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Hora del baño
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Después de un duro día de entrenamiento, todo lo que los Bladebreakers querían era darse un baño caliente y descansar el resto de la tarde.
Hubiera sido así de sencillo si no fuera por Tyson.
—¡Quien llegue primero al baño puede tardarse todo lo que quiera bañándose!
Entonces Max y Kenny se quejaron y corriendo tras Tyson intentando impedir que alcanzara primero el cuarto de baño. Así fue como los tres chicos terminaron arremolinándose en la puerta de la habitación, empujándose y tirando de los otros para llegar en primer lugar a su objetivo.
Tras ellos, Rei los miraba con una sonrisa nerviosa y una gotita resbalando por su cabeza.
Un par de pasos más atrás, Kai simplemente les juzgaba silenciosamente con la mirada, después de todo, a fin de evitar cosas como esa les había ofrecido darles una habitación a cada quien; la mansión Hiwatari contaba con habitaciones de sobra. Pero el grupo se negó y ahí estaba el vergonzoso resultado. Además, ni siquiera tenían motivos para hacer tanto alboroto, podían tomar un baño en alguna otra habitación.
Finalmente, el ruso simplemente negó con la cabeza, decidiendo no cuestionar a la única neurona que sus compañeros compartían.
En silencio se retiró a su habitación.
Necesitaba relajarse con urgencia. Tal vez no había sido la mejor de sus ideas invitar al equipo a pasar unos días en su hogar para entrenar antes del siguiente torneo. Aunque… En retrospectiva, se habían autoinvitado, él simplemente no se negó a recibirlos por unos bonitos y manipuladores ojos dorados que le miraron entusiasmados de pasar tiempo todos juntos.
Contuvo un suspiro mientras terminaba de quitarse los guantes, continuando con la pesada bufanda. El cuello le dolía, pero estaba muy seguro de que no era por la pesada prenda, sino por el estrés que le generaban los menores. Les tenía aprecio, aun así, eso no evitaba que, en ocasiones, quisiera ahorcarlos.
—¿Arrepintiéndote de haberlos invitado?
Al oír esa voz giró su rostro hacia la puerta, encontrándose con esas doradas pupilas asomándose un poco, antes de que el muchacho entrara.
—Arrepintiéndome de haberles abierto la puerta.
En respuesta, escuchó una pequeña risa causante de calentarle el corazón.
—¿Qué haces aquí, Rei?
Cuestionó afable, además de ligeramente curioso después de notar que el moreno cerraba la puerta luego de entrar a la habitación.
—Me preguntaba… ¿Si podríamos bañarnos juntos?
"Así que era eso" pensó con una satisfacción que no demostró conforme se cruzaba de brazos y sometía a un análisis visual a su novio.
—Yo sólo pensaba…
—¿En nosotros bañándonos juntos?
Lo interrumpió mientras se le acercaba, demostrando cierto brillo malicioso en sus escarlatas pupilas. Obtener una mirada llena de reproche no causó el más mínimo efecto en él, y menos lo tendría cuando se percató de un ligero rubor en las mejillas del moreno.
—No me refería a… —guardó silencio al ver ahora una mezcla de incredulidad y diversión en esa mirada que tanto le gustaba— Tsk. Pervertido.
Pocas cosas le provocaban deseos de reír, pero definitivamente entraba en esa lista el ver a Rei luciendo un tanto avergonzado por algo que él mismo dijo.
Despreocupado, puso sus manos en la cintura de su novio, inclinándose ligeramente para dejar un camino de cortos besos desde su cuello hasta sus labios, sitio en donde se tomó más tiempo al verse correspondido.
Ambos sabían que sólo había sido una broma.
Contrario a lo que todos creían, Kai tenía sentido del humor, no obstante, solía ser un humor entre oscuro y ácido, o sugerente cuando se trataba de estar en privado con Rei.
Una vez la falta de oxígeno se hizo presente, el par terminó con el beso.
—Vamos a bañarnos.
El chino asintió a las palabras de su novio.
No hicieron más comentarios al respecto. Se dieron sonrisas que sólo le dedicaban al otro y entonces se apartaron para comenzar a desvestirse. A las sonrisas siguieron miradas furtivas al cuerpo del otro, como si nunca antes se hubieran visto desnudos; ilógico, pero divertido.
Pocos minutos después, ambos se encontraban con toallas atadas a la cintura y terminando de preparar el agua de la tina. Rei solía curiosear mucho las esencias y jabones en los hoteles, lo cual no cambió ahora que estaba en casa de su novio. Olfateó cuanta botella encontró al lado de la bañera, ubicando rápidamente cuáles solía usar Kai, quien, a propósito, se limitó a observar entretenido los movimientos del curioso felino que tenía por pareja.
Varias esencias a la tina más tarde y ambos estaban adentro.
El ruso descansaba con su espalda recargada en la pared de la bañera, mientras observaba desde ahí la espalda del chino sentado frente a él entre sus piernas.
Cariñosamente pasó sus dedos por la delgada espalda, disfrutando el tacto de su piel y un pequeño estremecimiento que provocó. Al parecer, había tomado desprevenido al otro con su caricia; se guardó una risa antes de erguirse un poco para tomar esponja y jabón. Gustoso se dedicó a llenar la piel de su amado con espuma y besos en espalda y cuello, respectivamente.
La satisfacción del moreno se hizo notar en suaves sonidos que iban desde suspiros hasta lo que parecían ser ronroneos.
—Date vuelta.
Kai susurró en el oído de Rei y este le obedeció al instante porque no estaba dispuesto a ser el único disfrutando de la hora del baño.
Con elegantes y felinos movimientos, el chino se sentó a horcajadas en las piernas del ruso, mirándolo con un entusiasmo incapaz de disimular. Sin reparo, se adueñó de los labios de su novio, lamiendo y succionando lentamente. Entretanto, le quitó la esponja para pasarla sobre su torso, enjabonando o acariciando, o ambas, conforme liberaba su boca y descendía a la línea del mentón depositando húmedos besos.
Una pequeña sonrisa le adornó los labios cuando sintió la barra de jabón ser pasada sobre uno de sus costados y su espalda baja. En especial le pareció muy interesante, y satisfactorio, que la otra mano libre de Kai estuviera tocando también su cuerpo, pasando de su torso a su cintura y de ahí a rozar peligrosamente zonas privadas.
—Creo que alguien está intentando aprovecharse del baño.
Comentó con voz jocosa y ahora teniendo sus labios cerca de su lóbulo, rozando tentativamente este antes de dejarle un beso.
—Sí, y me pregunto quién será.
Kai respondió irónicamente, porque la mano en su torso había descendido por su abdomen, bordeando terrenos bajos hasta casi tocar algo más íntimo, y con lo bien que su cuerpo había reaccionado a los estímulos, esos toques ocurrirían más pronto de lo previsto. Pero de eso no hablaba; quería fingir que tenía autocontrol.
Un suave silencio se formó.
Rei se movió para ver a Kai. Se miraron unos segundos, aceptando en medio de ese silencio que necesitarían darse otro baño después.