La mañana siguiente resultó ser moderadamente fresca y clara. Que feliz fue poder besar la frente de Jill, que seguía profundamente dormido a su lado, y no tener que aguantarlo ni por un segundo.
"¿Amor?"
"Umm... Me gusta que me digas así."
"Tengo que irme."
Cuando bajó, Gerald ya había terminado su desayuno y Toneria, que tenía un libro en la mano, se estaba preparándose una taza de té.
"Buenos días."
Diego los saludó y se sentó en una silla cercana. Toneria lo miró a través de su monóculo.
"¿No es un poco tarde? Dijiste que ibas a venir a las 7".
"Bueno, son 7 y media. Relativamente no es tan tarde".
Toneria frunció el ceño descaradamente.
"Tal vez llegarías a tiempo si no tuvieras a ese Omega en la habitación."
"... Como me dijeron mis hermanos, al ser miembro de la familia Siegfried solo estoy cumpliendo con mi deber".
"¿Y tu deber también implica llevarle flores y muebles?"
Diego no dijo nada, solo se sirvió pan y té y se concentró en su plato. No se estaba portando bien hoy, pero podía decirse que era porque había bajado tarde a desayunar y su hermano era mucho de reglas y modales. Fue su culpa, primero que nada, porque había llegado a esa hora gracias a estar mirando el rostro dormido de Jill durante casi una hora. Si no hubiera sido por que Norns dijo apresuradamente: "Tiene que prepararse", hubiera querido verlo durante otros cinco minutos más.
"Jill aparentemente tuvo un problema, así que solo estoy pensando en dejar que se quede a mi lado hasta que se resuelva."
"¿Qué problema?"
Preguntó Gerald.
"No parece llevarse bien con los Omega en el oeste".
"Y meterlo a tu cama lo soluciona todo."
Replicó Toneria.
"Si no puede mantener la calma mental, afectará su condición física también y por consiguiente su capacidad reproductiva. Y si su función como Omega decae ¿No estará nuestra casa en problemas?"
Preguntó Diego, aunque obviamente era una excusa. No estaba seguro de si había convencido a su hermano, pero después de pensar por un momento, asintió y permitió que Jill pasara un tiempo en el edificio principal. Luego, Gerald dijo que tenía una reunión importante que atender y decidió, como en otras tantas veces, dejarlos solos.
"Es una completa falta de respeto tenerlo allí contigo como si fuera tu amante."
"... Gerald estuvo de acuerdo. Y Jill es el Omega que elegí traer ¿Por qué sería una falta de respeto?"
Tratando de terminar la conversación, Toneria se levantó de repente.
"Tratas a ese Omega de una forma bastante especial. Y me da asco."
Diego dejó de comer y enfrentó a Toneria, que tenía una cara increíblemente tosca.
"¿Perdón?"
"¿Cuál es la función de un Omega?"
"No sé. Tú dime si quieres."
"Como naciste en la familia Siegfried, es obligatorio que tengas tantas relaciones como sea posible para dejar descendencia para tu clan. Con varios, no solo con uno. Así que, perdón pero si se me hace raro que estés ignorando la responsabilidad que tienes con los lobos."
El trato de Diego hacia Jill no pareció gustarle mucho. Pasara lo que pasara, era evidente que el orgullo y el deber del clan era lo primero para Toneria. Sin embargo, con respecto a Jill... La verdad era que no estaba muy convencido de lo que le estaba diciendo. Después de todo, el joven dijo que Toneria lo había invitado a tomar el té varias veces así que, para ser honesto, no podía entender el comportamiento tan inusual de su hermano ahora. Además de eso, se enteró del hecho de que le pidió que lo ayudara en la biblioteca el otro día y eso debía significar que a Toneria realmente le agradaba. Él jamás, jamás había llevado a nadie allí. Y Diego había intuido que Jill era lo suficientemente inteligente como para ser del agrado del entusiasta académico que había adentro de Toneria. Entonces ¿Por qué ahora estaba actuando tan a la defensiva?
"No creo que esté haciendo algo malo en proteger a Jill".
"¡Estás haciendo algo malo al tratarlo de manera especial!" Gritó Toneria, señalando a Diego con un dedo enojado y tembloroso. "No está aquí para jugar una historia de amor contigo, tampoco para que lo cuides ni para que estés todo el bendito día pegado a él. Tú lo dijiste, solo es para el clan. Consigue un cachorro y déjalo en paz."
Diego respondió.
"Jill es una buena persona. Una fabulosa persona. Y ¿Sabes qué? Admito que lo trato especialmente porque se volvió muy importante para mí".
"¿Es importante? ¿Cómo?"
"..."
"¡Dame una maldita respuesta!"
La mesa fue golpeada y los cubiertos cayeron al suelo hasta hacer un sonido discordante. Y tal vez debido a la emoción, Toneria se había movido de un lado a otro con un paso bastante inquieto.
"Esto es exactamente lo que estaba temiendo. Me preocupaba que ese Omega empezara a tener un efecto negativo en ti así que por eso lo estuve vigilando en secreto. Pero esto, esa actitud que tienes, es lo que decepciona a tu casa. Deberías enviarlo de vuelta a la familia Müller antes de que te destruya todavía más."
"Wow ¿Qué estás diciendo?"
¿Por qué Toneria estaba tan enojado? Desde hace mucho tiempo, sabía perfecto que su hermano no lo quería mucho. Siempre le decía que no era fiable, que carecía de conciencia y que estaba malcriado, y él estaba convencido de que ese era el caso desde el punto de vista de un hombre serio como él y trataba de mantenerlo a raya. Pero hasta ahora, nunca le había gritado así.
"¿Por qué estás actuando de esa forma? Voy a tener un hijo con Jill así que no entiendo cual es el problema".
"¡Estoy diciendo que es malo para ti!"
Gritó. Luego Toneria se rió como un tonto.
"No te preocupes por los deseos de un Omega tan inútil cuando somos los Alfa de la familia Siegfried."
"¿... Los Siegfried tienen una regla sobre no amar a los Omega?"
Dijo Diego, lo más tranquilo que pudo aparentar estar. Si era posible, quería que sus dos hermanos entendieran sus sentimientos por él y lo aceptaran. Algunos de sus familiares podían oponerse, por supuesto, pero quería que sus amados Gerald y Toneria lo apoyaran porque eran los más cercanos a él.
"Quiero decirte algo. Hasta que conocí a Jill, un Omega no era más que una existencia fértil para mí. Lo tomé de la familia Müller, pensando que debería tener una relación con él solo para follarlo y tener a mis crías. Pero cuando estuve en contacto, cuando hablé y lo toqué, me di cuenta de que estaba completamente equivocado."
Toneria le miró. Diego continuó, aceptando su línea de visión sin dudarlo:
"Un Omega es un ser humano, no una herramienta. Tiene emociones, personalidad, pensamientos y vida. No importa en qué tipo de familia haya nacido, cualquier Omega es una criatura que no es muy diferente de ti o de mi. Jill es... Jill ha logrado cautivarme como no puedes imaginar, hermano. Siento que puedo ser una mejor persona si lo tengo".
"No seas estúpido". En breve, Toneria escupió: "¿Hasta cuándo vas a ser tan infantil? ¡Solo te engañó utilizando su sex-appeal! Es lo que hacen los Omega".
Toneria, que estaba enojado hasta el punto de temblar, miró a Diego de nuevo.
"Como hermano mayor, no puedo pasar por alto que mi hermano sea engañado. Nunca lo perdonaré".
Sus ojos estaban ardiendo ferozmente así que Diego suspiró. Estaba planeando confesar que le gustaría tener a Jill como su enlace y también, estaba preparado para oponerse en cualquier momento a la idea de dejarlo ir. Diego pretendía tomarse el tiempo para persuadir a sus hermanos pero, ahora, Toneria parecía estar odiando completamente la existencia de Jill.
"Entonces, te pido perdón."
"¿Qué?"
"Lamento tanto no poder hacerte caso ahora, pero no creo que pueda cambiar los sentimientos que tengo por Jill." Diego bebió el té restante. "Nunca voy a dejar de estar enamorado de ese hombre."
Toneria apretó el puño para gritarle algo más, pero él se levantó antes de que lograra hacerlo. Y al darse cuenta de que Diego no estaba dispuesto a rendirse, cuando pasó por delante de él y se dirigió a la puerta, se oyó una voz que decir:
"Vas a arrepentirte, Diego. Juro que te vas a arrepentir de esto."
Diego salió del comedor sin responder.
Fue inesperado que le gritara eso porque de verdad pensaba que Jill le caía bien. Pero, si ahora estaba actuando así, podía ser debido a que Toneria tenía una intuición increíblemente aguda para empezar y de seguro, aunque no se lo dijo, entendía que Diego estaba dispuesto a enlazarse de Jill. Pero si hacía eso, significaba que no iba a reaccionar a otras feromonas Omega y por consiguiente, renunciaría a la oportunidad de interactuar con más de una persona y dejar descendencia. Tanto Gerald como Toneria ya habían tenido muchas parejas en el período en el que los Omegas comenzaban a entrar en celo. Sin embargo, aún así, no habían logrado tener niños. En primer lugar, porque al parecer era muy difícil lograr dar a luz al bebé de un hombre bestia de primera generación y por eso mismo, Toneria podía estar pensando que no podía permitir que el venerable clan cayera así por un capricho.
Diego no quería niños, pero ahora deseaba tanto uno de su querido Jill que comenzó a asustarse. Pero, todavía no sabía si él lo deseaba también.
Suspiró. No importaba mucho realmente. En primer lugar, solo deseaba vivir con Jill y cumplir su promesa de estar a su lado y protegerlo el mayor tiempo posible. Cuando recordaba la voz tranquila y feliz de Jill, sus frases diciendo que lo amaba y la manera en la que comenzaba a acurrucarse contra su pecho, comenzaba a cautivarse tanto por él que no podía evitar sentirse lleno. Estaba convencido de que podría hacer cualquier cosa para cumplir su promesa con su amado y también, de que haría cualquier cosa por conseguir su seguridad. Diego entonces decidió que sería más activo ayudando a Gerald y cumpliendo con los deberes de su clan en términos de trabajo. Se iba a esforzar más que nadie y a proporcionar tantos resultados que sus hermanos no tendrían más remedio que admitir a Jill como su esposo.
Mientras corría al estudio de Gerald para decirle esto, su corazón pareció haberse vuelto loco. Solo pensar en una vida al lado de Jill, estaba haciéndole sentir con tanta energía que casi se le desbordó