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Tierra (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Hace tres años, Miami.

La fiesta en el mar, a bordo de un yate, era suntuosa. Se trataba de uno de esos eventos que solían hacer frecuentemente la gente con dinero. En primer lugar, el anfitrión de la fiesta era una persona famosa, y los invitados a los que llevó también eran personas bastante inusuales.
Para ser honestos, había tantos y tantos que la mitad de todos ellos habían oído hablar de Noah alguna vez. Incluso aunque no estuvieran interesados en los negocios de tráfico o las computadoras. Y de acuerdo con eso, el crucero también era de un tamaño impresionante y el interior estaba decorado con el esplendor suficiente como para hacerte abrir por completo los ojos.

La fiesta no se había realizado con el propósito de socializar o promocionar algo. Solía llamarse una "fiesta de caridad", pero era más bien algo para presumir sus fortunas. Estaba claro que los invitados habían asistido al evento para su propio beneficio, sin tener en cuenta algo como la caridad. Aún así, el ambiente estaba ligero y alegre, como cualquier otra fiesta. Se trataba de una mascarada, por lo que era más una atmósfera informal que algo formal y frívolo. Sin embargo, en lugar de ocultar completamente su identidad, la fiesta se celebraba con las personas vestidas con el traje de su elección. Algo pensado para que pudieran estar cómodas.

La gente allí pareció estar disfrutando de la fiesta, riendo y charlando a la ligera, pero estaban ocultando sus terribles corazones por dentro. Noah estaba de pie en una esquina del pasillo, mirando fijamente a las personas, decoradas y tan hipócritas como se esperaba para un momento como ese. Pareció como si el mismo Noah fuera la única persona en ese mundo que no podía llevarse bien con ellos ni en una eternidad. De hecho, no estaba interesado en el propósito que fuera. Odiaba los lugares con mucha gente y odiaba aún más las reuniones sociales. No importaba que fuera la fiesta del mismísimo Dios o su cumpleaños, no tenía el corazón para participar en nada que tuviera que ver con abrir la boca. Si el abuelo, Vincenzo Felice, no hubiera dado la orden de asistir a la fiesta en primer lugar, no habría puesto un pie en un sitio como ese. Nunca.

"El abuelo está ansioso por encontrar una forma de molestarme."

Noah, que pronunció una breve palabrota con los dientes y los labios apretados, apoyó la espalda contra la pared y frunció el ceño. Él había gritado tan pronto como escuchó las órdenes de su abuelo para unirse a la fiesta por primera vez. Pero Félix, una persona que fabricaba y vendía armas, lo siguió sin decir una palabra y se excusó en que habría algún beneficio para él en algún lado. Sin embargo, Noah no tenía motivos para aparecer en este lugar porque ya vivía con una familia mafiosa, y ya era lo suficientemente importante como para demostrarlo ante los demás.

No importaba desde donde se mirara, esta era definitivamente una broma de mal gusto de su abuelo, Vincenzo. Y su plan de venganza contra él fue más que evidente. A pesar de que no quería seguir sus pasos y hacerse cargo de la familia, todavía no olvidaba que había dejado el cargo de heredero que se estableció en él al nacer, y se estaba desquitando debido a eso. ¿O es que todavía no había renunciado a sus ideas de sucesión? Cuanto más lo pensaba, más apretaba los dientes y más comenzaba a suspirar. No quería quedar atrapado en medio de payasos o gente atrevida y odiaba el hecho de que estuviera perdiendo el tiempo en cosas tan inútiles como esas cuando podría estar en casa. Pero, por supuesto, no podía solo ignorar las órdenes de su abuelo por lo que se vio obligado a salir incluso aunque la incomodidad solo empeoraba con el paso del tiempo. Además, había otro problema que agravó el disgusto de Noah: Eran los alfas, quienes no parecieron cansarse de deambular alrededor de él cada determinado tiempo. Y luego, se acercaban como si los hubiera invocado. Era un Omega, solo, sin pareja, bebiendo cócteles, por lo que era normal que las moscas estuvieran atraídas.

Alfas sin saber quien era realmente Noah

Sonreían, venían persistentemente y, cada vez que eso pasaba, Noah los cortaba sin piedad con su lengua afilada. Y dado que el lugar era precisamente, UN SITIO ELEGANTE, los alfas prestaron atención a su entorno y retrocedieron con el ceño fruncido y la frente toda arrugada. Pero no se sentían incómodos cuando se enfrentaban a los hechos obvios. Y eso era que parecía completamente difícil escapar de ellos porque era una fiesta a bordo de un yate. No importaba qué presión ejerciera Vincenzo en el futuro, ya había hecho la promesa de que nunca volvería a asistir a una fiesta así con él.

Noah suspiró y vertió alcohol una y otra vez en su copa para calmar su ira. Fue entonces que Félix, que hacía tiempo que no se dejaba ver por la cubierta, mostró un aspecto terso y casi divino frente a todos los espectadores. En realidad, en cualquier momento y en cualquier lugar, el alfa dominante Félix Felice, se destacaba sin ninguna duda. Incluso en una fiesta de disfraces tan terriblemente lujosa. Era excepcionalmente deslumbrante ver su ya de por si hermosa apariencia, ahora enfundada en un traje que le hacía ver como si estuvieran en la época del rococó. No importaba lo que eligiera, siempre destacaba. Y no era descabellado decir que todos a su alrededor lo miraban como si fuera una especie de pavo real. Ya fuera una mujer o un hombre, todos se quedaban parados, tratando de llamar la atención de Félix para poder estar con él. Al menos una noche. Y el hecho de que la gente pareciera haberse reunido a su alrededor en un instante probablemente no fuera solo un fenómeno reflejado en los ojos de Noah.

Sin embargo, incluso en medio de todo eso, Félix mostró su temperamento emprendedor, sorbiendo su copa tranquilamente y conversando con la gente. Actitud de negocios, movimientos tranquilos. Era como un aristócrata de cierto país extranjero que nunca había visitado. La gente corría hacia Félix como polillas saltando a las llamas sin saber que Félix Felice podía quemarlos incluso peor que en un incendio forestal. Maldito bastardo. Sí, su caparazón era brillante como un noble... Pero si le daban la vuelta, el interior no era diferente al de un loco de manicomio.

"Abuelo, ¿Qué pasa contigo como para traerme a un lugar así?"


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