevaría a Orochimaru elaborar algún antídoto que terminara con las anomalías que presentaba Naruto. Primeramente hacía falta una investigación detallada del ADN mitocondrial. Algunos exámenes y varias pruebas experimentales. Orochimaru no podría hacer nada hasta no determinar la causa de todo, y por si fuera poco, pedía a cambio un imposible.
 
De vuelta a la mansión, Sasuke pensó en desechar la ayuda de Orochimaru y buscar alguna otra alternativa. Por el momento solo quería descansar, olvidarse de todos los problemas que no deberían existir en primer lugar. Dormiría un poco y contactaría a un par de médicos más por la mañana.
 
El repentino chapoteo que se produjo al avanzar por el jardín, frenó de golpe sus pasos. Sasuke agachó la mirada y se encontró con un diminuto charco de agua carmín. Inspeccionó el líquido de cerca y se dio cuenta que en realidad era sangre. Estaba espesa, casi coagulada, y trazaba un recorrido semilineal hasta la entrada.
 
Una imperceptible punzada de angustia encendió sus alarmas internas. A pesar de todo, avanzó lentamente y siguiendo el rastro de aquel líquido que impregnaba parte de la hierba del entorno.
 
Sasuke abrió la puerta corrediza y vio que el rastro se reducía hasta una fina línea irregular y algunas salpicaduras. De inmediato pensó que se trataba de su sumiso, probablemente estaba herido, quizá....
 
No. Eliminó cualquier hipótesis al instante y sacudió ligeramente la cabeza. No había tanta sangre como para tratarse de alguna herida grave, y además la tonalidad era demasiado oscura.
 
-¿Naruto?- inquirió mirando en derredor. Encendió las luces de la cocina. Nada. Ahí terminaba el recorrido en el suelo, justo debajo de la mesa. Sasuke avanzó despacio en esa dirección, recriminadose mentalmente por no haber llamado a los paramédicos. La preocupación le constreñía el pecho, al igual que la confusión y las dudas. Vio unos trozos de tela rezagados junto a las sillas. Solo que no se trataba de ropa desgarrada.
 
Se agachó y tomó entre sus dedos una pluma, cuya textura había sido severamente distorsionada debido a la sangre fresca que la cubría. Decenas de plumas yacían por doquier. Sasuke apenas tuvo tiempo de soltar un respingo de incredulidad cuando oyó un quedo traqueteo bajo la mesa.
 
Alzó el mantel de golpe y retrocedió dando traspiés. Su expresión adusta se tornó perpleja.
 
-¿Na...ruto?- la voz se le entrecortó. El recién nombrado estaba sentado en medio de un centenar de plumas. Temblaba y se abrazaba las rodillas, incapaz de fijar la mirada en ningún punto especifico. Gotas de sangre escurrían de su barbilla. Y Sasuke experimentó una arcada al ver el ave mutilada a pocos centimetros de donde se hallaba Naruto.
 
"Esto...no puede estar pasando"
 
Pero lo estaba...
 

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