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DE MANOS SUAVES, PERO FIRMES. por Soledad Quebrada

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Notas del capitulo:

Momentos para decidir. 

y de repetir hasta cansarse. 

Cho sintió la tranquila respiración de Patrick en su hombro, se había quedado dormido. Con cuidado salió de el provocando un pequeño jadeo, lo recostó en la cama mientras lo observaba acomodarse de medio lado. Se levanto para quitarse su ropa dejándose solo los calzoncillos, para acostarse de lado mirando al rubio, beso su frente y lo atrajo en un abrazo. Pero antes de poder cerrar los ojos un timbre en su celular lo alarmó. Antes de que siguiera sonando y despertara al rubio se levantó con cuidado con su brazo atrajo la saco para sacar el aparato, era un mensaje de su jefa “suspendidos tres días, lo espero el lunes. Lisbon.” Suspiró, tenía mucho que explicar, pero, durante ese fin de semana se dedicara exclusivamente al rubio que dormía tranquilo entre sus brazos.

 

Sin contar ese día que ya estaba por terminar, tenían dos más para arreglar o aclarar de alguna manera lo que estaba ocurriendo. El, era un hombre que calculaba muy bien sus acciones, pero desde que Jean llegó a su vida, sus emociones estaban descontroladas y respondía a estas, aunque podía decir que conocía la peculiar forma de ser del rubio, con todo su conjunto de sorpresas que sacaba de quicio a la mayoría, no cambiaba para nada lo podría llegara ser, pues lo tenía claro, le gustaba, no, no solamente era un gusto, se había enamorado de él.  Aun así, tenía miedo pues, entendía que para el rubio no era así de sencillo, una cosa era dejarse llevar por un deseo, otro muy distinta era tener un nuevo espacio en su vida para una relación. Kimball cerró los ojos, se le esfumo el sueño de pensar tanto.

 

Jane empezó a despertar. Estaba solo, en una cama que en definitiva no era la suya por la suavidad esta y en medio de oscuridad; en segundos recordó todo, su coqueteo con el fanfarrón y los celos de Cho, si que disfruto de ellos ¿Dónde estaba el agente? Pensó. Se levantó con cuidado por el dolor en su trasero, se colocó su camisa y los boxers. Cuando salió del cuarto escuchó ruidos en la cocina, allí estaba el agente. Lo encontró preparando algo en el mesón, en una camiseta blanca marga corta que se le pegaba de manera perfecta, señalando los músculos de su espalda y brazos, con un pantalón de pijama.

 

Kimball, se quedó mirando al rubio que entraba en la cocina para sentarse en los butacos en frente suyo, mientras terminaba de preparar unos emparedados. En silencio le pasó uno, mientras el también comía. Patrick podía notar como la tensión lo abrumaba, debía pensar bien lo que quería decirle al agente, ser sincero, sin juegos ni verdades a medias.

 

-Me di cuanta de que te gustaba desde hace un tiempo, por como me protegías de todos lo desastres en los que me metía, como me cuidabas cuando terminaba herido. De las veces que me quede aquí cuando me aterraba estar solo. Cuando te molestaba si alguien me coqueteaba. Pero, no llegabas a nada, ninguna acción que me indicara algo. Así que decidí hacerlo yo, y ya sabes el resto-. Dijo despacio, mirando al agente, con la voz baja, midiendo sus palabras.

 

-Casi me vuelvo loco cuando el mequetrefe de Mashurn se te pegó como una babosa- Respondió el agente con algo de ira agarrándose el cuello – Pero lo que más me molesta es que supieras que me gustas y te aprovecharas de ellos. Aun así, no puedo evitarlo, porque más que gustarme, creo que me estoy enamorando, pero no sé ni lo que piensas o lo que quieres, así, no podía hacer mucho, solo aguantar hasta comprender lo que pasaba por tu cabeza. Era desesperante no entender tus acciones si a todos los coqueteabas con descaro-. Mientras el agente seguía hablando, Patrick se había puesto de pie hasta parase enfrente de Cho. - Eres una caja de sorpresas, una caja con millones de llaves que me encantaría abrir –.

 

Cuando termino de hablar, Patrick ya estaba cerrando la distancia entre los dos, con sus manos sosteniéndose de las rodillas del agente, se inclinó para besarlo de manera lenta, disfrutando el momento, de los suaves mordisquitos, soltando suspiros. Muy diferentes a los besos que habían compartido antes. Sintió las manos del otro en su cintura para acercarlo aun más. Mientras era invadido en su boca por una lengua experta, subió sus manos para tomar el resto del agente y siguió besándolo hasta que se quedo sin aire. – Me gustas Kimball – le dijo en un susurro pegando si frente con la contraria. – Aun estoy descubriendo lo que siento, porque tengo miedo de traicionar la memoria de mi esposa, pero también der perder en manos del psicópata que me persigue a la persona que estoy espesando a amar-. No pudo evitar que algunas lagrimas salieran de sus ojos, pues sentía que estaba engañando a Ángela, a su familia. Pero el miedo de que Red John lastimara a Cho no se podía tomar a la ligera.

 

Kimball beso las lagrimas que caían por su rostro mientras lo escuchaba. Sin soltar el agarre en su cintura se puso de pie para quedar a su altura, el rubio bajo sus manos hasta el cuello de agente, siguió sus besos por sus mejillas y cuando llegó a su boca – Se te olvida que quien te cuida la espalda soy yo, y que siempre lo voy a hacer ahora más que nunca, la damisela en apuros eres tu no yo -. Le dijo sobre sus labios.

 

Patrick dejo salir una suave risa mientras lo miraba a los ojos con un poco de vergüenza. – No busco remplazar a tu esposa por respeto a ella y a tu hija, pero si quiero que iniciemos algo nuevo, que me veas como tu sostén cuando todo te sobrepasa, quiero ser tu confidente y tu lugar seguro. Pero también quien detenga tus locuras y quien te siga cuidando en los hospitales-. Otra suave risa por parte del rubio y un beso en frente – Pero lo que más quiero es hacerte feliz, una verdadera felicidad, no esa fachada que siempre muestras-.

 

Beso de nuevo a su rubio con más ímpetu mientras bajaba sus manos hasta el borde del bóxer para bajarlo, agarró sus glúteos con fuerza y lo subió mesón. El rubio jadeo en medio del beso mientras enredeba sus piernas en la cintura del agente y frotar su miembro con el otro. Cho despuntó los botones de la camisa y se la quitó mientras dejaba nuevas marcas en su clavícula y hombros. Se iba quitar su camiseta, pero Patrick tomó su mano llevándolo a su miembro que ya estaba despierto. – Me calienta que me cojas con ropa y yo este completamente desnudo y abierto para ti - Le susurro en su oído para después morderlo.

 

Cho sintió como una corriente eléctrica pasaba por su espalda, tumbó los platos del mesón para acostar a Jean, subió sus piernas abiertas y dobladas sobre este, podía ver su entrada rosa y esperando por el. Bajó un poco el pantalón de Pijama, y escupió en la entrada del rubio para prepararlo con sus dedos, cuando lo escucho jadear los sacó, y metió su miembro de una sola estocada. -Así debes estar, jadeando mi nombre y sudando mientras te lleno-. Le dijo mientras lo masturbaba fuerte al ritmo de sus estocadas.

 

-Kim..ball, ah-  Gritaba en jadeos Patrick mientras sentía las embestidas duras del agente y como lo masturbaba, no iba a aguantar mucho, estaba demasiado excitado – Ya…  casi- Dijo mientras apretaba el miembro en su interior. Cho aumento los movimientos de su mano mientras sentía que era apretado deliciosamente, sintió el cosquilleo en su vientre y bajar por sus huevos, cuando el rubio se venía en su mano, agarró con su otra el muslo para impulsarse y venirse en el interior de Patrick en grandes chorros.

Cho se dejo caer sobre el rubio mientras salía de el y regulaba su respiración. Patrick jadeo cuando lo siento salir, dejo caer sus piernas para que colgaran en el borde del mesón, coloco una de sus manos en la cabeza mientras sentía pequeños besos por todo su abdomen y subían hasta sus tetillas para chuparlas, cuando sintió una mano traviesa moverse sobre su miembro. El agente se acercó al agente para besarlo, lo tomo de su cintura para bajarlo de mesón, cuando el rubio estaba de pie, lo giro para que acostara su pecho sobre el mesón.

 

Kimball se acerco al odio del agente – Mira como me pones, con esa cara que pones cada que restriego mi pene en tu delicioso culo – Restregó su miembro duro en la entrada del rubio mientras jadeaba, mordió su nuca mientras tocaba el miembro del rubio y daba besos por toda su columna, Patrick jadeo esperando ser penetrado, movió su cintura hacia atrás - ¿Qué quieres Patrick? - Le decía Cho mientras seguía restregando su miembro -Cógeme, cógeme duro Kimball – Rogó girando un poco su cara para mirarlo. El agente no se hizo esperar, embistió con fuerza, mientras Patrick seguía soltando gemidos placer, tomo el miembro del rubio y lo masturbó hasta que este se vino, y el, en el interior del rubio.

 

Con la respiración acelerada, Abrazó a Patrick con sus brazos, para arrastrarlo con cuidado y sentarse en el piso sin salir de el, era delicioso enterrarse en ese precioso culo que era suyo; hasta que sintió al rubio soltar un jadeo y ver su miembro salir flácido, junto al semen gotear hasta el piso. Esa imagen era suficiente para volver a ponerlo duro, pero debía controlarse y dejar descansar a Jean. – Pervertido – Soltó el rubio sabiendo lo que estaba pensando. – Lo dice el que tiene fetiches con la ropa- Sonrío el agente.

 

Después de su encuentro en la cocina, Kimball estaba esperando en la habitación acostado a un lado de la cama con el cabello un poco húmedo; a que el rubio saliera de bañarse y poder dormir, aunque le había propuesto tomar un baño juntos, Patrick se negó alegando que de seguir así no podría caminar en una semana, por lo cual el agente se sintió orgulloso. Cuando Patrick salió con un pijama del agente, este corrió el edredón para que el rubio se abrasara a su torso, apagó la lamparita de la mesa de noche y beso su frente.

 

Así quería dormir todas las noches de ahora en adelante.

Notas finales:

Siguiente, los celos de Jean. 


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