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Cool drive por Raziel Soul

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Era un día lluvioso, algo normal en esa montaña alejada de la civilización, el sonido de la lluvia lograba arrullar a quienes tuviesen la fortuna de disfrutarla bajo un techo acogedor, el gris del cielo no era como ese gris de las ciudades causado por la contaminación, todos los autos y demás transportes, fabricas, etc. La que no dejaba ver un tono azulado era la neblina que bajaba y subía de la montaña a placer, el aroma a tierra mojada daba un toque extra a ese momento, sin mencionar los brillantes colores de las hojas y flores silvestres, que contrastaban con esos troncos oscuros, enormes y fuertes dejando en evidencia su paso por el mundo, su vida en la tierra, agradeciendo además el no estar aún en la mira de los hombres que sin miramientos serían capaces de talarlos.

Un par de ojitos grises observaban las gotas juguetear en una enorme hoja de filodrendo, todo a su alrededor le parecía maravilloso, después de vivir tantos años entre máquinas, computadoras, tubos de ensayos y por demás parafernalia científica, el radical cambio no hizo más que aumentar en él la curiosidad sobre todo lo que le rodeaba. Si, de vez en cuando extrañaba la facilidad de tener las cosas que mas le gustaban, pero ahora era libre, no cambiaría nada de esos lujos por lo que tenía ahora, mucho menos por aquel que descansaba en la cama, tenía casi una semana durmiendo, no era para menos, apenas y lograron sobrevivir de todo lo que pasó en la base de NESTS.

Cuando la gotita escogida por él como participante de esa infinita carrera, pues las gotas iban renovándose a cada segundo, ganó por mucho al llegar a la punta de la planta y caer sobre su mano, decidió entrar, con todo el rostro mojado y el cabello goteando también pues no se conformaba con mirar por detrás de la ventana o solo sacar la mano para tocar la vegetación, no, el sacaba medio cuerpo sentado en el alfeizar de la ventana, empapándose sin preocuparle que se fuese a enfermar, claro que con todo lo que los médicos y científicos que lo hicieron lo que era, le inyectaron día, tarde y noche, estaba casi seguro que su sistema inmunológico era más resistente como el que más. Ni siquiera toma la toalla para secarse, se sacude como perrito dejándose un peinado desenfadado pero que le hace ver más joven de lo normal, ese cabello gris, casi blanco, contrastaba de maravilla con su piel morena y los ojos claros que podían engatusar a cualquiera. Pero era su mirada, seria y a la vez inocente, el mejor de los anzuelos.

 

-Mngh… - la primera señal de “vida” por parte del enfermo le hace caminar apresurado a la “cama”, una sonrisa suave enmarca sus labios, no tiene idea qué es lo que sucede en realidad, pero desde que vio a ese hombre, o, mejor dicho, a ese muchacho puesto que casi tenían la misma edad, su corazón latió con tal celeridad que parecía un caballo desbocado.

 

Su compañero le dijo que seguramente era por la relación entre el pelirrojo y el proyecto K-00 (Kusanagi Kyo), por lo que sabían eran una especie de masoquistas los dos, pues desde que eran pequeños les fue inculcado un odio irracional hacia el clan contrario, Kusanagi en realidad no fue lavado del cerebro tan profundamente como su contraparte pelirroja, quien pasó maltratos y todo tipo de desplantes por parte de su padre, todo con tal de volverse poderoso para derrotar a sus enemigos. Proclamando a los 4 vientos que Kyo le pertenecía y era él, la única persona que podía hacerle dejar el mundo de los vivos. Pero que poco a poco todo eso fue volviéndose hasta cierto punto una dependencia del uno con el otro. Pero nada fuera de lo común, al menos para muchos de sus allegados, y eso se hizo totalmente evidente cuando pelearon contra Orochi, si, los tres tesoros estaban destinados a tener un vínculo especial, sin embargo entre la joya y la espada había una especie de fuerte hermandad, desde tiempos inmemoriales pasaron por mucho, fueron engañados y traicionados por la maldita serpiente obligándoles a distanciarse, porque era obvio que su amistad impediría que algún día ella pudiese regresar al mundo, claro que al final de cuentas sus tretas fueron inútiles siendo derrotada nuevamente por las tres familias elegidas.

 

Con tiento limpia el sudor en la frente ajena, aun se preguntaba como demonios logró invadir las instalaicones, no concebía que la amistad entre aquellos dos fuese tan fuerte que ese sujeto arriesgase su vida, sin embargo se le olvidaba que Máxima haría lo mismo por él, todavía no caía en cuenta que, así como el pelirrojo recostado en esa cama, él mismo tenía un cierto encanto para atraer a las demás personas pese a lo huraño que pudiese comportarse la mayoría de las veces.

 

- ¿No ha despertado? – un respingo por parte de K’, niega a su amigo que llegaba con las provisiones para la semana.

 

Ya que técnicamente eran prófugos de NESTS no querían arriesgarse viviendo en una gran ciudad, al principio su amigo estaba decidido a emprender de inmediato una cacería sin cuartel para atrapar a todos y cada uno de los agentes de la organización que tuvieron que ver con su secuestro y sufrimiento todos esos años, los únicos que iban a salvarse eran sus amigos, Darcy, la mujer que le cuidó y estuvo a su lado desde que era pequeño, lo cual pese a no recordarlo, pues sus memorias fueron borradas por Makishima para transferirlas a Krizalid, su corazón le decía que ella no merecía morir, así como ese cyborg que sacaba la compra al tiempo que observaba a Kahlan secar el sudor de la frente del enfermo.

 

- Se ve menos pálido que los otros días, ¿cómo va su herida? – el castaño se acerca descubriendo el cuerpo de Yagami, en su costado izquierdo tenía un vendaje manchado levemente de sangre, un par de balas le habían herido, tuvo que extirparlas pues no salieron como era de esperarse. – está mejorando más rápido de lo que esperaba… seguramente porque le has cuidado muy bien – las mejillas de K’ se tiñen un poco, pero por el color de su piel no se nota.

- Es porque tu le atendiste rápido… - asegura el menor – además no entiendo cómo es posible que siguiera vivo con lo lastimado que estaba, sumado a que estaba muy cerca cuando explotó el generador, creí que se habría reventado por dentro

- Tal vez tiene una misión que cumplir todavía, por lo que pude observar en los torneos que se nos pidió vigilarlo junto con Kusanagi, este parecía un tanto obsesionado con él ¿no crees? – aquella explicación no le agradó para nada a K’, no le gustaba escuchar el nombre de ese fantoche cuya sangre corría ahora por sus venas, además le echaba la culpa de todo el sufrimiento por el que tuvo que pasar para tener la fuerza necesaria y resistir parte de ese poder. Aunque de no ser por el guante que tenía puesto era muy probable que las llamas le consumirían desde adentro.

- Yo que sé, este sujeto es un idiota, mira que arriesgarse por salvar a un imbécil como ese tipo…

- Tu te has arriesgado por mi en muchas ocasiones – comenta Máxima un tanto divertido por los prácticamente obvios, celos de su amigo.

- Pero no es lo mismo, tu y yo nos llevamos bien, ellos dos se detestan, ni siquiera pueden estar juntos en la misma habitación sin riesgo que vayan a quemar todo a su alrededor. Como sea ¿trajiste mi carne seca? – necesitaba cambiar de tema o se notaría cuan enojado estaba

- Por supuesto, no comes si no tienes al menos un bocado de esto en cada comida, deberías bajar su consumo, seguramente te hará daño más adelante – K’ chasquea la boca como toda respuesta. – tampoco deberías empaparte todos los días, está bien que te guste la lluvia o lo que signifique para ti, pero ahora no podemos darnos el lujo de enfermarnos, ya tenemos suficiente con el pelirrojo moribundo, sabes cuan arriesgado es ir por sus medicamentos.

- La siguiente iré yo si tan…

- Sabes bien que no es eso – esta vez el castaño le mira de forma seria

- Lo sé, lo siento – el albino desvía la mirada – iré a darle su medicamento – toma el paquetito de medicinas de la mesa y va al cuartito contiguo, aquella cabaña perdida a medio bosque fue una salvación para ellos tres.

 

Con cuidado desenvuelve aquello comenzando a triturar un par de pastillas para disolverlas en agua, era la única forma de que Iori consumiera su medicina. Le encontraron por casualidad cuando corrían por uno de los pasillos para escapar de la base, Darcy afortunadamente ya estaba afuera pues en cuanto escuchó sobre que un intruso se infiltró supo de inmediato de quién se trataba, así que ni tarda ni perezosa tomo distancia de lo que en pocos minutos sería una bomba de tiempo cuya fuerza de explosión haría colisionar todo a su alrededor. Obviamente muchos soldados de la organización fueron a por el pelirrojo, armas en mano disparaban sin miramiento en cuanto le tenían en la mira, su habilidad le hizo escapar más de una vez, pero nada más entrar en aquella habitación repleta de clones Kusanagi, su sorpresa le distrajo el tiempo necesario para ser herido, claro que con la adrenalina a tope reaccionó invocando a sus llamas que devoraron sin miramientos a varios de los perros de NESTS, gritos de dolor y miedo se expandieron por los pasillos, en otro lugar no muy lejos un moreno despertaba de su letargo, aquel grito lleno de furia por parte de su rival le trajo prácticamente a la vida.

Tuvo menos de media hora para sortear el laberinto que significaban los largos e idénticos pasillos del subterráneo. Por obvias razones no recordaba nada, sumado a que en primera instancia era menester que al menos enfocara la mirada, se sentía aletargado, débil, nada más bajar de la camilla y dar el primer paso cayó de bruces, pero ni él, ni el ojiazul que le buscaba con desesperación a pesar de tener empapada la camisa de sangre se darían por vencidos. Kusanagi logró encontrar una salida, tuvo un encuentro desagradable con un albino, sin embargo, la presencia de Benimaru y Shingo le dio esperanzas, y en cuanto una gran parte del techo casi cae sobre ellos se largaron de ahí, ya arreglaría cuentas con ese tipo. Máxima empujó a Kahlan hacia el pasillo por donde apareció el moreno, no les quedaba más remedio que regresar a la base para tomar otra salida, pues por esos túneles ya sería imposible. Fue entonces que al doblar una esquina le vieron, pero más importante lograron escuchar sus balbuceos, sabían bien quién era, qué hacía ahí y que él fue el responsable de todo ese desbarajuste que seguramente pondría los pelos de punta al viejo Anidas y anexos. El vuelco en el corazón de K’ al tenerlo tan cerca fue algo inesperado, ya lo había visto antes cuando secuestraron al hijo del clan del sol. No obstante, en esta ocasión su corazón empezó a latir de forma acelerada. “No podemos abandonarlo aquí” creyó escuchar que decía su compañero, el cual segundos después se echó ese bulto al hombro, retomando su camino de escape. Gracias a ello Iori seguía con vida. El albino termina de preparar el menjurje acercándose a su “paciente”. Traga saliva de forma imperceptible, no comprendía por qué su mano temblaba levemente cada vez que estaba por acercarse al otro, tocar esa piel blanca, los labios que debía abrir con tiento para dejar caer en la boca ajena el líquido curativo.

Pero esta vez fue diferente a las otras, los ojos de Yagami se entre abrieron, frente suyo, rodeado de un aura borrosa un rostro apenas perceptible pero que parecía conocido, la piel morena y esa naricilla. 

 

-K…Kyo… - fueron las palabras que escaparon de sus labios, el corazón de Kahlan se estrujó con tristeza

- Debes tomar tu medicina – susurró permitiendo al otro beber del vaso, si Máxima lo hubiese visto sabría que ese comportamiento en su compañero no era nada usual. Yagami bebió con ahincó pues tenía demasiada sed, el sabor era el infierno en la tierra, pero la frescura del líquido aminoraba su suplicio

- Gracias… - balbucea con la respiración entrecortada, los ojos cerrados, en ese instante se veía tan vulnerable. Y aunque quería aclarar que él no era Kyo vio con pesar como el pelirrojo caia nuevamente en brazos de Morfeo.

- Parece que se recuperará pronto – un nuevo respingo por parte de K’

- Pese a ser un cyborg y pesar lo que pesas pareces un maldito gato – deja el vaso de mala gana en la mesa y pasa al lado de Máxima, debía salir, despejarse un poco e intentar que el aire fresco, y la lluvia directa en su piel calmaran el dolor de su corazón.

 

El castaño sabía a la perfección qué sucedía, aunque tampoco lo entendía del todo, quizá era pro el ADN de Kusanagi en las venas de su amigo, no había otra explicación, era como si la sangre de esos clanes se atrajera de alguna manera extraña. Por lo pronto necesitaba que Iori despertara para poder preguntarle algunas cosas, y claro está que también deberían responder todas las dudas del chico luna. Toma el vaso llevándolo al cuartito que fungía como cocina, ese día tocaba atún enlatado, no era como si pudiesen cocinar de manera variada, la cabaña era antigua y por tanto no tenía electricidad, con las lluvias constantes la madera seca era casi imposible conseguir, lograron meter algunas ramas a la casa pero gracias a la humedad estaban inservibles, incluso usando el fuego de K, algo que tampoco deseaban hacer mucho porque no sabían si ese guante tenía algún censor que se activase cuando el albino lo usase y diese la ubicación de ambos.

 

**********

 

Eran las 3 de la mañana cuando comenzó a despertar, la oscuridad que reinaba le desconcertó sobre manera, lo ultimo que recordaba era el techo del laboratorio de esos idiotas NESTS, pero ahora estaba en una cabaña, su piel erizada por el frio que se colaba por esa “ventana” cubierta por una bolsa de plástico para que la lluvia que se escuchaba estaba cayendo, no entrara del todo a la casa, aunque las 5 goteras repartidas por aquella habitación eran casi una burla del destino. Se sienta, pero el dolor del costado le hace volver a recostarse de inmediato, se sorprende en demasía por los pasos que se escuchaban acercarse con premura. Debía ponerse en guardia, era obvio que no estaría solo, pero según recordaba era Kyo el que estaba a su lado, o quizá había sido un sueño.

 

- ¿Qué ha pasado? – frente a él un sujeto moreno, el mismo de antes, no lo recordaba por ser quien le daba la medicina, era ese hombre uno de los que se había llevado a Kusanagi, ese cabello era inconfundible, y además volteó a verle cuando gritó el nombre de su rival, llevaba gafas negras, pero, aun así

- ¡BASTARDO! – una enorme llamarada purpura que se dirige directo a Kahlan, aunque solo atraviesa parte de la pared de madera, que, de no ser por Máxima, además de lastimar al moreno se habría esparcido dejándolos sin hogar

- ¿Qué diablos haces? – le enorme mole que era el otro le pone aun más en alerta, en su estado sería difícil derrotar a uno, pero a dos era prácticamente imposible, claro está que no iba a acobardarse, si iba a morir lo haría peleando, ágilmente sale de la cama, pero se dobla por el dolor

- ¡Oye! – K’ va enseguida al lado del pelirrojo, este le rechaza cayendo al piso

- No seas necio – la voz de Máxima le hace alzar la mirada, estaba comenzando a sudar por el dolor que sentía, el esfuerzo que hizo y la debilidad luego de utilizar sus llamas. – no queremos hacerte daño, tenemos mucho que hablar, pero no hoy, es tarde, o muy temprano dependiendo como lo veas, estás débil, debes tomar tu medicina, descansar un poco más y mañana responderemos todo lo que quieras preguntar, ahora déjate ayudar o desmáyate como un necio, al final de cuentas te guste o no nos necesitas, tu decides si lo haces por la buena. Yagami chasquea la boca desviando la mirada, siente nuevamente las manos del moreno tomarle con firmeza, y apenas entrar en contacto con él algo dentro suyo parece despertar, mira de reojo al otro, cuando sus miradas se encuentran los latidos de sus corazones parecen haber entrado en una carrera.

No dice nada, ni agradece siquiera cuando el chico de ojos grises termina por recostarle, todo lo que estaba sucediendo le tenía más que confundido, molesto incluso por sentirse de esa manera. Pero no podía negar que la atracción hacia el otro era innegable. Tardó un par de horas para conciliar el sueño, por lo que al despertar el sol afuera de la cabaña estaba en pleno apogeo, a diferencia de la noche ahora el lugar estaba cálido, no demasiado, pero si lo justo para sentirse cómodo. La bolsa en la ventana había sido quitada dejando no solo ver afuera sino dejar pasar una brisa agradable. Se pregunta si es que al primer paso que de el sujeto de ayer llegará corriendo nuevamente, una sonrisa “malvada” adorna sus labios y empieza a toser. Pero la diversión se alejó de su rostro nada más escuchar esas pisadas acercarse.

 

-Te encuentras… ¿bien? – la luz que entraba por la ventana dejaba la habitación bastante iluminada, permitiéndole ver a ese sujeto en su totalidad, ahora sin el traje que llevaba aquella vez se notaba más joven, su rostro era parecido al de Kyo, pero no de forma exacta, era levemente similar, a decir verdad, la piel un poco más morena, que contrastaba perfectamente con esos ojos grises.

- Si… - alcanzó a balbucear, muy a lo bajo sin darse cuenta, claro que un “sí” no es como si se pudiese mal entender

- Buenos días – tras el albino apareció aquel castaño enorme

- ¿Me darán respuestas? – el encanto entre los más jóvenes se perdió con la llegada de Máxima, pero así era mejor, Iori no tenía tiempo ni ganas de meterse en líos de esa índole, no por el momento.

- Todas las que necesites, si tu respondes también lo que queremos saber – como buen policía el cyborg no se dejaba intimidar por nadie, aunque esa persona tuviese una mirada asesina como Yagami en esos momentos, el cual luego de pensar un rato asiente.

 

El pelirrojo iba a levantarse pero con un ademán de su mano Máxima le hizo saber que no era necesario, lleva una de las sillas que habían logrado armar, toma asiento frente al enfermo para comenzar a charlar lo más diplomáticamente posible, intercambió información sobre NESTS, sin profundizar demasiado al menos por parte del cyborg, y no es que estuviese siendo fiel a sus antiguos jefes, sino que no tenía caso que el ojiazul lo supiera, también le dijo que Kyo había escapado y que por lo que pudo investigar se encontraba bien. 

 

-Se rumora que va a regresar a China para buscarte… en los periódicos se te dio por muerto, encontraron una extraña piedra entre una pila de cadáveres calcinados…

- ¿Piedra? – pregunta Iori frunciendo el entrecejo, después abre los ojos y comienza a rebuscar en su ropa, dándose se cuenta que no vestía lo mismo que con lo que entró a la base

- Todo estaba sucio así que cuando te duchamos cambiamos tu ropa por esa que traes ahora, además que estaba manchada con tu sangre y bastante rota por todo lo que pasaste, la tiré cuando bajé al pueblo unos días después de llegar aquí - ¿reclamar? No podía, sería estúpido después de que esos tipos le rescataron

- La piedra tenia forma de medio símbolo de Ying yang – máxima asiente, el pelirrojo suspira un tanto desanimado, era obvio que pensaran que estaba muerto, esa magatama había sido obsequio de Kagura un día antes de enfrentarse a Orochi, a Kyo le dio un pequeño dije de espada - ¿por qué raptaron a Kyo? Es decir, sé para quien, y para qué lo hicieron, pero… no suelo equivocarme al juzgar a las personas, y aunque no me agraden, no tiene la misma mirada que la mayoría en aquella base.

- Sencillamente porque no teníamos opción

- Podrían haber escapado, armado alboroto como yo… no es como si hubiese llegado con tanques y municiones infinitas, lo único que llevaba era una maldita sed del infierno

- Y un genio de los mil demonios – farfulle K’, el grandote no puede evitar reír levemente, pero empieza a responder

- Por la misma razón que por ahora preferimos escondernos de las cosas modernas, aun no he logrado escanearme a mi mismo por completo, no sé si tenemos algún dispositivo que pueda localizarnos de manera rápida, tampoco si es que a cierta distancia puedan autodestruirnos… como puedes ver no soy un hombre en su totalidad, soy un Cyborg, modificado de mi base biológica por el doctor Makishima, el mismo que uso a tu… ¿novio? Como conejillo de indias – Yagami alza una ceja

- ¿Qué? ¿Novio? – pregunta con gesto incrédulo y hasta un punto, defensivo

- Por favor, no me digas que te arriesgaste de esa manera nada más porque son…buenos amigos – el castaño mira de reojo a su amigo, quizá Iori no lo notase o le diera la menor importancia, pero, a todas luces había un toque de celos en las palabras ajenas

- No tengo porqué responderte en realidad, las razones por las que fui a buscarle no te incumben en absoluto – al instante el ojiazul se pone a la defensiva

- Tienes razón, no nos interesa, como te dije, solo seguíamos órdenes, sumado a que había una persona que, como Kusanagi, estaba vulnerable en ese sitio, pero que estaría aun más expuesta si fuésemos nosotros los que intentasen escapar o sabotear el complejo

- Juré por mi honor matar a todos aquellos culpables del secuestro del perro Kusanagi, pero… me han salvado y no soy un maldito mal agradecido… en cuanto me recupere por completo haré lo posible para ayudarlos a ustedes y saldar mi deuda.

- No tien…

- No es como si te pidiese opinión, grandote… - se recuesta por completo nuevamente – tengo un jodido sueño… – susurra

- Seguro es el medicamento, por cierto… debo limpiarte la herida, por la humedad no puedes pasar un día sin que se lave – ambos chicos de Nests estaban casi seguros que ese sujeto mandaría a la mierda sus cuidados.

Sin embargo, fue todo lo contrario, asintió, claro que no tenía ganas de pelear en absoluto, de discutir mucho menos, tampoco podía limpiarse por si mismo sin correr el riesgo de abrirse la herida nuevamente, lo que atrasaría su mejora, por eso decidió dejarse hacer. Máxima sale del cuartito dejándoles solos, K’ por su parte estaba preparando todo para lo que tenía que hacer, no era la primera vez sin embargo el otro siempre dormía y ahora estaba ahí, despierto, observando cada movimiento, si lo lastimaba se lo echaría en cara, se sentía de pronto tan idiota, él nunca se ponía tan nervioso por nada, su carácter usualmente era arisco pero nada más tener cerca a ese odioso pelirrojo sus manos comenzaban a temblar un poco, cosa que era más perceptible ahora que sostenía un algodón con alcohol para hacer la curación, lo sujeto fuerte para intentar mantenerlo firme. Cuando da el primer toque parece que quiere acuchillar al otro, se reprende así mismo esperando el regaño, el cual no llega, es más, tal pareciera que el otro ha sido sedado pues ni siquiera le presta la atención que pensó que le estaba poniendo.

 

-Entonces… ¿no es tu pareja? – se reprende así mismo, no podía ser tan obvio en sus preguntas

- Ya te dije que no te incumbe… - su voz es firme, varonil, le hace estremecer, pero trata de mantener en su cabeza que solo es debido a la sangre de Kusanagi que corre por sus venas – además él tiene una prometida… y le hace feliz… es una odiosa pegoste, pero se aman – traga saliva, le dolía admitir que pese a ese caparazón de enojo existía algo más que el odio para proclamar a Kusanagi como suyo, lo peor del asunto es que jamás había entendido su indirecta

- Una tal… ¿Kushinada? – nota al otro asentir y preguntarle cómo es que sabía de ella – Máxima trae de vez en cuando los periódicos, y al ser un sujeto tan famoso por ser de los ganadores del King of fighters por varios años consecutivos era obvio que apareciera algo sobre él, una chica castaña de cabello corto estaba a su lado. – ahora que conversaban su modo de atender la herida era menos ruda, pareciera que los nervioso iban amainando. – listo – se separa, desde el ángulo que estaba nota lo que parece una lágrima querer asomarse del ojo ajeno, pero es limpiada rápidamente, un bostezo intenta encubrir la situación.

- Gracias, dormiré un poco – se acomoda dándole la espalda a K’.

Este sale del lugar encontrándose a máxima en la habitación contigua, no es como si tuviesen mucho sitio para andar, apenas tres cuartos con más goteras que otra cosa. Intenta no hacer contacto visual con Máxima, va a lo que parecía una rústica estufa de barro donde ponían la comida enlatada, abre un par pues era momento de comer, mientras que el castaño termina dos latas el albino tan solo picaba el contenido de la primera con los palillos, siente una mano firme sobre su cabeza, alza la vista encontrándose con los ojos de su amigo, una mirada de apoyo y comprensión.

 

****************

 

Dos semanas después…

 

-Es una tontería – dice Kahlan con molestia debido a lo que estaba insinuando Máxima pese a que debía tener el cien por ciento de razón – no todo se reduce a … la sangre…

- Entonces cómo te explicas que apenas verle en la base sintieras esa atracción… sin embargo cuando se encontraron en las ruinas del estadio después de la pelea con ese…demonio, estabas como si nada

- ¡No lo sé! – él estaba consiente de eso, pero quizá no quería creer que todo fuese gracias a la sangre de Iori que actuaba como un imán con la de Kusanagi que corría por sus venas

- ¡No crees que si eso fuese verdad ese tal Kusanagi estaría enamorado de él! – touche, ante esa lógica el cyborg no pudo decir nada más, solo pudo suspirar fuertemente, necesitaban tener la cabeza fría para poder salir de esa situación lo más rápido posible

- No deseo que sufras… sé que eres fuerte, pero ese hombre no tiene ojos más que para Ku…

- Buenos días -la voz de Iori interrumpe la charla, si, había escuchado gran parte de la conversación pero se hace el somnoliento, K no presta atención a la “mala actuación” de Yagami puesto que apenas aparecía en su radar todo a su alrededor se desvanecía, actuaba totalmente diferente al K’ de siempre, eso era lo que le sacaba de quicio pero al mismo tiempo lo que le tenía en las redes de ese hombre – quisiera ducharme, ¿hay cerca un rio o algo así? – había aprendido a no portarse exigente, no porque estuviese acostumbrado a los lujos pues sus días en el desierto antes de llegar a la base de Anidas fueron de los peores de su vida, pero si algo aprendió de su madre fue a ser agradecido con quien lo merecía.

- Si, pero está algo lejos… - cuando el castaño estaba por levantarse el chico de ojos grises se le adelanta

- Yo te llevo – toma la mano del pelirrojo sin dejarle decir ni pio, una corriente eléctrica recorre ambos cuerpos esta vez.

Yagami mira desde atrás el cabello del menor, la espalda, los brazos fuertes, llevaba una playera sin mangas y pese a su piel morena de nacimiento, se notaba el bronceado por vivir en ese lugar. Por lo que tenía entendido mientras el cyborg se aventuraba a la aldea más cercana él se dedicaba a restaurar como podía la pequeña choza donde estaban, por lo que tenía que trabajar al aire libre y expuesto al sol. Llegan a un pequeño lago con una cascada miniatura, el agua era tan cristalina que podían verse los pececillos y demás criaturas andar por ahí, la vegetación alrededor hacía de aquel lugar un cuadro viviente.

 

-Listo… crees poder regre… - cuando Kahlan voltea se queda mudo, el pelirrojo estaba desnudándose como si nada, pero era obvio ambos eran hombres, no es como si debiesen tener demasiado pudor uno con otro, claro que, mientras que Yagami creció en un sitio donde los hombres entran al onsen desnudos y pueden ver a otros igual desde temprana edad, él se pasó su vida entre cuatro paredes de metal, y ahora ni siquiera recordaba a sus padres ni siquiera algo mínimo de los 9 años que pasó en su hogar antes de ser secuestrado.


Y no es que no hubiese visto a Máxima desnudo alguna vez, pero era totalmente diferente, porque ese hombre que tenía enfrente se había apoderado de su corazón al verle desde alguno de los monitores de las cámaras en la base, la furia con la que buscaba a su objetivo, esa preocupación, el miedo de saber que aquel moreno estuviese muerto, una mezcla que le hacía por demás atractivo, que además incitaba a su corazón a palpitar desbocado. Observa sin darse cuenta que estaba demasiado atento a lo que el otro hacía, claro que le vio desnudo pues era él quien le daba los baños de esponja, pero era tan diferente a ver esos músculos en movimiento. Desvía la mirada cuando siente que su entrepierna esta palpitando más de la cuenta.

 

-La humedad de este sitio es horrible, deberías darte un chapuzón también – dice el pelirrojo para después meterse a nadar, le observa desde la orilla, no pierde de vista ese cuerpo, traga saliva de tal modo que su garganta duele, pero no tanto como esta doliendo su parte baja, pero si no hace algo de inmediato será por demás obvio lo que está pasando, sabe de sobra que el agua está fría y eso puede ayudarle a aminorar su situación.

 

Intentando no llamar demasiado la atención se desnuda con rapidez, sin saber que también está siendo espiado por un par de ojos azules que no pierden detalle de esa piel bronceada, la convivencia con el otro, las charlas que ha tenido con Máxima cuando Kahlan no está, y lo que escuchó esa mañana han ido acrecentando su interés por el tal K’. Alza una ceja pues cuando el moreno se voltea para entrar puede notar la semi erección que tiene, sonríe de lado, le habría gustado molestarle un poco con ello pero sabe de sobra que el carácter de ese tipo es casi como el suyo, no desea incendiar media china y en absoluto que NESTS los encuentre, sabe que si no han usado las llamas del albino para calentar la choza o alimentos es precisamente porque Máxima teme ser rastreados.

 

- ¿Y tu guante? Creí que no podías quitártelo – pregunta cuando llega junto a Kahlan que se ve algo menos tenso pues el agua ha hecho su trabajo con ese “asuntito”

- De vez en cuando no pasa nada, aunque usualmente no debo hacerlo – nota las quemaduras en ese brazo, por impulso K’ lo esconde, o eso pretende cuando en un ágil movimiento Iori se lo impide, no lo ha tomado con fuerza, al contrario, pareciera que quiere evitar lastimarle pese a que las quemaduras se ve que tienen bastante tiempo – la primera vez que me obligaron a usar el fuego de los Kusanagi… mi cuerpo no resistió… - comenta a lo bajo, los dedos del ojiazul delinean aquellas cicatrices

“-Ambos crecieron de forma similares” – recuerda algo que le dijo el cyborg días antes cuando Kahlan no estaba – “fue arrebatado de sus padres a los 9 años, obligado a entrenar día y noche, para que su cuerpo se volviese fuerte, si bien al principio solo buscaban un ser altamente poderoso, un guerrero con un cuerpo que pudiese resistir más de lo normal, cuando Anidas vio el poder de Kyo Kusanagi en 1994 no pudo quitar de su cabeza la idea de tener a su servicio a un sujeto así, pero que le obedeciera ciegamente, desde ese momento el objetivo de NESTS fue obtener el fuego de los Kusanagi, y el de Kahlan a entrenar aún más para poder manipularlo. El sufrimiento de su pasado es lo que les hace parecerse más de lo que crees” – los ojos de Yagami se encuentran con lo de K’, el cual no baja la mirada en absoluto, pero la seriedad de siempre ha escapado, ahora pareciera un conejito expectante.

 

Esos ojitos grises se abren un poco al notar como el rostro ajeno va acercándose un poco, pero al poco rato se van cerrando, nota lo frio de la boca ajena pero que provoca en él una sensación cálida, aquel primer beso rebasó todas sus expectativas, de haberlas tenido claro, porque encerrado como siempre estuvo Anidas no le dejaba demasiado tiempo para pensar en ese tipo de cosas. Pero ahí estaba, experimentando algo nuevo, fascinante, delicioso, y con la persona que hizo que todo su interior implosionara, contrayéndose de forma tal que cada célula parecía compactarse con las demás, y que de un momento a otro aquello se expandiera por todo su cuerpo como una explosión de emociones que iban desde la felicidad al erotismo apenas reconocido. Su respiración ha comenzado a acelerarse, el beso al principio paciente se ha tornado intenso, esta vez el agua fría no podría ayudar pues pese a estar rodeado de ella su cuerpo responde presuroso, al igual que el de Yagami, no solo como consecuencia del celibato al que se sometió voluntariamente por estar buscando a su rival, sino porque no puede negar que aquel que esta entre sus brazos comenzó a atraerle desde hacía unos días. Sus manos recorrer la piel bronceada sin miramiento alguno, era algo inevitable dejarse llevar, la atracción era obvia por parte de ambos.

 

K’ gime levemente al sentir las fuertes manos del pelirrojo en su trasero haciéndole pegarse un poco a él, logrando que sus falos también se rocen, lo cual lleva al cielo al albino, si de algo podía estar seguro el chico ojiazul era que cada reacción por parte de ese sujeto iba a ser algo totalmente espontáneo. Los besos no paraban, después de unos momentos el menor comienza a dejarse llevar un poco más, tocando el cuerpo ajeno también, un cuerpo firme y bien trabajado, puede sentir las cicatrices en esa espalda, pero no le hacen separarse. Da un leve respingo al sentir la mano ajena en su sexo, o, mejor dicho, en ambos sexos pues ha comenzando a masturbarlos al mismo tiempo, dejándoles sentirse, frotarse sin reparo alguno; los labios entreabiertos de Kahlan dejan escapar leves jadeos, instantes después pega su frente contra el hombro de Yagami cuya mano aumenta el ritmo. Las piernas del albino parecen querer flaquear, pero se resiste lo más posible, con sus manos se aferra a los bíceps ajenos, gime de forma varonil instantes antes que lleguen al orgasmo, un hilillo blanquecino se aleja por causa de la corriente, su respiración es una locura, pero no puede evitar sonreír un poco, lo cual en su manera de ser es suficiente para saber que se siente feliz. Iori semi sonríe también, eran un par de sujetos poco expresivos, pero parecían entender más de lo que le gustaría aceptar a alguno de los dos. Después de aquello terminan de ducharse y regresan a casa.

 

*******

 

Por primera vez comen algo caliente pues el fuego de Yagami a ayudado a ello, la choza también sería más cálida por la noche; el clima era sumamente extraño, a veces la lluvia traía consigo una humedad tal que el calor no les dejaba dormir, otras veces era el frio el que se apoderaba de la construcción, pero debido a las habilidades de Iori eso cambiaría, también pudieron reparar mejor el techo entre ambos. Cuando máxima llegó el aroma del estofado de conejo le sorprendió bastante, estuvo cerca de regañar a Kahlan por no ser prudente, pero este le explicó que fue el pelirrojo quien ayudó con el fuego. Charlaron un rato antes de irse a dormir hasta que oscureció, si bien el fuego de Yagami ayudaba a cocinar y calentar, el color del mismo no era demasiado conveniente para iluminar la estancia, así que apenas se fue la luz del sol el cyborg dio por terminada toda plática. Ambos amigos se despiden del pelirrojo quien al no haber nada mejor que hacer también va a su cama, sin saber que, en un par de horas, so pretexto de darle el medicamento recibiría una visita no recetada.

Iori miraba al techo escuchando la lluvia afuera, de vez en cuando la luz de los relámpagos anunciaba el escandaloso trueno que le antecedía, los pasos acercándose le avisan de la presencia ajena, sabe que era K’ por su forma de andar, también esta consciente que era tiempo de su medicamento, lo que no esperaba ni por asomo es que, después de tomarse aquella amarga tableta sentiría unas manos recostarle. El pelirrojo alza la delgada frazada permitiendo a esa figura ponerse encima suyo, intentando no lastimar su costado como era de esperarse. Esta vez es el menor el que busca sus labios y un contacto íntimo, las prendas van siendo lanzadas por ahí, no había mucho espacio en las improvisadas camas, pero no les importaba. Con su mano derecha tapa la boca de Kahlan cuando sus labios aprisionan uno de esos pezones, el gemido es amortiguado gracias a ello. Aun le dolía sentarse, pero no podía resistirse en absoluto, ni siquiera tomó en cuenta que en la habitación contigua estaba el castaño, claro que la lluvia seria una gran cómplice para acallar todo lo que estaba por pasar.

 

- Eres virgen, ¿no es así? – pregunta con esa voz varonil, grave y sexy que tiene, nota al albino asentir – entonces – lleva un par de dedos a esa boca, no había nada que ayudase a lubricar al otro que no fuese la saliva, y en su estado ciertas posiciones le eran bastante incómodas por el momento – lámelos bien – ordena comenzando a juguetear con esa lengua que, con torpeza al principio, dejan  las falanges completamente lubricadas

 

Un gesto de dolor por parte de  K’ al sentir como aquellos intrusos se van abriendo paso por su estrechez, el mayor se relame con cierta satisfacción, al tiempo que busca sus labios, no deseaba que el otro inquilino los interrumpiese y lo mejor era mantener calladito a Kahlan, el cual apenas se acostumbra mueve un poco su cadera sobre esos dedos, tal que si estuviese montando a Yagami, el cual al sentir tales movimientos se excita aún más, en especial al sentir la contracción que parece aprisionarle en el interior tan cálido del menor. Le hubiese gustado experimentar más con él albino, hacerle gemir como era debido, pero todo parecía estar en su contra, el sitio, el clima, la compañía extra sin contar la incomodidad del lecho. Debe bajarse de la cama para recostar al otro, para que no se lastime con los bordes le dice que le abrace con sus piernas. 

 

- ¡AH! – con la mano K’ debe taparse la boca, aunque no está seguro de haber evitado que Máxima los escuchase pese a la lluvia, sin embargo no era para menos, el tamaño del intruso le abría sin miramientos, se sentía tan extraño, pero a su vez el dolor iba dando paso a una sensación placentera, su cuello recibe besos y a su oído llegan palabras un tanto lúbricas pero excitantes, nunca creyó que algo así fuese a pasar, mucho menos con ese sujeto, y menos aún sentirse de esa manera, como si de pronto cayera en un agujero negro sin tener miedo al no saber qué encontrará del otro lado, simplemente lo deseaba, quería que continuase frotándose dentro suyo, embistiéndolo sin parar como en esos momentos. Pese a todo lo negativo su primera vez no era para nada desagradable. Rasguña un poco la espalda del pelirrojo, se ha clavado casi por completo en él sin avisar, tuvo que morderse el labio inferior con fuerza, casi hasta hacerse sangrar, pero la boca de Iori va al rescate, las embestidas aumentan y los gemidos ya no pueden ser camuflados por la lluvia pues esta ha parado, no así el deseo de ambos por el cuerpo ajeno. Es como si no pudiesen parar de desearse, pues si bien el orgasmo ha llegado a ambos después de unos minutos que el ojiazul ha estimulado la próstata ajena en cada penetración, no paran de besarse y tocarse, despertando nuevamente el deseo.  Siendo Kahlan esta vez el que se acomoda encima del pelirrojo dejando sus caderas bajar sobre el falo ajeno, una flamita purpura deja entre ver ese cuerpo. 

 

-Apaga eso – espeta el albino intentando no verse nervioso, pero Yagami le hace cero caso

- Muévete - le exige alzando sus caderas para que el menor le sienta y no pueda resistirse más

- Maldita sea…- sin hacerle esperar más comienza a moverse lo mejor que puede, sus caderas ondulan levemente, la visión de ese cuerpo bien formado y el falo moviéndose libre al ritmo de las caderas ajenas es algo que nunca olvidará, mucho menos el como su semen hace un ligero chapoteo al estar aun en ese interior mientras entra y sale, lo cual facilita que vaya un poco más lejos haciendo que su nuevo amante goce como nunca antes.

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La luz que entraba por entre las maderas de las “ventanas” dan de lleno en su rostro, si algo le gustaba de ser un Cyborg era poder controlar algunas cosas que como humano “normal” no podría, como era el anular el sonido de su alrededor, no es que no le agradece escuchar la lluvia caer, pero había aprendido que las tormentas en la montaña solían ser demasiado escandalosas; se estira notando la ausencia de Kahlan, no le preocupa, sabe de sobra que ese chico está tan loco que seguramente salió a dormir bajo la lluvia o fue a darle el medicamento a Yagami, tal vez la enfermería era su vocación o algo así. Se levanta con parsimonia encaminándose al cuarto contiguo, sus ojos se abren sorprendidos, un par de cuerpos desnudos, apenas cubiertos por la delgada frazada estaban medio acomodados sobre aquella cama tan incómoda. Casi le gana la risa, seguro despertarían con dolores por todo el cuerpo, especialmente el albino. Aunque si bien el dolor físico duraría varios días, un par de almas que comenzaban a sanar durarían aún más.

Camina sobre sus pasos tomando su capa y el sombrero que usaba para cubrir sus partes robóticas e identidad. Era menester ir por algo para comer, quizá un poco de tofu y pato.

 


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